Cómo se están falsificando los certificados de defunción en Estados Unidos sobre la marcha
Lo mismo que en otros países,
en Estados Unidos la falsificación de los certificados de defunción
también se está imponiendo sobre la marcha porque necesitan de la
pandemia imperiosamente. Antes contaban de una manera y a partir del 24
de marzo lo hacen de otra. Esto significa que el fraude es de gran
calado y que en el futuro el coronavirus servirá para múltiples usos,
tanto sanitarios como políticos.
Antes sólo podían hacer referencia a la gripe de 1918 como cortina de humo; lo de ahora está mucho más fresco en la memoria. Será como exhibir el látigo en presencia del esclavo.
Los Centros de Control y Prevención de Enfermedades han enviado a los hospitales de Estados Unidos las instrucciones para imponer una determinada manera de contabilizar los fallecimientos por coronavirus (1).
Los hospitales están obligados a indicar el virus como causa de la muerte, independientemente de que existan o no pruebas reales que confirmen su presencia. Si el coronavirus sólo fuera un factor coadyuvante o si se sospechara que ha causado o contribuido a la muerte, se puede consignar como causa principal de la misma.
El CDI (Catálogo Internacional de Enfermedades y Problemas Sanitarios) establece el código U07.1 para las muertes por infección de coronavirus y existe un código secundario U07.2 para el diagnóstico clínico o epidemiológico de coronavirus cuando el informe del laboratorio no está disponible o no es concluyente, según las directrices de los CDC.
El CDI es un catálogo médico codificado que clasifica las enfermedades y una gran variedad de signos, síntomas, lesiones traumáticas, envenenamientos, circunstancias sociales y causas externas de lesiones o enfermedades. Lo publica la Organización Mundial de la Salud y se utiliza en todo el mundo para registrar las tasas de morbilidad y mortalidad en el ámbito de la medicina.
“Dado que los resultados de las pruebas de laboratorio no suelen figurar en los certificados de defunción en Estados Unidos, el NCHS no tiene previsto utilizar el código U07.2 para las estadísticas de mortalidad”.
La causa subyacente de la muerte depende del apartado que se consigne en el certificado de defunción. Sin embargo, las reglas para codificar y seleccionar la causa subyacente de la muerte establecen que el coronavirus “debe figurar en la mayoría de los casos como la causa subyacente”, según las directrices.
Los CDC inflan artificiosamente la tasa de mortalidad por coronavirus ordenando a los hospitales que hagan caso omiso de la ambigüedad o de otros factores implicados en la muerte. El resultado, por supuesto, será un aumento de la tasa de mortalidad.
Hay una diferencia importante entre una causa de muerte definitiva y el reconocimiento de los factores que también existen o contribuyen a ella. La forma en que estos elementos concluyentes son consignados determina para siempre esa parte del historial clínico del paciente. Habida cuenta del volumen de casos en cuestión, es poco probable que un segundo examen pueda separar las causas de la muerte para obtener una conclusión sobre la pandemia en el futuro.
“El Covid-19 debe figurar en el certificado de defunción de todas las personas fallecidas en las que la enfermedad haya causado o se sospeche que haya causado o contribuido a la muerte. Los certificadores deben incluir la mayor cantidad de detalles posibles basados en su conocimiento del caso, registros médicos, pruebas de laboratorio, etc.”
La orden de los CDC continúa diciendo que “si el fallecido tenía otras afecciones, como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica o el asma, que también pueden haber contribuido a la muerte, se pueden consignar en la Parte II”.
“No tenemos ni idea de lo que está sucediendo aquí y ahora, y no sabemos lo que la gente va a hacer en el futuro”, dijo Jeffrey Shaman, un epidemiólogo de la Universidad de Columbia, al Washington Post. “Tampoco sabemos si el virus es estacional”, añadió Shaman, cuyo trabajo lo utiliza la Casa Blanca para determinar las tasas de mortalidad (2).
Que nadie sepa es normal. Podemos ponernos a buscar. Pero ese no es el problema. Quieren que nunca podamos llegar a saber lo que está ocurriendo. El coronavirus quedará en el futuro como una “cabeza de turco” al que siempre se podrá responsabilizar de cualquier cosa, como la crisis del capitalismo.
De ahí que no se estén practicando ni pruebas de laboratorio ni autopsias. Es curioso ese esfuerzo de los CDC, pero también de la prensa española, por buscar más carnaza, inflar aún más las cifras de la pandemia. Todo sensacionalismo les parece poco.
Antes sólo podían hacer referencia a la gripe de 1918 como cortina de humo; lo de ahora está mucho más fresco en la memoria. Será como exhibir el látigo en presencia del esclavo.
Los Centros de Control y Prevención de Enfermedades han enviado a los hospitales de Estados Unidos las instrucciones para imponer una determinada manera de contabilizar los fallecimientos por coronavirus (1).
Los hospitales están obligados a indicar el virus como causa de la muerte, independientemente de que existan o no pruebas reales que confirmen su presencia. Si el coronavirus sólo fuera un factor coadyuvante o si se sospechara que ha causado o contribuido a la muerte, se puede consignar como causa principal de la misma.
El CDI (Catálogo Internacional de Enfermedades y Problemas Sanitarios) establece el código U07.1 para las muertes por infección de coronavirus y existe un código secundario U07.2 para el diagnóstico clínico o epidemiológico de coronavirus cuando el informe del laboratorio no está disponible o no es concluyente, según las directrices de los CDC.
El CDI es un catálogo médico codificado que clasifica las enfermedades y una gran variedad de signos, síntomas, lesiones traumáticas, envenenamientos, circunstancias sociales y causas externas de lesiones o enfermedades. Lo publica la Organización Mundial de la Salud y se utiliza en todo el mundo para registrar las tasas de morbilidad y mortalidad en el ámbito de la medicina.
“Dado que los resultados de las pruebas de laboratorio no suelen figurar en los certificados de defunción en Estados Unidos, el NCHS no tiene previsto utilizar el código U07.2 para las estadísticas de mortalidad”.
La causa subyacente de la muerte depende del apartado que se consigne en el certificado de defunción. Sin embargo, las reglas para codificar y seleccionar la causa subyacente de la muerte establecen que el coronavirus “debe figurar en la mayoría de los casos como la causa subyacente”, según las directrices.
Los CDC inflan artificiosamente la tasa de mortalidad por coronavirus ordenando a los hospitales que hagan caso omiso de la ambigüedad o de otros factores implicados en la muerte. El resultado, por supuesto, será un aumento de la tasa de mortalidad.
Hay una diferencia importante entre una causa de muerte definitiva y el reconocimiento de los factores que también existen o contribuyen a ella. La forma en que estos elementos concluyentes son consignados determina para siempre esa parte del historial clínico del paciente. Habida cuenta del volumen de casos en cuestión, es poco probable que un segundo examen pueda separar las causas de la muerte para obtener una conclusión sobre la pandemia en el futuro.
“El Covid-19 debe figurar en el certificado de defunción de todas las personas fallecidas en las que la enfermedad haya causado o se sospeche que haya causado o contribuido a la muerte. Los certificadores deben incluir la mayor cantidad de detalles posibles basados en su conocimiento del caso, registros médicos, pruebas de laboratorio, etc.”
La orden de los CDC continúa diciendo que “si el fallecido tenía otras afecciones, como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica o el asma, que también pueden haber contribuido a la muerte, se pueden consignar en la Parte II”.
“No tenemos ni idea de lo que está sucediendo aquí y ahora, y no sabemos lo que la gente va a hacer en el futuro”, dijo Jeffrey Shaman, un epidemiólogo de la Universidad de Columbia, al Washington Post. “Tampoco sabemos si el virus es estacional”, añadió Shaman, cuyo trabajo lo utiliza la Casa Blanca para determinar las tasas de mortalidad (2).
Que nadie sepa es normal. Podemos ponernos a buscar. Pero ese no es el problema. Quieren que nunca podamos llegar a saber lo que está ocurriendo. El coronavirus quedará en el futuro como una “cabeza de turco” al que siempre se podrá responsabilizar de cualquier cosa, como la crisis del capitalismo.
De ahí que no se estén practicando ni pruebas de laboratorio ni autopsias. Es curioso ese esfuerzo de los CDC, pero también de la prensa española, por buscar más carnaza, inflar aún más las cifras de la pandemia. Todo sensacionalismo les parece poco.
Cada vez está más claro que el coronavirus
entra dentro del terreno de la psicología de masas, que su objetivo es
influir en sus emociones, motivaciones y razonamientos objetivos y, en
última instancia, en el comportamiento de los gobiernos, organizaciones,
empresas, bancos e instituciones de todo el mundo.
En adelante bastará que el sargento grite “¡coronavirus!” para ponernos firmes a todos. Nuestro servilismo dará verdadera pena a las generaciones futuras.
Hasta el senador por el Estado de Minnesota, Scott Jensen, que es médico, ha manifestado públicamente en la cadena de televisión KX4 que los intentos de los CDC por inflar las cifras de muertos por coronavirus son “ridículos”.
En adelante bastará que el sargento grite “¡coronavirus!” para ponernos firmes a todos. Nuestro servilismo dará verdadera pena a las generaciones futuras.
Hasta el senador por el Estado de Minnesota, Scott Jensen, que es médico, ha manifestado públicamente en la cadena de televisión KX4 que los intentos de los CDC por inflar las cifras de muertos por coronavirus son “ridículos”.
Los poderes públicos pretenden controlar a las personas mediante el
miedo: “El miedo es un excelente medio de controlar a la gente y eso es
lo que me inquieta.
Temo que a veces no estemos interesados por el
factor que como Usted sabe, a veces la capacidad de la gente para
pensar por ellos mismos se paraliza si están suficientemente asustados”.
Más información:
- La falsificación de los certificados de defunción para inflar el alcance de la pandemia
- La salud pública como pretexto para la represión, el control y la vigilancia de masas
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