jueves, 19 de septiembre de 2019

La independencia norteamericana


 Toma de Pensacola (1781), lienzo de Augusto Ferrer-Dalmau


 Para la historia oficial norteamericana la guerra fue una revolución ¿lo fue? Esta es una de las grandes discusiones históricas.


Con la rendición del general Conrwallis en el sitio de Yorktown, en 1781, efectivamente terminó la guerra por la independencia de las trece colonias británicas en América del Norte. Esto fue ratificado en el Tratado de Paris de 1783. A partir de ese momento se desató una inmensa discusión historiográfica y política en torno al contenido y al significado de esa independencia.


Para la historia oficial, lo que había ocurrido era la Revolución Americana que “había impactado al mundo”. Para otros, sobre todo los revisionistas estadounidenses como Charles Beard, lo que había ocurrido era un levantamiento popular de productores, con potencialidad revolucionaria, que había sido truncado por la labor de los “parásitos” comerciantes y terratenientes, sobre todo los esclavistas. ¿Qué fue lo que ocurrió?


La guerra comenzó sobre todo por una disputa en torno a autonomía, derivada de la falta de control de la Corona en el siglo XVII; pensemos que Virginia, la primera colonia británica, se estableció en 1607 más de un siglo después de Colón y escasos veinte años antes del comienzo de la Guerra Civil Inglesa. Eso significó que la Corona tuvo escaso control sobre sus colonias durante todo el siglo XVII y recién hacia 1746, con el fin de las guerras jacobitas, se planteó afirmar su control en función del desarrollo económico inglés. Con el comienzo de la revolución industrial, Inglaterra modificó su sistema colonial incrementando controles y estableciendo criterios para poner el comercio a su servicio (mercantilismo, comercio triangular).


 La Guerra Franco-India (1754-1763) aumentó la presencia inglesa, sobre todo con el envío de tropas que fueron acuarteladas en casas de vecinos (la carencia de cuarteles era reveladora de que antes esto no existía). Asimismo, Inglaterra acordó con distintas naciones indígenas (los Iroqueses en particular) alianzas y otorgó garantías de respetar su territorio. Esto generó resentimiento entre los colonos que deseaban libre acceso a las tierras del oeste y desplazar a los indios.


La revolución industrial también generó importantes modificaciones: exportación de algodón, creciente importancia del sector artesanal y comerciante, enriquecimiento de los terratenientes (en particular los de Virginia), y crecimiento del sistema esclavista.El mercantilismo afectó a la población campesina (95% del total) incorporándolos lentamente al mercado, mientras reforzaba la inserción en el sistema comercial mundial de la población urbana. Las reformas de la metrópolis en cuanto al comercio y a la imposición de impuestos sobre el té y el papel afectaban solo a un sector de comerciantes y a los maestros artesanos, o sea a la elite colonial.El tema era quién decidía las leyes económicas en un contexto donde la autonomía de la elite colonial había sido alta durante casi un siglo y medio.


Durante el invierno de 1774 los colonos de Massachussets, cercanos a Boston, se habían estado preparando para la confrontación organizando milicias llamadas Minutemen, puesto que responderían “al minuto” una agresión británica. En abril de 1775 el General Gage, al mando de las tropas británicas en Boston, envió un destacamento a los pueblos de Lexington y Concord para capturar pertrechos rebeldes. Los comités de artesanos de Boston decidieron enfrentar a las tropas y movilizaron a las milicias locales que dieron batalla en Lexington.


 El resultado fueron ocho colonos muertos, el comienzo de una guerra de guerrillas, y la decisión por parte de las milicias de artesanos y granjeros de sitiar Boston. Esta movilización de los artesanos dio comienzo a la disputa entre democracia radical y republica conservadora que va a signar la historia norteamericana hasta nuestros días.


El problema más serio para los independentistas es que no contaban con mucho apoyo popular fuera de los sectores urbanos. Los indios apoyaron a la Corona que les ofreció protección de la expansión de los colonos sobre sus tierras; trece mil indios pelearon a favor de los ingleses. Al mismo tiempo, la Corona le ofreció la libertad a los esclavos que la apoyaran y miles se fugaron o recibieron la libertad poniendo en crisis el sistema esclavista.John Adams explicó que el apoyo popular a la Guerra fue dudoso: dijo que 30% de la población estaba con la independencia, 30% con los ingleses, y a 40% no le importaba.


 Esto se logró revertir con el papel de propagandistas, sobre todo de Tomás Paine que fue fundamental para gestar apoyo popular.


Sin embargo, para las elites acaudaladas una guerra popular era algo peligroso. ¿Una vez ganada, cómo harían para que los campesinos volvieran a ser explotados? Más aún si estaban organizados y armados. Esto generó un conflicto entre el sector popular, y miliciano, del independentismo y aquellos que pretendían mantener la misma estructura socioeconómica que estaba siendo subvertida por las reformas inglesas. Una expresión de este conflicto fue el nombramiento de George Washington al frente de los ejércitos independentistas.


Como escribió Herbert Gutman:


“El Congreso Continental tuvo varias razones para nombrar a George Washington al mando de este ejército de ‘chusma’. Una era su reputación como líder militar durante la guerra contra los franceses; otra fue su disponibilidad [...] pero buena parte de las razones fueron políticas. Washington era sureño, y su nombramiento era necesario si la guerra iba a ser algo más que un asunto de Nueva Inglaterra. Sobre todo, era un acaudalado miembro de la clase dominante de Virginia, y traería prestigio y apoyo.


“Desde el comienzo el objetivo de Washington fue formar un ‘ejército respetable’. [...] La ruda, y a menudo sucia, democracia de los meses iniciales cedió ante una brutal disciplina. Washington y sus ideas sobre la disciplina simbolizaron perfectamente las esperanzas de muchos de los miembros del Congreso para una América independiente. La partida de los británicos, cuando ocurriese, llevaría a una sociedad ordenada y bajo el control de una elite americana” (1).


Según Charles Beard, George Washington era uno de los hombres más acaudalados de las colonias: dueño de miles de hectáreas, varios cientos de esclavos y ganado. Su fortuna personal se calculaba en medio millón de dólares de 1791. Era también un prestamista y especulador en tierras por lo que deseaba un gobierno estable que impulsara la expansión de la frontera hacia el oeste. Washington era esclavista, terrateniente, y miembro de la elite virginiana, y por ende confiable amén de conservador.


Fue un militar muy pobre pero un gran político que logró mantener unidas a las colonias.Si bien Washington sirvió como comandante de los ejércitos de la independencia por un sueldo nominal de un dólar anual, el Congreso Continental se hizo cargo de sus gastos de representación por lo que le pagó 64.355,30 dólares de la época.


La Guerra en sí comenzó con serios problemas y las elites conformaron un ejército regular, disciplinado, y evitar el predominio de las milicias. A pesar de la incompetencia de los generales norteamericanos (Washington ganó una sola batalla), la mayor incompetencia de los generales ingleses más el apoyo internacional y la crítica situación europea contribuyeron al triunfo final.


De hecho, Francia ingresó en la guerra en 1778 apoyando a los independentistas; España atacó Inglaterra; y el reino hindú de Mysore hizo lo mismo.


 La batalla final en Yorktown fue ganada por el ejército combinado franco-americano, luego de que la flota francesa derrotara a la inglesa. Una vez finalizada la guerra casi un tercio de los americanos leales a Inglaterra emigraron a Canadá.


¿Cuál fue su impacto sobre Europa? Escaso, excepto como cuestión de recortar el poderío inglés, y debilitar a la Corona francesa abriendo el camino a la Revolución seis años más tarde (1789). Sobre América Latina el impacto fue mucho mayor debido a sus características ordenadas y de defensa de la propiedad privada (particularmente a la luz de la Revolución Francesa), por lo que fue admirada por las elites latinoamericanas.

 
Para la historia oficial norteamericana la guerra fue una revolución ¿lo fue? Esta es una de las grandes discusiones históricas. Si por revolución entendemos cambio de régimen político, entonces lo fue. Si por eso entendemos una modificación en la estructura social de poder, entonces no.


De hecho, la independencia fue realizada para mantener las prerrogativas de elite obtenidas durante la debilidad de la Corona (por sus guerras internas) en el siglo XVII.Opinamos que fue una revolución inconclusa y que esta se completará como revolución burguesa con la Guerra de Secesión.


1. Herbert Gutman et alia. Who Built America? Working People and the Nation´s Economy, Politics, Culture and Society. New York: Pantheon Books, 1989. Vol. 1, pág. 153.



 




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