El vergonzante escándalo del espionaje por miembros del anterior
Gobierno a partidos de la oposición, la fabricación y difusión de
pruebas falsas con el fin de influir en el destino de 47 millones de
españoles y en la historia de una nación, la bajeza moral y la
ramificación social e institucional de los personajes implicados, los
fines perseguidos, los procedimientos utilizados para llevar a cabo la
extorsión, el modus operandi en general, la estructura de la organización que empezamos a conocer, es propia de la Garduña española.
No de la mafia, de la Garduña.
La Garduña, esa organización criminal secreta tan española nacida al
amparo de la Inquisición, se creía ya desaparecida. Con la ejecución de
su hermano mayor, el prestigioso garduñero sevillano don Francisco
Cortina en 1822, se ponía fin a 500 años de crimen organizado. O eso
queríamos creer.
La cofradía tenía una estructura piramidal. En
la cima, el hermano mayor, un personaje de la nobleza al que poquísimos
conocían.
De ahí para abajo, los protectores –jueces, funcionarios,
profesionales de la sotana…-, los punteadores –criminales, camorristas y
matasietes de tres al cuarto-, los floreadores –cortabolsas y ladrones
varios-, los confidentes y delatores –gente de la calle y de las fuerzas
y cuerpos de seguridad del momento: alabarderos, corchetes, alguaciles
municipales…-, las coberteras –mujeres que vendían la mercancía
robada-, las sirenas –prostitutas de ingenio y oído finos, siempre
dispuestas a cantar secretos de la clientela…
Todo un ejército de
garduñeros –los directores de tabloides aún no existían-, perfectamente
organizado al servicio del crimen. Y siempre se libraban.
Como ahora.
La Garduña española, heredera de las cofradías religiosas y de los
gremios de oficio -una opción válida para quienes buscan el poder o lo
detentan-, tuvo tanto éxito que incluso se exportó a las colonias y a
otros países, dando origen, según algunos entendidos, a la Camorra
napolitana, la Cosa Nostra siciliana, la ndrangheta calabresa y es
posible que hasta a la Yakuza japonesa. Qué ilusos fuimos al creerla
muerta.
Ante los últimos acontecimientos, vergonzosos y
humillantes para cualquier ciudadano de bien, caben preguntas molestas
pero necesarias: ¿Hemos dejado de ser una democracia joven para empezar a
ser una cloacocracia vieja?
¿Está el Estado –y nosotros con él- en
manos de garduñeros sin escrúpulos?
¿Quién es el hermano mayor o gran
maestre de esta moderna Garduña?
¿Por qué pasan de puntillas los
principales partidos y los grandes medios de comunicación ante un
escándalo de semejantes proporciones?
¿Tan larga es la nómina de
garduñeros? ¿A tantos tienen comprados o chantajeados?
¿Quién nos
defiende de ellos a los ciudadanos decentes? ¿Quién protege a la
democracia de esta canalla?
¿Un solo juez saturado de trabajo que vive
rodeado de policías?
¡Schst! Silencio. Garduña.
José Antonio Illanes
La Garduña (sociedad secreta)
La Garduña supuestamente fue una sociedad secreta criminal que habría operado en España y sus colonias desde mediados del siglo XV hasta el siglo XIX.
Sin embargo, las fuentes que hablan de ella son muy discutidas y la
misma existencia de la sociedad es cuestionada por varios historiadores
modernos.
https://es.wikipedia.org/…/La_Gardu%C3%B1a_(sociedad_secret…
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