Paralizar una poderosa industria que genera 30.000 millones de dólares al año fue una empresa muy complicada para 5.000 trabajadores de las fábricas de confección de Bangladesh
que han sido despedidos en las últimas semanas por exigir subidas de
salario.
Cuando Abdus Salam volvió a su puesto el 18 de enero respiró aliviado, su foto no figuraba entre las de 76 trabajadores pegadas en la puerta, notificándoles su despido después de las protestas salariales que agitaron la industria la semana anterior.
Pero la suerte de Salam duro poco, una hora después
fue llamado a la oficina del gerente.
"El personal cogió mi tarjeta de identidad y me pidieron que saliera de la fábrica. Me dijeron que enviarían una carta de finalización formal de trabajo a la dirección de mi casa en la aldea", dijo a Efe Salam.
Un oficial de policía de alto rango confirmó que Efe el despido, entre el 15 y el 27 de enero, de 4.899 trabajadores por los disturbios que en algunos casos degeneraron en enfrentamientos con los cuerpos de seguridad, causando al muerte de al menos un obrero y 20 heridos.
Salam, que asegura que no participó en los enfrentamientos, recibió 52.000 taka (unos 620 dólares) como liquidación laboral. "Traté de trabajar en otra fábrica, pero me dijeron que como participé en una protesta no me pueden dar el trabajo", dijo.
Sarwar Hossain, líder sindicar en una de los principales sectores textiles de Dacca, asegura que muchos inocentes fueron víctimas de los despidos.
"Muchos trabajadores despedidos no han dicho que nadie les ofrece
empleo después de haber sido identificados como agitadores.
Algunos
encontraron nuevos empleos pero, después de una o dos horas, les dijeron
que salieran de la fábrica", relató a Efe.
El Gobierno de Bangladesh fijó en septiembre el salario mínimo mensual de los trabajadores textiles en 8.000 taka (unos 95 dólares), un ajuste de casi el 60 por ciento sobre el salario de 5.250 taka (63 dólares) fijado el 1 de noviembre de 2014.
Sin embargo, los trabajadores de los sindicatos consideraron la nueva estructura salarial como "inhumana" y "engañosa" y demandaron un salario mensual mínimo de 16.000 taka (190 dólares), lo que dio inicio a las protestas que estallaron a principios de enero.
El cierre temporal de varias fábricas a causa de las manifestacionesón llevó a las autoridades a revisar la estructura y elevar los ingresos mensuales básicos entre 15 taka (18 centavos) y 747 taka (9.44 dólares) según el grado en la escala laboral.
La vicepresidenta de la Liga de Trabajadores de Textiles y Confecciones de Bangladesh, Morium Akhter, dijo a Efe que las autoridades han adoptado los despidos como táctica de intimidación para reprimir la voz de los trabajadores. "Las expectativas que los trabajadores tenían sobre las subidas de salario no se cumplieron. Los trabajadores protestaron y, debido a esto, más de 5.000 trabajadores han sido despedidos y muchos de ellos se vieron obligados a dejar su trabajo", dijo.
"Hay casos archivados contra algunos trabajadores. Algunos no han regresado a sus casas y están escondidos. Los que lograron unir a los trabajadores, fueron despedidos ahora bajo el pretexto de esta protesta", añadió.
Para algunos trabajadores, el ajuste de salario fue más una pesadilla que un alivio.
El peor de esos casos es el de la empresa Creative Sweater, que declaró
el despido completo de todos los trabajadores la fábrica el 27 de
octubre, después de que comenzara la tensión por el anuncio de las
nuevos salarios l que debían comenzarse a pagar el 1 de diciembre.
"Los propietarios se negaron repentinamente a pagarnos después de que se anunció la nueva estructura de pago. Casi un mes después, declaró el cierre de la fábrica y el despido de 1.200 trabajadores", dijo a Efe Tania Akter, una de las operadoras de textiles de la empresa.
El presidente de la Asociación de Fabricantes y Exportadores de Confecciones de Bangladesh, Siddiqur Rahman, negó Efe el despido de trabajadores inocentes y restó importancia a la situación.
"No sé cómo han obtenido esta cifra de 5.000 trabajadores despedidos. Incluso si es correcto, es un porcentaje muy pequeño del total de 4.4 millones de trabajadores en nuestras 3.200 fábricas", dijo. A su juicio, si la normativa de la escala salarial aumenta, "es normal que un propietario despida a algunos trabajadores".
El sector textil en Bangladesh se ha enfrentado a un intenso escrutinio durante años debido a sus condiciones de trabajo, especialmente después del derrumbe del complejo Rana Plaza en 2013, en el cual 1.100 trabajadores murieron y 2.500 resultaron heridos.
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