El pozo
Rafa León
Descanse en paz. Tras tantos y tan denodados y generosos esfuerzos, que han tenido en vilo a medio mundo, no pudo ser.
Rafa León
Descanse en paz. Tras tantos y tan denodados y generosos esfuerzos, que han tenido en vilo a medio mundo, no pudo ser.
Como tampoco podrá ser
con tantos otros niños que, olvidados de todos y huyendo de la guerra y
la miseria, perecerán hoy mismo y mañana y el año próximo y siempre en
la inmensa fosa común, el ignominioso pozo del Mediterráneo, porque unos
grandísimos hijos de puta, asesinos de cuello blanco y mullida
poltrona, tras arrebatarles el pan y llenarles las carnes de metralla
sin descanso, impiden a las organizaciones humanitarias acudir en su
rescate.
Descansen en paz.
Y puedan perdonar nuestra indolencia.
Cuando
termine este horror (porque terminará) se harán museos y en las
vitrinas habrá zapatos, cartas, fotos pequeñas, mechones de pelo,
montones de ropa rasgada.
Y habrá clases en los colegios (porque habrá) que se preguntarán cómo fue posible.
Y habrá supervivientes que dirán si esto es un hombre.
Y habrá quienes tornen sus ojos en vergüenza.
Y callarán.
Y dirán que han obedecido órdenes.
Y habrá quienes hayan tenido el coraje de desobedecer y volverán para mirar hacia arriba.
Y habrá nietos que preguntarán a sus abuelos de qué lado estaban.
Y habrá unos abuelos, unos pocos, que responderán con la verdad "yo estaba del lado de la humanidad".
Y habrá otros que bajarán los ojos y no responderán.
Traducido del italiano
(Ilda Curti)
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