La inspección de trabajo de California ha iniciado tres expedientes
contra el fabricante de automóviles Tesla, a raíz de las denuncias
presentadas por los trabajadores de la planta de ensamblaje de la
empresa en Fremont.
A pesar de que la fábrica levantra olas de
entusiasmo entre los papanatas de las nuevas tecnologías, está
considerada como uno de los 12 lugares de trabajo más peligrosos de Estados Unidos.
En los últimos años la planta, que emplea a más de 10.000 trabajadores, ha demostrado ser un lugar de trabajo extremadamente peligroso, donde los obreros han sido cortados en pedazos por máquinas, aplastados por carretillas elevadoras, quemados en explosiones eléctricas y rociados con metal fundido.
En 2014 la tasa de lesiones relacionadas con el trabajo, es decir, las lesiones que requieren tratamiento médico más allá de los primeros auxilios, fue un 15 por ciento más alta que la tasa promedio de la industria automotriz. Al año siguiente, cuando la tasa promedio de estas lesiones en la industria aumentó del 7,3 al 6,7 por cada 100 trabajadores, pasó del 8,4 al 8,8 por ciento, una tasa un 31 por ciento más alta que el promedio de la industria.
Las cifras de lesiones graves -las que requieren días libres o un horario de trabajo limitado o un traslado a otro puesto- pintan un cuadro mucho más oscuro de la peligrosidad del trabajo de Tesla para sus trabajadores. Al igual que con las lesiones registradas, el índice de lesiones graves también disminuyó en toda la industria en 2015. Sin embargo, en el caso de la planta de Tesla, la tasa se disparó al 103 por ciento del promedio de la industria (1).
En 2016 el índice de lesiones registradas fue un 31 por ciento más alto que el promedio de la industria, mientras que el índice de lesiones graves fue un 83 por ciento más elevado. El año pasado, se reportaron 722 casos de lesiones relacionadas con el trabajo en la fábrica, 600 de los cuales fueron graves.
Las cifras de obreros heridos o muertos son mayores que las registradas oficialmente. Una de las víctimas cuyas lesiones laborales no se registraron fue un ingeniero técnico al que le exigieron que quitara el exceso de pintura de una tubería obstruida debajo de una cabina de pintura.
Con el pie clavado en la pintura, sufrió un accidente que dejó la cara cortada e hinchada y cortes y contusiones en el brazo izquierdo y en el codo con cortes y contusiones. A pesar de que no ha podido volver a trabajar, el acccidente no se registró porque inicialmente sólo recibió primeros auxilios.
Otro caso es el de Tarik Logan. Encargado de ensamblar los paquetes de baterías Tesla con un adhesivo tóxico, Logan inhaló vapores tóxicos. El primer mareo dio paso a fuertes dolores de cabeza que no cesaron y tuvo que ingresar en una clínica.
El médico que le atendió aseguró que el trabajador sufrió una reacción aguda al pegamento para coches que le causó dolores de cabeza, mareos y molestias respiratorias, pero la empresa no registró el accidente de trabajo como tal porque dijo que no estaba de acuerdo con el diagnóstico médico.
Entre 2012 y 2017 Tesla fue sancionada por la OSHA, el organismo que en California se encarga de la higiene y seguridad en el trabajo, a causa de más de 30 violaciones de la normativa laboral de seguridad e higiene en el trabajo (2).
El más grave fue un accidente ocurrido en 2012, cuando tres trabajadores sufrieron quemaduras graves después de haber sido rociados con aluminio fundido en un accidente que resultó de un fallo de la empresa en el mantenimiento adecuado de una máquina. La multa fue de sólo 71.000 dólares.
Un obrero de la empresa escribió el año pasado: “A menudo siento que estoy trabajando para una empresa del futuro en condiciones de trabajo pasadas. La mayoría de mis más de 5.000 colegas trabajan más de 40 horas a la semana, incluyendo un número excesivo de horas extraordinarias. El duro trabajo manual que hacemos para que Tesla tenga éxito, se hace con gran riesgo para nuestros cuerpos”.
Para alcanzar los objetivos de producción, los trabajadores de la fábrica están bajo presión para que trabajen más rápido. El trabajo en las máquinas de la fábrica, que implica demasiadas torsiones y giros y movimientos físicos adicionales, y la presión constante sobre los obreros para que trabajen más rápido, son las que provocan las lesiones.
“Lo peor de todo”, escribe el trabajador, “es que oigo a mis compañeros decir en voz baja que están sufriendo, pero que tienen demasiado miedo de denunciarlo por temor a que la dirección los califique de llorones o malos trabajadores”.
Las condiciones de trabajo tampoco son seguras en otros proyectos de Tesla. En diciembre del año pasado, en el campo solar de la empresa en Hampshire College, cuatro obreros resultaron electrocutados por una corriente de 13.000 voltios cuando entraban en una estación de control en vivo para mostrar una imagen del transformador en su interior.
Los obreros estaban equipados con guantes de protección eléctrica de clase 0 para una tensión nominal máxima de 1.000 voltios. La formación en el uso de equipos eléctricos se impartía a los trabajadores a través de internet, pero no se les exigía demostrar su competencia después de la formación para obtener un certificado.
Casi dos meses después del incidente, en febrero de este año, los inspectores de la OSHA descubrieron que ninguno de los trabajadores certificados entrenados por la empresa conocía las distancias mínimas de aproximación para trabajar cerca de una fuente de 138.000 voltios.
Tras las violaciones de la normativa de seguridad en el trabajo, la OSHA impuso a Tesla una multa de 110.863 dólares, la multa más elevada relacionada con la seguridad en el trabajo.
Así de “apasionantes” son las condiciones de trabajo en las empresas de nuevas tecnologías.
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