miércoles, 18 de abril de 2018

Trump: De la comedia a la tragedia. De la mentira a la guerra.

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El reciente ataque con misiles a Siria ratificó peligrosamente lo que se viene denunciando a lo largo de la Administración de Donald Trump sobre implementación de la vieja fórmula imperial de fabricar guiones sobre temas muy sensibles para la opinión pública mundial, que sirvan de pretexto o encajillo para próximos pasos agresivos del gobierno de Estados Unidos en solitario o en coalición, como ocurrió esta vez.


Alerté en un comentario anterior sobre la táctica de inventar enemigos o episodios llamativos que han colocado en el colimador de Washington en los últimos tiempos a Rusia,  Siria, Corea del Norte, Venezuela, Irán, e incluso a Cuba con el show de los falsos ataques acústicos.


A través de virtuales cortinas de humo en medio de constantes aprietos políticos internos, la Casa Blanca ha recurrido una y otra vez a la farsa, matizada de comedia por los risibles e insostenibles argumentos, para crear un ambiente de tensión  y precrisis, no importa que el trasfondo implique exterminio en masas de coreanos, sirios o venezolanos; desprecio total de la vida humana o de determinadas razas; retrocesos injustificados de las relaciones normales entre los estados, o el peligro de una tercera guerra mundial entre potencias nucleares, basados en que lo único que vale son los intereses estadounidenses: “América Primero”, garrote mediante, lo demás no importa.


También es evidente la conformación de un “gabinete de guerra” entrenado en lides violentas y hegemónicas, torturadores y mentirosos, formados en las academias de la CIA o sus campos de concentración modernos en la ilegal Base Naval de Guantánamo u otros oscuros rincones del planeta, con la complicidad de determinados aliados, que se prestan una y otra vez para crímenes de lesa humanidad, con la mayor impunidad.


Reitero que el equipo de gobierno que sigue conformando Trump se acerca cada vez más al modelo ideal para desarrollar ese propósito, con las recientes designaciones del director de la CIA Mike Pompeo como Secretario de Estado; John Bolton para asesor de Seguridad Nacional, y a Gina Haspel al frente de la Agencia Central de Inteligencia (CIA). Todos con una hoja de servicio plagada de hechos que los identifican con lo peor de la extrema derecha, fabricantes de mentiras por excelencia, con huellas de sangre y tortura en su trayectoria.


 Por supuesto que a ellos se suma el orador en la recién concluida Cumbre de las Américas, el Vicepresidente Mike Pence, el entusiasta anticubano y promotor de la guerra en la zona de Paz que ha proclamado Nuestra América.


 No por gusto es amigo personal y se identifica con las peores causas de Rubio y de Trump.


Las cifras imprecisas y secretas de los muertos provocados en las guerras contra Vietnam, Afganistán, Iraq, Libia, Siria o en las intervenciones militares, golpes de Estado, dictaduras engendradas en América Latina  y otras partes del mundo, son los mejores testimonios de lo que puede conducir la política actual de la Casa Blanca.


 Los más lúcidos en los propios EE.UU. lo saben y lo denuncian desde el Congreso o en la prensa norteamericana, pero a los intereses económicos de magnates y grupos de poder eso no le importa, como ocurrió en el pasado, cuando ampliaron sus arcas a costa del sufrimiento y la muerte.



 Francisco Arias Fernández



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