Los caminos de la promoción
son inescrutables. Estoy en el Teatro Nuevo Apolo en Madrid hace un mes,
presentando ‘Miedo’. Y la mayoría de medios de comunicación no nos han
hecho ni puto caso. Pero esta semana cambió todo. Me pasé toda la semana
promocionando accidentalmente mi libro ‘España de mierda’. Que fue
igualmente ninguneado hace dos años.
Resulta que un cantante que
representará a España en Eurovisión, ha regalado a otra cantante el
libro, y se ha armado la marimorena. Los pobres han tenido que salir a
dar explicaciones.
Les han dicho que no se puede representar a España en
Eurovisión y regalar un libro que se llame España de mierda. A mí
también me han pedido explicaciones.
Alucinante. Igual esperaban que
pidiera perdón por cantar o por escribir. Vaya chorrada. Otra prueba más
de que el título de mi libro no va desencaminado.
Más que nunca, este país es una mierda, y es una mierda precisamente por eso.
Para
ser sincero, también me importa una mierda Eurovisión. Y dicho sea de
paso, también me importa una mierda el himno nacional, el mundial de
fútbol, las procesiones de Semana Santa y la cabra de la legión. Y me
parece una mierda que a los que nos parezca una mierda todas estas
mierdas se nos trate como a mierdas.
Es una mierda y lo diría más a menudo, pero tengo miedo a decirlo.
Me callo. No grito lo que todo el mundo sabe.
Tal vez tengo miedo de los culpables.
Tengo
miedo porque sé que son capaces de todo. Son gente que para no ir a la
cárcel, meten a otras gentes en la cárcel. Tal vez sea eso lo que me
hace tener miedo a cosas que antes no temía.
Tengo miedo a la democracia.
Tengo miedo a la libertad. Tengo miedo a la Constitución. Tengo miedo a
la ley y a la justicia. Tengo miedo de mi propio país.
Tengo
miedo de los partidos políticos, de los parlamentarios, de los
senadores, del rey y de su padre, y de sus hijos, y de la reina y de sus
primos. Tengo miedo de los militares, de los policías, del tribunal
constitucional y del tribunal supremo. Tengo miedo de los banqueros y de
las corporaciones económicas.
Tengo miedo de los cascos,
de las porras, de las togas, de las corbatas, de los uniformes, de la
peluquería, del maquillaje y de la cirugía. Tengo miedo de los trajes y
los vestidos elegantes, de la constitución, de los putos protocolos, de
los cardenales, de los monumentos, de las iglesias, de las hipotecas, de
los canales de televisión y de los presentadores de televisión, de las
radios y de los locutores de radio, de los periódicos y de la gente que
los maneja, porqué hacen sentir miedo hasta a mis amigos más valientes.
Y tengo miedo de tanta y
tanta y tanta publicidad. Y de que sea todo tan invasivo y que no haya
lugar para nada mas en esta mierda de país que reírles las gracias a
estos desalmados que se nos cuelan hasta en la sopa. Y tengo mucho miedo
de sus guardaespaldas. Tengo miedo a este monstruo que silencia todo lo
hermoso. Tengo miedo de ser vuestra víctima o ser el culpable de algo.
A veces desearía poder
cagarme en el gobierno y en los poderosos, como cuando hablo con un
barman, con un taxista, o con un amigote. Debería poder decir bien alto
que este país es una puta mierda y que me cago en estos
‘hijosdeputadelaconchadesureputamadre’. Pero tengo miedo.
Seguiré como un cobarde, haciendo función cada día, en el Teatro Nuevo Apolo,
al margen de vuestra locura. Sin nombraros. Ignorando la rabiosa
actualidad que tanto os preocupa. Deseando que mientras dure la función
alguien consiga olvidarse de toda esta mierda, aunque solo sea durante
una hora y media.
Seguiré intentando que la gente vuelva al teatro después de ver ‘Miedo’. O vuelva a leer un libro después de leer ‘España de mierda’.
Y tú no te enfades, que no te estaba hablando a ti.
Albert Pla | El Diario | 26/04/2018
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