miércoles, 21 de febrero de 2018

Como si la hubieran escrito en la sede de Fuerza Nueva o en una guardería del barrio de Salamanca


 

Parece, por todo el despliegue que se ha hecho, que interesa mucho que hablemos de esta estupidez infantil. El caso es que tampoco pasa nada si lo hacemos, porque dejar de comentarlo no implica otra cosa que exactamente eso: no hacerlo.  


mos a salir a la calle a buscar justicia, ni vamos a dejar de poner al lobo a cuidar de los borregos –o gallinas u ovejas, que tanto monta, o casi–. Así que… hablemos.


Dios, orgullo, honor y muerte. Joder, si la hace Blas Piñar le sale menos facha. Y ojo, porque no creo que esta señora peterpanienese y con residencia en Miami haya ideado tocar las narices a nadie, es solo que como una buena parte de la sociedad española acusa un serio déficit de luces. 


Y Rajoy y Rivera tan felices, claro. Como para no felicitarla.




  
 "Vuelvo a casa, a mi amada tierra, la que vio nacer un corazón aquí. Hoy te canto, para decirte cuanto orgullo hay en mí, por eso resistí. 
 
Crece mi amor cada vez que me voy, pero no olvides que sin tí no se vivir. Rojo, amarillo, colores que brillan en mi corazón y no pido perdón.
 
 Grande España, a Dios le doy las gracias por nacer aquí, honrarte hasta el fin. Como tu hija llevaré ese honor, llenar cada rincón con tus rayos de sol.
 

 Y si algún día no puedo volver, guárdame un sitio para descansar al fin."




 


En fin, que por mí se puede/n meter la letrita, las patrias, los orgullos y los honores por donde le quepan. Y si eso ya, el día en que acabemos con la desigualdad y de verdad vivamos en una sociedad fraterna, nos ponemos a escribir cancioncitas patriotizantes. Aunque si no lo hacemos tampoco pasará nada.


Pero bueno, que esto sea lo peor que nos pase. Porque viendo esto otro tan ridículo y patético, tan infantil y de vergüenza ajena, tan de reprimidos violentos, sin neuronas sanas, con exceso de testosterona y esa acuciante necesidad de cariño y caricias… tan de Torrente, la verdad es que lo que es un milagro es que no hayamos implosionado.



 Pepito Grillo







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