Digo yo que habrán sido los rusos,
porque a falta de otros supervillanos, desde hace un tiempo todo es
culpa de ellos, que deben estar flipando o descojonándose.
Y menos mal
que en la época de los GAL, Filesa, Flick, o en la más próxima de
Gürtel, Púnica, ERE’s, Lezo, etc. a nadie se le ocurrió utilizarlos como
chivo expiatorio, porque de habérsele ocurrido antes a algún lumbreras,
más allá de lo que los rusos pudieran pensar de nuestra salud mental.
La española sería explicada como una democracia modélica con unos
políticos honradísimos que sufre el constante y despiadado acoso del Oso
del Este, y los cuatro que expresamos sin partidismos que lo que salió
del engendro del 78 es una porquería por delante y por detrás, seríamos
poco menos que unos conspiranoicos y unos amargados que no saben
disfrutar de esta Arcadia feliz.
En fin, el caso es que la biografía
sobre la Leti (Reina Letizia para los creyentes), mujer del titular de
la parasitaria Casa Real, tras varios retrasos inexplicables, y tras ser
anunciada en Amazon y hasta con su número de páginas e identificación
ISBN, ha dejado de estar disponible.
Y según informa Es Diario,
explican en la editorial, aunque les debe dar la risa al hacerlo, que el
motivo es que el autor sigue trabajando en ello -“no hay prisa”,
remachan-, pero tampoco garantizan que finalmente su obra vaya a ver la
luz. Ni dentro de un año, ni de dos, ni de cuatro. Porque no todos los
manuscritos que llegan a los editores, dicen, acaban publicados.
Vamos, lo que se dice todo un argumentazo tras haber tenido hasta número de páginas e identificación.
Debe ser muy gordo lo que hizo esta
muchacha en México, como comerse niños crudos o algo así, para que los
tiralevitas de la corte, presuntamente claro está, se hayan tomado
tantas molestias a la hora de sacar de la circulación la biografía de
marras. Aunque bien pensado quizá no sea para tanto, y solo se hable de
algún inocente folleteo, o de pecaminosas promiscuidades o cosas así.
Ya
se sabe que en la muy real casa son protectores de la castidad
ilustrada hasta el punto de secuestrar publicaciones impúdicas, aunque
esto acabe definitivamente con la ya muy dañada imagen de la
protodemocracia patria. O que se lo pregunten a El Jueves si alguien no
se lo cree.
De todas formas, excepto Leonardo Faccio
–el autor–, el resto, especialmente en lo informativo, tampoco parece
que nos perdamos tanto –y lo de que el autor ha perdido algo también es
hablar por no callar–, porque lo único que debería importarnos es el
anuncio de la fecha en la que esta gente por fin va a dejar de vivir del
cuento y/o se va a exiliar.
Por lo demás, ¿para qué vamos a perder
nuestro valioso tiempo con las merdés de los compiyoguis?
Como si los operan.
Tomado de Sé Fuerte
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