Santiago Garcia Gago.─ Los cambios introducidos por la FCC
(Comisión Federal de Comunicaciones de Estados Unidos) matarán a
Internet —tal y como lo conocíamos hasta ahora— en beneficio de las
grandes empresas de telecomunicaciones.
Finalmente la mayoría republicana en la Comisión Federal de Comunicación (FCC) aprobó las nuevas reglas que regirán el futuro de Internet. Este 14 de diciembre de 2017 hemos asistido al asesinato de la Neutralidad de la Red.
Desde que Ajit Pai fue nombrado presidente de la FCC su principal objetivo ha sido cambiar las regulaciones sobre Internet para favorecer a las tres grandes empresas de telecomunicaciones de su país. Por cierto, cabe recordar que Ajit fue empleado de una de ellas durante muchos años.
Y aunque esta sea una decisión tomada en Estados Unidos es muy probable que estas medidas se extiendan en breve por América Latina, ya que es en el país del norte donde están las empresas más importantes de Internet y su infraestructura. Pero, ¿por qué esto debería importarnos?
¿Qué implica matar la Neutralidad de la Red?
Básicamente, la neutralidad es la obligación que tienen las empresas que proveen conexión a la red —llamadas proveedoras de servicios de Internet (ISP, por sus siglas en inglés)—, de tratar todo el tráfico de la misma manera sin tener en cuenta de dónde viene o hacia dónde va.
Esta neutralidad garantiza, por ejemplo, que en tu casa recibas a la misma velocidad y calidad los videos de Youtube o de Vimeo o de una pequeña productora del altiplano boliviano que comparte sus videos en su página web. Es decir, eliges el contenido por su calidad o por tus preferencias, no por la velocidad de carga o porque tu ISP te ofrezca el acceso a unas páginas web y a otras no. Al desparecer este principio de neutralidad Internet se convertirá en una jungla.
Imaginemos por un momento qué sucederá con los medios de comunicación y el acceso a la cultura. AT&T es uno de los principales proveedores de Internet del mundo. Hace unos meses compró Time Warners, dueña de HBO y de CNN (adquisición de momento bloqueada por el Departamento de Justicia). Hasta hoy, AT&T no podía ofrecer paquetes donde priorice sus series o informativos. Pero con las nuevas regulaciones, AT&T no tendrá problemas para favorecer con tarifas prioritarias o mejores condiciones técnicas sus series de HBO frente a las de Netflix, o sus medios de comunicación frente a los de la competencia. Y no sólo AT&T, cada vez los conglomerados de telecomunicaciones que proveen conexión a Internet están comprando empresas de contenidos, ya sean informativos o de entretenimiento y podrán darles prioridad frente al resto.
Ahora, los ISP tendrán libertad para:
A primera vista, el usuario que junta las monedas para pagar la tarifa de datos de su teléfono móvil podría pensar que es una maravilla poder ahorrarse unos centavos y, la verdad, a quién no le viene bien gastar menos. Pero el problema de este retroceso regulatorio tiene consecuencias mucho más profundas en nuestras vidas, sobre todo en términos de derechos. Se favorece el libre mercado de los datos y la concentración, mientras que se limita nuestro derecho a la cultura, al conocimiento, a la información y a la libertad de expresión.
En una Internet así, ¿qué oportunidad tendremos los pequeños medios de comunicación alternativos? ¿O las pequeñas productoras de contenidos? Esta Internet, así como la quieren las grandes empresas de telecomunicaciones, favorece aún más la concentración y la polarización de discurso.
“Los proveedores de internet tendrían el poder de decidir qué sitios web puedes visitar y a qué velocidad cargarán. En otras palabras, podrían decidir qué empresas tendrán éxito en internet, qué voces son oídas y cuáles son silenciadas”. Tim Berners-Lee, creador de la World Wide Web, en ElDiario.
Descansa en paz neutralidad, algún día nos volveremos a ver.
Fuente: radioslibres.net
Finalmente la mayoría republicana en la Comisión Federal de Comunicación (FCC) aprobó las nuevas reglas que regirán el futuro de Internet. Este 14 de diciembre de 2017 hemos asistido al asesinato de la Neutralidad de la Red.
Desde que Ajit Pai fue nombrado presidente de la FCC su principal objetivo ha sido cambiar las regulaciones sobre Internet para favorecer a las tres grandes empresas de telecomunicaciones de su país. Por cierto, cabe recordar que Ajit fue empleado de una de ellas durante muchos años.
Y aunque esta sea una decisión tomada en Estados Unidos es muy probable que estas medidas se extiendan en breve por América Latina, ya que es en el país del norte donde están las empresas más importantes de Internet y su infraestructura. Pero, ¿por qué esto debería importarnos?
¿Qué implica matar la Neutralidad de la Red?
Básicamente, la neutralidad es la obligación que tienen las empresas que proveen conexión a la red —llamadas proveedoras de servicios de Internet (ISP, por sus siglas en inglés)—, de tratar todo el tráfico de la misma manera sin tener en cuenta de dónde viene o hacia dónde va.
Esta neutralidad garantiza, por ejemplo, que en tu casa recibas a la misma velocidad y calidad los videos de Youtube o de Vimeo o de una pequeña productora del altiplano boliviano que comparte sus videos en su página web. Es decir, eliges el contenido por su calidad o por tus preferencias, no por la velocidad de carga o porque tu ISP te ofrezca el acceso a unas páginas web y a otras no. Al desparecer este principio de neutralidad Internet se convertirá en una jungla.
Imaginemos por un momento qué sucederá con los medios de comunicación y el acceso a la cultura. AT&T es uno de los principales proveedores de Internet del mundo. Hace unos meses compró Time Warners, dueña de HBO y de CNN (adquisición de momento bloqueada por el Departamento de Justicia). Hasta hoy, AT&T no podía ofrecer paquetes donde priorice sus series o informativos. Pero con las nuevas regulaciones, AT&T no tendrá problemas para favorecer con tarifas prioritarias o mejores condiciones técnicas sus series de HBO frente a las de Netflix, o sus medios de comunicación frente a los de la competencia. Y no sólo AT&T, cada vez los conglomerados de telecomunicaciones que proveen conexión a Internet están comprando empresas de contenidos, ya sean informativos o de entretenimiento y podrán darles prioridad frente al resto.
Ahora, los ISP tendrán libertad para:
- priorizar con mayores velocidades o menores precios unos contenidos frente a otros;
- limitar o prohibir el acceso a páginas webs determinadas;
- recibir dinero de las compañías que venden servicios en Internet para que sus páginas sean privilegiadas con mejores accesos frente a sus competidoras;
- o vender paquetes “zero-raiting” donde no consumes datos si usas determinadas aplicaciones, dando acceso gratuito a, por ejemplo, WhatsApp en detrimento de otras alternativas, como Telegram.
A primera vista, el usuario que junta las monedas para pagar la tarifa de datos de su teléfono móvil podría pensar que es una maravilla poder ahorrarse unos centavos y, la verdad, a quién no le viene bien gastar menos. Pero el problema de este retroceso regulatorio tiene consecuencias mucho más profundas en nuestras vidas, sobre todo en términos de derechos. Se favorece el libre mercado de los datos y la concentración, mientras que se limita nuestro derecho a la cultura, al conocimiento, a la información y a la libertad de expresión.
En una Internet así, ¿qué oportunidad tendremos los pequeños medios de comunicación alternativos? ¿O las pequeñas productoras de contenidos? Esta Internet, así como la quieren las grandes empresas de telecomunicaciones, favorece aún más la concentración y la polarización de discurso.
“Los proveedores de internet tendrían el poder de decidir qué sitios web puedes visitar y a qué velocidad cargarán. En otras palabras, podrían decidir qué empresas tendrán éxito en internet, qué voces son oídas y cuáles son silenciadas”. Tim Berners-Lee, creador de la World Wide Web, en ElDiario.
Descansa en paz neutralidad, algún día nos volveremos a ver.
Fuente: radioslibres.net
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