¿Violarías a una mujer si supieras que nadie se enterará y tu acción no tendrá consecuencias penales?
Preguntado así, a bocajarro, con una palabra tan dura como “violación” de forma explícita en la pregunta, asumo que la mayoría de los hombres que estén leyendo esto, si no todos, responderían un NO rotundo horrorizados.
A fin de cuentas, también os escandalizais cuando oís eso de que todos los hombres son violadores en potencia, ¿no? Bueno, alguno hay por ahí suelto que admite incluso con cámaras delante que cuando se le baja la sangre a la polla, mejor que se quite todo dios de en medio porque no razona.
Pero seguro que eso son casos aislados, locos perturbados o canis sin estudios, ¿verdad?
La mala noticia es que cuando, en lugar de una pregunta con la palabra “violación”, se os pregunta por una situación hipotética que incluye pasar por alto la voluntad de la otra persona y forzar su consentimiento a mantener relaciones sexuales si estuviera seguro de que no tendría consecuencias legales y que nadie se enteraría, la mitad de los hombres decidiría cruzar la línea.
El 30% de los hombres violaría si supieran que su acción no iba a tener consecuencias penales, y un 50% de ellos utilizaría estratagemas como mentir o manipular para consumar la relación sexual. No lo digo yo, lo dicen las conclusiones del estudio realizado por Massil Benbouriche, doctor en psicología y criminología.
Para llegar a esta conclusión, el investigador juntó a 150 hombres con edades comprendidas entre los 21 y 35 años. Un 40% de ellos eran estudiantes, el 50% trabajaban y el 10% restante se encontraba en paro. Ninguno presentaba problemas mentales ni había agredido sexualmente a mujeres en el pasado (o eso afirmaron al menos).
Se les puso un vídeo de una pareja y se les planteó la siguiente situación hipotética:
Marie y Martin vuelven de una noche de borrachera en un bar. Se sientan en el sofá y empiezan a besarse. Cuando Martin toca los pechos de Marie y comienza a tratar de quitarse la ropa, ella muestra reticencia. Martin insiste y continúa con otro intercambio de besos. Marie establece de modo cada vez más claro que no quiere tener relaciones sexuales con Martin, pero él sigue sus avances.
Justo en ese punto, la grabación se detiene y comienzan las preguntas.
- ¿Ella está consintiendo?
- ¿En qué momento debemos considerar que ella expresa por primera vez su negativa a tener relaciones sexuales?
- ¿Qué habrían hecho ellos para lograr tener sexo con Marie? ¿Mentiras, animarla a seguir bebiendo, insistir con el contacto físico desoyendo los deseos de ella?
En ese punto, el 50% de los hombres confesaba que habría
utilizado cualquiera de esas tres estratagemas para consumar la relación
sexual.
Finalmente, tocaba responder una última pregunta.
“Si estuvieras absolutamente seguro de que Marie nunca llega a quejarse públicamente, ni a denunciar, y que nunca serías procesado, ¿te planteas la posibilidad de tener relaciones sexuales con Marie aunque estas no sean consentidas?”
Un 30% de los hombres contestaron afirmativamente. Aún peor: para ellos, “la mujer tiene una parte de responsabilidad por su violación“, explica el investigador.
Por si esto fuera poco, tenemos a una sociedad justificando la sexualidad hidráulica de los hombres porque si se aceleran es normal que no razonen, reputados doctores culpando a las mujeres de ser violadas por no dar “mensajes claros”, abogados defensores utilizando como argumento que sus defendidos eran unos tíos muy guapos y ligones y por eso “no necesitaban violar”, administraciones públicas promoviendo campañas en las que nos animan a “dejar las cosas claras desde el principio para evitar situaciones incómodas”…
¿Y todavía seguís negando la existencia de la cultura de la violación?
Autora: Leila Amat
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