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Claro, es verdad, lo que ocurre en el
régimen de Rajoy no es pertinente, ni recomendable, ni decente, ni sano,
ni lógico, ni aceptable, ni fácilmente soportable. Lo que hace este
cretino con mala baba en su comparecencia como testigo no es normal; su
actitud de acomplejado de patio de colegio intentando hacerse el chulito
sin demasiado éxito, con esos espasmos gestuales tan característicos,
dice mucho de su inseguridad y del coeficiente intelectual y ético de
sus votantes.
Y es igualmente cierto que todo esto es
grave. Pero no tanto como lo que hace el presidente del tribunal
ejerciendo de abogado defensor, o incluso más: ejerciendo de censor al
estilo franquista, no vaya a ser que sin querer el testigo se
autoinculpe.
Sinceramente, si yo hubiera sido uno de
los abogados de la acusación me hubiera levantado para no contribuir a
legitimar ese repugnante circo. Considero que hubiera sido lo más digno.
Y me parece una lástima que hayan desaprovechado tan magnífica
oportunidad para dejar en pelotas a nivel internacional a esa
institución descompuesta a la que aquí se insiste en llamar Justicia.
No, lo del régimen de Rajoy no es
pertinente. Y que el jefe de la banda compareciera en calidad de testigo
y no de investigado… mucho menos.
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