Un nuevo atentado. En Manchester, Inglaterra. 22 muertos y
medio centenar de heridos entre el público que asistía a un concierto
de Ariana Grande, ídolo juvenil, provocadora cantante estadounidense.
Por eso, el auditorio se componía de niños y jóvenes. Y de nuevo la
tentación, cumplida, de extender el miedo. Ya nadie está a salvo, no hay
padres que protejan de ese peligro que existe y por múltiples causas.
Llenaremos de nuevo las pantallas de televisión, las radios, internet,
de expertos para explicar el terrorismo, aunque no se aporten todos los
datos que cuentan. Trump acaba de hacer negocios multimillonarios con
Arabia Saudí, España mismo se emplea con fruición en la misma tarea.
Son
negocios. Pese a que Arabia Saudí es un importante foco de apoyo al
extremismo.
Dudo que alguien nos diga que el miedo es la principal
derrota. No podemos sembrar en los niños el temor al atentado para que
coaccione sus vidas. Es uno de los muchos riesgos de vivir, el más
irracional quizás, pero los seres humanos han de estar preparados para
afrontar cuantos se inscriben en su camino.
La seguridad absoluta no
existe y el miedo solo brinda la absoluta seguridad de una capitulación
previa. Repliega las alas, corta los caminos. La prudencia es
imprescindible, el miedo no. Hay que armar la prudencia hasta para
combatir los temores que nos inculcan.
No es casual que un inmaduro de libro como Donald Trump
esté impulsando la idea de armarse hasta los dientes. Son negocios.
Además. Y hay un tipo de puerilidad que se siente más segura tras una
pistola. Y nada puede hacer ante una bomba. Pero la violencia genera más
violencia.
Vivimos de nuevo tiempos en los que se fomenta el miedo
más allá de las razones. Todo es temible. Una elección política que se
salga de la estabilidad que dicen aporta la corrupción, la injusticia y
la desigualdad. Son negocios. También. Y será mucho más probable que
nos afecten sus consecuencias más intensas que un atentado.
El desamparo
de la infancia va en aumento. En Ceuta, noticia de hoy, aumenta de
forma desorbitada el número de menores emigrantes no acompañados.
Pero la distribución de los pánicos es muy selectiva. “Por su propia
seguridad, tenga miedo” decía una histórica viñeta de El Roto. Son
rachas. Coinciden con el recorte de libertades.
No asusten a sus hijos, no se asusten ustedes tampoco.
Denles instrumentos para afrontar la vida, sus excelencias y sus
riesgos. Fortalezcan sus recursos, su criterio, extremen la cautela, si
quieren, la sensatez, la cordura pero no mueran en vida antes de tiempo.
Nada ata más que el miedo, nada crece más que el miedo que no se
combate.
Rosa María Artal | El Diario | 23/05/2017
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