Para la propaganda imperialista las “informaciones” son como todo
lo demás: mercancías de consumo perecedero. Van y vienen de los
noticias sin que se sepa muy bien por qué van ni por qué vienen.
La liberación de Alepo de la ocupación de los terroristas fue calificada por los medios imperialistas como un “desastre humanitario”, un reguero de sangre, ejecuciones masivas...
Pocos días después ya nadie se acordaba de Alepo, ni de los crímenes, ni del desastre. Ni siquiera la Unicef. Se acabaron los gravísimos problemas humanitarios. Ahora ya no hay ninguna necesidad de ayudar a la población, que tiene cubiertas todas y cada una de sus necesidades. Las ONG se han marchado, mientras los vecinos de Alepo están soportando el invierno en medio de las ruinas.
Pero los barrios del este de Alepo son un campo sembrado de minas. Desde hace un mes brigadas rusas de zapadores equipadas con georradares buscan explosivos disimulados en cualquier esquina, calle por calle.
Poco a poco los vecinos recuperan sus rutinas. Después de varios años cerrado, el sábado abrió sus puertas al público el mercado de Al-Tall pero, ¿quién llena los escaparates de lecho o pollo en medio de una guerra que no ha terminado? Desde luego que no es la Unicef, ni ninguna de aquellas ONG que antes redactaron tantas denuncias para la prensa.
En Ginebra hay uno de esos muchos organismos internacionales cuyos funcionarios viven opíparamente a costa del sufrimiento de la humanidad. Es el Centro Internacional de Desminado Humanitario. El gobierno les informa cada día de la grave situación del este de Alepo y del trabajo que realizan las brigadas de zapadores, pero hasta ahora no han respirado siquiera...
Las ONG son un instrumento de la guerra moderna. Alepo les interesó cuando allá los yihadistas campaban a sus anchas y necesitanan toda clase de ayuda, incluida la “humanitaria”.
Ahora los vecinos de Alepo necesitan alimentos, medicinas, agua potable, ropa, jabón, material escolar... Pero, ¿a quién le importan los vecinos de Alepo? Hace un mes que han dejado de ser noticia.
La liberación de Alepo de la ocupación de los terroristas fue calificada por los medios imperialistas como un “desastre humanitario”, un reguero de sangre, ejecuciones masivas...
Pocos días después ya nadie se acordaba de Alepo, ni de los crímenes, ni del desastre. Ni siquiera la Unicef. Se acabaron los gravísimos problemas humanitarios. Ahora ya no hay ninguna necesidad de ayudar a la población, que tiene cubiertas todas y cada una de sus necesidades. Las ONG se han marchado, mientras los vecinos de Alepo están soportando el invierno en medio de las ruinas.
Pero los barrios del este de Alepo son un campo sembrado de minas. Desde hace un mes brigadas rusas de zapadores equipadas con georradares buscan explosivos disimulados en cualquier esquina, calle por calle.
Poco a poco los vecinos recuperan sus rutinas. Después de varios años cerrado, el sábado abrió sus puertas al público el mercado de Al-Tall pero, ¿quién llena los escaparates de lecho o pollo en medio de una guerra que no ha terminado? Desde luego que no es la Unicef, ni ninguna de aquellas ONG que antes redactaron tantas denuncias para la prensa.
En Ginebra hay uno de esos muchos organismos internacionales cuyos funcionarios viven opíparamente a costa del sufrimiento de la humanidad. Es el Centro Internacional de Desminado Humanitario. El gobierno les informa cada día de la grave situación del este de Alepo y del trabajo que realizan las brigadas de zapadores, pero hasta ahora no han respirado siquiera...
Las ONG son un instrumento de la guerra moderna. Alepo les interesó cuando allá los yihadistas campaban a sus anchas y necesitanan toda clase de ayuda, incluida la “humanitaria”.
Ahora los vecinos de Alepo necesitan alimentos, medicinas, agua potable, ropa, jabón, material escolar... Pero, ¿a quién le importan los vecinos de Alepo? Hace un mes que han dejado de ser noticia.
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