La construcción del mismo forma parte de un paquete de distintas medidas que el gobierno de Trump quiere implantar contra los inmigrantes. Unas políticas migratorias que, al fin y al cabo, profundizan las del gobierno de Barack Obama, en el que se deportaron a millones de personas.
La propuesta de Trump no es novedosa, ya existe una valla de más de 1.100 kilómetros que atraviesa la frontera. Su construcción se impulsó durante el gobierno demócrata de Bill Clinton en el año 1993.
Una medida a tono con los muros racistas de la Unión Europea
En los últimos años no ha cesado de crecer la construcción de muros, vallas y alambradas que la Unión Europea ha levantado contra el paso de inmigrantes y refugiados. Hay muros y vallas en Grecia frente a Turquía, en Hungría en varios de sus lindes, así como en otros países balcánicos, en Francia frente al Reino Unido con el nuevo muro de Calais.
O las mortíferas vallas y alambradas en los enclaves coloniales españoles de Ceuta y Melilla. Construcciones que alcanzaron un coste de más de 500 millones de euros y que atraviesan 1.200 kilómetros alrededor del continente. Esta distancia es solo un 40 % de la del muro que Donald Trump quiere construir.
Este duro invierno la Unión Europea permitió que miles de refugiados quedaran atrapados por la ola de frío en distintos campos de detención, mientras decenas de ellos han muerto directamente sin recibir ningún tipo de ayuda. Las muertes en el Mediterráneo siguieron aumentando, hace apenas diez días que más de 180 personas murieron en otro naufragio frente a las costas de Libia.
Las cifras son estremecedoras, en lo que va de año ya murieron más de 240 personas en el Mediterráneo, y durante el año 2016 fueron más de 5.000.
Ante esto la única respuesta de la Unión Europea es la de blindar y militarizar aún más sus fronteras. En los últimos años, se han producido brutales escenas de represión contra inmigrantes, el desalojo forzoso de varios campos de refugiados, masivas deportaciones y devoluciones en caliente.
O el asesinato impune de inmigrantes que intentaban cruzar la frontera, como sucedió en la playa ceutí de Tarajal - en pocos días se van a cumplir 3 años de esa horrible tragedia donde murieron decenas de personas a manos de la Guardia Civil española-.
Junto con esto, las leyes «antiterroristas» y el aumento de la seguridad por parte de los gobiernos europeos alentaron aún más la persecución, discriminación y criminalización contra la población migrante. Medidas represivas que no hacen más que enaltecer el discurso racista y los crecientes movimientos de extrema derecha alrededor de Europa.
Son miles los inmigrantes y refugiados encerrados en los CIEs, así como personas retenidas en los campos de detención creados después del pacto entre la Unión Europea y Turquía.
Mientras los líderes europeos aplauden la «eficacia» de un pacto criminal, con el que ya se deportaron a miles de personas.
El discurso y las medidas xenófobas que quiere imponer el magnate y presidente estadounidense son realmente aterradoras, sin embargo, poco se alejan de las políticas reaccionarias de la Europa Fortaleza.
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