A pesar del maná del petróleo, la autocracia saudí está en la quiebra y enfangada en una delirante agresión contra Yemen
Las arcas están tan vacías que los
jeques han tenido que humillarse para mendigar préstamos a la banca
internacional, a pesar de lo cual han tenido que paralizar las obras
faraónicas que habían iniciado y dejar de pagar los salarios de los
trabajadores, que son emigrantes en su inmensa mayoría.
Muchos de ellos han abandonado el país
para regresar a sus casas y otros se han lanzado a la protesta en la
calle, un espectáculo que no se conocía en las ciudades saudíes. La
policía ha reprimido a los obreros. Ha detenido a algunos de ellos, que
han sido condenados a prisión y a padecer 300 latigazos por exigir lo
que es suyo.
El sábado los obreros quemaron siete
autobuses en La Meca. Muchos de ellos trabajaban en el grupo de empresas
Bin Laden, dedicadas a la construcción de edificios y grandes obras
públicas.
El diario Al-Watan asegura que un número
indefinido de trabajadores, de los que tampoco identifica su
nacionalidad, ha sido condenado a 4 meses de cárcel y 300 latigazos por
la destrucción de bienes públicos y perturbación del orden.
Otros trabajadores han sido detenidos y
condenados a 45 días de arresto y 300 latigazos por un tribunal de La
Meca, según informa Arab News.
Anteriormente este mismo medio ya informó en mayo que los obreros de
las empresas Bin Laden habían quemado numerosos autobuses pertenecientes
a la patronal en protesta por el impago de sus salarios.
El grupo de empresas Bin Laden fue
fundado hace 80 años por el padre del difunto Osama Bin Laden y a
finales de año declaró que había acabado de pagar los salarios adeudados
a los 70.000 obreros a los que había despedido. En cuanto al resto, que
permanecen en sus puestos de trabajo, ha prometido que les pagará
cuando el gobierno les pague lo que les debe.
También decenas de miles de obreros de
la empresa Saudi Oger están en la misma situación. Se trata de una
empresa del Primer Ministro libanés Saad Hariri. El mes pasado un
trabajador admitió que la empresa le había pagado una parte de los
salarios atrasados, pero que aún le debían cinco meses.
En noviembre el gobierno saudí declaró
que abonaría las deudas a las empresas antes de final de año, pero no ha
cumplido porque ha sumido al país en la ruina. El 22 de diciembre el
ministro de Finanzas, Mohamed al Jadaan, repitió la promesa al presentar
los presupuestos de este año: pagaremos dentro de dos meses.
Mientras tanto, las familias se mueren
de hambre en sus lugares de origen y torturan a los obreros por exigir
lo que les corresponde.
Diario Octubre
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