Podemos se ha hecho viejo en un tiempo record. Ya vemos como comienza a fracturarse sin remedio perdiendo esas esencias primaverales que le convirtieron en producto político novedoso.
El problema de fondo es que siempre fue más producto comercial que movimiento político, y ahora puede convertirse en gallinero alborotado con repercusiones en Sálvame, ese programa en el que los sentidos de la masa aborregada quedan absolutamente aletargados y al servicio de “la casta”.
Y vemos a Tania Sánchez, atenta siempre a coger foco mediático, que se suma ahora a la rebelión madrileña encabezada por Rita Maestre. Considera Tania que hace falta “un Podemos más descentralizado”. Lo cierto es que el germen de la división ha prendido en Madrid y en Andalucía; en otros territorios el hilo conductor con el resto de España es cada vez más invisible.
En el Sur Teresa Rodríguez va camino de convertirse en la Ada Colau andaluza si consigue consolidar un liderazgo construido desde la oposición frontal al PSOE de Susana Díaz.
Pero resulta complicado dilucidar donde comienza lo ideológico y donde termina lo personal, qué hay de debate por las ideas, los enfoques y la determinación de las agendas políticas, y qué de pelea de gallos que comparten un mismo corral. Incluso hasta que punto influye en los comportamientos de Tanía Sánchez y Rita Maestre su condición de “ex” de Iglesias y Errejón.
Gallos mandones y gallinas preponderantes. En general, el factor humano termina por explicar las luchas políticas más que las consideraciones intelectuales.
En Podemos había tres gallos iniciales, triunvirato de machitos de diferente estilo y sensibilidad: Iglesias-Errejón-Monedero. El tercero ocupa ahora un lugar a resguardo del pin-pan-pun cotidiano pero atento a los tambaleos del primero. El segundo comienza a mover sus fichas con la tropa que controla.
El triunvirato se ampliaba con una Carolina Bescansa, cada día más desdibujada, que parecía tener función de cuota femenina en un movimiento que, por cierto, necesitaría una feminización auténtica y real, más allá de postureos feministas de salón.
Todo está inventado. Los movimientos populistas se desgarran siempre, y lo hacen con furor cuando no se consigue el objetivo de conquistar el Poder de forma rápida. Si no hay un líder carismático y autoritario que tapone las vías de escape, la desintegración está garantizada. Pablo Iglesias pretende ser un líder autoritario, pero no es un líder carismático, con lo cual falta un componente esencial de la ecuación.
En el lado ideológico, Iñigo Errejón, que es el más transversal de todos (a lo Ernesto Laclau) , considera que la incorporación de IU y los nuevos bríos tomados por el núcleo primigenio de Izquierda Anticapitalista aprovechando la ola expansiva de Alberto Garzón, restan credibilidad al proyecto o lo que él, en su vertiente más académica, no duda en denominar,- siguiendo la escuela peronista entre otras-, la construcción de un paradigma nacional-popular.
Al mismo tiempo, el menor apego de Errejón al componente comunista del partido le hace más proclive a llegar a acuerdos prácticos con el PSOE en tanto en cuanto Podemos no sea partido hegemónico en su espacio electoral, como evidentemente sucede.
Si a esto añadimos el ir por libre de una forma cada día más clara de las otrora confluencias vemos el panorama desolado en toda su amplitud. Las Mareas de Galicia dejando a Podemos sujetando la vela en la configuración de las listas para las elecciones autonómicas; Ada Colau haciendo una Taifa catalana que terminará por proclamar el Estado independiente del podemismo catalán; Monica Oltra en Valencia haciendo cuentas por su cuenta pero absolutamente proclive a Errejón.
En Podemos, más allá del chute inicial, hay al menos tres proyectos políticos y más de un gallo mandón en el corral, más de una gallina preponderante también.
Y Pablo Echenique tampoco lo remedia.
http://diario16.com/podemos-un-corral-de-gallos-mandones-y-gallinas-preponderantes/
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