Roberto García Hernández.-- Un año después del histórico viraje
en el curso de los vínculos entre Cuba y Estados Unidos, la dinámica
bilateral reporta avances discretos, al tiempo que ambas partes
identifican los aspectos que deben superar.
El presidente cubano, Raúl Castro, y su homólogo estadounidense, Barack Obama, anunciaron el 17 de diciembre de 2014 la decisión de restablecer las relaciones diplomáticas entre ambos países, rotas por Washington desde 1961.
Los dos mandatarios hablaron por televisión de forma simultánea desde las respectivas capitales sobre el inicio de un proceso para normalizar los nexos bilaterales, e informaron la liberación de los tres antiterroristas cubanos que quedaban presos en cárceles norteamericanas.
Ese mismo día Ramón Labañino, Gerardo Hernández y Antonio Guerrero regresaron a Cuba tras permanecer más de tres lustros en prisión por tratar de evitar acciones violentas contra su país.
Con anterioridad, René González y Fernando González, integrantes también del grupo conocido mundialmente como Los Cinco, retornaron a la isla tras cumplir sus condenas.
LOS DAÑOS DEL BLOQUEO
Un año después, sigue vigente el principal escollo para normalizar los nexos entre La Habana y Washington: el bloqueo económico, comercial y financiero impuesto contra la isla caribeña desde hace más de cinco décadas.
Los perjuicios de ese cerco, rechazado en más de una veintena de ocasiones por la Asamblea General de Naciones Unidas, superan los 833 mil 755 millones de dólares, además de los daños humanos incalculables.
El Congreso estadounidense es el único que puede levantarlo y, entre sus integrantes, existe una voluntad bipartidista y mayoritaria para hacerlo, avalada por el deseo de más de 60 por ciento de los ciudadanos.
Sin embargo, expertos señalan que el liderazgo republicano no está dispuesto a priorizar el tema de las sanciones unilaterales contra Cuba, a pesar de que muchos integrantes del partido rojo favorecen su levantamiento.
Actualmente, una de las mayores afectaciones que produce el bloqueo está en el plano financiero, dada la prohibición de que Cuba utilice el dólar en las transacciones internacionales.
En ese sentido durante este año el propio departamento del Tesoro aplicó cinco multas contra entidades bancarias y empresas de otros países por realizar algún tipo de negocio con Cuba, con un monto que superó los dos mil 834 millones 867 mil 575 dólares.
OTROS PROBLEMAS PENDIENTES
La controversia en torno a las compensaciones también está por resolver, y sobre este asunto tuvo lugar en La Habana a principios de diciembre un encuentro bilateral que permitió identificar las posiciones de cada parte sobre el asunto.
Mientras Washington pide que se le pague por las compañías nacionalizadas tras el triunfo revolucionario de 1959, la parte cubana exige indemnizaciones por los cuantiosos daños materiales y humanos causados por sucesivas administraciones estadounidenses.
Para el Gobierno cubano, otro asunto vital es la necesidad de que el Congreso estadounidense derogue la llamada Ley de Ajuste Cubano, vigente desde 1966, que al otorgar privilegios únicos a los ciudadanos cubanos que arriban a Estados Unidos, estimula la emigración ilegal desde la isla por cualquier vía.
También La Habana solicita a la contraparte estadounidense que elimine la política de pies secos-pies mojados, que establece la acogida a los cubanos que tocan tierra norteamericana y la devolución a la isla de quienes son recogidos en el mar antes de llegar a Estados Unidos.
Sin embargo, las autoridades norteamericanas reiteraron en los últimos meses que no están en condiciones de actuar en este tema de acuerdo con las demandas de las autoridades de la mayor de las Antillas.
La cancillería cubana pide además que Washington devuelva el territorio que ocupa ilegalmente la base naval de Guantánamo, tristemente célebre internacionalmente por la cárcel inaugurada en enero de 2002 por el presidente George W. Bush (2001-2009), en medio de la llamada guerra contra el terrorismo.
El cese de las transmisiones ilegales de radio y televisión hacia la mayor de las Antillas y de los programas de cambio de régimen, son otras de las exigencias de Cuba.
ALGUNOS AVANCES DISCRETOS
Pero también en los últimos meses hubo algunos avances discretos, como es el hecho de que a partir de enero de 2015 comenzó a llegar a Cuba una avalancha de congresistas, hombres de negocios y representantes de organismos gubernamentales estadounidenses.
El 29 de mayo Estados Unidos anunció oficialmente la exclusión de Cuba de la lista de países que según el Departamento de Estado patrocinan el terrorismo, clasificación en la cual la isla nunca debió estar, según las autoridades cubanas.
Tras varias reuniones sucesivas en Washington D.C. y en La Habana, el 20 de julio se restablecieron oficialmente las relaciones diplomáticas, y las respectivas secciones de intereses se convirtieron en embajadas.
Desde entonces, tres miembros del gabinete de Obama visitaron Cuba: el secretario de Estado, John Kerry, quien presidió la apertura oficial de su representación el 14 de agosto; la secretaria de Comercio, Penny Pritzker, en octubre; y en noviembre, el de Agricultura, Thomas Vilsack.
La instauración de la Comisión Bilateral para evaluar la marcha del proceso hacia la normalización fue otro logro importante en el período. Este panel funcionó en septiembre en La Habana y a principios de noviembre en la capital norteamericana.
Otro hecho destacado en el período fue la emisión de regulaciones por parte de los departamentos del Tesoro y del Comercio, en enero y septiembre. En ambos casos, aunque las medidas flexibilizaban aspectos puntuales del bloqueo, quedaron por debajo de lo que la ley permite hacer a Obama sin contar con el Capitolio.
A principios de diciembre y tras varios contactos preliminares, representantes de Cuba y Estados Unidos decidieron reanudar el traslado del correo postal directamente desde las dos naciones, proceso que se realizaba a través de terceros países.
Al referirse a los logros de ambos Gobiernos en los últimos meses, el asesor adjunto de seguridad nacional, Ben Rhodes señaló a la televisora Univisión: "Avanzamos mucho en el último año, llegamos a acuerdos en multitud de asuntos".
Destacó además que la administración del presidente Obama logró cambiar en el último año las políticas para permitir más viajes a Cuba.
De cualquier forma, el propio Obama dejó claro desde el 17 de diciembre de 2014 que el cambio en el curso de las relaciones con Cuba no significa un abandono del objetivo de Washington de subvertir el orden económico, social y político aquí, solo que ahora se busca el mismo fin, por otros medios.
El propio mandatario reiteró esta semana su deseo de visitar la isla el próximo año, aunque puso ciertos condicionamientos -matizados por intereses electorales y por su afán de quedar bien con sectores de ultraderecha- en el sentido de que solo vendría si le permitieran interactuar con los llamados "disidentes", o grupos que desde hace años son financiados por Estados Unidos.
A pesar de los problemas por resolver, hay un saldo positivo en el proceso que comenzó hace un año hacia la normalización de los vínculos entre los dos países.
Es un mecanismo muy difícil de echar atrás, aunque los dos Gobiernos reconocen que persistirán por años sus profundas diferencias.
Sin embargo, estas contradicciones no impiden la posibilidad de que ambas naciones convivan en paz, sobre la base del respeto mutuo, como reconocen las autoridades de La Habana y Washington.
El presidente cubano, Raúl Castro, y su homólogo estadounidense, Barack Obama, anunciaron el 17 de diciembre de 2014 la decisión de restablecer las relaciones diplomáticas entre ambos países, rotas por Washington desde 1961.
Los dos mandatarios hablaron por televisión de forma simultánea desde las respectivas capitales sobre el inicio de un proceso para normalizar los nexos bilaterales, e informaron la liberación de los tres antiterroristas cubanos que quedaban presos en cárceles norteamericanas.
Ese mismo día Ramón Labañino, Gerardo Hernández y Antonio Guerrero regresaron a Cuba tras permanecer más de tres lustros en prisión por tratar de evitar acciones violentas contra su país.
Con anterioridad, René González y Fernando González, integrantes también del grupo conocido mundialmente como Los Cinco, retornaron a la isla tras cumplir sus condenas.
LOS DAÑOS DEL BLOQUEO
Un año después, sigue vigente el principal escollo para normalizar los nexos entre La Habana y Washington: el bloqueo económico, comercial y financiero impuesto contra la isla caribeña desde hace más de cinco décadas.
Los perjuicios de ese cerco, rechazado en más de una veintena de ocasiones por la Asamblea General de Naciones Unidas, superan los 833 mil 755 millones de dólares, además de los daños humanos incalculables.
El Congreso estadounidense es el único que puede levantarlo y, entre sus integrantes, existe una voluntad bipartidista y mayoritaria para hacerlo, avalada por el deseo de más de 60 por ciento de los ciudadanos.
Sin embargo, expertos señalan que el liderazgo republicano no está dispuesto a priorizar el tema de las sanciones unilaterales contra Cuba, a pesar de que muchos integrantes del partido rojo favorecen su levantamiento.
Actualmente, una de las mayores afectaciones que produce el bloqueo está en el plano financiero, dada la prohibición de que Cuba utilice el dólar en las transacciones internacionales.
En ese sentido durante este año el propio departamento del Tesoro aplicó cinco multas contra entidades bancarias y empresas de otros países por realizar algún tipo de negocio con Cuba, con un monto que superó los dos mil 834 millones 867 mil 575 dólares.
OTROS PROBLEMAS PENDIENTES
La controversia en torno a las compensaciones también está por resolver, y sobre este asunto tuvo lugar en La Habana a principios de diciembre un encuentro bilateral que permitió identificar las posiciones de cada parte sobre el asunto.
Mientras Washington pide que se le pague por las compañías nacionalizadas tras el triunfo revolucionario de 1959, la parte cubana exige indemnizaciones por los cuantiosos daños materiales y humanos causados por sucesivas administraciones estadounidenses.
Para el Gobierno cubano, otro asunto vital es la necesidad de que el Congreso estadounidense derogue la llamada Ley de Ajuste Cubano, vigente desde 1966, que al otorgar privilegios únicos a los ciudadanos cubanos que arriban a Estados Unidos, estimula la emigración ilegal desde la isla por cualquier vía.
También La Habana solicita a la contraparte estadounidense que elimine la política de pies secos-pies mojados, que establece la acogida a los cubanos que tocan tierra norteamericana y la devolución a la isla de quienes son recogidos en el mar antes de llegar a Estados Unidos.
Sin embargo, las autoridades norteamericanas reiteraron en los últimos meses que no están en condiciones de actuar en este tema de acuerdo con las demandas de las autoridades de la mayor de las Antillas.
La cancillería cubana pide además que Washington devuelva el territorio que ocupa ilegalmente la base naval de Guantánamo, tristemente célebre internacionalmente por la cárcel inaugurada en enero de 2002 por el presidente George W. Bush (2001-2009), en medio de la llamada guerra contra el terrorismo.
El cese de las transmisiones ilegales de radio y televisión hacia la mayor de las Antillas y de los programas de cambio de régimen, son otras de las exigencias de Cuba.
ALGUNOS AVANCES DISCRETOS
Pero también en los últimos meses hubo algunos avances discretos, como es el hecho de que a partir de enero de 2015 comenzó a llegar a Cuba una avalancha de congresistas, hombres de negocios y representantes de organismos gubernamentales estadounidenses.
El 29 de mayo Estados Unidos anunció oficialmente la exclusión de Cuba de la lista de países que según el Departamento de Estado patrocinan el terrorismo, clasificación en la cual la isla nunca debió estar, según las autoridades cubanas.
Tras varias reuniones sucesivas en Washington D.C. y en La Habana, el 20 de julio se restablecieron oficialmente las relaciones diplomáticas, y las respectivas secciones de intereses se convirtieron en embajadas.
Desde entonces, tres miembros del gabinete de Obama visitaron Cuba: el secretario de Estado, John Kerry, quien presidió la apertura oficial de su representación el 14 de agosto; la secretaria de Comercio, Penny Pritzker, en octubre; y en noviembre, el de Agricultura, Thomas Vilsack.
La instauración de la Comisión Bilateral para evaluar la marcha del proceso hacia la normalización fue otro logro importante en el período. Este panel funcionó en septiembre en La Habana y a principios de noviembre en la capital norteamericana.
Otro hecho destacado en el período fue la emisión de regulaciones por parte de los departamentos del Tesoro y del Comercio, en enero y septiembre. En ambos casos, aunque las medidas flexibilizaban aspectos puntuales del bloqueo, quedaron por debajo de lo que la ley permite hacer a Obama sin contar con el Capitolio.
A principios de diciembre y tras varios contactos preliminares, representantes de Cuba y Estados Unidos decidieron reanudar el traslado del correo postal directamente desde las dos naciones, proceso que se realizaba a través de terceros países.
Al referirse a los logros de ambos Gobiernos en los últimos meses, el asesor adjunto de seguridad nacional, Ben Rhodes señaló a la televisora Univisión: "Avanzamos mucho en el último año, llegamos a acuerdos en multitud de asuntos".
Destacó además que la administración del presidente Obama logró cambiar en el último año las políticas para permitir más viajes a Cuba.
De cualquier forma, el propio Obama dejó claro desde el 17 de diciembre de 2014 que el cambio en el curso de las relaciones con Cuba no significa un abandono del objetivo de Washington de subvertir el orden económico, social y político aquí, solo que ahora se busca el mismo fin, por otros medios.
El propio mandatario reiteró esta semana su deseo de visitar la isla el próximo año, aunque puso ciertos condicionamientos -matizados por intereses electorales y por su afán de quedar bien con sectores de ultraderecha- en el sentido de que solo vendría si le permitieran interactuar con los llamados "disidentes", o grupos que desde hace años son financiados por Estados Unidos.
A pesar de los problemas por resolver, hay un saldo positivo en el proceso que comenzó hace un año hacia la normalización de los vínculos entre los dos países.
Es un mecanismo muy difícil de echar atrás, aunque los dos Gobiernos reconocen que persistirán por años sus profundas diferencias.
Sin embargo, estas contradicciones no impiden la posibilidad de que ambas naciones convivan en paz, sobre la base del respeto mutuo, como reconocen las autoridades de La Habana y Washington.
PL/CubaSí
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