Estatismo: la religión más peligrosa.
Statism: The Most Dangerous Religion
Dicho de manera breve y simple, estatista es
alguien que cree en el Estado. Es alguien que quiere un Gobierno. Gobierno: es el ejercicio de la Autoridad
sobre un pueblo o lugar, y eso es, básicamente, el "derecho a
gobernar". No es sólo la capacidad para controlar a otras personas, pues
la mayoría de la gente posee de una manera u otra esa capacidad. Es el derecho, la idea de que ciertas personas están legitimadas para controlar a
otras por la fuerza. La creencia en el Gobierno es pura fe, creencia
adoctrinada, que en realidad no tiene sentido alguno en términos prácticos, ni
en evidencia o lógica.
Durante años pensé que era una excelente analogía comparar Gobierno y religión, finalmente me di cuenta que no era una analogía: ES UNA RELIGIÓN, en todos los sentidos. Deidad-gobernante sobrehumana, el Gobierno posee derechos que no tienen los gobernados. No está restringido por normas aplicables al común de los mortales.
Emite mandamientos, y si los desobedeces eres un
pecador y mereces ser castigado.
Los fieles, los verdaderos creyentes,
tienen gran fe en estos rituales estrafalarios llamados Elecciones,
Legislaciones y Nombramientos, y algunos de ellos se disfrazan y dicen: "Ahora,
represento al Gobierno. Sé
que tengo aspecto de persona, pero no sólo tengo los derechos de una
persona, porque yo represento a la mágica deidad llamada Gobierno y, por
tanto, se me
permite exigirte tu dinero y mangonearte y violentarte si me
desobedeces,
porque estoy actuando en nombre del Gobierno y el Gobierno tiene mandamientos llamados leyes, y estas
leyes no sólo son amenazas para los humanos, son decretos de algo sobrehumano.
Así que, todos vosotros, gente común de ahí fuera, deberéis inclinaros ante
esta deidad. Si queréis un Mundo ordenado, a esto habéis de
rezarle. He aquí que os proporcionamos ciertos rituales e instrucciones
de cuándo y cómo realizarlos. Rezar al 'dios' para que convierta el
Mundo en
lo que queréis que sea y para que os salve de todas las incertidumbres
de la
realidad".
La doctrina enseñada a la gente es
simplemente absurda, ejemplo de ello es el “Consentimiento de los
Gobernados", pues no existe tal cosa.
Si es consentimiento, es voluntario;
si es gobernado, no es consentido. La excusa dada es: “Nosotros tenemos el derecho a
gobernaros porque vosotros decidisteis que así lo hiciéramos, incluso si no nos
votasteis, e incluso si os oponéis a todo cuanto os hacemos”.
En fin, ellos "nos representan". ¿Nos representan? ¿Haciendo cuanto nosotros no tenemos derecho a hacer y mangoneándonos y robándonos la vida y la hacienda? Estoy seguro de que, si acudiese a mi vecino y lo mangoneara y le quitara el dinero diciéndole "Te represento!", éste me diría –"¡Qué! ¿Que estupidez me estás diciendo?"
En fin, ellos "nos representan". ¿Nos representan? ¿Haciendo cuanto nosotros no tenemos derecho a hacer y mangoneándonos y robándonos la vida y la hacienda? Estoy seguro de que, si acudiese a mi vecino y lo mangoneara y le quitara el dinero diciéndole "Te represento!", éste me diría –"¡Qué! ¿Que estupidez me estás diciendo?"
Un claro indicativo de que la creencia en
el Gobierno es una cuestión de creencia religiosa, de fe ciega, es la manera en
que responde la gente ante una sencilla línea de cuestionamiento:
–¿Puedes otorgarle a otro un derecho que
tú no tienes?
Todos contestarán; Por supuesto que no.
–¿Y tú y tu colega, podéis ambos otorgarle
a un tercero un derecho del que ambos carecéis?
–Pues no.
Sólo hacen falta un par de
planteamientos más para llegar a... ¿Cómo puede el Congreso tener derechos
que tú no tienes?
Su reacción se vuelve entonces emocional,
tornándose iracundos o poniéndose a la defensiva o huyendo. No llegaron a esta
creencia mediante razonamiento, evidencias o lógica, llegaron a ella por tener
una fe ciega insertada en sus cabezas desde antes incluso de
que pudieran hablar.
Es simplemente algo en lo que fueron enseñados a creer, a saber: que
existe esta entidad llamada "Autoridad", la cual se permite hacer cosas
que al común de los humanos no se les permite, y a la cual la gente tiene la obligación de
obedecer.
La mayoría de la gente siente literalmente
agobio físico y miedo ante la idea de desobedecer a alguien con “Autoridad”, no pueden decir "No, eso yo no lo hago,"
porque
va en contra de sus muchos años de "programación y adoctrinamiento",
aleccionados como han sido para creer que si obedeces eres bueno y si no
lo haces eres malo, ese es el
mensaje que transmite principalmente la escuela, y ese mensaje es
machaconamente
introducido en las tiernas cabezas de la gente.
En fin, toda esa bazofia de la aprobación y desaprobación
que se aprende en la escuela, "si haces lo que se te dice obtendrás aprobación y
recompensa, pero si no lo haces, tendrás desdén y condena". Quienes están "al mando" se asegurarán
de que todos sepan lo mala persona que eres porque no hiciste lo que se te
mandó.
La creencia en la Autoridad dirige todo y a todos, buenos, malos y medianos, a hacer y justificar cosas que de otro modo no harían. Incluyendo, por supuesto, a la policía, porque la policía cree real y verdaderamente que tiene el derecho a hacer cosas que tú y yo no tenemos derecho a hacer.
La única razón por la que la mayoría de ellos hace lo que hace
es debido a que creen en la "Autoridad" y porque realmente creen que
la legislación les da una “exención moral”, pero cuando hacen algo criminal y
alguien les dice: "Eh, eso que haces no está bien", contestan:
"Yo no hago la ley, sólo la hago cumplir. Yo no soy responsable de mis
acciones, sólo soy una herramienta de algo extraño en algún lugar llamado Gobierno.
No me puedes culpar a mí por lo que yo hago personalmente porque realmente no
lo estoy haciendo yo.”
Tan demencial como suena, eso es lo que
dice la mayoría cuando alguien les advierte de que lo que hacen está mal. No
está bien encerrar a alguien por fumar marihuana. No está bien echar por la
fuerza de sus casas a personas indefensas en nombre de los bancos. No, no están
bien todas esas maneras, en fin, con las que "las fuerzas del orden" actúan
violentamente contra la gente.
Pero si les planteas el tema te hablan literalmente
como si no fueran ellos los que así proceden. La causa de dicha actitud es que fueron
aleccionados junto a todos los demás en la falacia de la Autoridad, del Gobierno
y de la ley. "Eres sólo una herramienta de esa cosa llamada ‘ley’, eso hace
que tengas derechos que los demás no tienen, por ello no has de sentirte mal
por agredir físicamente a la gente, porque la ley certifica que está
bien".
Realmente, decir que tú tienes derechos
que los demás no tienen es tan sólo una vil coartada, un permiso para ignorar tu conciencia.
¡No!, no tienes derecho a decirles a los demás cuales han de ser sus hábitos ni cómo han de vivir. No tienes derecho a extorsionar a la gente por tu cuenta, pero si perteneces a las "fuerzas del orden", entonces no sólo está bien, sino que es incluso noble y grandioso ir por ahí asaltando y mangoneando a la gente. Ese es el mayor peligro de la creencia en la Autoridad, que induce a gente común a hacer o a justificar cosas repugnantes y violentas porque, piensan, "si el Gobierno y la Autoridad lo hacen, está bien".
Son educados e inducidos por sus
padres, por la escuela, por el Gobierno, por la cultura, por todos los mensajes
autoritarios incorporados en todo, a creer que la obediencia es una virtud. Erigid
una cultura que induzca a pensar así y surgirá un sombrío psicópata en lo alto ordenando
cosas insensatas y gente respondiendo “debo acatar órdenes, debo obedecer la
ley, debo hacer lo que se me manda porque es una virtud”, y entonces se pondrán
en marcha y harán cosas terribles.
No
temo a los Maos, ni a los Stalins ni a
los Hitlers. Temo a los millones de personas que, alucinadas por la
Autoridad, se baten por ellos, pagan por sus imperios y ejecutan sus
órdenes.
Me da igual que haya un pirado con un
estúpido bigote. Él no es una amenaza siempre y cuando la gente no crea en la Autoridad.
Algunos arguyen que habría que confiar en todo el mundo si no se quiere Gobierno,
pero eso no es para nada cierto. Yo no confío en todo el mundo, pero sí en que la
gente pueda dirigir sus propias vidas, ¿porqué diablos habría confiar en quienes
propician que otros dirijan las suyas, la mía y las de los demás?
Esta idea se resume en lo siguiente:
-No confío en la gente.
-La gente es indigna de confianza.
-La gente es impredecible.
Por lo tanto mi solución es elegir a
algunas de esas personas (de las más indignas de confianza que
existen), y darles permiso para controlarnos a todos coactivamente, eso nos protegerá de la confianza indigna
del resto de la humanidad.
Vale, tanto te aterra la gente y tan agradecido estás al Gobierno... Pero, déjame preguntarte: ¿Quien te expolia fuerza y amenaza más, las personas comunes o los agentes de la Autoridad? ¿Cuantos asesinatos son cometidos por gente común, comparado con cuantos son cometidos por quienes actúan en nombre de la Autoridad? La cifra ni siquiera se aproxima.
El número de crímenes cometidos en nombre de las fuerzas del
orden, de Gobiernos y de la Autoridad, empequeñece por completo al
"crimen común",
incluso el número de victimas causadas por los Gobiernos en otros países
es muy inferior a las víctimas
causadas a sus propias poblaciónes.
En los últimos 100 años, más de 270
millones de seres
humanos han sido asesinados por sus propios Gobiernos, ello sin contar
la guerra.
Esa
gente instalada en el Poder no tiene derecho a gobernar.
Sus amenazas
no son leyes, son sólo amenazas. Sus
exigencias no son impuestos, son sólo extorsión. Si para muchos esto es
percibido como una herejía, es porque lo es. Es una herejía contra el
dios llamado Gobierno.
Hay esperanza porque nadie
que comprenda por qué la Autoridad es intrínsecamente fraudulenta se va a
despertar un buen día diciendo: "Creo que debería hacer todo cuanto los políticos digan".
No hay comentarios:
Publicar un comentario