El miedo a lo desconocido es lo peor del mundo, seguido de la costumbre. Se tiene más miedo al bisturí del cirujano que al tumor que te va segando la vida en silencio. Se teme más a una formación que defiende una nueva forma de hacer política que a los partidos que llevan décadas chupándote la sangre.
Este domingo, una parte importante de los griegos se han soltado el pelo y han decidido dejar sus miedos en el armario y apostar por la esperanza, aunque sea incierta. La rotunda victoria de Syriza es la primera insurrección popular seria en Europa contra el neoliberalismo más inhumano que ha dominado el discurso político estos últimos años.
Ha habido esbozos de protestas de la socialdemocracia en Francia y en Italia, que se apagaron al poco de nacer para seguir la senda marcada por la troika. Ha habido masivas movilizaciones contra las políticas de austeridad, como las del 15-M y las mareas en España.
Pero, tras la elecciones griegas, el campo de batalla no solo va a estar en la calle. A partir de ahora, los lacayos de la troika que se sientan en el Consejo Europeo van a tener que escuchar a un Gobierno, legitimado por las urnas de su país, que no parece dispuesto a tragar con todo lo que ordene el poder financiero.
El miedo no ha cambiado de bando, pero empieza a estar mejor repartido. Merkel tendrá que tragarse parte de su prepotencia, y Juncker también se tendrá que comer algo de su chulería cuando tengan delante a unos tipos defendiendo unas propuestas en las que creen y que cuentan con el respaldo de todo un pueblo.
El segundo 'marrón' que le puede salir a esta Europa de los mercaderes es España, otro de los 'cerdos rojos' que empieza a preocupar a la troika por la aparición de una fuerza tan difícil de combatir como Podemos, un PP que se mantiene por la incultura democrática de buena parte de su electorado, y un PSOE totalmente perdido.
Todo apunta a que solo queden dos opciones en el tablero: PP y Podemos. Como ha ocurrido en Grecia, la derecha disfruta de una amplia forofada que va a seguir fichando en las urnas; Podemos se mantiene en segundo lugar, con posibilidades de gobernar importantes instituciones tras las elecciones de mayo, mientras el PSOE camina hacia la irrelevancia política, a pesar del respiro momentáneo que le pueden dar las elecciones andaluzas de marzo
Vienen unos meses en los que la frase "España no es Grecia" va a aparecer en muchos discursos en este país. Y, aunque sea cierta, también pudiera ocurrir que algo similar a lo que ha vivido Grecia llegue a suceder en España en un tiempo no demasiado lejano.
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