jueves, 3 de abril de 2014

La Iglesia rompe su silencio en la crisis venezolana para criticar solo al Gobierno

 

 

La Iglesia rompe su silencio en la crisis venezolana para criticar solo al Gobierno



"La causa fundamental de la actual crisis es la pretensión del partido oficial y autoridades de la República de implantar el llamado Plan de la Patria, detrás del cual se esconde la promoción de un sistema de Gobierno de corte totalitario, que pone en duda su perfil democrático".

Son palabras del secretario de Estado del Vaticano, Pietro Parolin, dos meses después del inicio de las protestas iniciadas en Venezuela contra el Gobierno y que se ha cobrado 39 muertos y cientos de detenidos y tras un artículo del presidente Nicolás Maduro publicado en The New York Times llamando a la paz.

Sin embargo, el economista estadounidense Mark Weisbrot publicó un extenso artículo el pasado jueves en el periódico inglés The Guardian donde describe la situación vivida en Venezuela, que contrasta totalmente con la que dan los grandes medios de comunicación.

En el texto denuncia la falsedad de muchas acusaciones al Gobierno, cuando la realidad demuestra que esta campaña es realizada por sectores de la ultraderecha radical de la oposición con apoyo de Estados Unidos.

"La gente a la que la escasez le crea más molestias es, por supuesto, los pobres y las clases trabajadoras. Pero los habitantes de Los Palos Grandes y Altamira [barrios ricos], donde vi verdaderas protestas, tienen sirvientes que hacen cola para lo que necesitan y tienen el ingreso y el espacio para acumular algo de existencias", afirma.

Respecto a la violencia por parte de cuerpos de seguridad, Weisbrot señala que "presuntamente tres personas podrían haber sido asesinadas por la Guardia Nacional u otras fuerzas de seguridad, incluyendo dos manifestantes y un activista que apoyaba al gobierno. Algunas personas acusan al gobierno de otras tres muertes por civiles armados; en un país con un promedio de más de 65 homicidios por día, es completamente posible que esta gente actuara por su cuenta".

Pero la Conferencia Episcopal solo criticó al Gobierno, sin hacer referencia alguna a la oposición, al referirse exclusivamente a "la brutal represión de la disidencia política, el intento de pacificación o apaciguamiento por medio de la amenaza, la violencia verbal o la represión física", del Ejecutivo.







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