El economista jefe del Fondo Monetario Internacional (FMI), Olivier Blanchard, ha reconocido a través de un informe presentado el pasado jueves "el error cometido por el organismo internacional a la hora de recomendar recortes a los gobiernos europeos, ya que no supieron entender que el compromiso de las autoridades con la austeridad acabaría con el crecimiento". Y se quedó tan ancho.
En primer lugar aclaremos algo: el FMI no se ha equivocado a la hora de tomar sus decisiones; el fracaso de las políticas neoliberales que imponen a los países del sur de Europa no son fruto de un error en sus cálculos económicos. Eran y son absolutamente conscientes de las nefastas consecuencias económicas y sociales que tienen sus políticas, pero las imponen igualmente porque benefician al capital financiero internacional para el que trabajan.
Durante décadas han impuesto estas mismas políticas neoliberales en diferentes puntos del planeta, y siempre con los mismos resultados, luego no cabe ahora la sorpresa o el "error" como argumento. Son tan criminales como cínicos y mentirosos. Decenas de economistas y analistas de todo el mundo - así como gobernantes de otros países que sufrieron antes estas políticas neoliberales como Argentina o Ecuador - ya advirtieron desde el inicio de "la crisis" que estas políticas traerían estas negras consecuencias; ¿por qué no se escucharon? Todavía hoy son insultados y censurados sus argumentos en los grandes medios de comunicación.
Pero vamos a echarle imaginación y aceptar que el fracaso de las "políticas de austeridad" fue un error. Bien, pero entonces ¿nadie va a pagar por ese "error" cuyas consecuencias están causando muertes, sufrimiento, y ruina económica a millones de familias en toda Europa? ¿Ninguno de estos apóstoles del neoliberalismo va a asumir su responsabilidad? Claro que la pregunta correcta sería otra: ¿existen mecanismos o instrumentos internacionales para depurar responsabilidades civiles, políticas y penales contra estos criminales? Por supuesto que no.
Al margen de otro tipo de responsabilidades mayores, si Olivier Blanchard y el resto de burócratas al servicio del capital tuvieran un mínimo de ética y dignidad, deberían abandonar sus cargos de inmediato toda vez que reconocen su monumental fracaso.
Obviamente estos delincuentes económicos carecen de valores y de escrúpulos, y además las leyes les protegen. Seguirán en sus cargos dictando los designios de las naciones y sus ciudadanos. Como el Vicepresidente de la Comisión Europea y comisario europeo de Competencia, Joaquín Almunia, destacado miembro del mismo PSOE que se presenta como la "alternativa a la derecha"; o sea la alternativa a sí mismos. Este "socialista" a las órdenes del capital ha insistido esta misma mañana en la necesidad de seguir imponiendo las políticas neoliberales porque, a pesar de sus nefastos resultados, "no hay alternativas" y "nadie es perfecto".
O como Durao Barroso. Este inaguantable personaje, que debería comparecer ante los tribunales internacionales junto al "trío de la Azores" para responder por los crímenes cometidos en Irak, ha dicho ayer durante una comparecencia pública al lado de Rajoy, que "en España tiempo atrás había un drama" - refiriéndose sin decirlo a la época de Zapatero - pero que hoy, con Rajoy en el gobierno, ya no existe ese drama puesto que está aumentando nuestra "competitividad". Se puede decir más alto pero no más claro: para este tipo de burócratas a las órdenes del capital, el "drama" no tiene nada que ver con la penosa situación y el sufrimiento que sufren por su culpa millones de ciudadanos, sobre todo los más vulnerables, sino que para ellos el "drama" es que el capital financiero y las grandes corporaciones empresariales no puedan seguir incrementando sus beneficios a pasos agigantados.
¿Somos o no somos conscientes todavía de que nuestro enemigo, el enemigo de la democracia, es el poder económico y financiero y todos los tecnócratas y gobernantes títeres que están a su servicio? ¿Somos o no somos conscientes todavía de que el PP, PSOE, CIU, PNV, UPyD... son sólo marionetas del capital que no van a resolver nuestros problemas jamás - los de la clase trabajadora - porque ni quieren ni pueden hacerlo dentro del sistema capitalista que ellos defienden? ¿Somos o no somos conscientes de que dentro del Euro y de esta Europa de los mercados jamás seremos un país soberano ni se podrá ejercer nunca la soberanía popular? Ellos tienen muy claro lo que quieren. ¿Y nosotros, despertamos de una vez?
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