Es de noche. Estás tumbado en la cama y todo retumba a tu alrededor por las explosiones de los morteros y la artillería.
Quieres cerrar los ojos, pero tardas unos segundos en hacerlo. Justo el tiempo en el que te preguntas qué verás a tu alrededor la próxima vez que los abras. Y entonces algo vence al miedo: el visceral deseo de que si una bomba cae sobre tu casa, la explosión no te despierte.
El audio que tenéis debajo lo grabé desde la ventana de nuestra habitación una noche cualquiera. Quiero pediros algo: ponéos unos cascos, subid el volumen y cerrad los ojos.
Así es cada noche en Alepo, desde hace meses, para decenas de miles de civiles.
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