La actual situación, la inminencia de un nuevo paquetazo de Rajoy/Merkel y la oleada de huelgas y manifestaciones anunciadas para septiembre, pone de manifiesto la necesidad de que la clase trabajadora y el pueblo utilicen su arma más poderosa, su unidad en una Huelga General hasta echar al Gobierno
Hay que echar al gobierno y la troika
El Gobierno prosigue sus recortes sociales al dictado de la troika. Rajoy hace malabarismos para no llamar rescate al rescate e intentar aparentar que no es lo que es, el gobierno de un país intervenido. De su descrédito acelerado y de la crisis del Gobierno y las instituciones, dieron sobradas muestras las sucesivas manifestaciones, cortes de calles y carreteras, huelgas y protestas, con su punto más álgido en la marcha minera de mediados de julio.
Las propias encuestas indican que, a siete meses de llegar al gobierno, seis de cada diez votantes del PP están en contra de su política y uno de cada dos no volvería a votarlos. Baste ver las fisuras que se abren en el PP con las propias Comunidades autónomas y ayuntamientos en que gobierna y con hechos como la libertad condicional de Bolinaga.
A Rajoy le "crecen los enanos", pero fiel al único compromiso que mantiene firme, ser el gobierno de los banqueros y de la Troika, lejos de rectificar intensifica sus medidas a golpe de decreto, recortando ahora las pagas de los empleados públicos, subiendo el IVA (el que "no iba a subir") y disparando la inflación, sumando nuevos desempleados al tiempo que recorta las prestaciones, poniendo en la calle a miles de profesores... mientras sale de nuevo al rescate millonario de los banqueros, ahora en forma de un "Banco malo" que se hará cargo de todos los "activos tóxicos", a cuenta del erario público y del crecimiento de la deuda. Como su predecesor, este Gobierno está dispuesto a inmolarse "por la patria", entendida esta como un cortijo de la Troika.
La presentación de los Presupuestos Generales del Estado a finales de septiembre supondrá un nuevo golpe de tuerca en esta política liquidadora de salarios, derechos sociales y libertades. Baste mirar a Grecia o Portugal para adivinar, sin temor a equivocarse, por donde vienen los tiros: recortes a las pensiones, bajadas de las prestaciones por desempleo, recortes salariales generalizados (en Portugal entre un 8 y un 11% que se suma, entre otros, a las ya retiradas pagas de verano y navidad a los funcionarios y pensionistas que ganaban más de 1000 euros), privatizaciones de servicios públicos con el reguero de despidos y bajadas salariales que las acompañan…
Pero septiembre viene caliente porque ni Rajoy ni la Troika logran lo que desearían: aplicar estas medidas (y más) en medio de la aceptación social. La presión obrera y popular vuelve a dispararse y septiembre viene marcado por un calendario de huelgas y movilizaciones que involucran a fábricas, transporte público, mineros, sanidad, educación, empleados públicos en general, trabajadores del campo, estudiantes y otros sectores populares.
Las manifestaciones multitudinarias reunieron una multitud el 11 en Barcelona y se anuncian movilizaciones masivas el 15 en Madrid, el 25 ante el Congreso de los Diputados, y el 26 con la huelga general en Euskal Herria y la jornada estatal de lucha convocada por el sindicalismo de clase y alternativo.
El rechazo social a los planes del gobierno se ha expresado multitudinariamente en las calles y en las huelgas.
Ese ha sido ya el mejor referéndum. La política de las direcciones d IU, CCOO y UGT de reconducir ese rechazo social hacia un referéndum no tiene otro sentido que, desconociendo esa voluntad popular ya expresada, llevar una situación que puede escapárseles de la manos al terreno de ganar base social para un gobierno de concentración nacional (con el propio PP y los banqueros) o recuperar base social para la vuelta al gobierno de un PSOE cuyo descrédito no remonta ni en la "oposición", porque a cada paso muestra que no sería otra cosa que un nuevo gobierno de la troika.
La actual situación, la inminencia de un nuevo paquetazo de Rajoy/Merkel y la oleada de huelgas y manifestaciones anunciadas para septiembre, pone de manifiesto la necesidad de que la clase trabajadora y el pueblo utilicen su arma más poderosa, su unidad en una Huelga General hasta echar al Gobierno y la Troika.
Para el sindicalismo de clase y alternativo, y para los movimientos sociales como el 15M y las plataformas que vienen surgiendo, el desafío es organizar desde la base la huelga general apoyándose en las propias huelgas y luchas obreras, en las asambleas, en las manifestaciones masivas (haciendo valer su presencia) y en impulsar calendarios unificados de esas luchas. Con ello iremos dando pasos concretos y decididos en construir la huelga general, forzando a los dirigentes de CCOO y UGT, como hicimos ya el 29S y rotundamente el 29M, a llegar más lejos de lo que quisieran o desbordando directamente las pretensiones conciliadoras de la burocracia y los partidos institucionales.
Editorial de Página Roja de Septiembre de 2012, publicación mensual de Corriente Roja / Corrent Roig.
Publicado en Opinión
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