domingo, 6 de agosto de 2017

Venezuela: Frustrado de ataque terrorista instigado por Marco Rubio agosto 06, 2017


El Constituyente y primer Vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), Diosdado Cabello, informó a través de su cuenta en la red social Twitter @dcabellor que la situación irregular que se presentó en la madrugada de este domingo en el Fuerte Paramacay en Valencia, estado Carabobo, fue controlada gracias a la actuación de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) y señaló al congresista estadounidense Marco Rubio como instigador.

Los hechos fueron protagonizados por el Capitán Guaicaipuriano Scott, desertor de la GNB, que actualmente residía en Estados Unidos, en complicidad con un Teniente de la Compañía de comando y cerca de 25 efectivos, que en su mayoría eran civiles.

Desde el comienzo quedó claro que no se tratataba de un golpe de estado ni insurgencia militar, sino de una operación de propaganda que incluyó un ataque de civiles disfrazados de militares y un video de un oficial retirado, dado de baja por medidas disciplinarias hace tres años, grabado en el exterior.

Los fascistas han difundido un panfleto donde se puede leer que si eres fiel a la democracia y al gobierno venezolano, te conviertes en objetivo militar, “asume las consecuencias”.

Los atacantes fueron repelidos de inmediato por todos los integrantes de la FANB. Hay varios civiles detenidos con prendas militares que han confesado haber sido contratados en Zulia y otros estados.

Cabello señaló que: “Nuestra FANB actuando con máxima moral en defensa de su Honor, de la Paz y de la Patria ha controlado la situación, seguiremos informando”, expresó Cabello.

Añadió que el ambiente se encuentra en absoluta normalidad en el resto de las unidades militares del país, “quienes sueñan con lo contrario se estrellarán con la moral de la FANB”




Estos son los SIETE paramilitares detenidos en el asalto al fuerte de Paramacay.
 


Hay un octavo herido.

Y dos muertos.

Sólo dos ex- militares, el resto mercenarios.

Lista extraoficial de los implicados en el asalto:
 

Sargento Primero Darwin Antonio Solis Bemitez, C.I. 13650812
Reserva de paracaidista – Maracay

Primer mayor Oswaldo José Gutierrez Guevara C.I. 20177785
3 meses desertor a la orden de personal del ejercito, Caracas.

Cabo segundo milicia, Alberto José Polo Díaz, C.I. 18006109
Zulia milicia Bolivariana

Civil Gabriel Jesús Barros Romero, C.I. 21229384
Maracaibo, Zulia.

Civil Larry Enrique Briceño Inestroza, C.I. 10454057
Maracaibo, Zulia. (Contratado por un tal Conas).

Civil Giulianny Espinoza Ramirez, C.I. 20050881
Caracas. (Contratado por la Resistencia).

Civil Dicxon Javier Jimenez Jimenez, C.I. 26224117
Yaracuy.

Civil, Robert Antonio Salas Moreno, C.I. 16355121.
Maracaibo, Zulia.

Cabe destacar que algunos registran historial policial.

Darwin Antonio Solis Bemitez, fue detenido por lesiones personales año 2011 y Larry Enrique Briceño Hinestroza, por comercio y detentación de estupefacientes en el año 1991.



Fuentes: Resumen Latinoamericano/La República.es 
 
 
 
 

Japón: Abe participa en el aniversario del bombardeo de Hiroshima

 

 Representantes de unos 80 países y sindicatos internacionales, junto con más de 50.000 espectadores, conmemoraron en el Parque Conmemorativo de la Paz el 72.º aniversario del bombardeo atómico que EE.UU. perpetró.



Entre los invitados que acompañaron al primer ministro japonés, Shinzo Abe, había representantes de Zimbabue y Kirguistán, quienes participaron en la ceremonia por primera vez. También acudieron enviados de potencias nucleares como Reino Unido y Rusia.



El bombardeo de 1945 sobre Hiroshima fue la primera ocasión en la que se emplearon armas atómicas.


 Se estima que el bombardeo del 6 de agosto y las consecuencias que se derivaron costaron la vida a más de 140.000 personas; mientras que el sucesivo ataque a la ciudad de Nagasaki dejó más de 70.000 muertos.




*


Al menos 50 mil personas acudieron este domingo al Parque Conmemorativo de la Paz, en la ciudad japonesa de Hiroshima (oeste), a 72 años de que el Ejército de Estados Unidos (EE.UU.) lanzara la bomba atómica en la localidad.


Entre los asistentes se contaban algunos supervivientes de la bomba, cuya edad media es de 81 años. A las 8H15 hora local (23H15 GMT del sábado) momento exacto de la explosión, comenzó un minuto de silencio.


En el acto, el primer ministro japonés Shinzo Abe indicó que “para hacer realidad un mundo sin armas nucleares” es “esencial la colaboración entre los países que poseen armas nucleares y los países que no las tienen”.


Abe asistirá también a la ceremonia de Nagasaki —donde también hubo bombardeos atómicos— el 9 de agosto próximo, al igual que el nuevo ministro de Relaciones Exteriores, Taro Kono.


“Mientras haya armas nucleares y los políticos amenacen con usarlas, su horror podría saltar a nuestro presente en cualquier momento”, manifestó el alcalde de Hiroshima, Kazumi Matsui, al pronunciar la habitual declaración de paz.


En el cenotafio en honor de las víctimas se colocó una lista actualizada de decesos. Este año se ha añadido el nombre de cinco mil 530 personas que murieron en los 12 meses precedentes o cuya muerte se confirmó en ese periodo. La cifra total asciende ahora a 308 mil 725 personas.


La ceremonia contó con la participación de representantes de unos 80 países y de la Unión Europea (UE), entre ellos potencias nucleares como EE.UU., Rusia, Reino Unido y Francia.


La bomba lanzada sobre Hiroshima hace 72 años detonó con una intensidad de unos 16 kilotones a unos 600 metros de altura muy cerca de donde se levanta el parque donde tuvo lugar la ceremonia, y acabó de forma inmediata con la vida de unas 80.000 personas.


 Hiroshima y Nagasaki, no olvidar




De apoyar el golpismo en Venezuela a trabajar para Ciudadanos en España (Conozca a estos dos personajes)

 


 Gabriel San Miguel de “Voluntad Popular” (el partido golpista de Leopoldo López) estuvo detenido en Cojedes cuando portaban casi tres millones de bolívares, según él para propaganda política. Cuando fue puesto en libertad el gobierno de España tramitó con urgencia los papeles para que pudiera viajar a Madrid y que Ciudadanos le diese un puesto de trabajo como Coordinador Territorial Grupo Municipal Ayuntamiento de Madrid.






La organización derechista Ciudadanos se ha posicionado con claridad a favor del golpe de estado en Venezuela, por la libertad de los terroristas encarcelados, por no condenar las guarimbas y en contra del Presidente elegido en las urnas Nicolás Maduro. No contentos con ellos han acogido (con sueldo emanado de la administración) a dos venezolanos por su curriculum derechista.


 

 A saber:


María Luisa Alonso. En la Rioja, donde hace apenas unos meses dimitiera el coordinador de Ciudadanos, Federico Pérez Oteiza, tras conocerse  su vinculación con dos sociedades en Panamá, es Concejal María Luisa Alonso por este grupo político. Ha tenido que declarar como imputada por un delito de malversación pública. El ex dirigente de Ciudadanos en La Rioja pide cuatro años de cárcel para la antichavista.


 http://www.rioja2.com/n-110740-2-concejales-de-cs-alonso-y-san-martin-declararan-investigados-por-posible-delito-de-malversacion-publica/.


 Insurgente.org | 06/08/2017






Declaraba en estos días ese canturreador de loquitas quinceañeras llamado Miguel Bosé que si sus “fans” desean verlo en Venezuela, que no voten por Chávez



Declaraba en estos días ese canturreador de loquitas quinceañeras llamado Miguel Bosé que si sus “fans” desean verlo en Venezuela, que no voten por Chávez, cuyas “fórmulas no son muy democráticas”, ya que no piensa aparecer por ese país mientras siga siendo Chávez presidente, dado que “nunca ha habido menos posibilidades de expresión a nivel de medios públicos ni tanto periodista en arresto en las cárceles”.


Ignoro para qué le interesa tanto al cantante español “las posibilidades de expresión” que pueda haber en el país venezolano cuando un simple vistazo a su discografía nos remite a textos tan comprometidos con la suerte de la humanidad como: “serás mi amante bandido, bandido, corazón, corazón malherido, seré tu amante cautivo, seré ahum, huracán, huracán abatido, seré tu amante bandido, seré tu amante cautivo, cautivo, ahum…”.


O la no menos intensa pieza literaria de su autoría que reza: “Cuando tu boca me toca, me pone y me provoca, me muerde y me destroza, toda siempre es poca, y muévete bien que nadie como tú sabe hacer café.


Morena agarra, ay, me mata y me remata y vamos al infierno que nadie como tú sabe hacer café”.


Claro que no toda su conmovedora lírica gira en torno a desgarros existencialistas y demás intimidades cafetaleras. En otra de sus más brillantes piezas literarias, afirma el canturreador de quinceañeras: “con un canalla como yo y un corazón en paro ¿bastaría? Porque estoy loco y es más, estoy loco y me aguanto, con un canalla como yo y un pasaporte al Congo, ¿quién no iría?
Miguel Bosé sí iría.


Con un canalla como él y un buen contrato, hasta sin pasaporte iría al infierno, que mientras el diablo pague en euros jamás va a encontrar el canturreador pretextos para desairar a sus loquitas quinceañeras.


De hecho, pocos países latinoamericanos, tal vez Cuba, se han salvado de sus trascendentales gorgoritos y ejemplares escrúpulos.


En los más reputados lupanares latinoamericanos ha cantado este joven monárquico, en los cuarteles más afamados del cono sur, y nunca encontró razones para desairar tanta podredumbre y negarse a poner de relieve su perfil progresista en canciones de tanto compromiso como las descritas. Ni siquiera cuando en el pasado, visitaba los hoteles de Caracas de la mano de Carlos Andrés Pérez o de empresarios como Cisneros; o la Chile de su entrañable amiga Bolocco; o la Argentina de Menem; o la Colombia de Uribe y sus paramilitares; o la México de Calderón y el fraude; o la Miami de la que sobran los ejemplos pero que, sin duda, va a bien recompensarle sus espontáneas y desinteresadas declaraciones.


Lo que ignora el canturreador de locas quinceañeras es que en Venezuela, como en su España, no votan las loquitas quinceañeras, tampoco las cuerdas, con lo que su demanda electoral, probablemente, no surta los efectos que él espera. Por otra parte, la mayoría de la población venezolana ya está vacunada contra solfainfecciones como las que el canturreador promueve.


De hecho, a estas horas, y no obstante su terrible amenaza, ni se han producido suicidios en masa de quinceañeras venezolanas frustradas, ni se tienen noticias de algaradas en las calles reclamando su presencia.


Que feliz suerte la de Venezuela y que infeliz desgracia la de Miguel Bosé que para poder seguir viviendo en su España cañí va a tener que devaluar un tanto sus finos escrúpulos de canturreador de quinceañeras, no vaya a ser que un mal día, inoportunamente, se indigne contra el cierre de periódicos y revistas vascas como Egin, Egunkaria o Ardi-beltza; se exaspere por el cierre en el País Vasco de emisoras de radio; se irrite por la condena de 12 años a un preso por un artículo de opinión; se encolerice por someter a la justicia a un presidente autonómico acusado de haber hablado con otro político con el que todos han hablado;


Se enoje por llevar a la cárcel a las legítimas autoridades de Udalbiltza; o muestre su ira por los miles de vascos a los que se niega su derecho a elegir y ser elegidos, porque si Miguel Bosé, por las razones expuestas, también va a negarse a cantar en su país, pocos escenarios van a quedarle a la altura de sus aprensiones para poder seguir canturreando a loquitas quinceañeras que, a diferencia de Miguel Bosé, siguen cumpliendo años.



21-11-2007
Cronopiando
Miguel Bosé y Venezuela
Koldo Campos Sagaseta
Rebelión



Ingresa en prisión el responsable de 300.000 muertes en Auchwitz tras 72 años de impunidad


72 años después de la caída del régimen Nazi en Alemania, el responsable de la muerte de 300.000 personas, Oskar Groening, ha sido condenado a prisión, a pesar de mostrarse arrepentido.


Su defensa intentó eludir la cárcel atendiendo a la avanzada edad del acusado, 96 años. Sin embargo, la juez encargó un informe médico que determinó que Groening se encontraba en un estado óptimo para cumplir la condena impuesta por el juez.





Se termina así un periplo judicial de dos años, cuando en 2015 le condenaron por su rol en el asesinato de 300.000 judíos en el campo de exterminio más sangriento de todo el régimen nazi.


Groening recibirá atención médica en prisión para certificar que se encuentra en todo momento en buenas condiciones, pero no evitará su ingreso: los médicos consideran que es apto, por lo que probablemente terminará su vida entre rejas.


Arrepentido de su pasado nazi


El acusado se muestra ahora arrepentido: "Nadie debería haber participado en Auschwitz. Soy consciente de ello. Lamento sinceamente no haber sido consciente de ello antes. Lo siento mucho", aseguró cuando el juez leyó la sentencia.


Sin embargo, Groening ha afirmado que en el pasado fue un ferviente seguidor del nazismo. Su trabajo, además, fue determinante, ya que era él quien se ocupaba de recoger las pertenencias de todas las personas que habían sido seleccionadas para ser asesinadas en una cámara de gas.


Auschwitz fue uno de los campos más mortíferos del régimen © Proporcionado por Los Replicantes Auschwitz fue uno de los campos más mortíferos del régimen


Los familiares de las víctimas del campo de exterminio han reclamado a la Justicia alemana una mayor celeridad a la hora de tratar este tipo de casos, ya que consideran que los supervivientes no cuentan con tanto tiempo como la Administración.


Alrededor de 1,1 millones de personas fueron asesinadas en el campo de Auschwitz-Birkenau, en Polonia, entre los años 1940 y 1945 por la maquinaria del régimen encabezado por Adolf Hitler.



 http://a.msn.com/01/es-es/AApqnzU?ocid=sf





 

sábado, 5 de agosto de 2017

EEUU podría iniciar una ‘guerra de olivas’ contra España

 
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Olivares en la comunidad autónoma de Andalucía, en sur de España. Foto: Hispan TV



El Departamento de Comercio de Estados Unidos ha abierto una investigación en relación con la importación de olivas españolas. Las autoridades apuntan a una posible competencia desleal, luego de que la Coalición para el Comercio Justo de Aceitunas Maduras, cuyos miembros son las empresas californianas Bell-Carter Foods y Musco Family Olive, presentó una demanda en junio alertando al respecto.


Según la entidad, el precio de la venta de las aceitunas procedentes del país ibérico está por debajo del nivel aceptable. Los demandantes además señalaron que los agricultores europeos reciben altas subvenciones.


En caso de ser demostrada la infracción, el Departamento de Comercio estadounidense impondrá sanciones. La posición de Washington ya ha alarmado a la Comisión Europea (CE), que ha reaccionado en defensa de los productores comunitarios.


“La Comisión Europea está intercediendo para defender los derechos de los productores españoles para exportar a EE.UU. bajo las normas de la Organización Mundial del Comercio (OMC)”, ha indicado un portavoz del Ejecutivo comunitario en un comunicado citado por la agencia española Efe.


Desde Madrid han tildado de falsas todas las acusaciones y han advertido que este tipo de sanciones podría suponer pérdidas superiores a los 350 millones de euros para el sector. El valor de las exportaciones de aceitunas de España a EE.UU. en 2016 fue de 61,4 millones de euros.



(Tomado de Hispan TV)




Promesa incumplida: Trump se va 17 días de vacaciones a jugar golf

 
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El mandatario inició sus vacaciones de verano este viernes con destino a uno de sus clubes privados en Nueva Jersey. Foto: Reuters



El presidente de Estados Unidos (EE.UU.), Donald Trump, inició este viernes 17 días de vacaciones de verano en su club de golf en Bedminister, Nueva Jersey, pese que prometió durante su campaña presidencial que si acaso tomaría pocos días de descanso.


Trump planea quedarse hasta el próximo 21 de agosto, casi el doble de lo que se tomó su antecesor, Barack Obama, a quien criticó fuertemente por sus periodos vacacionales y por jugar mucho golf.


A 196 días de haber asumido en la Casa Blanca, el republicano ha pasado 13 de los 28 fines de semana lejos de la Casa Blanca, principalmente en sus propiedades de Palm Beach y Bedminster, y en agosto Trump habrá pasado 53 días con actividades de ocio, comparado con los 15 días de Obama en el mismo periodo de su presidencia, según el diario The Washington Post.


“Barack Obama jugó ayer al golf. Ahora se dirige a unas vacaciones de 10 días en Martha’s Vineyard. Bonita ética de trabajo”, dijo Trump en agosto de 2011, arremetiendo contra Obama.


En una entrevista en julio de 2015, el mandatario estadounidense aseguró que si ganaba las elecciones presidenciales, “casi nunca abandonaría la Casa Blanca, porque hay mucho trabajo por hacer”.


Asimismo, en noviembre de 2016, una semana después de ganar las elecciones presidenciales, prometió que no sería “muy aficionado” al tiempo de asueto.



(Tomado de TeleSur)




La guerra de los medios contra Trump está destinada al fracaso, ¿no lo ven?



La guerra de los medios contra Trump está destinada al fracaso, ¿no lo ven?


Esta es la peor época para los medios de comunicación estadounidenses, pero también la mejor. Tal y como nos recuerda la triste historia del otrora gigante Chicago Tribune, hace años que la industria de la prensa viene muriéndose lentamente.


 Pero para el puñado de empresas periodísticas bien financiadas que aún sigue en pie, la era Trump ha terminado convirtiéndose en una "época dorada", un período de grandes propósitos y de defensa de la moral.


Entre los respetables miembros de la prensa en la costa este hay una increíble unanimidad en el desprecio al presidente. Están obsesionados con dejar constancia de su mal gusto, con encontrar errores en sus estúpidos tuits y con terminar con Trump y con sus socios por el escándalo ruso de acá o de más allá.


 Son más inteligentes que el simplón multimillonario. Las exclusivas que destapan son devastadoras. Las páginas de opinión parecen discursos de recaudación de fondos del Partido Demócrata. El tema de todas las secciones, todo el tiempo, es Trump. Han cargado con todo contra él en tantas ocasiones que ahora el público bosteza cada vez que comienzan los primeros tiros.


Un artículo del sitio Alternet que leí hace poco estaba hecho sólo con frases maliciosas sobre Trump, algunas con valor literario y de alto vuelo, otras viles y crueles, y todas muy divertidas. La mayoría extraídas de los medios masivos.


 Mientras escribo este artículo, cuatro de los cinco artículos más leídos en la página web de the Washington Post son sobre Trump. De hecho, si la memoria no me falla, hace al menos un año que Trump encabeza esta particular estadística.


¿Y por qué no iba a ser así? Está claro que Trump se lo merece. Es a todas luces incompetente y carece de los saberes básicos sobre el funcionamiento del Gobierno. Sus opiniones son repugnantes.


 Sus asesores, unos idiotas. Parece coquetear con fuerzas muy peligrosas. Y gracias a la caída del Partido Demócrata, no hay un control institucional fuerte para limitar el poder del presidente. La prensa tiene que dar un paso al frente.


Pero hay algo equivocado en todo este razonamiento.


Activadas por los medios de comunicación, las alarmas acerca de Trump llevan sonando estridentemente desde hace más de un año. Fue en enero de 2016 cuando el periódico en Internet The Huffington Post empezó a incluir en cada uno de sus artículos sobre Trump la acusación de que el multimillonario era "un mentiroso compulsivo, un xenófobo recalcitrante, un racista, un birther (un movimiento que sostenía que Obama no había nacido en EEUU) y un bravucón".


Fue en agosto de 2016 cuando el periódico the New York Times publicó un ensayo en el que daba por buena la percepción generalizada de los periodistas que veían a Trump como una mutación política (una desviación inaceptable del bipartidismo) que debía ser expurgada de las principales corrientes políticas.




No ha funcionado. Cuando lo castigan y denuncian, cuando cacarean y lo ridiculizan, Trump parece disfrutar. Como un reflejo, el presidente devuelve contra la propia prensa esa increíble efusión de desaprobación.


 Volvió a cobrar importancia aquella vieja crítica contra los medios por su "sesgo progresista", una creencia antigua que formaba parte de las paranoias republicanas en los días de Richard Nixon (el héroe de Trump). Trump y compañía usan ahora esa teoría para explicarlo todo.


Los medios avanzan hacia su era dorada mientras su reputación cae cada vez más bajo.


¿Cómo se explica esta paradoja tan evidente?


Sí, es cierto que ahora mismo Trump no tiene buena imagen, pero sigue siendo más popular de lo que debería (entre otras cosas increíbles, se dice que tiene hoy mejor imagen que Hillary Clinton). ¿Cómo puede ser que nuestros líderes de opinión crean algo con tanta unanimidad, tan categóricamente y, sin embargo, tengan tan poco éxito a la hora de persuadir a sus antiguos seguidores de opinión?


Parte de la explicación es la situación estructural de los medios de comunicación. A medida que mueren los periódicos, su lugar en la conciencia estadounidense es reemplazado por redes sociales formales e informales. Gracias a Facebook y a Twitter, hoy solo leemos aquellas cosas que confirman lo que ya pensamos. Tal vez hubo una época en la que el periódico the Washington Post podía derrocar a un presidente sin ayuda de nadie, pero esos días quedaron atrás.


Pero hay una segunda razón aún más fundamental. Lo cierto es que el unánime sentimiento en contra de Trump de los respetables miembros de la prensa es solo una muestra más de una homogeneidad mayor. Resulta que la prensa que aún sobrevive en Estados Unidos ve con unanimidad todo tipo de cosas. Sus opiniones sobre el comercio, por ejemplo. O sobre lo que ellos llaman "populismo".


 O sobre lo que ellos llaman "bipartidismo". O sobre todo lo que tenga que ver con el deterioro del sector industrial (triste, pero inevitable) y con el auge de las profesiones "creativas" de oficina (las más inteligentes, tan loables).


Esa es una de las claves detrás de todos los gigantescos errores del periodismo en las últimas décadas: la burbuja de las puntocom, enérgicamente celebrada por la prensa económica; la guerra de Irak, en la que fueron cómplices los gurús más importantes del periodismo; la ausencia total de visión para percibir la epidemia de falta de ética que permitió la crisis financiera de 2008; y el ascenso de Donald Trump, que (a pesar de la morbosa fascinación que sienten por él los medios) tomó por sorpresa a casi todos.


Todo lo que hacen los periodistas, lo hacen con mentalidad de rebaño, incluso cuando se trata de tirarse de cabeza por un acantilado. Todavía no pueden reprimir su admiración por los banqueros.


Hace solo una semana, por ejemplo, en las páginas de negocios de the New York Times se maravillaban de que a un alto cargo de Goldman Sachs ("posiblemente, el banco de inversiones más poderoso del mundo") le gustase trabajar como DJ en su tiempo libre.


Tienen una debilidad inagotable por las acreditaciones, especialmente en temas de política exterior.


El viernes 14, the Washington Post publicó un perfil del exasesor de política exterior de Hillary Clinton, al que encontraron dando una charla en su alma mater, la Universidad de Yale.


El periódico contó cómo el exasesor "repasaba una lista de sus primeros mentores", entre ellos, figuras prominentes de Brookings, del Departamento de Estado y del Council of Foreign Relations (CFR).


 Luego llegó el inevitable tema de la derrota de Clinton, un asunto tan agridulce que casi podían sentirse las lágrimas en los rostros de los lectores a medida que se les hacía recordar, una vez más, la ingratitud del país que rechazó al equipo de lumbreras de Clinton para elegir a un bufón como Trump.


Se pueden encontrar decenas de ejemplos similares, si no miles. El respeto de los medios de comunicación estadounidenses por los directores ejecutivos de las empresas tecnológicas y los expertos en política exterior es el negativo fotográfico del apabullante desdén que muestran por el Tonto Donald.


Estas cosas no pasan porque los periodistas que quedan sean progresistas. Pasan porque muchos de ellos forman parte de la misma clase, privilegiada y ensalzada.


Como profesionales, creen en las mismas cosas en las que creen tantos otros grupos de profesionales: en la existencia de una opinión general, en el "realismo", en las acreditaciones, en la sabiduría de sus colegas de profesión y, (por supuesto), en la estupidez de la plebe.


Esa es la clave para entender muchos de sus prejuicios y por qué no son conscientes de la imagen que proyectan hacia el resto de los estadounidenses.


¿De qué estoy hablando? Tomemos como ejemplo el caso de Playbook, el famoso boletín por correo electrónico del sitio Politico.com, leído religiosamente cada mañana por incontables miembros del cuerpo de prensa de Washington (entre los que me incluyo).


Aproximadamente dos tercios de sus publicaciones son resúmenes útiles de las noticias del día.


 Pero el resto es una especie de revista People para los periodistas de Washington, en la que se invita al lector a celebrar los cumpleaños de los principales periodistas (y políticos); a felicitar por sus frases ingeniosas a los principales periodistas (y políticos); a enterarse de qué importante periodista (o político) fue visto en qué fiesta; y a saber por adelantado qué importante periodista (o político) estará en qué programa del domingo.
 

Playbook no es único en su género. Antes de Politico.com, lo hacían ABC News y The Note, un boletín informativo por correo electrónico similar que también homenajeaba a los que llamaba la Banda de los 500, los felices y fiesteros dueños de la información privilegiada de la comunidad política y periodística que supuestamente hacían enfadar a Washington.


Por supuesto que estas cosas parecen inocentes y divertidas. Pero estos cuadros de honor en los que se celebra la amistad entre periodistas y políticos tienen un propósito no escrito: el de definir los límites de lo aceptable.


Como la lista de invitados en la fiesta de Lally Weymouth en Los Hamptons (lujuriosamente descrita en Playbook hace poco), solo un pequeño grupo de personas, publicaciones e ideas es aceptado. El resto, no.


Se trata de definir lo legítimo, por supuesto, y la prensa respetable aún en pie está completamente fascinada con eso. Es lo que define por completo su guerra contra Trump, por ejemplo. Saben qué apariencia debe tener un político, cómo debe actuar y cómo debe sonar.


Saben que Trump no se ajusta a esas reglas y reaccionan ante él como si fuera un objeto extraño metido bruscamente dentro de su refinado mundo, como un Rodney Dangerfield (un comediante conocido por sus chistes procaces) que contaminara con su presencia su sofisticado club de campo.


Mi creencia es que los medios de comunicación necesitan ganar la guerra contra Trump urgentemente. Pero van a seguir fracasando mientras insistan en ver esa guerra como una cruzada por restablecer las viejas reglas de lo legítimo. Hasta el día en que lo entiendan, el mundo seguirá ardiendo mientras la gente chic sigue hacia adelante con su fiesta.


Thomas Frank


The Guardian / El Diario (España)


Traducido por Francisco de Zárate





viernes, 4 de agosto de 2017

Lo que no te cuentan de los líderes de la oposición venezolana

De Izq a Dch: Julio Borges, Leopoldo López y Henrique Capriles durante la lectura de un manifiesto de apoyo al Golpe de Estado contra Hugo Chávez en 2002.

Pese a vivir a miles de kilómetros de distancia, todos conocemos los nombres y apellidos de los principales líderes de la oposición venezolana, cosa que choca un poco si tenemos en cuenta que probablemente la mayoría de nosotros no tenemos ni idea de quienes lideran la oposición en países vecinos como por ejemplo Portugal.

Sin embargo solamente les conocemos superficialmente y en base a la información que nos quieren hacer llegar los grandes medios de comunicación, que sin excepciones, siempre los presentan como profundos democratas y fervientes defensores de la libertad frente al temido y peligroso "regimen del dictador Maduro".

Pero lo que subyace tras ellos es su procedencia de alta cuna y su ideología neoliberal en lo económico y ultraderechista en lo político.  

Todos ellos han participado de algún modo en diferentes intentos de desestabilizar al Gobierno Bolivariano de Venezuela, incluida su participación directa en un golpe de estado militar contra Hugo Chávez en Abril de 2002. Además, como personas pertenecientes a las grandes familias empresariales del país, tienen bajo su control una gran parte del sector productivo venezolano. ¿Tendrá algo que ver con el desabastecimiento?


Leopoldo López


Hijo de Leopoldo López Gil, firmante del manifiesto por el que se suspendían todas las garantías constitucionales tras el Golpe de Estado contra Hugo Chávez en 2002, y nieto de Rafael Ernesto López, ex Ministro de Educación. 

Proveniente de una de las familias más adineradas de Venezuela, a los 18 años fue enviado a estudiar a EEUU en el elitista Kenyon College para posteriormente culminar sus estudios en la Universidad de Harvard.

De regreso a Venezuela, López comienza a trabajar en un alto puesto de la petrolera estatal PDVSA, enchufado por su madre, quien en esos momentos ocupa el cargo de Directora de Asuntos Públicos de la empresa. Más adelante, López tendría que enfrentar un juicio por fraude debido a un desvío de fondos de PDVSA a beneficio de sus proyectos políticos.

En 2000 funda junto a Enrique Capriles el partido político Primero Justicia, que cuenta desde el principio con el apoyo económico del gobierno de EEUU presidido por George Bush a través de la National Endowment for Democracy.

Esta institución norteamericana se dedica según su primer presidente, Carl Gershman, a "Llevar a cabo públicamente lo que ha hecho subrepticamente la CIA durante décadas" además de añadir que la organización se creó porque no estaba bien visto por el mundo entero que los movimientos democráticos de países extranjeros estuviesen financiados por la CIA.

Asimismo, el líder opositor entabla estrechas relaciones con el International Republican Institute (IRI) del Partido Republicano de EEUU, realizando numerosos viajes a Washington, visitando sus sedes y reuniéndose con funcionarios del Gobierno de George Bush.

El 11 de Abril de 2002 participa en el Golpe de Estado contra el presidente democráticamente electo, Hugo Chávez, liderando la detención del Ministro de Interior y Justicia, Ramón Rodríguez Chacín, como se puede ver en el siguientes vídeo.

Además, como se muestra en la foto y el vídeo enlazado al principio de este artículo, participa en la lectura del manifiesto que Primero Justicia hizo pocos días antes del golpe de estado reclamando la renuncia de Hugo Chávez y la de otros cargos políticos y disolución de diversos organismos. Exactamente las mismas primeras medidas que tomaron los golpistas durante su breve control del poder. 

Primero Justicia fue el único partido venezolano en aceptar el golpe de estado y la disolución forzosa de la Asamblea Nacional.

López fue amnistiado por Chávez y la causa contra él por estos hechos se cerró el 31 de diciembre de 2007. Más adelante ha liderado la estrategia de violencia callejera para desestabilizar al Gobierno. En numerosos vídeos se puede escuchar como López llama a realizar “acciones no pacíficas”

Además, en una asamblea celebrada en la Iglesia "Los Samanes" en la que participaban como oradores Leopoldo López y Alejandro Peña Esclusa, este último afirma que la estrategia de su organización ante cualquier proceso electoral, pasa por no reconocer los resultados (min 0:55). En la misma grabación se puede escuchar como se propone una estrategia para crear focos de protesta simultáneos para "prender candela" (min 8:15). Actualmente López es considerado un radical incluso por ciertos sectores de la oposición venezolana entre los que se incluye Enrique Capriles Radosnky.

Según recogía el diario digital "ElEconomista" en un artículo del 24 de Febrero de 2014, documentos filtrados por WikiLeaks revelaron las estrechas relaciones entre López y el Gobierno de EEUU. En dichos documentos quedaba en evidencia que el Gobierno norteamericano llevaba 12 años financiando a la oposición venezolana, incluyendo a varias personas y organizaciones que tomaron parte en el Golpe de Estado de 2002.

Asimismo se desveló un documento oficial de una reunión entre la Embajadora de EEUU y una asesora legal de Leopoldo López en el que se afirmaba textualmente que "Hacer a López víctima de las maquinaciones de la República Bolivariana de Venezuela, está haciendo que su popularidad aumente" 
Recientemente se ha difundido el siguiente documento de audio en el que se puede escuchar como Leopoldo López y Daniel Ceballos planifican nuevas acciones violentas desde la prisión en la que están recluidos por su implicación en un plan golpista fallido. Como se escucha en la conversación, las acciones se planeaban para ejecutarlas tras una manifestación opositora que iban a convocar para el día 30 de Mayo de 2015 en Caracas y se habla claramente de desestabilizar el país: "Esa vaina le tranca a Maduro la vaina con los gringos". También se pueden escuchar los nombres de varios líderes opositores que estarían implicados en la acción, a uno de los cuales califican como "Golpista profesional".

Henrique Capriles


Procede de una de las familias empresariales más adineradas del país, contando con medios de comunicación (Entre ellos "Últimas Noticias" uno de los diarios de mayor difusión) industrias, empresas inmobiliarias y de servicios y entretenimiento que suman en total más de 20 empresas. De hecho su padre es el representante de la empresa norteamericana Kraft y dirige la empresa alimenticia Kraft Foods en Venezuela.

En su juventud militó en el partido ultraderechista Tradición, Familia y Propiedad. Como ya hemos mencionado antes fue, junto a Leopoldo López, uno de los fundadores de Primero Justicia.

Como hemos comentado anteriormente, su partido Primero Justicia, realiza un comunicado pocos días antes del golpe de estado exigiendo una serie de medidas que posteriormente serían las primeras que tomaría la junta golpista durante su breve estancia en el poder. Como se puede apreciar en la fotografía y el vídeo adjuntados al comienzo de este artículo, Henrique Capriles participa en la lectura de este comunicado.

Durante el golpe de 2002 contra Hugo Chávez, lidera el asalto a la embajada de Cuba en Caracas en busca de Diosdado cabello, entonces vicepresidente del país. Durante el asalto se cortaron las tomas de agua y electricidad de la delegación cubana para forzar su rendición. Además, junto a Leopoldo López, participa en el arresto del Ministro de Interior Rodríguez Chacín. 

Tras el fracaso del golpe, Capriles fue enjuiciado y encarcelado  y finalmente es amnistiado por el Gobierno de Chávez en 2006. Posteriormente, en 2008, el caso es reabierto y sigue así hasta el día de hoy. Antes de esto, el fiscal de la república, Danilo Anderson, encargado de su caso, es asesinado con un coche bomba en 2004.

En 2013 prometió durante su campaña electoral que en caso de salir ganador, concedería la amnistía a Pedro Carmona, presidente golpista durante las escasas 48 horas que duró el golpe de estado contra Chávez, y que actualmente se encuentra prófugo entre Colombia y Miami.

María Corina Machado


También perteneciente a una importante familia empresarial venezolana, es hija del empresario siderúrgico Enrique Machado Zuloaga, vinculado a SIVENSA y Sidetur.

Cursó sus primeros estudios en un colegio Católico y posteriormente realizó la carrera de Ingeniería Industrial en la Universidad Católica Andrés Bello, donde fue primera de su promoción

En 2002 fue una de las principales instigadoras del Golpe de Estado contra Chávez y una de las firmantes del manifiesto golpista por el que se suspendían todas las garantías constitucionales tras el golpe.


En lo económico es precursora de una idea que ha denominado "capitalismo popular" que no deja de ser un liberalismo extremo en el que se defiende a capa y espada la propiedad privada y la no intervención del estado en la economía bajo ningún concepto. Su círculo definió la Venezuela que resultaría de la aplicación de esta idea como "un país de propietarios, una sociedad de emprendedores dramáticamente opuesta al modelo actual"

Tiene estrechos lazos con el Partido Republicano de EEUU y se ha reunido con George Bush en la Casa Blanca.

Antonio Ledezma


Desempeña numerosos cargos políticos durante la IV República, entre los que destacan: Gobernador del Distrito Federal entre 1992 y 1993, Vicepresidente del senado entre 1994 y 1995, Senador entre 1994 y 1996, Alcalde de Caracas entre 1996 y 2000 y desde 2008 a la actualidad.

Permanece bajo arresto domiciliario por su implicación en un plan golpista auspiciado por la oposición. En 2002 la policía de Caracas bajo su mando juega un papel primordial en el Golpe de Estado contra Chávez, reprimiendo las manifestaciones populares en apoyo de presidente.

Durante sus diferentes mandatos y responsabilidades políticas, está relacionado con la masacre del Caracazo de 1989, cuando ante la escasez y subida astronómica de los precios debido a la austeridad y los recortes impuestos por el Fondo Monetario Internacional (¿Os suena?), las clases más humildes se lanzaron a las calles, donde fueron recibidas a balazos por el ejército y la ahora extinta Policía Metropolitana a las ordenes de Ledezma que entonces era Gobernador de Caracas. Aquellos sucesos terminaron con el asesinato de más de 3.000 venezolanos muchos de los cuales todavía siguen desaparecidos a día de hoy.  

También se le relaciona con la masacre de la Prisión de Catia en 1992, cuando cientos de presos del penal fueron asesinados a balazos bajo el pretexto de que pretendían fugarse para sembrar el caos durante el golpe que protagonizó Chávez aquel año. Sin embargo los familiares de los presos afirmaron que sus allegados habían sido puestos en libertad deliberadamente por orden del Gobernador Ledezma, quien habría buscado así un pretexto para aplicar la "Ley de Fugas" y asesinar a los reclusos de una prisión que era objeto de atención por estar ocupada por un número de presos varias veces superior al que debería albergar, que vivían en condiciones infrahumanas. En cualquier caso de lo que no hay duda es de que la policía a cargo del complejo penitenciario estaba a las ordenes de Ledezma.

Asimismo también jugó un papel importante en la represión en Caracas contra pensionistas trabajadores y estudiantes en distintas movilizaciones que llevaron a cabo durante los años en los que Ledezma ostentó cargos en la Capital, ocasionando cientos de heridos y varios muertos.

Es curioso que conozcamos a personas como Antonio Ledezma por estar ahora en arresto domiciliario acusado de varios delitos, y no por su implicación en el asesinato de miles de personas hace poco más de 20 años. Si la prensa se guiara por los valores y motivos que alegan en estos casos, el nombre de Ledezma debería de haber sido conocido por todos nosotros desde hace ya mucho tiempo y sin embargo toda esta trayectoria a quedado oculta para el publico general. 

*

 http://undebateenmicabeza.blogspot.com/2015/05/lo-que-no-te-cuentan-de-los-lideres-de.html




Le Monde se ‘burla’ de la preocupación de España por Venezuela


La corresponsal del periódico en Madrid asegura que no hay una inquietud por el sufrimiento de la población, sino un deseo de atacar a Podemos


‘España, capital caracas’. Así se titula el artículo que publicó este lunes el diario francés Le Monde, en el que apunta a una “obsesión española por la situación política de Venezuela”. El periódico francés sostiene que el verdadero objetivo de las críticas que vierten los políticos españoles sobre “los excesos de Nicolás Maduro” no es otro que demonizar a Podemos.


¿De dónde viene la obsesión española por la situación política de Venezuela?”, se pregunta Sandrine Morel, la corresponsal de Le Monde en Madrid. Así arranca su artículo, un texto cuyo trasfondo es una crítica en tono de burla a la implicación del Gobierno de Mariano Rajoy –así como de otros líderes políticos- en la delicada realidad que atraviesa el país de Nicolás Maduro.


“La inflación galopante en Caracas, la escasez de alimentos, la falta de artículos de primera necesidad, el encarcelamiento de opositores políticos o la negativa del presidente Nicolás Maduro a someterse a un referendo revocatorio, día tras día, es lo que une a los medios de comunicación conservadores españoles”, continúa la periodista.


En ese sentido, añade que los problemas económicos, sociales y políticos del país de Iberoamérica están repercutiendo en España: “Crean un sinfín de comentarios de los líderes del Partido Popular (PP, derecha)”.

Preocupación de España por Venezuela


Además, Morel recuerda el reciente viaje del presidente de la formación naranja a Venezuela para reunirse con el opositor venezolano Leopoldo López y su mujer, Lilian Tintori: esos problemas “han motivado un viaje in situ del líder del partido centrista y liberal Ciudadanos, Albert Rivera, los días 24 y 25 de mayo”.


Y va más allá al recordar que el Ejecutivo de Rajoy convocó hace unas semanas al Consejo de Seguridad Nacional: “Para abordar los problemas, el Gobierno español incluso ha convocado una reunión del Consejo de Seguridad Nacional a finales de mayo y el PP ha impulsado una resolución exigiendo la liberación de los opositores políticos de Venezuela votada en el Parlamento Europeo el 7 de junio”.
 

Podemos, el objetivo de las críticas

 

El artículo publicado en el francés Le Monde alude también a los debates entre los principales partidos políticos españoles, en los que, según la autora, siempre se habla de la “situación de los países de América Latina”.


Esa preocupación de España por los asuntos relacionados con Venezuela tiene, según la corresponsal, un trasfondo claro: “Pero no se equivoque”, prosigue, “este fuerte interés en las desgracias de Caracas no solo se relaciona con la gravedad de la crisis, ciertamente real; con la importante comunidad española residente en Venezuela, cifrada en cerca de 200.000 personas, o con los vínculos históricos y comerciales entre Madrid y América Latina”.


Por lo tanto, la conclusión que extrae Le Monde es la siguiente: “El verdadero objetivo de las críticas contra las derivas de la política de Nicolás Maduro y la rampante crisis económica en Venezuela no es otra que Podemos”.


Así las cosas, el artículo de Sandrine Morel apunta a un ensañamiento por parte de los principales partidos políticos españoles contra la formación de Pablo Iglesias, a la que se vincula con el régimen de Maduro y, anteriormente, con el de Hugo Chávez.


 http://www.elconfidencialdigital.com/politica/Monde-burla-preocupacion-Espana-Venezuela_0_2729127067.html





Bombardear los escombros: El imperio de la destrucción

El ejército estadounidense es la fuerza de combate más poderosa del mundo y Estados Unidos gasta mucho más que cualquier otro país en defensa. Foto: Andrew Burton/ Reuters.
 
El ejército estadounidense es la fuerza de combate más poderosa del mundo y Estados Unidos gasta mucho más que cualquier otro país en defensa. 


El lector lo recuerda. Supuestamente, la guerra del siglo XXI al estilo estadounidense estaba más allá de lo imaginable en cuanto a precisión: bombas inteligentes, drones capaces de eliminar a un ser humano cuidadosamente identificado y rastreado allí donde estuviese en la Tierra; operaciones especiales tan exactas que constituían un triunfo de la ciencia militar moderna.


Todo “interconectado”. Prometía ser un glorioso sueño de destrucción acotada junto con un ilimitado poder y éxito. En realidad, se comprobaría que se trataba de una pesadilla de primer orden.

¿Guerra de precisión? No me hagan reír

 

Si el lector quiere una palabra que sintetice el quehacer bélico de Estados Unidos en la última década y media le sugiero esta: escombros. Duele decirlo, pero desde el 11 de septiembre de 2001, este es el término adecuado. Además, para atrapar la esencia de esta guerra en lo que va del siglo, hay otra expresión que podría ser útil: ‘reducir a escombros’. Permítanme que le explique.


En las últimas semanas, otra ciudad iraquí ha sido oficialmente “liberada” (o casi) de los combatientes del Daesh (Estado Islámico). Sin embargo, los resultados de la campaña del ejército de Iraq –respaldado por EEUU– para retomar Mosul (por su tamaño la segunda ciudad de este país) de ninguna manera encajan con lo que normalmente se endiente por triunfo o victoria.


 La campaña comenzó en octubre de 2016; con los meses que han pasado desde entonces, ya ha durado más que la batalla de Stalingrado de la Segunda Guerra Mundial. Semana tras semana, en una lucha calle por calle, con repetidos ataques aéreos estadounidenses contra los barrios habitados aún por muchos mosultíes, ha muerto un número ignorado pero seguramente significativo de civiles.


Más de un millón de personas –sí, ha leído bien: un millón– fueron arrancadas de su casa e importantes zonas de la mitad occidental de la ciudad de la que huyeron, incluyendo partes del casco antiguo, han sido reducidas a escombros.


Esta debería ser la definición de victoria en tanto derrota, de éxito en tonto desastre. También es una pauta. Ésta ha sido la esencia de la historia de las guerras de Estados Unidos contra el terror desde que, en el mes siguiente a los ataques del 11-S, el presidente George W. Bush lanzara su poder aéreo contra Afganistán. Esa primera campaña aérea fue el inicio de lo que cada vez más llegó a parecerse a la demolición a gran escala de importantes zonas del Gran Oriente Medio.


Debido a que no se trató solo de ir tras quienes habían perpetrado esos ataques, sino que se decidiría acabar con el Taliban, ocupar Afganistán y –en 2003– invadir Iraq, la administración Bush abrió la proverbial caja de Pandora. El impulso imperial de derribar al gobernante iraquí Saddam Hussein, quien una vez había sido esbirro de Washington en Oriente Medio antes de convertirse en su enemigo mortal (quien, por otra parte, nada tenía que ver con el 11-S) resultó ser un funesto error de cálculo imperial.


También lo fue la profundamente arraigada fantasía que tenían los funcionarios de la administración Bush acerca de su capacidad de controlar a unas fuerzas armadas que manejaban la precisión de las tecnologías de punta, una precisión capaz de proyectar poder en unas formas que ningún otro país del planeta o de la historia lo había hecho jamás; unas fuerzas armadas que serían, según lo dijo el propio presidente, “la más maravillosa fuerza de liberación humana que el mundo ha conocido nunca”.


Con Iraq ocupado y convertido en un cuartel durante generaciones, sus principales funcionarios supusieron que derribarían el fundamentalista Irán (¿suena conocido?) y otros regímenes hostiles de la región, creando allí una Pax Americana (de ahí, lo peculiarmente irónico del actual ascendiente iraní en Iraq).


Efectivamente, en procura de hacer realidad esta fantasía de poder mundial, la administración Bush produjo un devastador agujero en las tierras petrolíferas de Oriente Medio. En la mordaz imaginería de Abu Mussa, líder de la Liga Árabe en ese entonces, Estados Unidos eligió directamente atravesar “la puertas del infierno”.

Voladura del Gran Oriente Medio

 

La "guerra de precision" de los Estados Unidos en el Oriente Medio ha sido un total fracaso. En la imagen un drone sobrevuela Siria y lanza un cohete. Foto: Archivo.
La “guerra de precision” de los Estados Unidos en el Oriente Medio ha sido un total fracaso. En la imagen un drone sobrevuela Siria y lanza un cohete. Foto: Archivo.


En los más de 15 años que han pasado desde el 11-S, partes importantes de una porción cada vez mayor del planeta –desde la zona fronteriza de Pakistán, en el sur de Asia, hasta Libia, en el norte de África– se han desestabilizado catastróficamente. 


Los pequeños grupos de terroristas islámicos se han multiplicado exponencialmente tanto en el entorno local como en el internacional, diseminándose gracias a la guerra de ‘precisión’ estadounidense y la ira que esta despierta en las poblaciones civiles afectadas. Algunos países empiezan tambalearse o a fracasar.


Hay países que literalmente se han venido abajo provocando oleadas de refugiados en el mundo a medida que año tras año, las fuerzas armadas de Estaos Unidos, sus fuerzas de operaciones especiales y la CIA han aumentado su despliegue de una manera u otra en un país tras otro.


Aunque los casos se suceden y, en unos y otros, los resultados son visiblemente adversos, las tres administraciones con sede en Washington posteriores al 11-S han parecido incapaces de extraer las conclusiones más obvias; en cambio, continuaron haciendo más de lo mismo (con ajustes mínimos de un tipo u otro). De ningún modo debe sorprender que los resultados fueran igualmente decepcionantes o infaustos.


A pesar de las dudas sobre esta forma de hacer la guerra en el mundo planteadas por el candidato Trump durante su campaña electoral en 2016, todo esto no ha hecho más que aumentar en los primeros meses de su presidencia. Da la impresión de que Washington es incapaz de ayudarse a sí mismo en relación con su afán de continuar en esta versión de guerra con su carga de nefasta imprecisión en sus cada vez más vagas aunque previsiblemente destructivas conclusiones.


 Peor aún, si esta es la forma de proceder de los personajes militares y políticos que mandan en Washington, nada de esto puede acabar en el término de nuestra vida (en los últimos años, por ejemplo, el Pentágono y quienes canalizan su pensamiento han empezado a hablar de un “enfoque generacional” o una “lucha generacional” en Afganistán).


En todo caso, después de tantos años de haber sido lanzada, la guerra contra el terror muestra todos los indicios de que continuará extendiéndose; cada día que pasa, el nombre de la cosa está más y más claro: escombros.


He aquí una relación muy parcial de la cuestión:
Además de Mosul, varias otras ciudades importantes de Iraq – entre ellas Ramadi y Fallujah– también han sido reducidas a escombros. Del otro lado de la frontera, en Siria, donde una feroz guerra civil lleva ya seis años, numerosas ciudades y pueblos –de Homs a partes de Aleppo– han sido totalmente destruidas.


Ahora, Raqqa, la ‘capital’ del autoproclamado Daesh, está sitiada (según se dice, fuerzas de operaciones especiales de EEUU ya están actuando dentro de los agrietados muros, trabajando junto con fuerzas rebeldes aliadas kurdas y sirias). Más temprano que tarde, también será “liberada”, es decir, destruida.


Como pasó en Mosul, Fallujah y Ramadi, aviones estadounidenses han estado atacando posiciones del Daesh en el centro urbano de Raqqa y –evidentemente– matando a una considerable cantidad de civiles mientras convierten en cascotes partes de la ciudad.


En la lejana Libia, la ciudad de Sirte, por ejemplo, está en ruinas después de una lucha similar en la que estuvieron involucradas unidades locales, la fuerza aérea de EEUU y combatientes del Daesh.


En Yemen, durante los dos últimos años, los saudíes han estado llevando a cabo una interminable campaña de bombardeo aéreo (con apoyo estadounidense), dirigida sobre todo contra la población civil; esta campaña ha convertido el país en una enorme pila de escombros y preparado el terreno para una devastadora hambruna y una horrorosa epidemia de cólera, que –dadas las condiciones de vida de ese empobrecido y asediado país– será imposible de controlar.


Muy recientemente, este tipo de destrucción se ha extendido por primera vez más allá del Gran Oriente Medio y partes de África. El pasado mayo, en la isla de Mindanao –en el sur de Filipinas–, rebeldes musulmanes locales identificados con el Daesh, tomaron la ciudad de Marawi.


Mientras penetraban en la ciudad, gran parte de su población de 200 mil personas ha sido desplazada; casi dos meses después, los rebeldes mantienen en sus manos partes de la ciudad mientras libran una guerra al estilo Mosul contra las fuerzas armadas filipinas (ayudadas por asesores de la fuerza de Operaciones especiales de EEUU).


Mientras esto sucede, se ha sabido que la zona ha sufrido demoledores ataques como los sufridos por Mosul.


En la mayoría de esas ciudades y zonas circundantes reducidas a escombros, aunque se haya cantado “victoria”, lo peor está todavía por llegar.


 En Iraq, por ejemplo, con el “califato” de Abu Bakr al-Baghdadi, que ahora está siendo desmantelado, el Daesh continúa siento una guerrilla verdaderamente peligrosa, las comunidades sunníes y chíies (incluyendo sus milicias armadas) no dan señales de actuar juntas, y en el norte del país los kurdos están amenazando con proclamar un estado independiente.


Por lo tanto, están garantizadas luchas de todo tipo, y la posibilidad de que Iraq se convierta en un gran país fallido o que surja un sinnúmero de devastados miniestados sigue siendo demasiado real, incluso aunque la administración Trump –según se dice– esté presionando al Congreso para que le permita construir y poblar nuevas bases militares “temporales” y otras instalaciones en ese país (y en la vecina Siria).


Como si esto fuera poco, en todo el Gran Oriente Medio, la palabra “reconstrucción” no significa absolutamente nada. Sencillamente, no hay dinero para eso. Los precios del petróleo siguen siendo desesperadamente bajos y, desde Libia y Yemen hasta Iraq y Siria, todos esos países o bien son demasiado pobres o bien están demasiado divididos para encarar la reconstrucción, por mínima que sea.


 En esta guerra contra el terror, tampoco –y este es un dato– el Estados Unidos de Trump lanzará el equivalente al Plan Marshall para la región.


 Y aunque lo hiciese, lo que se sabe de los años que siguieron al 11-S ya muestra que –tanto en Iraq como en Afganistán– la hipermilitarizada versión estadounidense de la “reconstrucción” o la “construcción de naciones” –vía amiguismo corporativo– ha sido uno de los mayores chanchullos de estos tiempos (solo en la reconstrucción de Afganistán se han volcado más dólares del contribuyente de EEUU que los que se destinaron a la totalidad del Plan Marshall; es dolorosamente evidente lo ineficaz que ha demostrado ser).



Por supuesto, tal como pasó con la guerra civil siria, Washington no es el único responsable de la destrucción en la región. El mismo Daesh ha sido una maquinaria considerablemente destructiva y brutalmente asesina con sus propios e impresionantes récords de producción de escombros urbanos.


Aun así, la mayor parte de la destrucción en Oriente Medio es el resultado de las ensoñaciones y planes militares de la administración Bush y de su respuesta al 11-S (que acabó con al soñada escenificación de la muerte de Osama bin Laden). No olvidemos que el predecesor del Daesh, el Al Qaeda de Iraq, era una criatura de la invasión y ocupación estadounidenses de ese país, y que, fundamentalmente, el propio Daesh se formó en una prisión militar estadounidense en el país en el que su futuro califa estaba encarcelado.


En el caso que el lector piense que de todo esto se ha extraído alguna lección, bien vale que vuelva a pensárselo.


 En los primeros meses de la administración Trump, Estados Unidos ha decidido un nuevo minienvío de soldados y unidades aéreas a Afganistán; ha empleado allí por primera vez la bomba convencional más poderosa de su arsenal; ha prometido a los saudíes más apoyo en su guerra contra Yemen; ha aumentado sus ataque aéreos y operaciones especiales en Somalia; está preparándose para una nueva presencia militar de EEUU en Libia; ha incrementado las fuerzas armadas estadounidenses y relajado las normas para realizar ataques aéreos en zonas civiles de Iraq y otros sitios; y ha enviado –tanto a Iraq como a Siria– un número creciente de agentes de operaciones especiales y otro personal de EEUU.


Poco importa el presidente, cuando se trata de la “guerra contra el terror”, la primera apuesta solo parece ser aumentar; es esta una guerra de imprecisión que ha arrancado de su tierra a un número récord de personas en el mundo con los acostumbrados resultados previsibles: formación de más grupos terroristas, más desestabilización de las estructuras estatales, más civiles desplazados o muertos y cada vez más porciones del planeta convertidas en escombros.


Aunque nadie negaría el potencial destructivo de los grandes poderes imperiales de la historia, el imperio estadounidense de la destrucción podría ser único. En estos años, en la cúspide de su poderío militar, ha sido totalmente incapaz de traducir esa ventaja de poder en algo que no sea la producción de escombros.

Vivir en las ruinas; una breve historia del siglo XXI

 

La Ciudad de Alepo ha sido una de las más devastadas por la guerra en Siria. Foto: Archivo.
La Ciudad de Alepo ha sido una de las más devastadas por la guerra en Siria. Foto: Archivo.


En este punto y dado que vivo en el corazón, increíblemente protegido y tranquilo, de ese imperio y en la misma ciudad donde empezó todo, permitidme que hable a título personal. Lo que no para de intrigarme es la incapacidad que tienen quienes gobiernan esa maquinaria imperial de captar lo que pasó realmente a partir del 11-S y extraer alguna conclusión razonable de ese acontecimiento.


Después de todo, gran parte de lo que he estado describiendo hasta ahora parece desalentadoramente previsible.


En todo caso, la índole “generacional” de la guerra contra el terror y la forma en que se transformó en una permanente guerra de terror, hoy debería ser un tema de discusión demasiado obvio. Aun así, más allá de lo que dijera en su campaña electoral, al presidente Trump le faltó tiempo para nombrar en puestos clave a los mismos generales que han estado inmersos durante largo tiempo en las guerras estadounidenses en todo el Gran Oriente Medio y están claramente dispuestos a hacer más de lo mismo.


Cómo puede alguien imaginar, incluso esos mismos generales, que semejante enfoque podría redundar en algo más “exitoso” está más allá de mi entendimiento.


De muchas maneras, la producción de escombros ha estado en el centro de todo este proceso iniciado con los hechos del 11-S. Después de todo, entre tantos escombros, los objetivos de esos ataques simbolizaban el poder de Estados Unidos –el Pentágono (el poder militar); el World Trade Center (el poder económico); y el Capitolio o algún otro edificio de Washington (el poder político, donde sin duda se dirigía el avión secuestrado que se estrelló en un campo de Pennsylvania)–. En esos sucesos, miles de civiles fueron asesinados.


En cierto sentido, gran parte de la conversión en escombros del Gran Oriente Medio en los últimos años podría ser vista como –si bien inconsciente– una vengativa campaña por el horror y la ofensa de los ataque aéreos en esa mañana de septiembre de 2001, que convirtieron en polvo las torres más altas de la ciudad en la que vivo.


 Desde entonces, de algún modo, la guerra estadounidense ha implicado pagar a Osama bin Laden con la misma moneda, pero a una escala pasmosamente mayor. En Afganistán, Iraq y otros lugares, un momento de horror, aunque pasajero, para los estadounidenses se ha convertido en la vida cotidiana para poblaciones enteras y han muerto muchísimos inocentes, que deberían sumarse a las muchas de las Torres Gemelas apiladas unas sobre otras.


El origen de TomDispatch, el sitio web que administro, también está ligado a los escombros. Aquel día, yo estaba en Nueva York. Viví el impacto de del ataques y sentí el olor de los edificios en llamas.


Un amigo mío vio un avión estrellándose en una de las torres y otro estuvo recorriendo la zona llena de humo con su bicicleta en búsqueda de su hija. Unos días después, me acerqué al lugar de los ataques con mi propia hija y estuvimos deambulando por las calles cercanas viendo lo que había quedado de los enormes edificios.


Según una expresión de ese momento, la estela del 11-S, “cambió” todo; en cierto sentido, fue realmente así. Yo lo sentí así ¿Quién no? Percibí la sensación de temor que se extendía por todas partes; las repetidas ceremonias en todo el país en las que los estadounidenses se llamaban a ellos mismos las víctimas, los supervivientes y (más adelante) los vencedores más extraordinarios del planeta.


En esas semanas que siguieron al 11-S percibí la sensación de horror y el crecimiento en la población de un deseo de venganza que habilitaba a los funcionarios de la administración Bush (que habían pasado años soñando con la “superpotencia solitaria” y omnipotente, una sin precedentes en la historia) para que hicieran prácticamente lo que quisieran.


En cuanto a mí, estaba dominado por la sensación de que el tiempo siguiente sería el peor de mi vida, mucho peor que el de la época de la guerra de Vietnam (la última vez que había estado de verdad políticamente movilizado). Y había una cosa de la que estaba seguro: las cosas no irían bien. Sentía el impulso de hacer algo, pero no tenía idea de qué podía ser.


A principios de octubre de 2001, la administración Bush lanzó el poder aéreo contra Afganistán; una campaña que, en cierto sentido, nunca terminaría y sencillamente se extendería a todo el Gran Oriente Medio (hasta ahora, Estados Unidos ha lanzado repetidos ataques aéreos en por lo menos siete países de esta región).


En ese momento, alguien me mandó por correo electrónico un artículo de Tamin Ansary, un afgano que había vivido en EEUU durante años pero continuaba estando en contacto con lo que pasaba en su país de origen.


Su trabajo, que apareció en el sitio web Counterpunch, acabaría siendo ciertamente profético, sobre todo habiéndose escrito a mediados de septiembre, pocos días después del 11-S.


En ese momento, como señalaba Ansari, los estadounidenses ya estaban amenazando –con una frase recogida de la época de la Guerra de Vietnam– con bombardear a Afganistán para hacerlo “regresar a la Edad de Piedra” ¿Para que serviría, se preguntaba él, una campaña como esa cuando “las nuevas bombas solo removerían los escombros dejados por las bombas anteriores”?


 Cómo él apuntaba, Afganistán, principalmente gobernado por entonces por el nefasto Taliban, había sido convertido en escombros en años anteriores en la guerra por delegación que soviéticos y estadounidenses combatieron allí hasta que, en 1989, el Ejército Rojo regresó a casa derrotado.


 La pila de escombros que ya era Afganistán no haría más que crecer en la atroz guerra civil que le seguiría. Y en los años anteriores a 2001, la reconstrucción había sido mínima.


Por eso, como dejó claro Ansary, Estados Unidos estaba a punto de lanzar su poder aéreo por primera vez en el siglo XXI contra un país que no existía, un país hecho de ruinas y más ruinas.


Para él, la consecuencia de esa acción era el desastre. Y así sería. En ese momento, la imagen de unos ataques aéreos contra los ruinas me dejó atónito. En parte, porque aquello era horroroso y verdadero; en parte, por lo que parecía una señal tan ominosa de lo que nos depararía el futuro; y en parte, porque nada parecido podía por entonces encontrarse en las noticias de los medios dominantes ni en discusión alguna sobre la forma en que podía responderse al 11-S (del cual no aparecía prácticamente nada).


Impulsivamente, envié el escrito de Ansary –con una nota mía– a mis amigos y parientes, Algo que no había hecho nunca. Este sería el inicio de lo que, algo menos de un año después, se transformaría en TomDispatch, una experiencia sin lista de suscriptores que no pararía de crecer.
 

¿Una plutocracia de los escombros?

 

"Casi 16 años después del 11-S, los estadounidenses continúen obsesivamente atemorizados por ellos mismos".
“Casi 16 años después del 11-S, los estadounidenses continúen obsesivamente atemorizados por ellos mismos”.


Fue así como la primera palabra que atrapó mi atención en la época posterior al 11-S fue “escombros”. Es una pena que, casi 16 años después, los estadounidenses continúen obsesivamente atemorizados por ellos mismos, un temor que ha ayudado a crear y construir un estado de la seguridad nacional de dimensiones sorprendentes.


 Por otra parte, somos muy pocos quienes hemos captado el significado de las interminables e imprecisas experiencias estilo 11-S que nuestras fuerzas armadas han lanzado en todo el mundo.


 Las bombas quizá sean inteligentes, pero las acciones no podrían ser más erradas.


Fundamentalmente, en este país no se siente responsabilidad alguna por la proliferación del terrorismo, el derrumbe de países, la destrucción de vidas y de medios de vida, las oleadas de refugiados y la conversión en escombros de importantes ciudades del planeta. No hay evaluaciones razonables de la verdadera naturaleza y consecuencias del modo estadounidense de hacer la guerra fuera de sus fronteras: su imprecisión, su estupidez, su capacidad destructiva.


 En esta tierra de paz, resulta difícil imaginar el verdadero impacto de la imprecisión bélica al estilo estadounidense. Sin embargo, tal como están yendo las cosas, es bastante fácil imaginar el escenario descrito por Tamin Ansari prolongándose en los tiempos de Trump y de quienes le sucedan: Estados Unidos volviendo a bombardear los escombros dejados en todo el Gran Oriente Medio.


Aun así, estas lejanas guerras imperiales encuentran la manera de llegar a casa; no solo en forma de nuevas técnicas de vigilancia, o de drones sobrevolando “la tierra patria”, o de militarización total de las fuerzas policiales. Sospecho que, sin esas desastrosas y eternas guerras, la elección de Donald Trump habría sido improbable.


Aunque él no desencadene esa guerra de “precisión” en la tierra patria misma, su proyecto (y el de los congresistas republicanos) –desde el sistema de salud al medioambiente– apunta visiblemente a convertir en escombros a la sociedad estadounidense. Si él fuera capaz, ciertamente crearía una plutocracia de los escombros en un mundo en el que las ruinas son cada vez más la norma.


(Tomado de TomDispatch/ traducido por Carlos Riba para Rebelión)


 Tom Engelhardt