miércoles, 11 de junio de 2014

Arañas y Moscas es una pequeño escrito del comunista alemán Wilhelm Liebknecht (1826-1900)

Arañas y Moscas es una pequeño escrito del comunista alemán Wilhelm Liebknecht (1826-1900), en el que nos presenta un relato ameno, sencillo y directo sobre la lucha que se establece entre explotados y explotadores en la moderna sociedad capitalista. El texto dibuja las líneas fundamentales de la lucha de clases, buscando que los trabajadores descubran claramente quiénes son y quiénes son sus verdaderos enemigos. Como se puede aprecier, el texto es, desafortundamente, todavía de gran actualidad.



El gran valor de Arañas y Moscas es que nos recuerda, en un mundo en el que la tela de araña del sistema ha confundido tanto a los trabajadores que la mayoría se consideran iguales a los burgueses,  que el capitalismo se basa en la explotación de una clase sobre otra, que cada una tiene intereses muy distintos y que las formas de emancipación son radicalmente contrapuestas: unos, tienen que someter a los otros para ser libres (su libertad se basa en mantener sus privilegios); otros tienen que acabar con esa explotación para poder siquiera soñar con serlo (su única liberación posible depende de la construcción de un mundo sin explotados y explotadores).

Por eso, los trabajadores deben mantener siempre su independencia de clase, evitando someter su destino a intereses que le son ajenos y a proyectos históricos que no son los suyos, de los cuales tienen que mantenernos apartados, al contrario de lo que lamentablemente, sucede en el siglo XXI, cuando el gran engaño sobre la democracia, la igualdad de derechos, y el ciudadanismo han provocdo que los explotados crean en el espejismo de las bondades de la barbarie capitalista.
El trabajo de Wilhelm Liebknecht ha pres­tado valiosos servicios a la clase obrera. Por ejemplo, parece que hizo más que ningún otro libro para educar a los trabajadores rusos en la conciencia de clase durante la re­volución de 1917. Un obrero de aquella época recordaría después cómo empezó «a ver más claramente las cosas en 1915, después de leer Arañas y Moscas», y cómo este texto sencillo «encendió la llama de la protesta revolucionaria» en su interior. 

Por ello, en una idea muy de agradecer, el Partido Comunista de México ha realizado una nueva edición de Arañas y Moscas, para que esté hoy al alcance de todos los trabajadores, para que, si es posible, sirva para encender  nuevos fuegos revolucionarios, como sucedió en los años previos al gran triunfo histórico de la clase obrera mundial en 1917.
El folleto-cuento de Liebknecht también enuncia el principio esencial para vencer en la lucha de clases: la fuerza del número se multiplica con la unidad. Y esta solo es posible con el conocimiento de la realidad, con la conciencia de la explotación, y con la lucha contra la ignorancia que esclaviza a los trabajadores, como sucedía a finales del siglo XIX, con una clase obrera sometida al analfabetismo, y como sigue teniendo lugar en el siglo XXI, cuando, aunque la información sea más accesible que nunca antes, el sistema haya conseguido mantener a las desunidas, individualistas y desclasadas moscas atrapadas en la tela de araña de sus valores burgueses.




   





Un abogado denuncia al ciudadano Juan Carlos de Borbón por fraude fiscal en su cuenta suiza

Juan Carlos durante una visita oficial a Suiza: fue recibido con los brazos abiertos y con flores
Un Espía en el Congreso⎮11 junio 2014


Juan Carlos durante una visita oficial a Suiza: allí es recibido con los brazos abiertos y con flores
El abogado alicantino Jose Luis Escobar ha anunciado en una entrevista concedida en Radio Gramsci que va a solicitar el procesamiento por un delito fiscal continuado del “ciudadano Juan Carlos de Borbón” tras una denuncia judicial que ya ha puesto en marcha para su elaboración. Y va en serio: ya en 2012, Escobar planteó judicialmente la cuestión sobre la responsabilidad del entonces monarca en los diferentes delitos que pudo cometer tras su viaje a Bostwana.



El rey no justifica el dinero de una herencia de su padre

El rey no justifica el dinero de una herencia de su padre


El letrado describe la situación en que queda el ex-jefe de Estado este próximo 19 de junio: “El rey se queda sin protección jurídica. Con ello me refiero a la que necesita todo delincuente para no ser procesado. Y no es la que puede tener cualquier ciudadano que se acoge a la ley. Ahora da la impresión de que se ha cogido a una gallina y se la ha echado a un corral de zorros.



El abogado Jose Luis Escobar

El abogado Jose Luis Escobar


Escobar replicó las declaraciones de altas autoridades del régimen expresando preocupación por el hecho que supone la vulnerabilidad jurídica del rey, como hizo Jesús Posada, presidente del Congreso de los Diputados (PP). Y el abogado las enmarca dentro de la “solución” que ha buscado la “casta” política para su máximo representante: “Lo único que se les ocurre es el aforamiento ¿En qué consiste esto? En permitir que al rey lo juzguen sólo los jueces nombrados por los partidos políticos” para así dar la impresión de que pueden procesarlo. El efecto, sin embargo, es el contrario: “la apariencia es que tratan al rey como si fuera un delincuente al que hay que proteger”.



En otro momento de la entrevista en Radio Gramsci, el letrado señaló cuáles eran los puntos débiles por los que considera que se puede plantear seriamente una querella contra el ex-monarca: “Un asunto muy complejo es el de las cuentas en Ginebra (Suiza). Juan Carlos admite que una de estas cuentas pertenecía a la herencia de su padre y ascendía a 375 millones de pesetas, 2 millones de euros aproximadamente”.



Se desconoce los negocios que el rey ha podido hacer a costa de su cargo

El periodista Jesús Cacho documentó en un libro los negocios que el rey hizo a costa de su cargo. Nunca se investigó.



Cuando el conductor del programa, David Serquerale recuerda que Juan Carlos ha confesado públicamente en varias biografías que llegó al trono “con una mano delante y otra detrás” y que Don Juan o Juan III, su padre, recordaba que “estaba a merced de toda la aristocracia” durante su exilio en Estoril, Jose Luis Escobar contestó: “Todo eso es exacto, por eso nos sorprendimos cuando se publicó que había 1000 y pico millones de pesetas(6 millones de euros) que se repartieron la InfantaMargarita, la Infanta Pilar y el rey. Al monarca le correspondían 375 millones que estaban en una cuenta suiza de la Societé General Alsaciana, en Ginebra“.



Margarita de Borbón y Sofía de Grecia: ahora son ciudadanas y deben pagar a Hacienda
Margarita de Borbón y Sofía de Grecia: ahora son ciudadanas y deben pagar a Hacienda los atrasos


Y añade: “Primero la Casa Real explicó que no hallaron documento alguno que justificara el pago del impuesto de sucesiones en España, esto ya es muy grave. Hacienda había perdido esos papeles. Después dijo que ese dinero no había venido a España. Y en tercer lugar dijeron que ese dinero había sido empleado para pagar deudas de su padre, cosa increíble puesto que si el padre tenía deudas y dinero, las podía haber pagado él. Este delito, por tanto, no es realizado sólo en la época en que el rey era inviolable sino que es un delito continuado. Es decir, que si actualmente este dinero está sin regularizar, hoy día se está cometiendo un delito. Esto sí que es un punto débil para laseguridad jurídica de Juan Carlos“.




David Serquera


David Serquera, presentador de Radio Gramsci



David Serquera recordó entonces que Juan Carlos abandona su cargo “con unos 2000 millones que nadie sabe de dónde han salido. Al menos 1000 millones no proceden de su asignación pública“. Y el letrado Jose Luis Escobar lo corroboró: “The New York Times” ha publicado la cifra de 2300 millones de dólares. No sé si los datos son fiables, imagino que sí, pero sobre el asunto de Ginebra hay números publicados. Así que si alguien recaba pruebas relativas a este asunto posiblemente pondría a Juan Carlos en un apuro.



La ciudadana Pilar de Borbón cobró también la herencia de su padre en Suiza ¿cotizó a hacienda?

La ciudadana Pilar de Borbón cobró también la herencia de su padre en Suiza ¿cotizó a Hacienda?



Jose Luis Escobar ya interpuso una denuncia contra el monarca cuando estaba en activo por undelito de cohecho tras el polémico viaje aBostwana: “Quisimos saber quién era responsable de ese acto puesto que si los actos del rey están refrendados por el Gobierno, alguien tuvo que tener la responsabilidad de ese viaje”. Cuando era rey,Juan Carlos no podía ser responsable “ni civil ni penalmente” de ningún acto, pero un miembro del Gobierno debía avalarlo previamente. ¿Quien autorizó entonces su viaje a Bostwana con tan nefastas consecuencias para su salud, para su trabajo y para la imagen internacional de España?



El libro con los negocios del rey que ningún juez ni abogado quiso leer

El libro con los negocios del rey que ningún juez ni abogado quiso leer



El letrado anunció en esta emisión radiofónica que va a solicitar la apertura “de unas diligencias previas en relación con la cuenta enSuiza que le dejó su padre, porque gran parte de la información ya ha sido publicada por “El Mundo” y no será muy difícil seguir el rastro“. Para ello, tras presentar su escrito en sede judicial, “hará falta la voluntad de un juez que esté dispuesto a investigarlo. Habría que solicitar, si tiene tanto dinero en sus cuentassaber a nombre de quién están. Eso lo veo difícil. Pero sí obligaría a los tribunales a dar una explicación del término “inviolabilidad”. Depende cómo se interprete, se podrán juzgar o no cosas ocurridas durante su reinado. En cualquier caso,. los delitos continuados se produjeron antes de ser inviolable y seguirían existiendo después del 19 de junio, que deja de serlo”


Por último, el abogado Escobar concluyó: “No hay nada peor que sacar a una persona de la Ley con las excusa de protegerlo, porque comprobará que es peor el castigo fuera que dentro de la Ley.

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Fuentes

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No, el gobierno no te multará por usar BlaBlaCar



Contrario a lo que muchos medios de comunicación están publicando, el gobierno no sancionará a quienes usen BlaBlaCar para compartir gastos de viaje ni multará al servicio. El origen de la falsa noticia es un comunicado de prensa del Ministerio de Fomento que parece estar dirigido a empresas como Uber que, por el momento, su operación es ilegal en España.



Muchos medios de comunicación están publicando que el gobierno sancionará a personas que decidan compartir coche en viajes con servicios como BlaBlaCar con multas de entre 401 a 600 euros. Y que, así mismo, sancionará con multas de entre 4000 a 6000 euros a empresas que oferten servicios de transporte sin la licencia correspondiente.


Pero la nota de prensa original emitida por el Ministerio de Fomento nunca se refiere a un servicio en particular y tampoco hace referencia a sancionar personas por compartir gastos en viajes. Recordemos también que BlaBlaCar es un servicio que pone en contacto a conductores y pasajeros que pretenden hacer un viaje desde el mismo origen al mismo destino y cualquier transacción monetaria se hace simplemente para compartir los gastos, nada más.
En la fuente original, el comunicado de prensa, se explica claramente:
Ante la aparición de anuncios en los medios y redes de comunicación mediante los que diversas empresas hacen pública su intención de poner en marcha plataformas de contratación de servicios de transporte de viajeros en vehículos de turismo particulares, el Ministerio recuerda que es necesaria dicha autorización y que los Servicios de Inspección del Transporte Terrestre velarán por el cumplimiento de la legislación vigente en la materia.
Esto parece ser dirigido particularmente a nuevos servicios como UberPOP, que como ya explicamos ayer, por el momento es ilegal de acuerdo al artículo 197 del Real Decreto 1211/1990, de 28 de septiembre, por el que se aprueba el Reglamento de Ordenación de los Transportes Terrestres:
De conformidad con lo establecido en el artículo 140 de la LOTT, se considerarán infracciones muy graves:
1) La realización de transportes públicos o alguna de sus actividades auxiliares o complementarias, careciendo de la concesión, autorización o licencia que, en su caso, resulte preceptiva para ello de conformidad con las normas reguladoras de los transportes terrestres.
De hecho, en el artículo 101 del Reglamento de Ordenación de los Transportes Terrestres no da lugar a dudas:
  1. Se consideran transportes privados particulares los que cumplen conjuntamente los dos siguientes requisitos:
a) Estar dedicados a satisfacer las necesidades de desplazamiento de carácter personal o doméstico del titular del vehículo y sus allegados. En ningún caso, salvo el supuesto de percepción de dietas o gastos de desplazamiento para su titular, el transporte particular puede dar lugar a remuneraciones dinerarias directas o indirectas.
Por lo que, por el momento, no, el gobierno no planea multar a BlaBlaCar o sancionar a las personas que usen el servicio.



 Por







La abominación católica de Irlanda: experimentos médicos con madres solteras y bebés

Antiguo convento católico en Tuam, en el condado irlandés de Galway (Irlanda) donde hay 800 niños enterrados sin identificar.
Antiguo convento católico en Tuam, en el condado irlandés de Galway (Irlanda) donde hay 800 niños enterrados sin identificar.



El Gobierno de Irlanda ha acordado este martes poner en marcha una comisión de investigación que arroje luz sobre “la abominación”, en palabras del primer ministro Enda Kenny, que fueron los refugios para madres solteras y sus hijos durante decenios en el siglo pasado.


La República decide así afrontar uno de los episodios más oscuros, el drama sufrido por más de 35.000 madres solteras en 10 centros de acogida gestionados por monjas de la Iglesia católica, aunque la investigación se extenderá también a los centros de acogida gestionados en el conjunto del país por el Estado y por la Iglesia de Irlanda, protestante.


La investigación se ha convertido en inevitable desde que saltara al dominio público la existencia en Tuam, en el oeste del país, de una fosa con los restos de casi 800 niños y bebés. La fosa, que seguramente no es la única, fue descubierta en 1975 pero se había mantenido en secreto hasta que una historiadora local, Catherine Corless, pudo documentar hace 18 meses que en ella reposan los restos de 796 niños con edades comprendidas entre los dos días y los 9 años, hijos de madres solteras que habían estado en el convento de Bon Secours entre 1925 y 1961.



“Se trata de examinar un periodo en el que las mujeres, en particular las mujeres jóvenes, estaban en silencio y silenciadas. No es una exageración decir que el tratamiento que recibieron ellas y sus bebés fue una abominación. En ese sentido, esta investigación va a examinar un periodo en el que hubo una inquietante simbiosis entre la Iglesia y el Estado, en el que el pecado no era visto como un daño civil, sino como una ofensa a la sociedad”, ha declarado el Taoiseach (primer ministro) Enda Kenny.


El Gobierno espera aclarar antes de fin de mes los poderes y objetivos exactos de la investigación para que pueda ponerse en marcha antes de que el Parlamento cierre por las vacaciones veraniegas a finales de julio. Pero el ministro de la Infancia, Charlie Flanagan, ha adelantado ya que probablemente la comisión no estará presidida por un juez o similar y, aspecto crucial, que tendrá poderes para obligar a prestar declaración a quien considere necesario y a exigir la entrega de los documentos que considere relevantes.



Flanagan urgió a la Iglesia católica a entregar los documentos que están en su poder que puedan ayudar a conocer la verdad de lo que ocurrió. “Tenemos que aprovechar este momento y esta investigación para buscar la verdad en lugar de mantener un elemento de especulación”, declaró el ministro. La verdad sobre el trato que recibieron 35.000 madres solteras en una época en la que ese era un estigma en una sociedad completamente dominada por la religión y por la Iglesia católicas. La verdad sobre el uso de los hijos de esas madres solteras en experimentos médicos como nuevas vacunas. La verdad sobre cómo fueron enterrados.



La verdad también sobre la venta de esos niños a parejas sin hijos, no solo en Irlanda sino en Estados Unidos. Una verdad que en 2011 ya reclamaba la Alianza por los Derechos de Adopción, que estimó entonces que en torno a 50.000 irlandeses han sido adoptados y reclamaba ya hace tres años que se investigaran las condiciones en que vivían sus madres y las condiciones en que se acordaron aquellas adopciones.


La investigación sobre lo que ocurrió en aquellos centros de acogida forma parte del extraordinario proceso de catarsis que vive la República de Irlanda desde hace ya un tiempo, desde que se descubrió el alcance de los abusos sexuales sufridos por miles de niños en centros de acogida gestionados por la Iglesia católica, pero dependientes muchas veces del Estado. En los últimos años se han realizado cuatro investigaciones sobre abusos infantiles, incluido el famoso caso de las lavanderías de las Magdalenas. Investigaciones para arrojar luz sobre “el momento más oscuro de Irlanda”, como lo ha definido el ministro Charlie Flanagan.



El País




martes, 10 de junio de 2014

EL ASCENSO DEL ESTE Y EL NUEVO ORDEN MUNDIAL

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Las naciones, las culturas y las poblaciones se controlan mejor mediante el uso de falsos paradigmas.
Esta es una táctica probada históricamente y explotada durante siglos por los oligarcas de todo el mundo. En virtud de la dialéctica Hegeliana (la base misma de la ideología marxista y colectivista), se podría resumir la trampa de los falsos paradigmas de la siguiente manera:
Si (A) mi concepto de libertad entra en conflicto con (B) tu concepto de libertad, entonces (C): ninguno de nosotros puede ser libre hasta que todos estemos de acuerdo en ser esclavos.

En otras palabras: problema, reacción, solución
Dos bandos se enfrentan entre sí en una contienda prefabricada. Cada lado es llevado a creer que su posición es la buena y correcta. Ninguna de las partes cuestiona la legitimidad del conflicto, ya que cada lado teme que hacerlo se traduzca en debilidad ideológica y desunión en sus propias filas.
Así, las dos partes van a la guerra, a veces económicamente, a veces militarmente.


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Ambos gobiernos exigen que los individuos abandonen la libertad, la independencia y la autosuficiencia, un sacrificio que “se debe hacer”, para alcanzar la victoria.
Al final, ni la nación ni la sociedad ganan realmente.
Los únicos ganadores son los oligarcas, que proclaman lealtad a sus respectivos bandos, mientras en cambio, actúan de forma asociada entre sí desde el principio. Esos mismos oligarcas, que nunca han tenido la intención de atacarse el uno al otro, ni de perjudicarse entre sí.

Su objetivo, su único objetivo, es la propia ciudadanía, esa masa atónita, ahora hipnotizada por la sorpresa y el terror.
El método del falso paradigma y la dialéctica hegeliana están en plena vigencia en la actualidad.
Hace sólo unos años, Rusia, China y los Estados Unidos eran aliados políticos y económicos. Hoy en día, esas alianzas están siendo desechadas rápidamente con el fin de dejar espacio para el conflicto, un conflicto útil sólo para una élite internacional selecta.


Como he indicado en anteriores artículos (RUSIA TAMBIÉN ESTÁ CONTROLADA POR LA BANCA GLOBAL y EL GRAN TEATRO: ¿QUÉ HAY DETRÁS DE LA FALSA PUGNA ENTRE PUTIN Y OCCIDENTE?), cuando uno mira más allá de la retórica teatralizada entre Barack Obama y Vladimir Putin, lo que al final encuentra es que ambos gobiernos tienen la misma relación con la élite bancaria global.


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Durante sus dos mandatos presidenciales, Obama ha inundado su gabinete de empleados y ex-empleados de Goldman Sachs, una plataforma utilizada durante mucho tiempo por los financieros elitistas con aspiraciones mundialistas.
¿Y quién es el asesor económico principal de Vladimir Putin y el Estado Ruso? Goldman Sachs, ¡por supuesto!


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Las elites estadounidenses y europeas han estado pidiendo una centralización del poder económico bajo el control del Fondo Monetario Internacional, así como el establecimiento de una nueva moneda global.
Y a nadie debería sorprender que Putin también quiera una nueva moneda global bajo el control del FMI.
Obama recibe el asesoramiento y los consejos próximos y directos de globalistas como Zbigniew Brzezinski, miembro del Consejo de Relaciones Exteriores y cofundador de la Comisión Trilateral, que en su libro “Between Two Ages: America’s Role In The Technetronic Era”, afirma:



Zbigniew Brzezinski
Zbigniew Brzezinski
“El Estado-nación está cediendo progresivamente su soberanía…más progreso requerirá mayores sacrificios Americanos. Se tendrán que realizar esfuerzos intensos para dar forma a la nueva estructura monetaria mundial, con el consiguiente riesgo que eso implica para la posición dominante actual de EEUU…”



Por su lado, mientras ha gobernado, Putin ha sido directamente asesorado por Henry Kissinger, otro miembro del CFR y de la Comisión Trilateral, que en su momento dijo:

Henry Kissinger
Henry Kissinger
“Al final, los sistemas políticos y económicos pueden ser armonizadas tan sólo de dos maneras: mediante la creación de un sistema de regulación política internacional con el mismo alcance que el del mundo económico; o por la reducción de las unidades económicas hasta un tamaño manejable, lo que probablemente conduzca a un nuevo mercantilismo, quizás compuesto de unidades regionales. Un nuevo acuerdo como el de Bretton Woods a nivel global es, con mucho, el resultado preferible…”



Tanto Kissinger como Brzezinski califican a esta estructura económica y política mundial armonizada como “Nuevo Orden Mundial”


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El hecho de que los líderes políticos de Rusia y Estados Unidos estén siendo claramente dirigidos por ellos no debe tomarse a la ligera.
China también ha reclamado una reestructuración del sistema monetario global, para que se cree una canasta de monedas centralizada bajo el dominio del FMI.
Los lazos de China con la élite bancaria de Londres están bien documentados.


El reclamo por parte de ambos lados de un nuevo sistema monetario que acabe con el dólar como reserva mundial, parece contradecir en gran medida la fantasía de que el Este y el Oeste están en desacuerdo. El camino hacia una moneda mundial y/o una gobernanza económica mundial, parece ir en paralelo a la consolidación de los vínculos económicos y militares entre las naciones orientales.
Esto sugeriría que la subida del Este y la paralización de Occidente representan una clara ventaja para los banqueros globales a largo plazo.
Mientras los agentes de desinformación de los medios norteamericanos tratan de restar importancia a todo aquello que ponga en peligro la imagen de poderío de los EEUU y el dólar, los gobiernos del Este establecen alianzas con rapidez y se deshacen de la influencia norteamericana.


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Ya se ha cerrado el histórico acuerdo de suministro de gas entre Rusia y China para los próximos 30 años. Este acuerdo está transformando los viejos paradigmas relacionados con el comercio de energía.


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China y Rusia también han ampliado los acuerdos bilaterales realizados en 2010, que eliminan el dólar como moneda de reserva en las transacciones entre las dos naciones.
La voracidad China por el oro continúa, mientras crean su propia bolsa de oro para competir con el Comex norteamericano.


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Rusia ha establecido recientemente lo que Putin llama la “Unión Económica Euroasiática”, un acuerdo que incluye a Kazajstán y a Bielorrusia, dos países con importantes reservas de petróleo, recién descubiertas.
En respuesta al conflicto prefabricado en Ucrania, así como al conocido giro de EEUU hacia la región “Asia-Pacífico”, China ha pedido abiertamente establecer un nuevo pacto de seguridad con Rusia e Irán.


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No olvidemos, además, que China superará a los EE.UU. como la mayor economía del mundo en 2016, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE ).
Aunque el crecimiento del Este está siendo pintado en los círculos occidentales como una amenaza para el dominio de lo EE.UU. y la OTAN, las auténticas implicaciones permanecen ocultas.
Sí, de hecho, la consolidación del Oriente es una amenaza considerable para el dólar y la economía de los EE.UU, sobre todo en el caso de que China se niegue a aceptar dólares como pago a las exportaciones y las deudas.
Si el mayor exportador/importador del mundo se niega a aceptar dólares como reserva, la mayoría de naciones inevitablemente seguirán su ejemplo.
Alguna gente argumenta que China no tiene ninguna razón para realizar un ataque fiscal tan violento. Pero quiero recordar a los escépticos que tampoco había ninguna razón para establecer relaciones tan estrechas entre Rusia y China hasta que se produjo la crisis de Ucrania.
¿Hay alguien que sea lo suficientemente tonto como para apostar en contra de otro conflicto, directo o indirecto entre la OTAN y el Este, que fuera usado como pretexto para eliminar el dolar por completo?
El hecho es que los jugadores del Nuevo Orden Mundial ya han posicionado al Este y a Occidente sobre el tablero.



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¿Por qué? En un anterior artículo, titulado “¿QUIÉN ESTÁ COMPRANDO SECRETAMENTE LA DEUDA DE EEUU?“, ofrezco evidencias que indican que el Banco de Pagos Internacionales y el Fondo Monetario Internacional están preparando al mundo financiero para un nuevo sistema monetario global, surgido de una segunda conferencia al estilo de Bretton Woods.
La degradación del dólar y el alza del Este no son obstáculos para este plan.
Más bien, son factores necesarios.
No puede crearse un verdadero sistema económico mundial sin la “armonización”, es decir, sin la desaparición del dólar como moneda de reserva mundial y el fin de la gobernanza económica soberana de las naciones.
Para aquellos que duden de este escenario, vean lo que propone Paul Volcker.


Paul Volcker
Paul Volcker
Volcker, el mismo hombre que estuvo involucrado directamente en la destrucción del primer acuerdo de Bretton Woods y en la destrucción final del patrón oro, está promoviendo ahora un NUEVO acuerdo al estilo de Bretton Woods, en el que las monedas están vinculadas a un sistema de mercado controlado.
En esencia pues, promueve un sistema monetario internacional centralizado.
Volcker también sugiere que una única moneda de reserva basada en el poder de una sola nación, como es el dólar, pone en peligro la salud fiscal global.
Ciertamente, Volcker tiene razón.
El casino de divisas y el fraude dominado por el dólar es un peligro para el mundo. ¡Pero Volcker ayudó en su momento a que esto fuera así!
La cuestión es que toda esta propaganda está inundando la corriente principal de opinión.


Christine Lagarde
Christine Lagarde
Ahora, Christine Lagarde del FMI dedica la totalidad de sus entrevistas con los medios a insertar el mensaje “restablecimiento de la economía mundial”, sin explicar exactamente lo que ello implica, mientras que los miembros de las elites bancarias centrales como Volcker sugieren una segunda conferencia de Bretton Woods que conduzca a una autoridad monetaria global.
Mientras tanto, los medios de comunicación financiados por el gobierno ruso como RT producen piezas que acusan los EE.UU. de ser una amenaza nuclear, mientras que los estadounidenses ven películas de Hollywood manipuladoras como “Jack Ryan: Shadow Recruit”, que nos muestran un complot de Rusia para colapsar la economía de los EE.UU.


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Representantes de China y Estados Unidos se pelean unos con otros en las reuniones geopolíticas, alimentando los temores de una ruptura diplomática, mientras el Pentágono “sugiere” que quizás tenga que renovar sus estrategias militares en consideración de otra guerra mundial.
Al igual que en el libro de George Orwell, 1984, los antiguos enemigos se convierten en aliados y luego otra vez en enemigos una vez más, mientras en la cúspide de la pirámide, todo es una gran farsa.


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“En realidad, como Winston sabía muy bien, hacía tan solo 4 años, Oceanía había entrado en guerra con Estasia y en alianza con Eurasia. Pero eso no era más que un fragmento de conocimiento furtivo, porque ya no era capaz de controlar satisfactoriamente su propia memoria. Oficialmente, el cambio de pareja nunca se había producido. Oceanía estaba en guerra con Eurasia: por lo tanto, Oceanía siempre había estado en guerra con Eurasia. El enemigo del momento siempre representaba el mal absoluto y por lo tanto, cualquier acuerdo pasado o futuro con él era imposible…”
-George Orwell, 1984-


Las mejores mentiras contienen elementos verdaderos.
La verdad es que el Este está creando alianzas en oposición a Occidente, Occidente está involucrado en operaciones encubiertas clandestinas por todo el planeta y ambos “lados” se encuentran, de hecho, al borde de un enfrentamiento catastrófico por la supremacía mundial.


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La gran mentira está en los detalles importantes que han quedado fuera de nuestra pequeña historia.
Ambas partes no son más que títeres en un gran juego de ajedrez global y cualquier conflicto, en última instancia, beneficiará al pequeño grupo de hombres que manejan las piezas sobre el tablero.
Eso incluye a los financieros internacionales que han influido profundamente en la estructura política de todos los gobiernos, creando un clima de crisis que finalmente conducirá al “Nuevo Orden Mundial” que siempre han soñado.

Brandon Smith. Alt-Market

fuente: http://www.alt-market.com/articles/2168-the-new-world-order-and-the-rise-of-the-east



El Movimiento de los Trabajadores Sin Techo de Brasil consigue que el Gobierno atienda sus demandas

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 Fotaza en Copacabana, 



A dos días de que empiece el Mundial de 2014 en São Paulo, el Gobierno brasileño anunció la noche de este lunes que atenderá las reivindicaciones del movimiento que ha organizado durante estos meses las mayores protestas contra los gastos de la Copa. El acuerdo alcanzado con el Movimiento de Trabajadores Sin Techo (MTST) se supone que desinflará las protestas durante la celebración del campeonato, un alivio para la presidenta Dilma Rousseff, que en los últimos días ha visto cómo las huelgas y las marchas han convertido en un caos algunas de las principales ciudades del país.


Después de este primer acuerdo aún está por ver qué pasará con la huelga de metro, que este lunes provocó en São Paulo uno de los peores días de tráfico que se recuerdan. Los funcionarios del suburbano también decidieron suspender el paro a última hora de la tarde, pero solo durante un día y con condiciones. El miércoles, víspera del comienzo del Mundial, volverán los paros si el Gobierno del Estado de São Paulo no readmite a los 42 funcionarios que despidió horas antes por su participación en piquetes para exigir mejoras salariales. Si no hay acuerdo, la huelga puede paralizar la metrópoli el día que empiece a rodar el balón.



Desde las protestas multitudinarias que comenzaron en junio del año pasado a causa del aumento de los billetes del transporte público, el Movimiento de los Sin Techo ha seguido organizando protestas en las calles contra los gastos del evento. Creen que el Gobierno debería invertir en educación, salud y vivienda de la misma forma que ha invertido en las infraestructuras del Mundial. El MTST lideró la ocupación de 2.000 familias de un terreno próximo al Arena Corinthians, que será este jueves el escenario de apertura del campeonato. Su lema es que “si se tiene dinero para la Copa de la FIFA, se tiene que tener para la Copa del pueblo”.



La ocupación de los terrenos fue bautizada como la Copa del Pueblo. La construcción del Corinthians en la lejana zona de Itaquera revalorizó el lugar, que sufrió un aumento de los alquileres del 165% en los últimos seis años, según la organización, lo que ha expulsado a parte de la población. Una de las principales exigencias del MTST era la construcción de viviendas para sus habitantes. El Gobierno se ha comprometido este lunes a construir 2.000 casas para ellos.



El movimiento también ha logrado que se amplíe y mejoren las condiciones de un programa social de vivienda y el Gobierno se ha comprometido a estudiar entre varios ministerios cómo mejorar la resolución de conflictos en las calles. El objetivo del MTST es que se limite el uso de la fuerza en las actuaciones de la Policía Militar durante los desalojos de zonas ocupadas.



Rousseff ha dado su brazo a torcer para tratar de garantizar la paz durante el campeonato, ahora que el calendario ya corre en contra y después de las amenazas del líder del Movimiento, Guillerme Boulos, que días atrás prometió una “radicalización” de las protestas si el Gobierno no cedía.



Más información: El País




Con motivo del día contra la tortura que se conmemora mañana, recuperamos el desgarrador testimonio de Unai Romano que publicó GARA el 28 de febrero del 2002.

Con motivo del día contra la tortura que se conmemora mañana, recuperamos el desgarrador testimonio de Unai Romano que publicó GARA el 28 de febrero del 2002.

TESTIMONIO DE UNAI ROMANO:
"Alrededor de las 4.00 del día 6 de setiembre de 2001, estoy durmiendo y me despiertan unos ruidos. Salgo al pasillo y veo unos guardias civiles discutiendo con mis padres. Me acerco y me preguntan si soy Unai Romano, a lo que contesto que sí (...) Me dicen que estoy acusado de «colaboración con banda armada», y en ese momento empiezan a subir por las escaleras guardias civiles vestidos de paisano y la secretaria del Juzgado. Me ponen las esposas y me dicen que van a registrar el piso.

Empezamos por mi cuarto. Miran papel por papel, libro por libro. El registro de mi cuarto es eterno (...) Lo que les interesa lo van dejando encima de la mesa (...) Luego se levanta acta de todas las cosas que se llevan de mi cuarto y pasamos al siguiente (...) La secretaria se empieza a cansar y el mando de los guardias civiles les dice que vayan más rápido (...) Se ha levantado acta de todo, y cuando parece que se ha terminado todo se acuerdan del camarote. Cuando estamos entrando no se fían y se cubren conmigo, mientras tienen la mano en la pistolera. Cuando bajamos a casa, me permiten que me duche, me vista y me despida de mis familiares pero sin abrir la boca, como ha sucedido en todo el registro.

Me bajan al soportal y me ponen contra una esquina mientras ellos discuten de cómo me sacan (...) Al final, me tapan y me llevan dos de ellos. El coche me lleva a un sitio que desconozco. Todo el trayecto lo he hecho en silencio y con la cabeza entre las piernas. Nada más bajarme del coche hay unas escaleras, no me avisan y me caigo de rodillas en ellas. Me meten a un calabozo con pasamontañas y me ponen contra la pared. Tengo problemas para respirar y el guardia civil que me cuida dice que no tengo derecho a respirar.

Me meten en una furgoneta, al rato, y sin esposar me llevan a Madrid. El viaje se realiza a gran velocidad, según deduzco por el ruido que saca el motor. Durante el traslado se mete alguien en donde estoy yo y me pregunta por qué creo que me han detenido. Le respondo que es porque conozco a algún detenido. El me aconseja, como amigo, que colabore. Me dice que hasta el momento ellos se han portado bien conmigo, y que colabore.

Me llevan a una comisaría, me ca- chean y me dan cuatro consejos muy importantes allí: obedecerles, tener los ojos cerrados, no mirarles a ellos a la cara y, si me cruzo con algún otro detenido, no mirarle. Me meten en un calabozo y me obligan a permanecer de pie.

Al cabo de un rato empiezan los interrogatorios. Me piden que colabore continuamente, mientras me golpean en la cabeza con unos palos forrados en espuma o cinta aislante. Que si conozco a fulano, que si conozco a mengano, que si puse un coche bomba, que si disparé a alguien... Me dicen que he hecho todo ese tipo de cosas, lo que yo niego rotundamente. Al instante de negarlo, me golpean tres o cuatro veces con los palos forrados. Luego me preguntan de nuevo. Cuando estoy grogui paran y me preguntan sobre la cuadrilla, sobre los familiares, sobre dónde poteaba en la Parte Vieja de Vitoria, sobre camareros, temas sobre el trabajo, política, ikastolas, gaztetxes. Cuando me tranquilizo un poco y después de que me den un poco de agua ­agua que me recupera mucho, no sé si estaría drogada o algo por el estilo­ empiezan de nuevo (...)

Todos los interrogatorios los hago con un antifaz puesto en los ojos (...), y por encima del antifaz me ponen un pasamontañas. Cada vez los interrogatorios son más duros y me llegan a colocar hasta tres pasamontañas. Yo creo que es para amortiguar los golpes, pero la sensación de agobio es terrible, y no paro de sudar la gota gorda.

Otra cosa que me hacen es la bolsa. Me colocan una bolsa en la cabeza y la cierran aguantándola, y así hasta que me tambaleo. Me lo hacen hasta unas ocho veces en total. Luego lo mismo; cuando estoy atontado, preguntas sobre mi forma de vivir, de dónde andaba y con quién, más agua y vuelta a empezar.

También me obligan a realizar flexiones. Estoy de pie y me hacen ponerme en cuclillas ­a esto le llaman «el ascensor»­. Me tienen mucho tiempo haciendo esto y acabo totalmente empapado en sudor. En una de éstas me hacen firmar una hoja para el Juzgado, según creo recordar, que tengo que volver a repetir ya que la he dejado totalmente mojada del sudor que me cae de la cabeza y del que tengo en las manos y brazos (...)

Durante los interrogatorios oigo gritos de dolor de otra gente. No sé quiénes o si los producen ellos mismos, pero son espeluznantes (...) En una de éstas, cuando me sacan de un interrogatorio y me tienen en el calabozo de pie, entra uno de ellos y solamente me coloca el antifaz (...) y me lleva a una habitación donde está una mujer. Se identifica como médico forense y me enseña su carné (...) Me pregunta por mi estado de salud en general, y le digo que estoy reventado físicamente y lo de los golpes en la cabeza. Me pregunta por las operaciones que había tenido y le comento lo de mi arritmia asintomática (...) Los guardias civiles están detrás de la puerta y me imagino que ellos nos oirían a nosotros como nosotros les oímos a ellos.

Me meten en el calabozo y, a los pocos minutos, me ponen el antifaz y la capucha o capuchas. Me meten en otro lugar y me preguntan qué le he dicho a la médico forense. Empiezo a contárselo y me interrumpe uno de ellos gritándome como un loco que ya sabía lo que le había dicho. Al instante, me golpea unas veinte veces seguidas con aquellos palos, creo.

Empiezan los interrogatorios. Estos son mucho más salvajes que los anteriores. Las preguntas son las mismas o parecidas (...) Siempre que contesto que no, me golpean duramente. Yo estoy de pie. Me preguntan constantemente y me caen golpes cada vez más fuertes, pero ahora me van girando ellos, una vuelta para aquí, media para allá, ahora para aquí..., todo ello entre golpes y preguntas intercalándose constantemente. Dos guardias civiles me suben en sillas y comienzan a golpearme desde arriba. Cada vez están más agresivos y los palazos que me meten son ya de campeonato. Los golpes son siempre en la cabeza y en la frente. No sé cuánto tiempo llevo ni qué hora es (...)

Me tienen haciendo ese tipo de flexiones, de pie, en cuclillas, de pie..., pero cuando estoy en cuclillas me golpean en la cabeza y con el mismo impulso del golpe me caigo al suelo, aunque siempre me cogen antes de que caiga del todo (...) Me dejan descansar y me dicen que soy el único «hijo de puta» que no ha hablado y que como no les diga nada, voy a salir como «el Lasa ése» (...)

Más agua, más preguntas y empezamos. Ahora me tienen sentado en una silla. Ya no me aguanto de pie, y me gol-pean constantemente. Las preguntas ya no son tan habituales, pero los golpes son constantes. Me tienen en una silla con respaldos para los brazos y ando grogui de un lado para otro. No quieren que me desmaye, y cuando ven que no puedo más, se controlan un poco. Uno de ellos me habla al oído suavemente diciéndome que diga cualquier cosa, que me lo invente, que ése es su trabajo (...) Luego viene y le digo que no lo he hecho, se pone histérico y me dice que a partir de ahora le voy a rogar que me mate. Me agarran entre unos y me golpean más fuerte en la cabeza. Ellos se cansan y se van turnando. Me ponen los electrodos con una porra eléctrica en los genitales, en el pene, en la parte superior de la oreja, y detrás de las orejas. También me ponen la bolsa, y me siguen golpeando.

Estoy roto y me empiezan a amenazar con que mi novia y mi hermano están de camino y que les van a hacer el doble de lo que me han hecho a mí (...) Los golpes continúan mientras me agarran entre algunos y me empiezan a decir que han detenido a mi madre y que está camino del pantano que está cerca de Vitoria. Los golpes continúan. Yo les ruego que dejen a mi madre, que nunca ha hecho nada. Me dicen que le están haciendo «el ascensor» en la presa, atada por los pies y en el agua. Se oyen llamadas como que están hablando con los del pantano. Uno de ellos pega un grito y se callan todos. Me sientan en una silla y uno de ellos me comunica que mi madre ha fallecido (...)

Me llevan al calabozo y me dejan allí alrededor de una hora. Mi situación es brutal. Se me está hinchando la cabeza a una velocidad increíble, y ya no veo nada. El pensamiento me juega una mala pasada y me creo lo de mi madre. La cabeza me está quemando y lo único que quiero es salir de allí. De repente viene uno de ellos y me ve que me estoy levantando de la cama (...) Me quema la cabeza entera, me la palpa y está exageradamente hinchada, me duelen los ojos y siento como si me fuera a estallar la cabeza. Lo de mi madre me tiene histérico y decido autolesionarme mordiéndome las muñecas. Tengo, o mejor dicho noto ,una pequeñas marcas en las muñecas y primero con los dedos y luego con la boca logro lesionarme.

De repente, viene uno de ellos y me dice que me levante y que le acompañe. Me coge las manos por detrás y se da cuenta de lo de las muñecas. Me llevan por los pasillos, me suben las escaleras y me meten en una habitación. La médico forense está asustada, pregunta qué me ha pasado y qué me han hecho. El guardia civil le dice lo de las muñecas, y se va. Me dejan con ella, estoy histérico, no reconozco la voz de esa mujer y no puedo verla (...) Me obliga a sentarme y me pregunta qué tal estoy, a lo que le contesto que me va a estallar la cabeza.

Son las 10.00 del 7 de setiembre. Pide un coche urgente a los guardias civiles y nos dirigimos al hospital (...) Ellos me quieren llevar a un hospital militar, pero la médico dice que no, y que vamos al hospital «no sé qué universitario», no me acuerdo del nombre. Por el camino me pongo histérico, y le digo al médico forense que han matado a mi madre y que llame a mi casa (...) Llegamos al hospital, por urgencias, creo. Me sientan en una silla de ruedas y me curan lo de las muñecas. La médico forense se va a hablar con los médicos (...) Luego viene la médico forense, que me dice que ha llamado al juez y que no le ha pasado nada a mi madre. Me sigue dando la mano y tranquilizándome.

Me empiezan a hacer las pruebas. Su mayor preocupación es que no me hayan roto el cráneo o, mejor dicho, que no tenga rotura craneoncefálica (...) No sé durante cuántas horas me tienen allí, pero la médico forense me comenta que me voy a quedar ingresado en aquel hospital. Me dice que está en contacto con el juez y que ya sabe qué ha pasado.

Cada vez que me hacen una prueba, la médico forense viene y me dice que no tengo rotura de cráneo. El dolor me mata vivo y no me quieren dar nada hasta que no tengan los resultados de todas las pruebas. Ella me sigue dando la mano. Con el paso del tiempo, me dicen que no tengo rotura craneoencefálica y que tengo un edema y contractura muscular en el cuello. Tengo toda la cabeza y el cuello hinchados. La médico forense me dice que tengo toda la cabeza morada y los ojos negros, pero que es normal con un edema. Me quieren poner un collarín, pero como tengo el cuello tan hinchado no me sirven los que tienen allí, me quedan todos pequeños y tardan una hora en encontrar uno que me pueda poner.

En un momento dado, le comento a la médico forense lo que me han hecho, y cuando le digo lo de los electrodos, me mira la oreja y me dice que la tengo quemada por la parte de arriba y que detrás está hinchada (...)

Me hacen un reconocimiento médico completo, con todo tipo de pruebas de coordinación (...) Queda por verme el oftalmólogo, ya que no puedo abrir los ojos. Viene la médico forense y me dicen que me llevan a la enfermería de una prisión, pero que primero tenemos que ir a comisaría, donde he estado anteriormente, y que después me llevan a prisión. Me entra un miedo atroz, pero ella me tranquiliza diciéndome que el juez lo sabe y que no me van a hacer nada (...)

Me llevan a la comisaría y me meten junto con la forense en su habitación. Ella pide la silla más cómoda que tengan y me traen una sin apoyabrazos. Me siento con ella. Me traen hielo y me lo pongo unos segundos en cada lugar que creo oportuno (...) Me traen la comida, aunque más o menos son las 18.00. La comida consiste en dos yogures y un sandwich. La médico forense se sienta a mi lado y me da de comer los yogures. El sandwich no puedo masticarlo y no me lo como. Ella se tiene que ir y me deja solo alrededor de dos horas. Durante ese tiempo tengo a dos guardias civiles fuera de la habitación, mirándome y riéndose continuamente. Se van turnando y se ríen del aspecto de mi cara, mientras me dicen cosas del estilo de que soy un cerdo, un monstruo, y más tonterías del estilo. Yo mientras tanto, permanezco quieto y sólo me muevo para colocarme el hielo. Hacen amagos de venir pero no me tocan ni un pelo mientras permanezco en aquella habitación. El dolor persiste y lo ! único que me calma es darme hielo y estar quieto (...)

Oigo cómo viene uno gritando que trae mi cena y escucho como agitan los yogures y se los beben mientras se ríen. Pasa el tiempo y los dolores empiezan a aumentar de nuevo. Me quejo de dolor y mandan a algunos de ellos a buscar a la médico forense, pero pasa el tiempo y no aparece nadie. De repente viene uno de ellos con una ampolla y dice que es para mí. Pero yo no me fío y pego un traguito pequeño y, como sabe a rayos, cuando oigo que se aleja vacío todo el vaso en una silla acolchada de ésas de tela que tengo a mi lado (...) Ese medicamento es muy fuerte y lo poco que bebo me produce unas enormes ganas de dormir, por lo que tengo que hacer un gran esfuerzo para no dormirme.

A la hora, aproximadamente, me meten en un coche y empiezan a hacer tonterías mientras nos dirigimos a un lado que no sé. Meten grandes acelerones y luego frenan bruscamente, ponen las sirenas y andan en zig-zag. La música la tienen muy alta y paran el coche en un par de ocasiones, se bajan los que van sentados delante y hacen como que abren la puerta, pero luego seguimos adelante. En una de las ocasiones en que hacen un zig-zag, tengo que apoyar la cabeza en el cristal para no golpearme, y noto que tiene una cortina (...)

En una de estas ocasiones paramos, y el guardia civil que va a mi lado me pregunta si quiero hablar con la Guardia Civil. Yo le respondo que no y me bajan del coche. Comienzo a oír ruidos y puertas que se abren y se cierran continuamente. Creo que estoy en una prisión, pero no me fío. Me sacan dos fotos y me toman las huellas (...)

Estoy totalmente ciego y algo atontado, y me llevan ante los médicos. Me miran por encima, me preguntan algo y me dicen que me van a poner un apoyo para dormir, ya que no puedo valerme por mí mismo, y me meten en una celda con dos camillas, un baño, un labavo y una ducha. El apoyo es un colombiano que me ayuda a acostarme, a orinar y a levantarme de la cama. Me dan otras pastillas y duermo unas horas, según me dice el apoyo. Por la mañana hablamos y me dice que tengo la cara totalmente hinchada, con los ojos negros y todo el resto morado, menos la punta de la nariz y los labios, que tienen un color normal. Me cambian de apoyo, y me ponen otro (...)

Me entero que he llegado a la cárcel el día 8 de setiembre, sobre la una de la madrugada. Estoy en Soto del Real, en el módulo de enfermería, en la zona de aislados.

A las dos horas de llegar el segundo apoyo, me comunican que estoy incomunicado y no puedo tener apoyo. A partir de ese momento, tengo que ir palpando todo, para poder ir al baño, a la cama, a comer (...)

Pasa el sábado día 8 y el domingo 9, hasta la tarde. Me pego una ducha y empiezo a ver algo. Al principio es borroso, pero con el paso de las horas veo mejor. Tengo los alrededores de los ojos negros, lo que es el blanco del ojo ensangrentado, toda la cara hinchada y oscurecida, y el cuello y los hombros, hasta el pecho, oscurecidos también (....)

No puedo dormir, ya que al apoyar la cabeza en la almohada me duele, y le digo al médico que me aumente el medicamento. Quedamos en que me va a dar dos Nolotil, pero me da una pastilla verde y blanca que resulta ser demasiado fuerte. He estado en dos ocasiones a punto de caerme al suelo, mareado, y le digo que no la quiero más y que me dé dos Nolotil.

Me tiene 24 horas al día encerrado en la celda de enfermería, y no quieren que me vea nadie ya que mi cara es bastante espectacular según me dicen los apoyos, ya que ellos sí que me ven al darme la comida. Sigo durmiendo muy mal.

El lunes, día 10 de setiembre, viene otro médico forense del juzgado (...) Toma nota de mi estado, sobre todo de la cara y del cuello, y cuando le quiero comentar algo, me dice que aquéllo es un mero trámite para poder pasar ante el juez. Acordamos que estoy en condiciones de pasar, no en muy buenas, pero accedo. Por la noche me comunican que me van a levantar a las 7.00 del día siguiente, el 11 de setiembre.

Me llevan a ingresos, me dan de desayunar y luego me ponen en manos de la Guardia Civil, que me va a llevar a la Audiencia Nacional. Le comunico al guardia civil que me va a colocar las esposas que tengo las muñecas heridas y que no me las ponga, a lo que me responde con que si tengo un papel médico que diga eso. Le digo que no y me esposa a la espalda.

El viaje a la Audiencia resulta muy duro, ya que todavía no me encuentro muy bien. Una vez allí me dejan en manos de la Policía Nacional, y uno de ellos comenta al otro que me han hecho «la del pulpo» (...) La secretaria del juez me lee mis derechos, designo a Iker Urbina como mi abogado y digo que quiero ver al médico forense.

Me llevan al calabozo y al rato me sacan para llevarme delante del médico forense. Le digo que tengo un dolor que es nuevo en la mitad del pecho, que se agudiza al moverme y que me deja tres o cuatro segundos sin respiración (...) Le cuento los tipos de torturas y toma nota, pero me dice que eso se lo diga al juez (...) Me llevan al calabozo, y al rato me suben ante el juez.

El trayecto desde el calabozo hasta el despacho del señor juez lo hago con una chaqueta en la cabeza que me impide ver nada. Empieza la toma de declaración, respondo a las preguntas y niego las acusaciones. Cuando me pregunta si quiero añadir algo más le comento las torturas y malos tratos que he sufrido y empiezo a contárselas. Al cabo de medio minuto, me interrumpe diciéndome que lleva muchos años trabajando con la Guardia Civil y que mucha gente dice sufrir las torturas y que no me cree. Dice también que además, al no haber declaración policial, que ése no es el sitio indicado para denunciarlo, y que vaya al Juzgado para poner una denuncia. Me quedo perplejo, le miro a la secretaria y asiente con la cabeza. Mi abogada de oficio no me quita la vista de la cara y tampoco no dice nada (...)

Me bajan al sótano con la chaqueta puesta de nuevo en la cabeza y me meten en una furgoneta de la Guardia Civil que me lleva de nuevo a la prisión. Yo esperaba poder ver a mi abogado, pero al parecer no quieren que nadie me vea la cara.

Una vez en prisión les digo que quiero hacer la llamada que me corresponde ya que me encuentro comunicado, y me dicen que hasta que llegue la notificación no puedo hacerla.

Me sacan de aislamiento y me llevan a una zona de hombres. A la mañana siguiente pasa el médico y me dice que hasta que no me desaparezcan las marcas de la cara voy a seguir en la enfermería (...) Para el día 14 creo estar en bastantes buenas condiciones para que me trasladen al módulo, pero no me llevan hasta el día 18, que es cuando han desaparecido todas las marcas, o casi todas (..)

He tardado tanto en escribirlo porque cada vez que me ponía a describir lo que pasó me ponía muy nervioso y tenía que ir poco a poco. Se me ha olvidado comentar que en los interrogatorios me hicieron estar mucho tiempo desnudo. "
Con motivo del día contra la tortura que se conmemora mañana, recuperamos el desgarrador testimonio de Unai Romano que publicó GARA el 28 de febrero del 2002.



TESTIMONIO DE UNAI ROMANO:



"Alrededor de las 4.00 del día 6 de setiembre de 2001, estoy durmiendo y me despiertan unos ruidos. Salgo al pasillo y veo unos guardias civiles discutiendo con mis padres. Me acerco y me preguntan si soy Unai Romano, a lo que contesto que sí (...) Me dicen que estoy acusado de «colaboración con banda armada», y en ese momento empiezan a subir por las escaleras guardias civiles vestidos de paisano y la secretaria del Juzgado. Me ponen las esposas y me dicen que van a registrar el piso.



Empezamos por mi cuarto. Miran papel por papel, libro por libro. El registro de mi cuarto es eterno (...) Lo que les interesa lo van dejando encima de la mesa (...) Luego se levanta acta de todas las cosas que se llevan de mi cuarto y pasamos al siguiente (...) La secretaria se empieza a cansar y el mando de los guardias civiles les dice que vayan más rápido (...) Se ha levantado acta de todo, y cuando parece que se ha terminado todo se acuerdan del camarote. Cuando estamos entrando no se fían y se cubren conmigo, mientras tienen la mano en la pistolera. Cuando bajamos a casa, me permiten que me duche, me vista y me despida de mis familiares pero sin abrir la boca, como ha sucedido en todo el registro.



Me bajan al soportal y me ponen contra una esquina mientras ellos discuten de cómo me sacan (...) Al final, me tapan y me llevan dos de ellos. El coche me lleva a un sitio que desconozco. Todo el trayecto lo he hecho en silencio y con la cabeza entre las piernas. Nada más bajarme del coche hay unas escaleras, no me avisan y me caigo de rodillas en ellas. Me meten a un calabozo con pasamontañas y me ponen contra la pared. Tengo problemas para respirar y el guardia civil que me cuida dice que no tengo derecho a respirar.



Me meten en una furgoneta, al rato, y sin esposar me llevan a Madrid. El viaje se realiza a gran velocidad, según deduzco por el ruido que saca el motor. Durante el traslado se mete alguien en donde estoy yo y me pregunta por qué creo que me han detenido. Le respondo que es porque conozco a algún detenido. El me aconseja, como amigo, que colabore. Me dice que hasta el momento ellos se han portado bien conmigo, y que colabore.



Me llevan a una comisaría, me ca- chean y me dan cuatro consejos muy importantes allí: obedecerles, tener los ojos cerrados, no mirarles a ellos a la cara y, si me cruzo con algún otro detenido, no mirarle. Me meten en un calabozo y me obligan a permanecer de pie.



Al cabo de un rato empiezan los interrogatorios. Me piden que colabore continuamente, mientras me golpean en la cabeza con unos palos forrados en espuma o cinta aislante. Que si conozco a fulano, que si conozco a mengano, que si puse un coche bomba, que si disparé a alguien... Me dicen que he hecho todo ese tipo de cosas, lo que yo niego rotundamente. Al instante de negarlo, me golpean tres o cuatro veces con los palos forrados. Luego me preguntan de nuevo. Cuando estoy grogui paran y me preguntan sobre la cuadrilla, sobre los familiares, sobre dónde poteaba en la Parte Vieja de Vitoria, sobre camareros, temas sobre el trabajo, política, ikastolas, gaztetxes. Cuando me tranquilizo un poco y después de que me den un poco de agua ­agua que me recupera mucho, no sé si estaría drogada o algo por el estilo­ empiezan de nuevo (...)



Todos los interrogatorios los hago con un antifaz puesto en los ojos (...), y por encima del antifaz me ponen un pasamontañas. Cada vez los interrogatorios son más duros y me llegan a colocar hasta tres pasamontañas. Yo creo que es para amortiguar los golpes, pero la sensación de agobio es terrible, y no paro de sudar la gota gorda.


Otra cosa que me hacen es la bolsa. Me colocan una bolsa en la cabeza y la cierran aguantándola, y así hasta que me tambaleo. Me lo hacen hasta unas ocho veces en total. Luego lo mismo; cuando estoy atontado, preguntas sobre mi forma de vivir, de dónde andaba y con quién, más agua y vuelta a empezar.



También me obligan a realizar flexiones. Estoy de pie y me hacen ponerme en cuclillas ­a esto le llaman «el ascensor»­. Me tienen mucho tiempo haciendo esto y acabo totalmente empapado en sudor. En una de éstas me hacen firmar una hoja para el Juzgado, según creo recordar, que tengo que volver a repetir ya que la he dejado totalmente mojada del sudor que me cae de la cabeza y del que tengo en las manos y brazos (...)



Durante los interrogatorios oigo gritos de dolor de otra gente. No sé quiénes o si los producen ellos mismos, pero son espeluznantes (...) En una de éstas, cuando me sacan de un interrogatorio y me tienen en el calabozo de pie, entra uno de ellos y solamente me coloca el antifaz (...) y me lleva a una habitación donde está una mujer. Se identifica como médico forense y me enseña su carné (...) Me pregunta por mi estado de salud en general, y le digo que estoy reventado físicamente y lo de los golpes en la cabeza. Me pregunta por las operaciones que había tenido y le comento lo de mi arritmia asintomática (...) Los guardias civiles están detrás de la puerta y me imagino que ellos nos oirían a nosotros como nosotros les oímos a ellos.


Me meten en el calabozo y, a los pocos minutos, me ponen el antifaz y la capucha o capuchas. Me meten en otro lugar y me preguntan qué le he dicho a la médico forense. Empiezo a contárselo y me interrumpe uno de ellos gritándome como un loco que ya sabía lo que le había dicho. Al instante, me golpea unas veinte veces seguidas con aquellos palos, creo.



Empiezan los interrogatorios. Estos son mucho más salvajes que los anteriores. Las preguntas son las mismas o parecidas (...) Siempre que contesto que no, me golpean duramente. Yo estoy de pie. Me preguntan constantemente y me caen golpes cada vez más fuertes, pero ahora me van girando ellos, una vuelta para aquí, media para allá, ahora para aquí..., todo ello entre golpes y preguntas intercalándose constantemente. Dos guardias civiles me suben en sillas y comienzan a golpearme desde arriba. Cada vez están más agresivos y los palazos que me meten son ya de campeonato.


 Los golpes son siempre en la cabeza y en la frente. No sé cuánto tiempo llevo ni qué hora es (...)


Me tienen haciendo ese tipo de flexiones, de pie, en cuclillas, de pie..., pero cuando estoy en cuclillas me golpean en la cabeza y con el mismo impulso del golpe me caigo al suelo, aunque siempre me cogen antes de que caiga del todo (...) Me dejan descansar y me dicen que soy el único «hijo de puta» que no ha hablado y que como no les diga nada, voy a salir como «el Lasa ése» (...)



Más agua, más preguntas y empezamos. Ahora me tienen sentado en una silla. Ya no me aguanto de pie, y me gol-pean constantemente. Las preguntas ya no son tan habituales, pero los golpes son constantes. Me tienen en una silla con respaldos para los brazos y ando grogui de un lado para otro. No quieren que me desmaye, y cuando ven que no puedo más, se controlan un poco. Uno de ellos me habla al oído suavemente diciéndome que diga cualquier cosa, que me lo invente, que ése es su trabajo (...)


Luego viene y le digo que no lo he hecho, se pone histérico y me dice que a partir de ahora le voy a rogar que me mate. Me agarran entre unos y me golpean más fuerte en la cabeza. Ellos se cansan y se van turnando. Me ponen los electrodos con una porra eléctrica en los genitales, en el pene, en la parte superior de la oreja, y detrás de las orejas. También me ponen la bolsa, y me siguen golpeando.



Estoy roto y me empiezan a amenazar con que mi novia y mi hermano están de camino y que les van a hacer el doble de lo que me han hecho a mí (...) Los golpes continúan mientras me agarran entre algunos y me empiezan a decir que han detenido a mi madre y que está camino del pantano que está cerca de Vitoria. Los golpes continúan. Yo les ruego que dejen a mi madre, que nunca ha hecho nada. Me dicen que le están haciendo «el ascensor» en la presa, atada por los pies y en el agua. Se oyen llamadas como que están hablando con los del pantano. Uno de ellos pega un grito y se callan todos. Me sientan en una silla y uno de ellos me comunica que mi madre ha fallecido (...)



Me llevan al calabozo y me dejan allí alrededor de una hora. Mi situación es brutal. Se me está hinchando la cabeza a una velocidad increíble, y ya no veo nada. El pensamiento me juega una mala pasada y me creo lo de mi madre. La cabeza me está quemando y lo único que quiero es salir de allí.



De repente viene uno de ellos y me ve que me estoy levantando de la cama (...) Me quema la cabeza entera, me la palpa y está exageradamente hinchada, me duelen los ojos y siento como si me fuera a estallar la cabeza. Lo de mi madre me tiene histérico y decido autolesionarme mordiéndome las muñecas. Tengo, o mejor dicho noto ,una pequeñas marcas en las muñecas y primero con los dedos y luego con la boca logro lesionarme.



De repente, viene uno de ellos y me dice que me levante y que le acompañe. Me coge las manos por detrás y se da cuenta de lo de las muñecas. Me llevan por los pasillos, me suben las escaleras y me meten en una habitación. La médico forense está asustada, pregunta qué me ha pasado y qué me han hecho. El guardia civil le dice lo de las muñecas, y se va. Me dejan con ella, estoy histérico, no reconozco la voz de esa mujer y no puedo verla (...) Me obliga a sentarme y me pregunta qué tal estoy, a lo que le contesto que me va a estallar la cabeza.



Son las 10.00 del 7 de setiembre. Pide un coche urgente a los guardias civiles y nos dirigimos al hospital (...) Ellos me quieren llevar a un hospital militar, pero la médico dice que no, y que vamos al hospital «no sé qué universitario», no me acuerdo del nombre. Por el camino me pongo histérico, y le digo al médico forense que han matado a mi madre y que llame a mi casa (...) Llegamos al hospital, por urgencias, creo. Me sientan en una silla de ruedas y me curan lo de las muñecas. La médico forense se va a hablar con los médicos (...) Luego viene la médico forense, que me dice que ha llamado al juez y que no le ha pasado nada a mi madre. Me sigue dando la mano y tranquilizándome.



Me empiezan a hacer las pruebas. Su mayor preocupación es que no me hayan roto el cráneo o, mejor dicho, que no tenga rotura craneoncefálica (...) No sé durante cuántas horas me tienen allí, pero la médico forense me comenta que me voy a quedar ingresado en aquel hospital. Me dice que está en contacto con el juez y que ya sabe qué ha pasado.



Cada vez que me hacen una prueba, la médico forense viene y me dice que no tengo rotura de cráneo.


 El dolor me mata vivo y no me quieren dar nada hasta que no tengan los resultados de todas las pruebas. Ella me sigue dando la mano. Con el paso del tiempo, me dicen que no tengo rotura craneoencefálica y que tengo un edema y contractura muscular en el cuello. Tengo toda la cabeza y el cuello hinchados. La médico forense me dice que tengo toda la cabeza morada y los ojos negros, pero que es normal con un edema. Me quieren poner un collarín, pero como tengo el cuello tan hinchado no me sirven los que tienen allí, me quedan todos pequeños y tardan una hora en encontrar uno que me pueda poner.


En un momento dado, le comento a la médico forense lo que me han hecho, y cuando le digo lo de los electrodos, me mira la oreja y me dice que la tengo quemada por la parte de arriba y que detrás está hinchada (...)


Me hacen un reconocimiento médico completo, con todo tipo de pruebas de coordinación (...) Queda por verme el oftalmólogo, ya que no puedo abrir los ojos. Viene la médico forense y me dicen que me llevan a la enfermería de una prisión, pero que primero tenemos que ir a comisaría, donde he estado anteriormente, y que después me llevan a prisión. Me entra un miedo atroz, pero ella me tranquiliza diciéndome que el juez lo sabe y que no me van a hacer nada (...)



Me llevan a la comisaría y me meten junto con la forense en su habitación. Ella pide la silla más cómoda que tengan y me traen una sin apoyabrazos. Me siento con ella. Me traen hielo y me lo pongo unos segundos en cada lugar que creo oportuno (...) Me traen la comida, aunque más o menos son las 18.00. La comida consiste en dos yogures y un sandwich. La médico forense se sienta a mi lado y me da de comer los yogures. El sandwich no puedo masticarlo y no me lo como. Ella se tiene que ir y me deja solo alrededor de dos horas. Durante ese tiempo tengo a dos guardias civiles fuera de la habitación, mirándome y riéndose continuamente.


Se van turnando y se ríen del aspecto de mi cara, mientras me dicen cosas del estilo de que soy un cerdo, un monstruo, y más tonterías del estilo. Yo mientras tanto, permanezco quieto y sólo me muevo para colocarme el hielo. Hacen amagos de venir pero no me tocan ni un pelo mientras permanezco en aquella habitación. El dolor persiste y lo ! único que me calma es darme hielo y estar quieto (...)



Oigo cómo viene uno gritando que trae mi cena y escucho como agitan los yogures y se los beben mientras se ríen. Pasa el tiempo y los dolores empiezan a aumentar de nuevo. Me quejo de dolor y mandan a algunos de ellos a buscar a la médico forense, pero pasa el tiempo y no aparece nadie. De repente viene uno de ellos con una ampolla y dice que es para mí. Pero yo no me fío y pego un traguito pequeño y, como sabe a rayos, cuando oigo que se aleja vacío todo el vaso en una silla acolchada de ésas de tela que tengo a mi lado (...) Ese medicamento es muy fuerte y lo poco que bebo me produce unas enormes ganas de dormir, por lo que tengo que hacer un gran esfuerzo para no dormirme.



A la hora, aproximadamente, me meten en un coche y empiezan a hacer tonterías mientras nos dirigimos a un lado que no sé. Meten grandes acelerones y luego frenan bruscamente, ponen las sirenas y andan en zig-zag. La música la tienen muy alta y paran el coche en un par de ocasiones, se bajan los que van sentados delante y hacen como que abren la puerta, pero luego seguimos adelante. En una de las ocasiones en que hacen un zig-zag, tengo que apoyar la cabeza en el cristal para no golpearme, y noto que tiene una cortina (...)



En una de estas ocasiones paramos, y el guardia civil que va a mi lado me pregunta si quiero hablar con la Guardia Civil. Yo le respondo que no y me bajan del coche. Comienzo a oír ruidos y puertas que se abren y se cierran continuamente. Creo que estoy en una prisión, pero no me fío. Me sacan dos fotos y me toman las huellas (...)



Estoy totalmente ciego y algo atontado, y me llevan ante los médicos. Me miran por encima, me preguntan algo y me dicen que me van a poner un apoyo para dormir, ya que no puedo valerme por mí mismo, y me meten en una celda con dos camillas, un baño, un labavo y una ducha. El apoyo es un colombiano que me ayuda a acostarme, a orinar y a levantarme de la cama. Me dan otras pastillas y duermo unas horas, según me dice el apoyo. Por la mañana hablamos y me dice que tengo la cara totalmente hinchada, con los ojos negros y todo el resto morado, menos la punta de la nariz y los labios, que tienen un color normal. Me cambian de apoyo, y me ponen otro (...)



Me entero que he llegado a la cárcel el día 8 de setiembre, sobre la una de la madrugada. Estoy en Soto del Real, en el módulo de enfermería, en la zona de aislados.


A las dos horas de llegar el segundo apoyo, me comunican que estoy incomunicado y no puedo tener apoyo. A partir de ese momento, tengo que ir palpando todo, para poder ir al baño, a la cama, a comer (...)



Pasa el sábado día 8 y el domingo 9, hasta la tarde. Me pego una ducha y empiezo a ver algo. Al principio es borroso, pero con el paso de las horas veo mejor. Tengo los alrededores de los ojos negros, lo que es el blanco del ojo ensangrentado, toda la cara hinchada y oscurecida, y el cuello y los hombros, hasta el pecho, oscurecidos también (....)



No puedo dormir, ya que al apoyar la cabeza en la almohada me duele, y le digo al médico que me aumente el medicamento. Quedamos en que me va a dar dos Nolotil, pero me da una pastilla verde y blanca que resulta ser demasiado fuerte. He estado en dos ocasiones a punto de caerme al suelo, mareado, y le digo que no la quiero más y que me dé dos Nolotil.



Me tiene 24 horas al día encerrado en la celda de enfermería, y no quieren que me vea nadie ya que mi cara es bastante espectacular según me dicen los apoyos, ya que ellos sí que me ven al darme la comida. Sigo durmiendo muy mal.



El lunes, día 10 de setiembre, viene otro médico forense del juzgado (...) Toma nota de mi estado, sobre todo de la cara y del cuello, y cuando le quiero comentar algo, me dice que aquéllo es un mero trámite para poder pasar ante el juez. Acordamos que estoy en condiciones de pasar, no en muy buenas, pero accedo. Por la noche me comunican que me van a levantar a las 7.00 del día siguiente, el 11 de setiembre.



Me llevan a ingresos, me dan de desayunar y luego me ponen en manos de la Guardia Civil, que me va a llevar a la Audiencia Nacional. Le comunico al guardia civil que me va a colocar las esposas que tengo las muñecas heridas y que no me las ponga, a lo que me responde con que si tengo un papel médico que diga eso. Le digo que no y me esposa a la espalda.



El viaje a la Audiencia resulta muy duro, ya que todavía no me encuentro muy bien. Una vez allí me dejan en manos de la Policía Nacional, y uno de ellos comenta al otro que me han hecho «la del pulpo» (...) La secretaria del juez me lee mis derechos, designo a Iker Urbina como mi abogado y digo que quiero ver al médico forense.



Me llevan al calabozo y al rato me sacan para llevarme delante del médico forense. Le digo que tengo un dolor que es nuevo en la mitad del pecho, que se agudiza al moverme y que me deja tres o cuatro segundos sin respiración (...) Le cuento los tipos de torturas y toma nota, pero me dice que eso se lo diga al juez (...) Me llevan al calabozo, y al rato me suben ante el juez.



El trayecto desde el calabozo hasta el despacho del señor juez lo hago con una chaqueta en la cabeza que me impide ver nada. Empieza la toma de declaración, respondo a las preguntas y niego las acusaciones. Cuando me pregunta si quiero añadir algo más le comento las torturas y malos tratos que he sufrido y empiezo a contárselas. Al cabo de medio minuto, me interrumpe diciéndome que lleva muchos años trabajando con la Guardia Civil y que mucha gente dice sufrir las torturas y que no me cree.


 Dice también que además, al no haber declaración policial, que ése no es el sitio indicado para denunciarlo, y que vaya al Juzgado para poner una denuncia. Me quedo perplejo, le miro a la secretaria y asiente con la cabeza. Mi abogada de oficio no me quita la vista de la cara y tampoco no dice nada (...)



Me bajan al sótano con la chaqueta puesta de nuevo en la cabeza y me meten en una furgoneta de la Guardia Civil que me lleva de nuevo a la prisión. Yo esperaba poder ver a mi abogado, pero al parecer no quieren que nadie me vea la cara.


Una vez en prisión les digo que quiero hacer la llamada que me corresponde ya que me encuentro comunicado, y me dicen que hasta que llegue la notificación no puedo hacerla.


Me sacan de aislamiento y me llevan a una zona de hombres. A la mañana siguiente pasa el médico y me dice que hasta que no me desaparezcan las marcas de la cara voy a seguir en la enfermería (...) Para el día 14 creo estar en bastantes buenas condiciones para que me trasladen al módulo, pero no me llevan hasta el día 18, que es cuando han desaparecido todas las marcas, o casi todas (..)



He tardado tanto en escribirlo porque cada vez que me ponía a describir lo que pasó me ponía muy nervioso y tenía que ir poco a poco. Se me ha olvidado comentar que en los interrogatorios me hicieron estar mucho tiempo desnudo.