miércoles, 6 de enero de 2021

¿El síntoma de un planeta enfermo? La emergencia de enfermedades en la fauna silvestre

 Zorro con probable sarna en Timaukel, Chile / María Fernanda Mosqueira 

Zorro con probable sarna en Timaukel, Chile

 

¿El síntoma de un planeta enfermo? La emergencia de enfermedades en la fauna silvestre

 

Acciones humanas como la fragmentación de hábitats o la introducción de especies fomenta las enfermedades de animales salvajes en el mundo

 

Mientras la humanidad continúa bajo el yugo de la covid, hay otras enfermedades que siguen avanzando en aparente silencio.

 

 Así lo evidencia un huemul con abscesos que hace unas semanas fue encontrado sin vida en la Patagonia chilena, o la muerte de millones de murciélagos en Norteamérica por el síndrome de nariz blanca, obra de un hongo que, según una hipótesis, habría sido transportado desde Europa por turistas aficionados a las cuevas.

 

 O los tigres siberianos vapuleados por el distemper canino, que ha llevado a expertos a proponer la vacunación de estos grandes felinos para salvarlos de la extinción.

 

Lo cierto es que, así como la covid nos ha recordado que la devastación de la naturaleza aumenta el riesgo de epidemias y pandemias, los humanos también estamos facilitando, directa e indirectamente, la propagación de enfermedades dentro de la fauna silvestre.

 

 De esa manera, los animales salvajes no solo se enfrentan a un adverso cóctel como la destrucción de su hábitat, el cambio climático o la contaminación, sino también a las infecciones que se erigen hoy como una creciente e inusitada amenaza.

 

“A nivel internacional se ha cuantificado que, a pesar de que ha habido un mayor esfuerzo en detectar enfermedades en los últimos 40 años, hay un mayor número de enfermedades reportadas en fauna silvestre, ya sea que están emergiendo o que generan brotes esporádicos, y que al parecer estarían ocurriendo de forma más continua“, explica Diego Montecino, epidemiólogo de fauna silvestre de la Wildlife Conservation Society (WCS) de Estados Unidos.

 

 “A pesar de que hay más ojos mirando, hay mayor detección de enfermedades nuevas en poblaciones donde los patógenos no estaban registrados anteriormente”, añade.

 

En términos simples, las enfermedades infecciosas emergentes en criaturas salvajes pueden desencadenarse por el contagio desde animales domésticos presentes en las proximidades, por la intervención humana que transporta a huéspedes y patógenos, y por otras fuentes sin participación directa de humanos o especies domésticas.

 

La pérdida de hábitat, por ejemplo, produce el desplazamiento de las poblaciones naturales, aumentando el contacto entre animales silvestres, domésticos y humanos, surgiendo así el traspaso de patógenos entre estos grupos.

 

 En cuanto al cambio climático, se proyecta que eventos extremos como los ciclones, sequías e incendios incrementarán el movimiento y mortalidad de especies. Sin olvidar el descongelamiento de zonas como el Ártico, que está exponiendo a patógenos antes congelados. Se suman el estrés y malas condiciones de vida que generan un escenario propicio para las enfermedades.

 

Vicuña con probable sarna en área protegida, Chile / CONAF
Vicuña con probable sarna en área protegida, Chile / CONAF

 

Este problema está escalando a tal nivel que la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) publicó recientemente un informe global sobre la urgencia de abordar la salud de la vida silvestre en el planeta.

 

Así lo detalla Marcela Uhart, directora del Programa Latinoamericano del One Health Institute, de la Universidad de California Davis, y una de las expertas que elaboró el informe internacional de la UICN. “La fauna silvestre está afectada de manera creciente por el avance de las actividades humanas, y uno de los riesgos más importantes es la falta de programas específicos y dedicados al monitoreo de la salud de la fauna, que se asocia con una falta de respuesta cuando los eventos se detectan, tanto en el caso de la sarna en Chile y Argentina, como algunos eventos documentados en huemules en el sur de Chile”, advierte.

 

Por un lado, Uhart se refiere a la sarna sarcóptica, provocada por el ácaro Sarcoptes scabiei. Conocidos son los casos en animales domésticos como perros, pero la fauna silvestre tampoco se ha librado de este ectoparásito. De hecho, se ha visto una tendencia mundial de que iría en aumento, afectando a diversas especies como los wombats en Australia, los zorros rojos en Europa, y ungulados europeos como el rebeco cantábrico, el íbice y la cabra hispánica.

 

En el caso de Sudamérica, un estudio reciente sugirió que en los últimos 15 años han aumentado los reportes de mamíferos silvestres en Chile con una pérdida anormal de pelo, síntoma compatible con la sarna. Las principales víctimas serían los zorros (Lycalopex griseus y L. culpaeus) y los camélidos sudamericanos como el guanaco (Lama guanicoe) y la vicuña (Vicugna vicugna).

 

“Este estudio tuvo una aproximación de evidencia múltiple, donde se compilaron tanto registros de ciencia ciudadana, encuestas a guardaparques de CONAF [la oficina nacional de administración de áreas protegidas] y animales enfermos recibidos en centros de rescate y rehabilitación. Este problema aparentemente emergente está bastante subestudiado a nivel nacional, por lo que pretendemos seguir abordando distintas aristas de esta temática en mayor profundidad de aquí en adelante a partir de este diagnóstico inicial realizado”, señala Constanza Napolitano, académica de la Universidad de Los Lagos en Chile, e investigadora del Instituto de Ecología y Biodiversidad.

 

Huemul con abscesos por linfoadenitis caseosa en Parque Nacional Cerro Castillo, Chile / Rodrigo De Los Reyes Recabarren
Huemul con abscesos por linfoadenitis caseosa en Parque Nacional Cerro Castillo, Chile / Rodrigo De Los Reyes Recabarren 
 

 

Los hallazgos de esta investigación generaron alarma, ya que en la vecina Argentina hay un caso icónico en el Parque Nacional San Guillermo, donde la sarna generó estragos, precisamente, en camélidos. La enfermedad se detectó en 2014 pero no hubo intervención temprana, lo que se tradujo en una alta mortalidad. 

 

Solo hasta 2016 disminuyó en un 95% la población de guanacos, y entre un 55% y 98% la de vicuñas. En los años posteriores continuó el desplome, quedando pocos sobrevivientes actualmente.

 

Aunque no existe certeza sobre el origen de la sarna en estos mamíferos de Chile, algunas sospechas recaen en los perros, aunque no está comprobado. En el caso de los guanacos y vicuñas de Argentina, una hipótesis apunta a que la enfermedad habría llegado con la introducción de llamas domésticas (Lama glama) para un programa de fomento ganadero.

 

Otro caso emblemático involucra al ciervo endémico del cono sur americano que habita solo en Chile y Argentina: el huemul (Hippocamelus bisulcus). Factores como la pérdida de hábitat mantienen a este elusivo animal en peligro de extinción.

 

Pero eso no es todo. El doctor en conservación de la Universidad de Cambridge y profesor de la Universidad de Chile Cristóbal Briceño detalla que este ciervo “es muy sensible al impacto humano y sus poblaciones se reducen y fragmentan cada vez más. El impacto humano no es solamente ecológico. También durante el último tiempo se ha evidenciado cómo las especies domésticas e introducidas que cohabitan con el huemul pueden enfermarlo”.

 

En efecto, el huemul ha contraído patógenos e infecciones como la linfoadenitis caseosa, la sarna ovina, la diarrea bovina y el parapoxvirus, que habrían sido transmitidas por animales introducidos en Chile para la ganadería, como ovejas y vacas.

 

“Este es el caso de virus de origen bovino que ha producido hasta un 40% de mortalidad en una población de huemules en un parque nacional y probablemente relacionado con la introducción ilegal de ganado. También la exposición a diarrea viral bovina en huemules. A su vez, bacterias de ovejas están produciendo abscesos infecciosos en huemules al contaminar con secreciones purulentas su entorno y enfermarlos.

 

 Este problema pareciera también ir en aumento. En el caso de perros, no sólo hostigan y persiguen huemules cuando se encuentran, también pueden transmitirle parásitos que generan una lenta enfermedad en los huemules”, detalla Briceño.

 

Y aunque todavía se desconoce bastante sobre el estado sanitario de la fauna sudamericana, surgen hallazgos que encienden con mayor frecuencia las alarmas. Así ocurre con el zorro de Darwin (Lycalopex fulvipes), especie en peligro de extinción que solo habita en Chile y que fue descrita por Charles Darwin, de ahí su nombre. En este animal se han hallado algunos parásitos y un tipo de piojo que son comunes en canes domésticos.

 

También hay otros carnívoros salvajes afectados, como la güiña (Leopardus guigna), el felino silvestre más pequeño de América, nativo de Chile y Argentina, que se asemeja a un “leopardo en miniatura”.

 

Al respecto, Napolitano agrega: “Nuestro grupo de investigación ha estudiado por ejemplo distintos virus que afectan a felinos nativos, como leucemia felina e inmunodeficiencia felina, y parvovirus, a través de aproximaciones de detección molecular y secuenciación, implicando directamente a perros y gatos domésticos de libre circulación como los responsables del contagio. En este caso, la tenencia irresponsable de mascotas y los cambios de uso de suelo están estrechamente relacionados con la emergencia de enfermedades”.

 

Hacia la sanación de un planeta enfermo

 

Además del sufrimiento de los individuos, las enfermedades emergentes en fauna silvestre constituyen una gran amenaza para la biodiversidad global. No obstante, son múltiples las deficiencias en términos de conocimiento, manejo y monitoreo, como se ha constatado en países de Sudamérica y África, donde este problema está muy subestimado.

 

Aún así, el reporte global de la UICN advierte la necesidad de que todos los países avancen en cuatro áreas fundamentales, como son el diagnóstico e investigación; los reportes; la planificación y respuesta; y las estrategias para el apoyo a la salud y prevención de enfermedades.

 

“Esas son cuatro deficiencias a nivel global, no solo de Sudamérica”, enfatiza Uhart, quien cuestiona la escasa consideración hacia la salud de la fauna silvestre, que se traduce en trabas y en la ausencia de respuestas efectivas. “No es así para animales domésticos y personas, donde por ejemplo las muestras se pueden mover con mayor libertad, y existen mecanismos para eso.

 

 Lo que resaltamos en este documento es que la fauna silvestre tenga mecanismos equivalentes a lo que se hace con los animales de producción y las personas”, señala la vocera del One Health Institute.

 

Por ello, los expertos subrayan la necesidad de adoptar el enfoque “Una Salud” (One Health), es decir, que considere la indisoluble interdependencia entre la salud de los humanos, de los animales no humanos y de los ecosistemas. Si una de ellas enferma, todas lo harán.

 

Con ese espíritu, se proponen sistemas de vigilancia basadas en la colaboración público-privada, con un rol activo de los Estados, academia, centros de rescate y rehabilitación, y de la ciudadanía, con el fin de levantar, sistematizar y estandarizar información y medidas.

 

Pero nada de ello serviría sin cambios profundos de paradigma para una buena coexistencia con los animales silvestres, expresados en políticas públicas, actividades socioeconómicas y conductas personales. “Si sabemos que hay 80 mil ovejas alrededor de los cerca de 50 huemules que quedan en el Parque Nacional Cerro Castillo, y además los infectan, significa que la condición sanitaria de esas ovejas no es la adecuada para convivir con huemules.

 

 Es fundamental que las autoridades y los consumidores hagamos algo al respecto”, asegura Montecino.

 

Para Briceño, “es deber de las naciones articularse y trabajar en conjunto para resolver estos problemas”. “La salud de nuestras poblaciones naturales no puede seguir dependiendo de grupos motivados o autofinanciados, sino de un trabajo articulado de los gobiernos de nuestra Región Neotropical que integre toda la información actualizada de salud animal y humana; la salud como una sola”, concluye.

 

 Animales salvajes

 

 


 

martes, 5 de enero de 2021

“Libertinaje sexual y derroche económico”: los ‘locos años veinte’ que nos esperan tras la pandemia

 

 

"Tras la represión, vendrá la explosión", apunta la psicóloga Silvia Sanz

 

“Libertinaje sexual y derroche económico”: los ‘locos años veinte’ que nos esperan tras la pandemia

 

El catedrático de la Universidad de Yale Nicholas Christakis ha vaticinado que el miedo y la precaución dejarán paso a las “fiestas sexuales, el derroche económico y un alejamiento de la fe religiosa” a partir de este 2021.

 

Al mismo tiempo que los países del primer mundo abrazan esperanzados la llegada de las primeras vacunas, algunos ya se atreven a vislumbrar y esbozar cómo será el día después una vez erradicada (o al menos controlada) la pandemia del coronavirus. 

 

Y una de las predicciones que más titulares ha acaparado en todo el mundo ha sido la lanzada recientemente por el epidemiólogo y profesor de la Universidad de Yale, Nicholas Christakis, que vaticina la repetición de un patrón similar al vivido hace justo cien años.

 

 Si la mitigación de la gripe española y el final de la I Guerra Mundial dieron paso a una de las etapas de mayor realización personal y florecimiento económico, artístico y tecnológico del siglo XX, el catedrático augura una explosión social y sexual tras el levantamiento de las restricciones impuestas por la crisis sanitaria. Los nuevos ‘locos años 20’ podrían estar a la vuelta de la esquina.

 

“Todas las tendencias que estamos viendo en la pandemia van a invertirse. La gente va a buscar de manera incansable interacciones sociales”, afirma Christakis en un artículo publicado en The Guardian, subrayando que “el libertinaje sexual, el derroche económico y una regresión de la fe religiosa” serán algunos de los cambios más significativos que se avecinan. 

 

El autor del libro Apollo’s Arrow: The Profound And Enduring Impact Of Coronavirus On The Way We Live (El arco de Apolo: el profundo y duradero impacto del coronavirus en nuestra forma de vida) prevé que seremos testigos de estas modificaciones en el comportamiento desde este mismo 2021 y hasta el próximo 2024, cuando la mayor parte de la humanidad –al menos un 75%– esté vacunada.

 

“Tras la represión, vendrá la explosión”, explica Silvia Sanz, psicóloga clínica y sexóloga, que considera que antes de este fenómeno de euforia y prosperidad atravesaremos un periodo en el que la precaución será la protagonista de nuestras relaciones. “Las pérdidas, el aislamiento, el miedo con el que hemos convivido puede que nos acompañe durante una fase y que no sea tan fácil liberarnos de las fobias y la ansiedad durante el contacto”, ratifica a S Moda.

 

Nada de cenas por videollamada, solitarias sesiones de yoga o tardes de bizcochos caseros, el mundo nacido de uno de los peores años de nuestra historia reciente, con más de un millón y medio de fallecidos a nivel global, podría recuperar su gusto por el contacto físico, las aglomeraciones y el alboroto generalizado. “Durante las epidemias la gente se vuelve más religiosa, más moderada, ahorran más dinero y se vuelven reacias al riesgo. 

 

Ahora estamos viendo todo eso, como lo hemos visto durante cientos de años en situaciones similares. Porque la pandemia es nueva para nosotros, pero no para nuestra especie”, añade el epidemiólogo, que considera que la analogía con lo ocurrido hace un siglo fructificará en los años venideros. 

 

Quizá sin el Charleston como banda sonora, pero sí con la reivindicación del optimismo, la excitación y el disfrute individual como respuesta al trauma.

 

“Tras el final de la Guerra Mundial y de la gripe española muchos estadounidenses persiguieron un entretenimiento despreocupado. Teniendo eso en cuenta, cuando acabe esta pandemia los seres humanos responderán con el mismo sentido de alivio y buscarán formar comunidad, desahogarse del estrés y sentir placer”, añade Mary Francis Berry, profesora de historia de la Universidad de Pensilvania, en la web Politico.com

 

 Sin embargo, como confirma Sanz, especializada en terapia de pareja, esa búsqueda de placer será, al menos en el corto y medio plazo, distinta a lo que solía ser. “El contacto humano tardará en normalizarse. Después de superar la pandemia quizás tengamos una mayor predisposición a disfrutar de las relaciones sexuales, aunque el temor al contagio sea un hándicap para poder establecer relaciones que les otorguen este beneficio. 

 

Ya no va a ser suficiente con dar un consentimiento explícito para mantener relaciones, todo apunta a que tendremos que demostrar de alguna manera que no padecemos ningún síntoma de la covid-19”, corrobora. Después, apunta, vendrá “una fase eufórica, sin restricciones ni limitaciones”, aunque conservemos hábitos pandémicos como una mayor relevancia de Internet y de las redes en el proceso de conquista.

 

De cumplirse la profecía de Christakis, solo hace falta saber quiénes serán los sucesores de los Francis Scott y Zelda Fitzgerald, Duke Ellington, Coco Chanel, Charles Chaplin, Federico García Lorca o Marlene Dietrich como icónicos canalizadores del espíritu de su época. 

 

Y anhelar vigilantes que el final de la locura no termine también imitando a la anterior, con la crisis económica del 29 y el estallido de los movimientos totalitaristas apagando las frágiles luces de la fiesta que se presumía perenne. Estamos a tiempo de enmendar los errores.

 

 

 

domingo, 3 de enero de 2021

Calendario de bomberos australianos 2021 apoyará a la vida silvestre afectada por los incendios

 


 

Calendario de bomberos australianos 2021 apoyará a la vida silvestre afectada por los incendios

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 El calendario de los bomberos australianos se ha convertido en todo un clásico que se encarga de apoyar diferentes causas benéficas, no en vano llevan recaudado en más de dos décadas casi 3,3 millones de dólares para aquellas organizaciones que en realidad lo necesitan.

 

 Por supuesto que el 2021 no podía quedar por fuera, así que desde ya nos presentan el material que tienen para el próximo año.

 

 


 

 

sábado, 2 de enero de 2021

Comercializamos la primera mascarilla que inactiva el virus de la covid-19

 


Comercializamos la primera mascarilla que inactiva el virus de la covid-19

COMPRAR ONLINE

 

Comercializamos, bajo la marca MO, la primera mascarilla textil que inactiva el virus sars-cov-2 que origina la COVID-19. Este protector facial de origen portugués ha superado con éxito las pruebas realizadas por el Instituto Molecular João Lobo Antunes de Lisboa (IMM).

 

Tal y como especifica la información que aporta el proveedor, se trata de una mascarilla reutilizable de alta eficiencia, confortable e impermeable que cuenta con un innovador revestimiento que neutraliza el virus SARS-CoV-2 cuando entra en contacto con el tejido, un efecto que se mantiene tras 50 lavados

 

Según la información técnica oficial, esta mascarilla facial está desarrollada con un tejido técnico que integra varias capas distintas y un tratamiento repelente al agua que permite neutralizar las bacterias y el virus al entrar en contacto con la mascarilla.

 

Se encuentra también certificada para la protección respiratoria de partículas externas gracias a la elevada capacidad de retención de partículas de su fibra/malla. Este producto cuenta, además, con la certificación OEKO-Tex, que demuestra la ausencia de productos químicos nocivos durante el proceso de fabricación, siendo inofensivo en términos ecológicos humanos.

 

La mascarilla está diseñada y fabricada en Portugal y es el resultado de la colaboración entre varios agentes de la comunidad empresarial, científica y académica, entre los que se encuentra la empresa Sonae Fashion y su minorista del sector de la moda MO con quien cerramos un acuerdo de colaboración hace menos de un año para la comercialización de su marca textil.

 

La mascarilla MOxAdTech se puede encontrar al precio de 9,95 euros en nuestras tiendas.

  

 


 

Quién es Peter Turchin, el Nostradamus de la historia que hace diez años ya predijo que 2020 sería atroz

 Turchin no solo dijo que 2020 pondría a las sociedades occidentales al borde del abismo, también ve muy probable que en 2021 den un (¿irreversible?) paso al frente, precipitándose al vacío.

 Turchin no solo dijo que 2020 pondría a las sociedades occidentales al borde del abismo, también ve muy probable que en 2021 den un (¿irreversible?) paso al frente, precipitándose al vacío.

 

Quién es Peter Turchin, el Nostradamus de la historia que hace diez años ya predijo que 2020 sería atroz

Sus extravagantes vaticinios eran acogidos por la comunidad científica con perplejidad desdeñosa. Hasta que empezaron a cumplirse

 

Hace una década que Peter Turchin predijo que 2020 iba a ser un año atroz. El académico estadounidense de origen ruso lo dejó escrito, negro sobre blanco, en un artículo de 2010 en la revista Nature que hoy se cita como una de las cumbres contemporáneas de la historia predictiva. Los acontecimientos, por supuesto, han acabado dando la razón a este profesional del pésimo augurio con coartada científica.

 

Pero lo más inquietante a estas alturas tal vez sea que el de Turchin es un pronóstico cuya fecha de caducidad no se limita al próximo 31 de diciembre. No solo dijo que 2020 pondría a las sociedades occidentales al borde del abismo: también ve muy probable que en 2021 den un (¿irreversible?) paso al frente, precipitándose al vacío.

 

Como lo oyen. Al funesto año de la pandemia va a seguirle, en opinión de nuestro hombre, un periodo de creciente inestabilidad política que, sobre todo en el caso de los Estados Unidos, podría conducir a un colapso violento del sistema. En su perfil de Twitter, Turchin ha fijado un mensaje del 12 de febrero de 2017 en el que aseguraba que el país está sumido en una aguda crisis sistemática que podría conducir a una guerra civil.

 

 Según ha escrito en su página web, las probabilidades de que semejante desastre se produzca en el próximo par de años le parecen ahora incluso superiores que cuando escribió el tuit. Acontecimientos recientes como la victoria de Joe Biden en las presidenciales del pasado noviembre para él no cambian nada sustancial, la convulsa marejada de fondo que conduce a la inestabilidad y el potencial desastre permanece intacta.

 

Así se las gasta el Nostradamus de la historia basada en modelos matemáticos. El hombre cuyos extravagantes vaticinios eran acogidos por la comunidad científica con perplejidad desdeñosa. Hasta que empezaron a cumplirse.

 

¿La ley del silencio?

 

Los seguidores más inflamados y entusiastas de sus redes sociales y su página web están convencidos de que se trata de un pensador disidente que difunde verdades incómodas y al que las autoridades intentan silenciar. La realidad es mucho más prosaica. No hay ninguna conjura gubernamental contra Peter Turchin. Nadie pretende acallar a este profesor de evolución cultural e historia de las civilizaciones de la Universidad de Connecticut nacido en 1957 en el territorio de lo que por entonces era la Unión Soviética.

 

Al contrario: Turchin llevaba ya un par de décadas de intensa pero oscura trayectoria intelectual y es precisamente ahora cuando se ha convertido en una estrella mediática. En abril de este año, cuando empezó a quedar claro que 2020 iba a ser, en efecto, un año de horrores, la prensa empezó a interesarse por él. Primero lo hicieron medios de corte más bien sensacionalista que tendían a tratarle como una simple curiosidad, un espécimen de barraca de feria. 

 

Por último, la prensa seria decidió prestar algo más de atención a este visionario con síndrome de Casandra. Incluso uno de sus firmes detractores, el columnista de The New York Times Ross Douthat, acabó reconociendo que Turchin, por controvertidas que puedan resultar algunas de sus afirmaciones, viene avalado por una sólida trayectoria: después de todo, hay método en su (aparente) locura.

 

Regreso al futuro

 

Graeme Wood, redactor de Atlantic, entrevistó a Turchin a mediados de noviembre. En el extenso perfil que incluye la entrevista, lo describe como un tipo excéntrico pero cabal, un antiguo biólogo, formado en la Unión Soviética y emigrado a los Estados Unidos ya en la década de 1980, que dedicó casi 30 años a estudiar especies parásitas como el escarabajo pelotero. Ya en plena madurez, tras resolver, según propia confesión “todas las incógnitas interesantes” de su ámbito de estudio, decidió dedicarse a su otra gran pasión: la historia.

 

Turchin entró en el ámbito de las ciencias sociales como un pulpo en una cacharrería. Las abordó desde una perspectiva original que ha bautizado como ‘cliodinámica’. Él insiste en que su trabajo no se basa en intuiciones ni conjeturas, sino en un sofisticado modelo matemático que procesa datos de los últimos 10.000 años de historia del género humano y los somete a un exhaustivo análisis cuantitativo y cualitativo para tratar de identificar patrones significativos. A partir de esos patrones, siempre según Turchin, es posible “deducir principios generales que expliquen el funcionamiento y la evolución en el tiempo de las sociedades históricas”.

 

Él cree haber identificado al menos uno de esos patrones: cada 50 años, se produce en los Estados Unidos un largo periodo de inestabilidad y violencia política. Ocurrió en las décadas de 1870, 1920 y 1970, y la serie histórica podría extenderse un siglo más atrás, para abarcar también 1770 y 1820, si se acepta que la última de estas décadas fue un periodo de estabilidad económica pero también convulso en lo político e ideológico.

 

 Ya en 2010, el tercer año de la gran recesión contemporánea, Turchin estaba convencido que el patrón iba a repetirse, que las placas tectónicas de la conflictividad social estaban empezando a moverse y que en torno 2020 se produciría, de nuevo, un cataclismo de graves consecuencias.

 

Tal y como explicaba hace unos meses en una entrevista con Vice, lo suyo, por discutible que pueda resultar, es ciencia aplicada, no astrología, quiromancia o cualquier otra modalidad de pensamiento mágico: los acontecimientos de 2020 no le han dado la razón a él, sino a la teoría en la que viene trabajando desde 2001. “Por supuesto”, reconocía el pensador, “nadie puede estar completamente seguro de lo que va a suceder. El futuro no puede predecirse en un sentido absoluto”.

 

El ocaso de los grandes imperios

 

La historia predictiva no suele gozar de muy buena prensa. Fue popular hasta mediados del siglo XX, pero sin superar nunca el estigma de disciplina especulativa y subalterna, más cercana a la disquisición filosófica o la simple astrología aplicada que al verdadero conocimiento. 

 

En España, fue practicada de manera muy notoria por Alexandre Deulofeu (1903-1978), farmacéutico de Figueres, político, filósofo y erudito, discípulo aventajado de pioneros de la historia en clave biológica como Oswald Spengler o Arnold J. Toynbee. De Deulofeu suele destacarse que, partiendo de un modelo matemático de elaboración propia, afirmó que las civilizaciones son como organismos vivos que nacen, se reproducen y se extinguen en ciclos de entre 1.700 y 5.100 años.

 

Ese (precario) andamiaje científico le permitió hacer pronósticos como que la Unión Soviética se desplomaría antes del final del siglo XX, Yugoslavia dejaría de existir en la década de 1990 o China emergería como nuevo poder global en el primer tercio del siglo XXI. También auguró la disolución del “imperio” español en 2029. Los seguidores de Deulofeu, entre los que se cuenta su nieto, el historiador Juli Gutiérrez, destacan el gran logro intelectual que, en teoría, estos vaticinios confirmados posteriormente por los hechos, obviando, tal vez de manera más indulgente que interesada, que este hombre renacentista realizó a lo largo de su vida múltiples pronósticos de este tipo, muchos de ellos erróneos.

 

Bastante más impresionante es la serie de aciertos de otro historiador con querencia por predecir el futuro, Allan Lichtman, el veterano profesor de la Universidad de Washington DC que lleva pronosticando sin error la identidad del ganador de las elecciones estadounidenses desde 1984. Lichtman insiste en que su método consiste en “ignorar las encuestas, los mensajes electorales, las crónicas periodistas, las especulaciones académicas y, en general, cualquier de los métodos convencionales y poco fundamentados de realizar pronósticos electorales”.

 

 Él centra su atención en 13 claves interpretativas que tienen que ver con aspectos como la situación económica, los éxitos en política exterior o el carisma de los candidatos. Expertos en cálculo estadístico como Nate Silver insisten una y otra vez en que el método Lichtman, por ingenioso que resulte, tiene un fundamento técnico bastante dudoso. Pero sus resultados lo avalan.

 

Aunque su óptica de análisis parece, sobre el papel, mucho más consistente que la de Deulofeu y Lichtman, lo cierto es que Turchin ni siquiera es un historiador en sentido estricto. Pese a que renunció a sus estudios sobre ecosistemas a finales de los 90, sigue formando parte del departamento de Ecología y Biología Evolutiva, aunque colabora también con los de Antropología y Matemáticas. Los historiadores ortodoxos de su centro académico prefieren mantenerse alejados de él, convencidos de que no compiten en la misma liga y que, muy probablemente, ni siquiera juegan al mismo juego.

 

 El centenar de artículos técnicos y los seis libros (ninguno de ellos traducido al castellano) que ha escrito Turchin en los últimos 20 años encajan más bien, en opinión de Graeme Wood, en lo que hoy en día conocemos como ‘gran historia’, una disciplina popularizada en los últimos años por grandes divulgadores como Steve Pinker, Noah Yuval Harari o Jared Diamond.

 

La mayoría de estos autores tienen en común, según explica Graeme Wood, que proceden de disciplinas científicas ajenas a la historia, lo que les permite asomarse a este ámbito de conocimiento “sin prejuicios, con una perspectiva más fresca, pero también con las limitaciones del que no maneja las herramientas analíticas de los historiadores ortodoxos, porque son ajenas a su trayectoria intelectual”. 

 

Sus obras resultan populares porque, en opinión del propio Harari, “intentan atribuir sentido a lo que, en apariencia, no lo tiene, saciando así la sed de relatos coherentes que tenemos todos los seres humanos”. La serie Sapiens, el gran éxito editorial de Harari, plantea preguntas complejas sobre el sentido de la evolución y la experiencia humana e intenta aportar respuestas.

 

Lo que diferencia a Turchin de Harari y Diamond es, en opinión de Wood, que “más que describir e interpretar la historia del ser humano en su conjunto, él pretende proyectar su mirada hacia el futuro”. El propio Turchin ha reconocido en alguna ocasión que el modelo al que aspira a parecerse no es ningún académico, sino más bien una criatura de ficción: Hari Seldon, el genio de las matemáticas creado por Isaac Asimov en su serie de novelas especulativa Fundación

 

Dotado de una prodigiosa capacidad de cálculo y una incomparable precisión analítica, Seldon podía predecir el auge y la decadencia de los imperios como si se tratase de organismos vivos complejos cien por cien determinados por las leyes de la evolución biológica. Ese es, en opinión de Wood, el tipo de conocimiento y de certidumbre al que aspira Turchin.

 

 Si su método funciona, si este hombre singular ha encontrado verdaderamente la fórmula para predecir con escaso margen de error acontecimientos futuros, nos espera un lustro, quién sabe si una década completa, de convulsiones y desastres.

 

 

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 Quién es Peter Turchin, el Nostradamus de la historia que hace diez años ya predijo que 2020 sería atroz

 

 

 


La escalofriante imagen con la que Iker Jiménez cerró el 2020 en 'Informe Covid'

Gráfico que mostró Iker Jiménez en el programa 'Informe Covid'. 

Gráfico que mostró Iker Jiménez en el programa 'Informe Covid'.

El periodista Iker Jiménez cerró este miércoles el año 2020 en su programa especial sobre el coronavirusInforme Covid, que emite Telecinco.

 

 Entre otros asuntos, en el programa se analizaron los datos de mortalidad, siempre en el punto de mira por las discrepancias existentes entre las fuentes oficiales y otras.

 

Uno de los invitados al programa fue Nicolás Rodríguez, CEO de Dathos Proyectos, una asociación que trabaja con el Sistema de Monitorización de la Mortalidad Diaria (MoMo) y el Instituto Nacional de Estadística (INE).

 

En su opinión, la pandemia ha causado en España más de 85.000 muertos, una cifra muy superior a los poco más de 50.000 que cifraba el Gobierno de Pedro Sánchez a mediados de esta semana.

 

Para representar gráficamente esta mortalidad, Iker Jiménez recurrió a una imagen muy impactante: la Quinta Avenida de Nueva York, en concreto 8,2 kilómetros de la misma, que es lo que ocuparían los 80.000 féretros de los muertos en España a causa del coronavirus.

 

En palabras de Jiménez: "Esta es la dimensión real de lo que ha sucedido en nuestro país, en España. 

 

Una sensación impresionante, nunca habíamos visto esto. Es como una ráfaga, no da ni tiempo. La cámara tiene que ir a toda velocidad".

 

Jiménez preguntó a Nicolás Rodríguez los posibles motivos de este desfase de datos. 

 

Según el analista, "porque se están catalogando muertes por Covid o sospecha de Covid y ya desde mayo veíamos que se nos iba a más del doble de casos oficiales.

 

 Me atrevería a decir que estaremos por encima de las 90.000 muertes, seguro".

 

Preguntado acerca de si esta pandemia puede arrojar resultados como los de la epidemia de gripe española en 1918, Rodríguez dijo: "Ojalá no, pero vamos camino de ello.

 

 Con un agravante, además, que es que la gripe del 18 tuvo repeticiones los dos años posteriores. No al mismo nivel, pero las hubo. 

 

Entonces hubo un exceso de muertes".

 

 

 

La mascarilla que llevaba Georgina en Dubái es la primera que neutraliza el coronavirus

La mascarilla revolucionaria de Georgina. 

La mascarilla revolucionaria de Georgina.
 

La mascarilla que llevaba Georgina en Dubái es la primera que neutraliza el coronavirus

 

​La mascarilla se vende en internet por 10 euros.
 
 

Georgina Rodríguez se ha convertido en uno de los grandes referentes de la moda desde que comenzase su relación con Cristiano Ronaldo. Desde entonces, la apariciones públicas de la pareja son seguidas con lupa por la prensa y ella suele acaparar elogios por sus acertadas puestas de largo y elegancia.

 

Sin embargo, una de las últimas apariciones ha copado titulares más allá del atuendo de la modelo e influencer hispanoargentina. Fue en Dubái, durante la ceremonia de los Global Soccer Awards, donde Cristiano Ronaldo recibió el galardón al Mejor Jugador del Siglo XXI.

 

Pese al habitual estilismo de Georgina, medos de todo el mundo comenzaron a reparar en su mascarilla y es que no se trataba de una cualquiera. Negra y a juego con su espectacular vestido rojo diseñado por la kosovar Lia Stublla, se trataba de la mascarilla MOxAd Tech, primera mascarilla textil que neutraliza el SARS-CoV-2, coronavirus causante de la Covid-19.

 

Esta mascarilla se vende por 10 euros en la tienda online de MO, una empresa de Portugal que indica que este producto ha sido certificado y aprobado por el Instituto de Medicina Molecular João Lobo Antunes (iMM). También cuenta con certificación en España, a través del laboratorio de control de calidad y procesos Equilibrium.

 

Esta mascarilla asegura una retención de bacterias y patógenos con una eficacia del 90% aguanta hasta 50 lavados manteniendo sus propiedades intactas.

 

Además, cuenta con Tecnología Ad-tech y varias capas de protección. Añade un tratamiento hidrófobo con el que se impide que se fijen a ella gotitas contaminadas, lo que añade una protección extra contra enfermedades por transmisión aérea, asegura la empresa en su web.

 

Tiene, además, certificación OEKO-Tex, por la que se certifica que no se han utilizado productos químicos nocivos durante su manufacturación.

 

 

Las imágenes que resumen el mundo en un año: ¡Adiós 2020!

 

 

Una madre y su hija se abrazan con una cortina de plástico de por medio destinada a protegerlas de la COVID-19 en Wantagh,, Nueva York. Países de todo el mundo introdujeron confinamientos y medidas de distanciamiento social para ayudar a prevenir la propagación de la enfermedad.+

 

* A horas de terminar el año, les dejamos con esta selección de algunas de las mejores imágenes tomadas por fotógrafos de agencias de noticias de todo el mundo que ha compilado BBC Mundo. ¡Adiós 2020!

 

Un voluntario atiende la pata quemada de una zarigüeya australiana en Merimbula, Australia. Desde julio de 2019 hasta marzo de 2020, los incendios forestales se extendieron por 24 millones de hectáreas del país, matando e hiriendo a personas. Muchas casas fueron destruidas y casi 3 000 millones de animales quedaron desplazados 


Miembros del Servicio Italiano de Rescate Alpino escalan una cascada helada en Malga Ciapela, Italia, en febrero.

Trabajadores de salud atienden a pacientes con COVID-19 en una unidad de cuidados intensivos en Wuhan, China, en febrero. El virus, que se cree que se originó en un mercado de animales en esa ciudad, posteriormente provocó una pandemia que sacudió al mundo.

Cargan un ataúd en un cementerio para víctimas del coronavirus en Yakarta, Indonesia. A finales de abril, la Universidad Johns Hopkins informó que la cifra mundial de muertos había superado las 200 000 personas.

Un hombre persigue a un enjambre de langostas del desierto en el condado de Samburu, Kenia, en mayo. Miles de millones de insectos destruyeron cultivos en todo el este de África.

Un hombre se arrodilla frente a un mural de George Floyd en Houston, Texas. Floyd murió en mayo, en Minneapolis, cuando un policía blanco se arrodilló sobre su cuello durante casi nueve minutos. El hecho desató protestas en todo el país

Manifestantes se acercan a un grupo de policías con las manos en alto en Kenosha, Wisconsin. Una serie de protestas estalló en agosto después de que la policía le disparara al afroestadounidense Jacob Blake varias veces.

En septiembre, el humo de los incendios forestales cubrió San Francisco con un tono naranja. Los incendios quemaron millones de hectáreas en el estado de California este año y mataron al menos a ocho personas. 


Donald Trump habla durante un mitin de su campaña electoral presidencial en Jacksonville, Florida, un mes antes de que millones de estadounidenses acudieran a las urnas. Aquella vez Trump reveló que él y la primera dama Melania Trump dieron positivo por coronavirus. 

El candidato presidencial estadounidense Joe Biden en un mitin en Wilmington, Delaware, luego de que los medios de comunicación dieran por hecho su triunfo en las elecciones presidenciales de noviembre. El demócrata ganó la contienda con 306 votos del colegio electoral frente a los 232 del republicano Donald Trump.

Un tren en los Países Bajos descansa precariamente sobre una instalación de arte de una ballena después de estrellarse contra una barrera de seguridad al final de las vías. La escultura impidió que el tren cayera 10 metros en el agua, y el conductor se alejó ileso.  


La cápsula de la sonda espacial japonesa Hayabusa-2 atraviesa el cielo antes de caer en paracaídas en Australia. La nave espacial recogió la primera cantidad significativa de roca de un asteroide antes de devolver la muestra a la Tierra en diciembre. Foto: Morgan Sette / AFP

 

(Tomado de BBC Mundo)

El hundimiento del suelo podría afectar al 19 % de la población mundial en 2040

El hundimiento del suelo podría afectar al 19 % de la población mundial en 2040 

El Instituto Geológico y Minero de España ha creado un mapa que identifica las zonas del mundo más proclives a la subsidencia del terreno, como las ciudades de Yakarta, Venecia, Tokio o Ciudad de México.

 

 l Instituto Geológico y Minero de España ha creado un mapa que identifica las zonas del mundo más proclives a la subsidencia del terreno, como las ciudades de Yakarta, Venecia, Tokio o Ciudad de México.

 

Para 2040, el 19 % de la población mundial –que representa el 21 % del PIB global– se verá afectada por el hundimiento de la superficie del suelo; un fenómeno a menudo causado por actividades humanas, como la extracción de las aguas subterráneas.

 

Este es el escenario que pronostica un equipo de investigadores internacional, liderado desde el Instituto Geológico y Minero de España (IGME), cuyos resultados acaban de publicarse en la revista Science

 

Para generar estos datos, Gerardo Herrera García y el resto de expertos realizaron un mapa global de los hundimientos del terreno que se producen a causa de la extracción de agua de acuíferos subterráneos

 

 Después, desarrollaron un modelo combinando análisis espaciales y estadísticos que identifican la susceptibilidad al hundimiento de un área, en función de factores como las inundaciones y el agotamiento de las aguas subterráneas causadas por actividades humanas.

 

Metodología empleada para crear el mapa mundial de subsidencia potencial

 

 Ese peligro, lento y gradual, recibe en geología el nombre de subsidencia y tiene lugar predominantemente en terrenos con elevado contenido en arcilla.

 

Así, en las zonas de la Tierra con mayor probabilidad de sufrir subsidencia habitan 1.200 millones de personas y se asienta el 21 % de las ciudades más importantes del mundo.

 

En Asia, el continente más afectado, habita un 86 % de la población expuesta. Para el año 2040, 635 millones de personas, asentadas sobre zonas inundables, podrían sufrir las consecuencias de este silencioso proceso.

 

De tesis a proyecto internacional

 

El fenómeno de la subsidencia es conocido y estudiado desde hace más de cien años, pero esas investigaciones habían sido siempre locales. Los científicos de algunas de las zonas que lo sufrían analizaban lo que ocurría en sus regiones y buscaban soluciones para ello.

 

En 2017, Herrera García supervisaba la tesis que Pablo Ezquerro había comenzado en el IGME centrada en la subsidencia que se produce en Lorca (Murcia). Ezquerro y Herrera García realizaron una búsqueda de las publicaciones científicas sobre subsidencia. Todas se referían a esos hundimientos desde un punto de vista local.

 

En España, destaca la cuenca de Lorca (Murcia) con la mayor tasa de hundimientos de Europa, 15 cm al año

 

 
    

 

“Entonces se nos ocurrió –recuerda Herrera García– ¿y si hubiera un patrón común a todas las áreas en las que ocurre eso?”. Los investigadores encontraron ese patrón: existían condiciones comunes a todas las áreas del mundo en las que se producía ese fenómeno de deformación del terreno a causa de la extracción de agua de los acuíferos subterráneos.

 

“Empezamos el trabajo como una parte de la documentación de mi tesis y ha acabado siendo un trabajo de investigación mucho más importante”, explica Pablo Ezquerro.

 

Al equipo se sumaron pronto otras investigadoras e investigadores, como Marta Béjar Pizarro, Juan López Vinielles y Rosa Mateos, del IGME; Roberto Tomás, de la Universidad de Alicante y científicos y científicas de la Iniciativa Internacional de Subsidencia de la UNESCO.

 

“Logramos un modelo que explica dónde puede ocurrir este fenómeno”, afirma García Herrera. Es decir, consiguieron hacer un mapa mundial en el que se marcan las zonas susceptibles de sufrir subsidencia.

 

La subsidencia del terreno dispara la inundabilidad de las tierras bajas, principalmente en las cuencas fluviales y en las regiones costeras, genera a medio plazo graves desperfectos en viviendas, construcciones e infraestructuras y puede causar una enorme alarma social.

 

Por ello, el artículo alerta de un problema global que puede tener graves repercusiones económicas y sociales. Como ejemplo, citan la ciudad de Yakarta, con tasas de hundimientos de 28 cm/año, y donde las autoridades de Indonesia se están planteando el traslado de la capital a la isla de Borneo, un lugar más seguro.

 

“Debemos anticiparnos a los problemas que se avecinan y más en los futuros escenarios de cambio climático”, asegura Herrera García
 
  

El mapa elaborado por el equipo científico del IGME y sus colaboradores es público y puede ser consultado por cualquier persona del mundo para saber si la zona en la que vive, en la que trabaja o en la que pretende vivir, trabajar o construir puede llegar a tener un problema de subsidencia.

 

“Será muy útil para las autoridades que gestionan el territorio, así como para las cuencas hidrográficas y otros organismos que tienen entre sus funciones aplicar políticas preventivas.

 

 Debemos anticiparnos a los problemas que se avecinan, y más en los futuros escenarios de cambio climático”, concluye Herrera García.

 

 

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