domingo, 11 de agosto de 2019

Los hispanos despiertan del sueño americano


Los hispanos despiertan del sueño americano

 

Cinco mujeres, durante una vigilia por las víctimas de El Paso

 Cinco mujeres, durante una vigilia por las víctimas de El Paso

 

La matanza racista de El Paso desata el miedo en una comunidad que ha pasado de ser invisible a verse en el centro del discurso antimigratorio de Donald Trump

  

“Es horrible, devastador, ya no puedo ir a ningún sitio sola. Antes nadie decía nada malo de nosotros, todos éramos felices. 


 Pero ahora tengo miedo”, decía Gabriela Macías, de 17 años, tras depositar flores en el memorial contra el horror improvisado estos días en una valla junto a un Walmart de El Paso (Texas), el más cercano a la frontera, escenario el pasado sábado del mayor ataque contra la comunidad hispana de Estados Unidos en la historia moderna del país. 


Su madre, Blanca Soria, a su lado, sentía lo mismo: “Miedo. Miedo por mis hijos. Van a la escuela, van a trabajar o a divertirse, y yo quisiera que se quedaran en casa conmigo. Este ataque lo ha cambiado todo”.


Los hispanos despiertan del sueño americano

El sentimiento se repite por todo el país. Miedo, pero también furia, dirigida contra un presidente cuya retórica muchos consideran responsable del clima de odio que ha desembocado en el ataque que dejó 22 muertos en la ciudad que simboliza la frontera y la integración de la comunidad hispana de Estados Unidos. 


Un colectivo que ha pasado de sentirse invisible a verse en el centro de un envenenado debate político nacional y, desde el fatídico 3 de agosto, a descubrirse en el punto de mira del fusil semiautomático de un fanático que entró a tiros en un hipermercado para combatir “la invasión hispana” del país, utilizando una expresión a la que ha recurrido reiteradamente Donald Trump en sus dos años y medio de cruzada contra inmigración.



Los hispanos despiertan del sueño americano




“Las palabras tienen consecuencias, y las de este presidente movilizan a los grupos radicales que piensan que los latinos no formamos parte de este país. Este ataque fue motivado por la retórica de Trump. Estamos viendo las consecuencias de las palabras del presidente.


 Sus mentiras, sumadas al silencio sobre las contribuciones que hemos hecho a este país durante generaciones, incitan a esta violencia. Pero nuestra comunidad va a decir basta. Vamos a salir a votar.


 Tenemos que organizarnos, saber nuestros derechos, saber qué hacer cuando nos los niegan. 


Debemos marcar en nuestros calendarios el 3 de noviembre del año que viene, fecha de las elecciones presidenciales, como nuestro cumpleaños. Esto ha sido un punto de inflexión, un detonante para pasar a la acción.


 Debemos registrarnos para votar, presentarnos para cargos electos, buscar nuestra voz, en la calle y en la política”, opina Sindy Benavente, directora de la Liga de Ciudadanos Latinoamericanos Unidos, la más antigua organización de derechos civiles de los hispanos en el país.




El ataque ha llevado a muchos latinos a cuestionarse su lugar en la sociedad estadounidense. La población hispana en EE UU alcanzó los 59,9 millones de personas en 2018, y es responsable del 52% del crecimiento de la población total del país en los últimos 10 años. 


Casi uno de cada cinco estadounidenses es latino. Pero el 60% de los hispanos adultos, según el centro de investigaciones Pew Research, dice haber experimentado discriminación o haber sido tratado injustamente por su raza u origen étnico.


La socióloga española Elizabeth Vaquera, directora del Instituto Cisneros de Liderazgo Hispano de la universidad George Washington, en la capital del país, que lleva diez años trabajando con jóvenes latinos sin papeles, considera que el ataque de El Paso puede tener un efecto unificador en una comunidad que es, en sí misma, también diversa.


 “Fue un crimen de odio contra los hispanos, independientemente de si eran migrantes o no”, explica. “Es el juego tramposo al que ha sabido jugar tan bien Trump: el latino es inmigrante, el inmigrante es criminal, luego el latino es criminal. 


Por eso pienso que esto puede crear una solidaridad que no era tan palpable antes. Lo que hemos visto en nuestra investigación con familias latinas es que están más estresadas desde la elección de Trump, y ese estrés psicológico no se observa solo entre los inmigrantes. 


Tenemos datos que demuestran que ha cambiado el comportamiento de esas familias, independientemente de si están aquí de manera legal o no. Se dan cuenta de que es el color de la piel, es el latino como grupo étnico el que está siendo discriminado”.


Los hispanos despiertan del sueño americano


Los hispanos, según otro estudio de Pew Research, son más dados que otros colectivos a creer en las partes esenciales del llamado sueño americano: que el trabajo duro tiene recompensa y que a cada generación le irá mejor que a la anterior. Pero solo la mitad de ellos consideran que lo han alcanzado y, para muchos latinos, el ataque en El Paso ha supuesto un violento despertar.


“Es un momento bajo, desde luego, pero nunca debemos renunciar al sueño americano”, advierte Janet Murguía, presidenta de UnidosUS, organización sin ánimo de lucro que da voz a los hispanos desde 1968. “De lo que se trata es de galvanizar un movimiento alrededor de este ataque. 


Debemos actuar en tres frentes: primero, cuidar a las familias afectadas y asegurarnos de que salen adelante; después, movilizarnos, combatir el odio y llevar a cabo campañas para votar; y, por último, necesitamos un diálogo entre las comunidades a las que tratan de enfrentar. 


No limitarnos a hablar entre nosotros mismos. Según nuestras investigaciones, los hispanos apoyan abrumadoramente a candidatos que saben que la diversidad es una fuerza. 


Los hispanos despiertan del sueño americano

Y creo que eso lo comparte la sociedad en su conjunto. Somos cada vez más comunidad y tenemos una idea clara de lo que queremos, por eso debemos combatir el retrato con brocha gorda que se hace desde la Casa Blanca”.


El 80% de los hispanos en el país son ciudadanos estadounidenses, un porcentaje que se eleva al 93% entre los menores de 18 años. Sus raíces se hunden en este país desde mucho antes que las de otros pobladores. Por eso duele la identificación del hispano con el inmigrante.


“En este país hay 4,37 millones de empresas propiedad de hispanos”, explica Ramiro Cavazos, director de la Cámara de Comercio Hispana de EE UU. “Nuestros negocios aportan 700.000 millones de dólares a la economía estadounidense, y creciendo. Y eso por no hablar de los consumidores latinos y de los empleos. 


El 80% del empleo que se va a crear en los próximos diez años va a ser creado por empresas cuyos dueños son hispanos. Y estas empresas tienen muchos más obstáculos para contratar con el Gobierno o para acceder al crédito. Las ganas y la capacitación están ahí, pero es difícil cuando la cultura no apoya al mismo nivel a los hispanos que a otras comunidades”.


Los hispanos despiertan del sueño americano

En ese retrato de la comunidad hispana desempeñan un papel importante los medios de comunicación. Pero, según Hugo Balta, presidente de la Asociación Nacional de Periodistas Hispanos, algo está fallando.


 “Desafortunadamente, muchos medios en inglés han fallado en su deber de producir contenido que entienda la dinámica cultural de la comunidad hispana, y eso se debe a la falta de inclusión de hispanos en los medios en inglés”, sostiene. 


“En los medios en español, el contenido sobre inmigración es mucho más sofisticado. Lo que se ve en muchos medios en inglés es bien superficial, historias sin dimensión. Las personas que no son miembros de esta comunidad desarrollan su imagen de nosotros en función de lo que consumen en los medios, y la falta de diversidad produce una representación equivocada”.

Enrique Acevedo, presentador de uno de los noticieros estrella de Univisión, un medio en español que llega al 90% de los hogares hispanos del país, considera que “la frontera es el epicentro de una batalla por el alma del país”.


 “Estas comunidades fronterizas son el rostro de una América muy diferente a la que representa el presidente y el sector duro del Partido Republicano, que ven la diversidad como una amenaza a su identidad nacional y no como la verdadera explicación de la misma”, defiende.


 “Trump no apretó el gatillo, pero lleva tiempo apuntando. Por eso nuestro papel es asegurarnos de que los miembros de nuestra comunidad tienen las herramientas para navegar en estas circunstancias. 


Tenemos un presidente que no habla a nuestra comunidad, y ese papel lo debemos desempeñar todos nosotros”.


La visita de Trump a El Paso el miércoles por la tarde, en la que el presidente insistió en los furiosos ataques a sus críticos y eludió cualquier mensaje explícito de apoyo a la comunidad hispana, poco contribuyó a cerrar las heridas. 


“Este presidente no ha sido muy elocuente en sus palabras en contra de las personas de otros lugares”, admite el texano Nelson Balido, presidente del Consejo de Comercio y Seguridad de la Frontera, y miembro clave del Consejo Consultor Hispano del Partido Republicano.


 “Empezó mal, diciendo que eran violadores y criminales. Sabemos que no es verdad, y él lo sabe. 


Los políticos buscan votos, amarrar a sus bases, lo mismo que los candidatos demócratas, que creo que están aprovechando una tragedia para obtener más tiempo en televisión”.


Auge del supremacismo blanco


En 2017, el primer año de Trump en la Casa Blanca y el último año del que el FBI tiene estadísticas, se contabilizaron en Estados Unidos 7.175 crímenes de odio, un aumento del 17% respecto al año anterior, que ya había registrado una cifra más que los anteriores cinco años.


 El número total de grupos nacionalistas blancos subió casi un 50% el año pasado: de 100 en 2017 a 148 en 2018, según el Southern Poverty Law Center.


 El número de muertes vinculadas al supremacismo blanco creció también en 2018 hasta las 40, frente a las 17 de 2017. Entre ellos, los 11 fallecidos por el ataque en una sinagoga de Pittsburgh el 27 de octubre, 10 días antes de las elecciones legislativas. Según un sondeo a pie de urna de la CNN, tres de cada cuatro votantes dijeron que la violencia fue un factor importante en su voto.



Tampoco contribuyó a curar las heridas el hecho de que, cuatro días después de la matanza, la policía realizara en Misisipi la mayor redada contra inmigrantes en una década, gran parte de los cuales eran hispanos.


 Las detenciones dejaron a muchos niños en las escuelas sin que sus padres pudieran acudir a recogerlos. “La decisión del Gobierno de hacer esa redada justo después del ataque manda el mensaje de que no piensan en los sentimientos de la comunidad latina”, opina Mónica Ramírez, de la organización Justicia Para las Mujeres Migrantes. 


“En el campo, en las fábricas, en las casas, las mujeres migrantes sufren a menudo ataques racistas o acoso sexual, y cosas como esta hacen que no se sientan cómodas denunciando. Me preocupan también los niños. 


Ven esa violencia contra su comunidad, y eso puede causar traumas importantes, un impacto grave durante muchos años. Hay niños que ven lo que pasó en Misisipi y no se sienten seguros. Tienen miedo, y los niños no deben crecer con miedo”.


El peso de la comunidad hispana ya se notó en las elecciones legislativas del pasado mes de noviembre, que llevaron al Capitolio a la hornada de legisladores más racial y étnicamente diversa de la historia. Un récord histórico de 29 millones de latinos se registraron para votar, un 12,8% del total del electorado. El 69% de ellos votaron por candidatos demócratas.


Pero aún queda mucho por hacer en términos de movilización política, según Héctor Sánchez Barba, del Consejo Laboral para el Avance Latinoamericano, la principal organización nacional de trabajadores hispanos.


 “Hay problemas estructurales que hacen más difícil a los latinos votar”, explica. “Hay leyes que complican el registro en algunos Estados, hay más colas en los distritos con mucha presencia latina. Se vota los martes, y los hispanos somos una comunidad de trabajadores. 


Pero yo viajo por todo el país y veo la euforia en nuestra comunidad por participar. El Paso representa la culminación de algo que ha venido fraguándose desde que Donald Trump llegó a la Casa Blanca. Pero supone también un basta ya. 


No vamos a dejar que esto siga. Nunca vamos a permitir que vuelva a elegirse a un presidente de la supremacía blanca. Vamos a organizarnos en términos de participación cívica. Acudiremos en masa a votar. Hay chispas de esperanza para una mejor democracia, y eso viene de los latinos”.

Control de armas: razones para el escepticismo

 

El viernes, en un país aún conmocionado por dos ataques con armas de fuego que causaron un total de 31 muertes en El Paso (Texas) y Dayton (Ohio), el presidente aseguró que cree que podría convencer a los republicanos del Congreso para establecer controles más estrictos en la venta de armas. 


Pero la historia de Donald Trump en materia de control de armas ofrece motivos para el escepticismo.


Antes de que empezara su carrera presidencial, Trump aseguró en 2013 que era partidario de los controles de antecedentes a nivel federal en la compra de armas. Pero dos años después, preparando ya su campaña, cambió de postura y rechazó esos controles porque, dijo, no funcionaban. 


El año pasado, tras el ataque en una escuela secundaria de Parkland (Florida), que dejó 17 muertos, el ya presidente volvió a cambiar de opinión y dijo que apoyaría “totalmente” el endurecimiento de los controles. 


Pero a los pocos días, después de una reunión en la Casa Blanca con la Asociación Nacional del Rifle (NRA), volvió a retirar su apoyo a la medida.


Ahora, tras las dos matanzas del pasado fin de semana, Trump dijo que no considera que haya “apetito político” para prohibir los rifles de asalto, pero se mostró abierto a endurecer los controles en la venta. 


Aseguró que el líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, está “en el mismo barco” y que la NRA se subirá también. Pero el lobby armamentístico ha sido eficaz en el pasado frenando este tipo de iniciativas, y esta semana ha reiterado su oposición.


 En cuanto a McConnell, lleva meses sentado encima de un proyecto de ley para imponer controles universales que ya ha aprobado la Cámara de Representantes, y esta semana rechazó la petición de los demócratas de interrumpir el receso estival del Senado para legislar de urgencia sobre la materia. 


Pero aseguró, eso sí, que el tema de las armas será “central” cuando la actividad legislativa se reanude en septiembre.


El 61% de los estadounidenses, según una encuesta de mayo, está a favor de endurecer la legislación sobre armas, porcentaje que se eleva al 91% entre los votantes demócratas. Entretanto, desde las matanzas del pasado fin de semana, más de 250 personas más han fallecido en Estados Unidos por armas de fuego. 


El ataque ha llevado a muchos latinos a cuestionarse su lugar en la sociedad estadounidense. La población hispana en EE UU alcanzó los 59,9 millones de personas en 2018, y es responsable del 52% del crecimiento de la población total del país en los últimos 10 años. 


Casi uno de cada cinco estadounidenses es latino. Pero el 60% de los hispanos adultos, según el centro de investigaciones Pew Research, dice haber experimentado discriminación o haber sido tratado injustamente por su raza u origen étnico.


La socióloga española Elizabeth Vaquera, directora del Instituto Cisneros de Liderazgo Hispano de la universidad George Washington, en la capital del país, que lleva diez años trabajando con jóvenes latinos sin papeles, considera que el ataque de El Paso puede tener un efecto unificador en una comunidad que es, en sí misma, también diversa. “Fue un crimen de odio contra los hispanos, independientemente de si eran migrantes o no”, explica. “Es el juego tramposo al que ha sabido jugar tan bien Trump: el latino es inmigrante, el inmigrante es criminal, luego el latino es criminal.


 Por eso pienso que esto puede crear una solidaridad que no era tan palpable antes. Lo que hemos visto en nuestra investigación con familias latinas es que están más estresadas desde la elección de Trump, y ese estrés psicológico no se observa solo entre los inmigrantes.



Los hispanos despiertan del sueño americano


 Tenemos datos que demuestran que ha cambiado el comportamiento de esas familias, independientemente de si están aquí de manera legal o no. Se dan cuenta de que es el color de la piel, es el latino como grupo étnico el que está siendo discriminado”.

Los hispanos, según otro estudio de Pew Research, son más dados que otros colectivos a creer en las partes esenciales del llamado sueño americano: que el trabajo duro tiene recompensa y que a cada generación le irá mejor que a la anterior. Pero solo la mitad de ellos consideran que lo han alcanzado y, para muchos latinos, el ataque en El Paso ha supuesto un violento despertar.


“Es un momento bajo, desde luego, pero nunca debemos renunciar al sueño americano”, advierte Janet Murguía, presidenta de UnidosUS, organización sin ánimo de lucro que da voz a los hispanos desde 1968. “De lo que se trata es de galvanizar un movimiento alrededor de este ataque.


 Debemos actuar en tres frentes: primero, cuidar a las familias afectadas y asegurarnos de que salen adelante; después, movilizarnos, combatir el odio y llevar a cabo campañas para votar; y, por último, necesitamos un diálogo entre las comunidades a las que tratan de enfrentar. 


No limitarnos a hablar entre nosotros mismos. Según nuestras investigaciones, los hispanos apoyan abrumadoramente a candidatos que saben que la diversidad es una fuerza. 



Los hispanos despiertan del sueño americano

Y creo que eso lo comparte la sociedad en su conjunto. Somos cada vez más comunidad y tenemos una idea clara de lo que queremos, por eso debemos combatir el retrato con brocha gorda que se hace desde la Casa Blanca”.

El 80% de los hispanos en el país son ciudadanos estadounidenses, un porcentaje que se eleva al 93% entre los menores de 18 años. Sus raíces se hunden en este país desde mucho antes que las de otros pobladores. Por eso duele la identificación del hispano con el inmigrante.


“En este país hay 4,37 millones de empresas propiedad de hispanos”, explica Ramiro Cavazos, director de la Cámara de Comercio Hispana de EE UU. “Nuestros negocios aportan 700.000 millones de dólares a la economía estadounidense, y creciendo. Y eso por no hablar de los consumidores latinos y de los empleos. 


El 80% del empleo que se va a crear en los próximos diez años va a ser creado por empresas cuyos dueños son hispanos. Y estas empresas tienen muchos más obstáculos para contratar con el Gobierno o para acceder al crédito. Las ganas y la capacitación están ahí, pero es difícil cuando la cultura no apoya al mismo nivel a los hispanos que a otras comunidades”.


Los hispanos despiertan del sueño americano


En ese retrato de la comunidad hispana desempeñan un papel importante los medios de comunicación.


 Pero, según Hugo Balta, presidente de la Asociación Nacional de Periodistas Hispanos, algo está fallando. “Desafortunadamente, muchos medios en inglés han fallado en su deber de producir contenido que entienda la dinámica cultural de la comunidad hispana, y eso se debe a la falta de inclusión de hispanos en los medios en inglés”, sostiene


. “En los medios en español, el contenido sobre inmigración es mucho más sofisticado. Lo que se ve en muchos medios en inglés es bien superficial, historias sin dimensión. Las personas que no son miembros de esta comunidad desarrollan su imagen de nosotros en función de lo que consumen en los medios, y la falta de diversidad produce una representación equivocada”.


Enrique Acevedo, presentador de uno de los noticieros estrella de Univisión, un medio en español que llega al 90% de los hogares hispanos del país, considera que “la frontera es el epicentro de una batalla por el alma del país”. 


“Estas comunidades fronterizas son el rostro de una América muy diferente a la que representa el presidente y el sector duro del Partido Republicano, que ven la diversidad como una amenaza a su identidad nacional y no como la verdadera explicación de la misma”, defiende. “Trump no apretó el gatillo, pero lleva tiempo apuntando.


 Por eso nuestro papel es asegurarnos de que los miembros de nuestra comunidad tienen las herramientas para navegar en estas circunstancias. Tenemos un presidente que no habla a nuestra comunidad, y ese papel lo debemos desempeñar todos nosotros”.


La visita de Trump a El Paso el miércoles por la tarde, en la que el presidente insistió en los furiosos ataques a sus críticos y eludió cualquier mensaje explícito de apoyo a la comunidad hispana, poco contribuyó a cerrar las heridas


. “Este presidente no ha sido muy elocuente en sus palabras en contra de las personas de otros lugares”, admite el texano Nelson Balido, presidente del Consejo de Comercio y Seguridad de la Frontera, y miembro clave del Consejo Consultor Hispano del Partido Republicano.


 “Empezó mal, diciendo que eran violadores y criminales. Sabemos que no es verdad, y él lo sabe. Los políticos buscan votos, amarrar a sus bases, lo mismo que los candidatos demócratas, que creo que están aprovechando una tragedia para obtener más tiempo en televisión”.

Auge del supremacismo blanco

 

En 2017, el primer año de Trump en la Casa Blanca y el último año del que el FBI tiene estadísticas, se contabilizaron en Estados Unidos 7.175 crímenes de odio, un aumento del 17% respecto al año anterior, que ya había registrado una cifra más que los anteriores cinco años. El número total de grupos nacionalistas blancos subió casi un 50% el año pasado: de 100 en 2017 a 148 en 2018, según el Southern Poverty Law Center.


 El número de muertes vinculadas al supremacismo blanco creció también en 2018 hasta las 40, frente a las 17 de 2017. Entre ellos, los 11 fallecidos por el ataque en una sinagoga de Pittsburgh el 27 de octubre, 10 días antes de las elecciones legislativas. Según un sondeo a pie de urna de la CNN, tres de cada cuatro votantes dijeron que la violencia fue un factor importante en su voto.
 

Tampoco contribuyó a curar las heridas el hecho de que, cuatro días después de la matanza, la policía realizara en Misisipi la mayor redada contra inmigrantes en una década, gran parte de los cuales eran hispanos. 


Las detenciones dejaron a muchos niños en las escuelas sin que sus padres pudieran acudir a recogerlos. “La decisión del Gobierno de hacer esa redada justo después del ataque manda el mensaje de que no piensan en los sentimientos de la comunidad latina”, opina Mónica Ramírez, de la organización Justicia Para las Mujeres Migrantes.


 “En el campo, en las fábricas, en las casas, las mujeres migrantes sufren a menudo ataques racistas o acoso sexual, y cosas como esta hacen que no se sientan cómodas denunciando. Me preocupan también los niños. 


Ven esa violencia contra su comunidad, y eso puede causar traumas importantes, un impacto grave durante muchos años. Hay niños que ven lo que pasó en Misisipi y no se sienten seguros. Tienen miedo, y los niños no deben crecer con miedo”.


El peso de la comunidad hispana ya se notó en las elecciones legislativas del pasado mes de noviembre, que llevaron al Capitolio a la hornada de legisladores más racial y étnicamente diversa de la historia. Un récord histórico de 29 millones de latinos se registraron para votar, un 12,8% del total del electorado. El 69% de ellos votaron por candidatos demócratas.


Pero aún queda mucho por hacer en términos de movilización política, según Héctor Sánchez Barba, del Consejo Laboral para el Avance Latinoamericano, la principal organización nacional de trabajadores hispanos. “Hay problemas estructurales que hacen más difícil a los latinos votar”, explica. “Hay leyes que complican el registro en algunos Estados, hay más colas en los distritos con mucha presencia latina. 


Se vota los martes, y los hispanos somos una comunidad de trabajadores. Pero yo viajo por todo el país y veo la euforia en nuestra comunidad por participar. El Paso representa la culminación de algo que ha venido fraguándose desde que Donald Trump llegó a la Casa Blanca. 


Pero supone también un basta ya. No vamos a dejar que esto siga. Nunca vamos a permitir que vuelva a elegirse a un presidente de la supremacía blanca. Vamos a organizarnos en términos de participación cívica. Acudiremos en masa a votar. Hay chispas de esperanza para una mejor democracia, y eso viene de los latinos”.

Control de armas: razones para el escepticismo

 

El viernes, en un país aún conmocionado por dos ataques con armas de fuego que causaron un total de 31 muertes en El Paso (Texas) y Dayton (Ohio), el presidente aseguró que cree que podría convencer a los republicanos del Congreso para establecer controles más estrictos en la venta de armas.


 Pero la historia de Donald Trump en materia de control de armas ofrece motivos para el escepticismo.


Antes de que empezara su carrera presidencial, Trump aseguró en 2013 que era partidario de los controles de antecedentes a nivel federal en la compra de armas. Pero dos años después, preparando ya su campaña, cambió de postura y rechazó esos controles porque, dijo, no funcionaban.


 El año pasado, tras el ataque en una escuela secundaria de Parkland (Florida), que dejó 17 muertos, el ya presidente volvió a cambiar de opinión y dijo que apoyaría “totalmente” el endurecimiento de los controles. Pero a los pocos días, después de una reunión en la Casa Blanca con la Asociación Nacional del Rifle (NRA), volvió a retirar su apoyo a la medida.


Ahora, tras las dos matanzas del pasado fin de semana, Trump dijo que no considera que haya “apetito político” para prohibir los rifles de asalto, pero se mostró abierto a endurecer los controles en la venta. Aseguró que el líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, está “en el mismo barco” y que la NRA se subirá también.


 Pero el lobby armamentístico ha sido eficaz en el pasado frenando este tipo de iniciativas, y esta semana ha reiterado su oposición. 


En cuanto a McConnell, lleva meses sentado encima de un proyecto de ley para imponer controles universales que ya ha aprobado la Cámara de Representantes, y esta semana rechazó la petición de los demócratas de interrumpir el receso estival del Senado para legislar de urgencia sobre la materia.


 Pero aseguró, eso sí, que el tema de las armas será “central” cuando la actividad legislativa se reanude en septiembre.


El 61% de los estadounidenses, según una encuesta de mayo, está a favor de endurecer la legislación sobre armas, porcentaje que se eleva al 91% entre los votantes demócratas. Entretanto, desde las matanzas del pasado fin de semana, más de 250 personas más han fallecido en Estados Unidos por armas de fuego.








EEUU y las elecciones en América Latina

 

Primero fue Evo Morales Ayma: el presidente boliviano, que busca un nuevo mandato, denunció a fines de julio que EEUU había enviado agentes de inteligencia a su país, en vías a reunirse con la oposición a su gobierno de cara a las elecciones de octubre próximo. “Quiero que sepan, el Departamento de Estado de Estados Unidos está enviando sus agentes de inteligencia. 


Estamos informados: están reuniéndose con algunos comités cívicos. ¿Qué estarán planificando? ¿Qué mentira estarán inventando otra vez?” dijo el Jefe de Estado, que suele confrontar públicamente con el país del norte, con una agenda anti-imperialista, desde antes de llegar al gobierno.



Luego fue Rodolfo Nin Novoa, canciller de Uruguay: afirmó días atrás que EEUU «se mete en la campaña electoral» uruguaya. ¿Qué fue lo que provocó el encono del canciller del Frente Amplio? La decisión de EEUU de emitir un alerta a los turistas que visiten Uruguay en torno a la inseguridad. «Es notorio que el tema de la seguridad está en la campaña electoral en Uruguay.


Hay un plebiscito planteado (Vivir sin miedo) para reformar la Constitución y endurecer las medidas para combatir el delito. Es uno de los ejes de campaña del Partido Nacional» recordó Nin Novoa, vinculando la campaña doméstica de la derecha con el anuncio de EEUU.


Es interesante otra frase de Novoa para graficar porqué cree que EEUU intenta un cambio de gobierno en Uruguay. «No tengo ningún dato más que la historia de Estados Unidos en los últimos 50 años» afirmó el canciller, con gran poder de sintesis.


 Si bien tiene razón en cuanto a los frondosos antecedentes, por ahí no hace falta ir tan atrás: el ex presidente Lula da Silva, en sus recientes entrevistas en la cárcel de Curitiba, denunció el involucramiento del Departamento de Justicia de EEUU con el juez Moro, algo que aparece con sutileza en los chats filtrados por el periodista Glenn Greenwald. Moro, que condenó a Lula, es ahora Ministro de Bolsonaro, quien llegó a Planalto por esa condena.


 Viene bien recordar la secuencia completa para darnos cuenta del absurdo que fue aquella elección en el país más importante del continente.


En Argentina, la connivencia del actual presidente de la Nación con EEUU viene de larga data: el periodista Santiago O´Donnell documentó como Macri, cuando era Jefe de Gobierno, pedía en la Embajada de EEUU mayores presiones sobre Néstor Kirchner y aseguraba que Washington era «pasivo y permisivo» con el ex presidente, algo que se desprende de los cables filtrados en Wikileaks.


El antecedente directo era el «No al ALCA» de 2005 en Mar del Plata, en el cual Kirchner tuvo una destacada actuación como anfitrión, junto a Lula y Chávez.


Luego del kirchnerismo, Macri llegó a la Rosada: se vinculó primero con Obama, apoyó a Hillary Clinton y, tras su derrota, giró velozmente a un trumpismo irreflexivo e incondicional, bajo la necesidad de que este lo apoye en el rescate del Fondo Monetario Internacional.


Visto estos antecedentes, y reflexionando sobre lo que sucede en Bolivia y Uruguay, surge una pregunta crucial: ¿cómo estará actuando EEUU en la decisiva elección de Argentina, aquella que puede cambiar la correlación de fuerzas a nivel regional?


Es tarea del mundo académico y periodístico investigar rigurosamente y responder sin vacilaciones a esa pregunta, decisiva para el futuro de una democracia no tutelada en nuestro país.


 En estas elecciones presidenciales Argentina no solo define quien se sienta en Balcarce 50: también define si tendrá (o no) márgenes de autonomía en un mundo que va camino a una confrontación cada vez más nítida entre EEUU y China, como lo muestra la escalada arancelaria y una posible guerra de monedas.


 Por los ejemplos que hemos visto en este artículo, y como parte de esa misma puja con China, EEUU está decidido a tener un rol cada vez más activo -y ampliamente cuestionable- en nuestra región. Es tarea de las y los latinoamericanos poner un freno a ese injerencismo.


 ¿Será Argentina la nueva punta de lanza, tal como sucedió en 2005 en Mar del Plata?

 

 Juan Manuel Karg






viernes, 9 de agosto de 2019

La CIA desclasificó 12 millones de documentos sobre el Sáhara Occidental que destapan el infame papel de Juan Carlos I







El Sáhara Occidental es un tema de descolonización que no sólo afecta a la región del Maghreb
 
Hay muchos países pendientes de cuanto sucede en este conflicto por los daños colaterales que puede suponer.
 
  La Agencia Central de Inteligencia americana compartió varias fotos de soldados saharauis lanzando misiles y otros marroquíes capturados por las fuerzas saharauis.
 


La decisión de la Agencia Central de Inteligencia estadounidense, CIA, de abrir el acceso a más de 10 millones de páginas de más de 900.000 documentos desclasificados permite conocer lo que sucedió exactamente a partir de marzo de 1979.

 

La agencia de inteligencia americana revela que Marruecos estaba perdiendo la guerra contra el Frente Polisario. Según el documento, Marruecos estaba perdiendo la batalla hasta que países europeos y Árabes intervinieron para ayudar a la dictadura de Hassan II.

  ”La anexión del Sáhara Occidental por Marruecos en 1975 fue por la fuerza y desembocó en una guerra’‘, según los documentos desclasificados, la guerra del Sáhara que estuvo muy disputada entre el Frente Polisario y Marruecos, fue determinante la ayuda que recibieron los marroquíes por parte de Estados Unidos, Francia, España y Arabía Saudí gracias a las relaciones de Hassan II con Henry Kissinger, entonces consejero de Seguridad Nacional de EEUU y con los Saud de Arabía Saudí.


Pero que ha hecho Juan Carlos con el pueblo del Sáhara Occidental?

 
El 21 de agosto de 1975, el Departamento de Estado norteamericano da luz verde a un proyecto estratégico secreto de la CIA, financiado por Arabia Saudí, para arrebatar la antigua provincia del Sahara (270.000 Kms cuadrados) a España.


Un territorio vital desde el punto geoestratégico, rico en fosfatos, hierro, petróleo y gas, que EE.UU no está dispuesto a dejar en manos de España dada la situación en que se encuentra el régimen de Franco.



El plan consiste en invadir la zonamediante una marcha de unos 300.000 ciudadanos marroquíes (Marcha Verde), que se harían pasar por antiguos habitantes de la zona.


El 6 de octubre de 1975, los servicios de Inteligencia del Ejército español informan a Franco, ya muy enfermo, de los planes de EE.UU en relación con el Sáhara Occidental y le piden que actúe en consecuencia.

El 6 de octubre de 1975, los servicios de Inteligencia del Ejército español informan aFranco, ya muy enfermo, de los planes de EE.UU en relación con el Sáhara Occidental y le piden que actúe en consecuencia.
 
El 16 de octubre de 1975, la Marcha Verde es anunciada porHasan II, al mismo tiempo que el Tribunal Internacional de Justicia de la ONU rechaza las pretensiones de Maruecos sobre ese territorio.

 Hassan II declara sin vergüenza ninguna: ”Tenemos que iniciar una marcha verde desde el Norte de Marruecos hacia el Sur y del Este al Oeste.

 Tenemos, querido pueblo, que levantarnos como un solo hombre, con orden y organización para dirigirnos al Sahara y encontrarnos con nuestros hermanos allí.’
 
El 21 de octubre de 1975, el príncipe Juan Carlos de Borbón, heredero del dictador, se niega a aceptar la jefatura del Estado con carácter interino. Quiere plenos poderes para poder actuar en el Sáhara Occidental.
  

El 22 de octubre de 1975, el presidente del Gobierno español, Arias Navarro, con conocimiento de Franco, manda al ministro José Solís a Rabat para tratar de parar el órdago marroquí prometiendo negociaciones sobre el tema en cuanto la situación del dictador mejore.


El 26 de octubre de 1975, da comienzo la Marcha Verde en territoriomarroquí. Toda la planificación operativa y la organización logística del plan ha corrido a cargo de técnicos norteamericanos.


El 31 de octubre de 1975, Juan Carlos de Borbón se hace cargo de la jefatura del Estado español. Mostrándose muy preocupado por la situación en el Sahara, pues tiene muy presente el caso portugués. No quiere que la situación le desborde.

 
Finalmente el monarca español asumió oficialmente la jefatura de Estado el 31 de Octubre después de negarse a hacerlo una semana antes. 




Ese mismo día convocó un Consejo de Ministros y se puso manos a la obra.

  
Sus contactos con su homólogo marroquí fueron constantes. Hasta entonces, según transmitió Stabler, “el Gobierno seguía vacilante” ante la falta de liderazgo y, sobre todo, el aumento de las presiones marroquíes.




Rabat envió el primer grupo de“marchadores verdes” al Sáhara el 30 de octubre, y no el 6 de noviembre, fecha oficial del inicio de la Marcha Verde, para bloquear una posible intervención de Argelia contra la invasión.


El 31 de octubre de 1975, el príncipe preside un Consejo de Ministros en La Zarzuela. Cuestión prioritaria: el Sahara. 


Juan Carlos manifiesta su férrea determinación de ponerse al frente de la situación.


Sin embargo, no les dice a los reunidos que él ya ha enviado a su hombre de confianza, Manuel Prado y Colón de Carvajal, aWashington, para solicitar la ayuda de Henry Kissinger.


Es consciente de que una guerra colonial con Marruecos en aquellos momentos podría precipitar los acontecimientos al estilo de lo acaecido en Portugal y que podría perder su corona antes de ceñirla.


El Secretario de Estado norteamericano acepta la mediación solicitada por el nuevo jefe del Estado español, intercede ante Hassan II y en las siguientes horas se firma un pacto secreto por el que Juan Carlos se compromete a entregar el Sahara español a Marruecos a cambio del total apoyo político americano en su próxima andadura como rey de España.



El 2 de noviembre de 1975, Juan Carlos de Borbón visita las tropas españolas en El Aaiún en un viaje sorpresa.



Está en tratos secretos con los americanos para la entrega del territorio, pero no tiene ningún reparo en aparentar con los militares (a los que traicionará en las siguientes horas igual que al pueblo español, a los saharauis y a la propia ONU)


En este centro, en el curso de una bien regada amistad con los militares, hasta se permite decirlesa los oficiales de las tropas allí destacadas:

“España no dará un paso atrás, cumplirá todos sus compromisos, respetará el derecho de los saharauis a ser libres” y también, dice “No dudéis que vuestro comandante en jefe estará aquí, con todos vosotros, en cuanto suene el primer disparo”

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El 6 de noviembre de 1975, la Marcha Verde invade la antigua provincia africana española.
En virtud del pacto secreto (alta traición) entre Kissinger, Hassan II y el traidor nuevo jefe del Estado español.


Los campos de minas de la frontera han sido levantados y los legionarios españoles prudentemente retirados.


España hasta se permite la desvergüenza de enviar al ministro de la Presidencia para que gire una visita de cortesía a los campamentos marroquíes de la Marcha Verde. 


La ONU, incómoda y sin saber qué sucede, urge a Hassan II a retirarse y a respetar la legalidad internacional.


Mientras España mira hacia otro lado porque bastante tiene el principe con asegurar su corona y el monarca alauí no hace el menor caso.


El 9 de noviembre de 1975, Hassan II da por alcanzados todos sus objetivos en el Sahara y en espera de las conversaciones de Madrid, retira los campamentos de la Marcha Verde a Tarfaya.
Argelia protesta y retira su embajador en Rabat.


Los saharauis, traicionados por España, se aferran a la lucha armada.


El 12 de noviembre de 1975, comienza la Conferencia de Madrid entre España, Marruecos y Mauritania, dirigida y controlada por EE.UU en la sombra.


El 14 de noviembre de 1975 se produce la famosa Declaración de Madrid sobre el Sahara.


Por ella se entrega a Marruecos toda la parte norte de la antigua provincia española:
200.000 Kms cuadrados de gran importancia geoestratégica, muy ricos en toda clase de minerales, gas y petróleo (descubierto por petrolíferas norteamericanas y en reserva estratégica). 


A Mauritania (que los abandonará enseguida en beneficio de su poderoso vecino del norte) se le transfieren 70.000 Kms cuadrados del sur, los más pobres e improductivos.


Las Cortes y el pueblo español no saben nada del asunto. 


Todo se ha tejido entre bastidores, con la CIA, el departamento de Estado norteamericano y los servicios secretos marroquíes como maestros de una ceremonia bochornosa en la que el príncipe Juan Carlos ha movido sus hilos a través de sus hombres de confianza: Armada, Mondéjar y Torcuato Fernández Miranda.

 
Mientras el Gobierno del anonadado Arias Navarro, con Franco moribundo y su porvenir político acechando, se limitó a ejercer de convidado en la mayor vergüenza política y militar de España en toda su historia. 


Porque, efectivamente, este país nunca jamás había traicionado de una forma tan perversa a sus propios ciudadanos (los saharauis lo eran en 1975), se había humillado de tal manera ante un pueblo más débil que él pactando en secreto su rendición, y abandonado cobardemente el campo de batalla sin pegar un solo tiro y después entregando a su enemigo acuartelamientos y armas.


Ver el documento aquí


 
Por Lehbib Abdelhay/ECS





Pensiones: Suecia… un modelo para la patronal


 
 
 Para defender la reforma de las pensiones, a algunos políticos y medias europeos les gusta hablar del modelo sueco.




En 1993, Suecia sufrió una crisis económica importante debida al hundimiento de su mercado inmobiliario.

 Y el gobierno socialdemócrata de ese momento después de acordarlo con los partidos de centro y de derecha, transformó el sistema de pensiones por reparto en un sistema de pensiones por puntos, completado con una parte capitalizada en fondos de pensiones. 


La reforma fue votada en 1999 y puesta en marcha poco a poco. 


El montante de pensión cobrada proviene de un complicado cálculo a partir del número de puntos cotizados pero también de la esperanza de vida media en el momento de la partida a la jubilación y de la coyuntura económica. 


Todos los años, en febrero, los suecos reciben un sobre naranja en el cual conocen la pensión que podrían tener en la jubilación en base a las diferentes hipótesis de crecimiento.


La edad necesaria para poder cobrar una pensión fue fijada a los 61 años, pero la edad de jubilacion efectiva media rápidamente pasó a los 65 años. Y en 2017 una nueva reforma hizo pasar esta edad mínima de salida a los 64 años.


Veinte años después del establecimiento del nuevo sistema, la pensión de los jubilados equivale de media al 53% de su último salario, frente al 60% en el año 2000.


 Un pensionista de cada cinco vive bajo el umbral de pobreza. Un estudio de 2017 mostraba que el 72% de los hombres y el 92% de las mujeres hubieran tenidos una mejor pensión con el anterior sistema. 


Son las mujeres, con itinerarios laborales a menudo interrumpidos, quienes pagan más el pato de este sistema. Así pues, muchos pensionistas trabajan para completar sus pensiones insuficientes. 


Centenares de empresas de trabajo temporal están especializadasen el trabajo de seniors. ¡ Una ventaja para los patronos que no tienen que pagar cotizaciones!


Además, este sistema es apreciado por las empresas porque el nivel de cotizaciones patronales permanece estable.


 En efecto, las pensiones se ajustan automáticamente en función de las cotizaciones recaudadas.


Cuando hay menos tras un aumento del desempleo por ejemplo, las pensiones de todos los jubilados bajan, lo que ya ha sucedidos dos veces desde hace veinte años.

 
El modelo sueco es por tanto trabajar más y durante más tiempo para pensiones de miseria, de las que no se conoce el montante de antemano y que pueden bajar.


 ¡En Suecia como en toda Europa, es indignante!








jueves, 8 de agosto de 2019

Los chinos tienen la bomba atómica

guerra comercial china eeuu
 

Un billete de yuan y otro de dólar estadounidense. 
 
 

El Banco Popular de China atesora 3,9 billones de dólares en reservas; de los cuales, 1,1 billones corresponden a bonos norteamericanos

 

¿Quién ganará? Es imposible que China derrote a los EE UU en una batalla solo comercial. Porque sus exportaciones al gigante americano duplican sus importaciones. Porque ostenta un superávit muy considerable. Y porque, en consecuencia, es muy sensible al pulso de la subasta de aranceles.


Incluso aunque haya reorientado su principal factor de crecimiento del sector exterior al consumo interno, su relación comercial global sigue siendo clave para que su PIB aterrice suavemente desde crecimientos del orden del 9%, propios de los primeros 2.000, a los actuales, del 6%.


Ahora bien, esa ventaja teórica de Washington no se traduce en ningún beneficio para los norteamericanos. Contra las pretensiones de la Casa Blanca, sucede lo contrario.


 El déficit mundial de bienes y servicios de EE UU durante el primer semestre de este año, no sólo no se ha reducido en pleno fragor de la guerra comercial, sino que ha aumentado sensiblemente en el primer semestre: un 7,9%.

 
Seguro que en alguna partida mejoró respecto a China, pero eso ha quedado compensado, para mal, al producirse un efecto de desvío de comercio, por el que las importaciones de productos baratos chinos, ya encarecidos, habrán sido reemplazadas por las de otros países asiáticos.


Y lo peor para Donald Trump es que su pulso comercial contra Beijing no tiene ya más recorrido. Si desde septiembre ejecuta su amenaza de alzas adicionales de aranceles a las importaciones chinas, el 96,7% de estas habrá quedado cubierto.


Claro que eso perjudicará mucho a la economía china. Entre los aranceles ya aumentados a sus productos por 250.000 millones de dólares y los por venir sobre 300.000 millones, el impacto sobre su PIB alcanzaría, según fuentes financieras, un menor crecimiento de siete décimas, con lo que el gigante asiático bajaría por vez primera del listón del 6%.


A cambio, la Casa Blanca deberá subvencionar infinitamente, como prometió, a los granjeros perjudicados por el desquite de no comprarles decretado por la Ciudad Prohibida: si Trump pretende ganar las próximas elecciones, eso es una ruina.


¿Empate infinito, pues? La amenaza de una guerra de divisas superpuesta a la comercial sugerida por la reciente réplica de Beijing facilitando la depreciación del yuan rompe ese supuesto equilibrio.


Aunque sea simbólica, porque fue modesta; porque se acompañó de la promesa de no incurrir en verdaderas devaluaciones competitivas; y porque una guerra monetaria perjudicaría también a empresas y consumidores chinos de productos y servicios extranjeros.


Es, en todo caso, un aviso. 

Un recordatorio de que Beijing dispone de la bomba atómica.


 El Banco Popular de China atesora 3,9 billones de dólares en reservas; de los cuales, 1,1 billones corresponden a bonos norteamericanos.


Si vende parte de ellos a precio de saldo, arruina a EE UU (con riesgo, también para él mismo, ese empate infinito).


Ya en 2009 Hillary Clinton advirtió que es muy difícil negociar "con mano dura con tu banquero".



https://elpais.com/economia/2019/08/07/actualidad 








miércoles, 7 de agosto de 2019

Como esclavo: policías blancos a caballo "pasearon" con una soga a un afroamericano en Texas

 La imagen generó un enorme rechazo y el jefe de la Policía tuvo que pedir disculpas. 


En medio de los debates sobre el supremacismo blanco alentado por Trump, una escena que recuerda al esclavismo.


Las imágenes fueron tomadas en Galveston, Texas, e inmediantamente se viralizaron en las redes sociales generando una ola de repudio. 


En medio de los debates sobre el aumento de los ataques de odio y de la multiplicación de grupos racistas, apañados por la legitimación del supremacimo blanco de parte del propio presidente Trump, estas imágenes hacen recordar a la época de la escalvitud.


Las fotografías compartidas muestran a Donald Neely, un afroamericano de 43 años, que es llevado por la calle esposado y atado con una cuerda por dos policías blancos a caballo. Las manos de Neely están atadas a la espalda, mientras que uno de los policías sostiene la gruesa cuerda azul.


Esta practica, que era habitual bajo el esclavismo y sigue siendo reivindicada por los grupos supremacistas, fue reproducida con absoluta naturalidad por los policías, que de hecho lo siguen haciendo en algunas ocasiones.


Ante el repudio que inundó las redes sociales, el jefe de la policía de Galveston dijo que terminaría con esta práctica, pero no la rechazó en absoluto.


En un comunicado la policía expresó: "Entendemos la percepción negativa de esta acción y creemos que es más apropiado dejar de usar esta técnica", sin ningún tipo de crítica por lo que venían haciendo habitualmente.


La indignación fue aún mayor cuando Christin Neely, familiar de Donald, contó que había sido "tratado como un animal", y agregó que no tenía hogar y tenía una enfermedad mental.


El periodista y activista Shaun King publicó en su Twitter un mensaje para la policía de Galveston "Lo que le hicieron a este hombre, Donald Neely, es horrible e inaceptable.


Yo podría decir "necesitamos respuestas", pero nada de lo que puedan decir justificaría lo que le hicieron a este hombre. Nada en absoluto".


Los grupos de extrema derecha y supremacistas blancos han venido creciendo en los últimos años, no solo al calor del discurso racista de Trump que los apaña, sino también como reacción a los movimientos de afroamericanos contra la violencia policial o de jóvenes contra el esclavismo, como los que promovieron eliminar de varios Estados del sur del país las estatuas del General esclavista Robert Lee y los símbolos de la confederación.


Esto radicalizó a diversos grupos de la denominada alt right, como así también simpatizantes del Ku Klux Klan, entre los que se encuentran muchos miembros de las fuerzas de represión que realizaron actos y ataques contra movilizaciones antirascistas en los dos últimos años.


 El punto más alto fue el asesinato de una manifestante en Charlottesville, Virginia, en 2017 durante enfrentamientos entre antirracistas y supremacistas blancos que defienden los monumentos y símbolos esclavistas de la guerra civil.


Este racismo y supremacismo está detrás del aumento de los crímenes de odio, como el que se vio el último sábado en El Paso, Texas, con la masacre de hispanos más importante de la historia reciente de Estados Unidos.


El hecho fue tan brutal que Trump por primera vez tuvo que condenar el odio y el supremacismo, peor sin embargo culpó a los videojuegos y a la situación mental del atacante a la hora de buscar las causas de la matanza: el odio y racismo imperialista, emanado del propio Estado y sus instituciones.



 https://www.laizquierdadiario.com/Como-esclavo-policias-blancos-a-caballo-pasearon-con-una-