Venezuela se acerca como nunca a un punto de definición después del
golpe en Brasil. El presidente Maduro ha prorrogado el estado de
emergencia económica y firmado decretos que confieren facultades
excepcionales a las comunas, los Consejos de Producción y Distribución y
a la fuerza armada nacional bolivariana, ha ordenado un ejercicio
conjunto de estas y las milicias y orientado ocupar las fábricas que
cierre la burguesía. Radicalizar a fondo la revolución es el único
camino para aplastar a la contrarrevolución.
El guión de la intervención militar de Estados Unidos en Venezuela ha
sido escrito en el Comando Sur (CS) de sus fuerzas armadas y se aplica
al detalle por sus aliados de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD).
Sigla que cobija a la contrarrevolución, o sea, el instrumento imperial
para estimular el desabastecimiento creado por las grandes empresas, y
las acciones de calle y violencia armada dosificada que favorezcan las
condiciones idóneas para justificar la intervención militar directa en
el país con las mayores reservas de petróleo en el mundo. Lo dice todo
la afirmación del almirante Kurt W. Tidd, jefe del CS: nuestra
intervención oportuna ha permitido delinear un camino para una salida
rápida del régimen.
Algún amigo facilitó a Caracas los 12 puntos de la fase 2 del plan del CS. El documento sentencia “la derrota en las elecciones y la descomposición interna del régimen populista y antiestadunidense, recoge el impacto exitoso de nuestras políticas impulsadas con fuerzas aliadas en la región en la fase 1 de esta operación”
Entre sus éxitos, el CS destaca: a) poner en evidencia el carácter autoritario y violador de los derechos humanos del gobierno de Maduro (el burro hablando de orejas); b) destaca el “mecanismo de la Orden Ejecutiva” (de Tidd) para justificar el desarrollo de nuestra política, que tiene justificativo legal en la Constitución y las leyes de Estados Unidos de América; c) presume del aislamiento internacional de Venezuela; d) “generación de un clima propicio para la aplicación de la Carta Democrática de la OEA” (más adelante el documento menciona tal y como lo hemos convenido con Luis Almagro Lemes el mismísimo secretario general de la OEA), tránsfuga, a quien el ex presidente José Mujica, al comprobar la puñalada por la espalda que preparaba contra Caracas su ex canciller, fulminó: lamento el rumbo por el que enfilaste y lo sé irreversible, por eso ahora formalmente te digo adiós y me despido; e) “colocar en la agenda la premisa de la crisis humanitaria que permita una intervención con apoyo de organismos multilaterales, incluyendo la ONU” (las cursivas son mías).
Cuando uno lee el documento, confirma que todo lo que dice se está cumpliendo al pie de la letra y, a la vez, no puede si no recordar intervenciones como la de la CIA que derrocó al presidente Arbenz en Guatemala (1954), o la de los marines y la 82 división aerotransportada que impidió el regreso del presidente Juan Bosch a República Dominicana(1965), previamente derrocado por un golpe de Estado teledirigido desde Washington –ambas amparadas por la OEA–, o el falaz argumento de las armas de destrucción masiva para invadir Irak (2003), por mencionar sólo tres casos. Washington ha desarrollado una panoplia de instrumentos de control de las conciencias y replanteado el concepto mismo de guerra, apoyándose en las investigaciones de los académicos a su servicio y en las nuevas tecnologías, pero hay contenidos fundamentales del libreto desestabilizador e intervencionista que se remontan al siglo XIX como la campaña mediática desenfrenada.
Desde febrero de 2014 la oposición –pese a sus trifulcas internas– viene cumpliendo con este plan que incluye las guarimbas y la utilización de paramilitares colombianos en todo el territorio venezolano, quienes se han apoderado del mando de las redes delictivas y ejercen la violencia con propósitos que sirven al plan del CS.
También está la vertiente de las protestas de calle conjugadas con violencia. Esta semana, la segunda de dos marchas al centro de Caracas organizadas por la oposición, según ella para presionar la convocatoria el referendo revocatorio, terminó con estudiantes y policías bolivarianos heridos y actos vandálicos. Como explica el plan del CS el referendo es solo un pretexto y lo confirma que la MUD no ha cumplido con los requisitos para convocarlo. Como para recordar quién manda el CS hizo penetrar un avión militar en Venezuela dos veces en días pasados.
Venezuela se acerca como nunca a un punto de definición después del golpe en Brasil. El presidente Maduro ha prorrogado el estado de emergencia económica y firmado decretos que confieren facultades excepcionales a las comunas, los Consejos de Producción y Distribución y a la fuerza armada nacional bolivariana, ha ordenado un ejercicio conjunto de estas y las milicias y orientado ocupar las fábricas que cierre la burguesía. Radicalizar a fondo la revolución es el único camino para aplastar a la contrarrevolución.