Sin fundamento jurídico, puesto que no está imputada en ninguna causa, y
en contra de lo que la propia Constitución brasileña recoge, puesto que
no se ha demostrado "delito de responsabilidad" por su parte, la
presidenta Dilma Rousseff ha sido expulsada de su cargo, siguiendo un procedimiento "legal" parecido al que sufrieron Manuel Zelaya en Honduras (con la participación de Hillary Clinton) o
Fernando Lugo en Paraguay. Se aprovecha una posible irregularidad
contable, llamada "pedaleo fiscal" en Brasil, y que todos los gobiernos
anteriores también realizaron sin que nadie dijera nada, para arremeter
contra Dilma Rousseff acusándola de corrupción. En resumen se trata
de expulsar de su cargo a un presidente elegido democráticamente antes
de cumplir su mandato, y reemplazarlo por alguien que no ha pasado por
el filtro popular de las urnas y que va a imponer un programa político y
económico que los ciudadanos no han elegido.
En este tipo de procesos parlamentarios, aún en el caso de que
cumplieran todos los requisitos legales (que en el caso de Brasil no se
cumplen) para llevar a cabo un juicio político o impeachment contra
un presidente electo, la falta de legitimidad democrática del ejecutivo
entrante resulta clamorosa. Y mucho más cuando ese nuevo gobierno
tiene la capacidad de aprobar o derogar leyes a su antojo. De hecho
Michel Temer, apenas 24 horas después de ocupar su nuevo cargo,
anunció que se van a producir "recortes del gasto público" y "reformas
estructurales" en Brasil. El ministro de Economía, Henrique Meirelles
(que fue presidente del Banco Central con Lula), anunció "medidas duras"
para equilibrar las cuentas públicas. Se esperan privatizaciones,
subidas de impuestos, privatización de las pensiones, recortes sociales,
despido de funcionarios públicos... Es decir, que sin que los
brasileños lo hayan votado se les va a imponer un paquetazo neoliberal
al estilo del viejo Consenso de Washington - como el que ya realizara
Fernando Henrique Cardoso en Brasil o el que está aplicando ahora
Mauricio Macri en Argentina -, siguiendo las directrices del mismo poder
económico local y exterior que lo ha puesto en su cargo. No en vano
para eso se dio este golpe parlamentario-judicial-mediático. El diario
neoliberal El País lo reconocía sin disimulos: "Michel Temer forma un gabinete para calmar a los mercados"
Habrá quien argumente que los diputados que han aprobado el "juicio
político" primero en la Cámara y después en el Senado, han sido elegidos
en las urnas por los brasileños. Pero este argumento se cae por su
propio peso, puesto que cuando estos diputados y sus
respectivos partidos políticos se presentaron a las elecciones en 2014
no llevaban en ninguno de sus programas electorales, ni tampoco
afirmaron públicamente en ninguna parte, que llevarían a cabo este
"golpe parlamentario" ni que aplicarían los recortes públicos y sociales
que ahora se anuncian. Por tanto, legitimidad democrática.... ninguna.
Si además de todo esto tenemos en cuenta qué personajes y grupos de poder apoyaron e impulsaron este golpe suave,
podemos entender un poco mejor cuál es la finalidad de este proceso
contra el gobierno de Rousseff, que dicho sea de paso, no era
precisamente un gobierno "comunista" o "marxista" como algunos afirman
para justificar este golpe basándose en una supuesta debacle de la
economía. El golpe ha sido encabezado por políticos corruptos, como
el ya expresidente de la Cámara de Diputados Eduardo Cunha, quien
tiene cuentas bancarias en Suiza y está imputado por la Fiscalía
acusado de recibir "sobornos" y de "lavado de dinero" en relación con el
caso "Petrobas". Detrás de él se sitúan diversos sectores de la extrema
derecha brasileña, como los diputados de la llamada "bancada Buey, Biblia y Bala",
con fuertes vínculos con el sector de la agroindustria, la Iglesia y
empresas de la seguridad privada y la venta de armas. El actual
presidente no electo Michel Temer
ha sido acusado de estar involucrado en la compra ilegal de etanol.
Pero este otro dato habla por sí mismo: La inmensa mayoría de los
diputados brasileños que votaron en la Cámara de Diputados a favor del
"impeachment" contra Rousseff el pasado mes de abril, tienen causas
pendientes con la Justicia: en concreto 35 de los 38 diputados que votaron contra la presidenta.
"En conjunto, el 60 por ciento de los 594 miembros del Congreso de Brasil enfrentan cargos como recepción de sobornos, fraude electoral, deforestación ilegal o secuestro y homicidio, de acuerdo con Transparency Brazil, un grupo de revisión de casos de corrupción". (New York Times, 15 de abril de 2016)
Hasta un diario como el New York Times, que apoya cualquier injerencia
de EE.UU. en Latinoamérica, reconoció que Dilma Rousseff estaba siendo "juzgada por una banda de ladrones".
parece increíble que esto ocurra, pero el nuevo gobierno no electo
democráticamente de Brasil cuenta con siete ministros que están siendo investigados por corrupción. Ahora imaginemos que esto mismo ocurriera en el gobierno de Venezuela, Ecuador, Bolivia, Rusia,...
Este golpe parlamentario lo ejecutaron políticos corruptos pagados por
las grandes empresas nacionales y trasnacionales (como Syngenta,
Monsanto, Goldman Sachs,...) y supervisados por Washington, como ocurre
en todos los golpes militares, económicos o parlamentarios sufridos en
América Latina en los últimos 50 años. Es un gobierno creado por y para
las corporaciones. Un gobierno que el pueblo no ha elegido, un gobierno corporativo.
[Recomiendo este artículo sobre los lazos entre la corrupta oposición
brasileña y Washington, escrito por Glenn Greenwald, Andrew Fishman y
David Miranda: US Complicity? After Vote to Remove Brazil’s President, Key Opposition Figure Holds Meetings in Washington]
Para dejar las cosas aún más claras, WikiLeaks revelaba este viernes 13
de mayo que el nuevo presidente corporativo Michel Temer fue informante
de la embajada de EE.UU. en Brasil, "según figura en un documento
enviado desde São Paulo (Brasil) con destino al Comando Sur de EE.UU.,
con sede cercana a Miami", informaba RT.
También es de conocimiento público el viaje que el presidente del
Comité de Relaciones Exteriores de Brasil, el senador derechista Aloysio Nunes (PSDB) investigado también por corrupción, realizó a Washington el día después de que la Cámara Baja del Congreso aprobara el impeachment
contra Rousseff para reunirse con varios funcionarios estadounidenses y
con asesores de Hillary Clinton, entre ellos con Tom Shannon, la
persona más influyente sobre América Latina del Departamento de Estado.
Viajó, como pueden imaginar, para rendir cuentas de lo ocurrido y
recibir nuevas instrucciones.
"En la campaña electoral de 2014 Aecio Neves - un inútil y corrupto figurón de la oligarquía “mineira”- candidato presidencial del PSDB, se comprometió si ganaba la elección, a nombrar como ministro de “fazenda” a Armínio Fraga, funcionario destacado del Grupo de los 30, el principal organismo financiero privado neoliberal estadounidense e inventor de los “derivados de crédito”, que llevaron a la crisis económica 2007-08, aún no superada. Fraga es un personaje de triste memoria para los asiáticos, pues como gestor del Fondo Soros, ejecutó un ataque especulativo contra Tailandia en 1997, que otorgó al capital financiero un lucro de más de 700 mil millones de dólares. Es decir, Neves se comprometía a entregar la conducción de la economía brasileña en manos de un funcionario sin escrúpulos de la élite económica del capital financiero internacional y socio de Soros". [El programa de gobierno de la banda de ladrones,- Resumen Latinoamericano, 11/5/2016]
A los sucesivos gobiernos de Brasil que con el respaldo del Partido de
los Trabajadores han conseguido reducir la pobreza y la desigualdad de
forma rotunda en la última década, se les debe también reprochar, además
de la gran corrupción estatal existente, el haber permitido que las
grandes corporaciones y los terratenientes y burguesías locales
siguieran teniendo un enorme peso y poder en la economía y en la
política de Brasil. Establecer lazos o alianzas políticas con el enemigo
para tratar de "calmar a los mercados" tampoco ayudó mucho. La
socialdemocracia acaba engullida por los monstruos a los que alimenta,
ya sea en América Latina o en Europa. Los problemas de Brasil no
derivan, pues, de un "excesivo gasto público y social" o de un "tamaño
insostenible del Estado", argumentos que los neoliberales suelen
utilizar a menudo, como bien sabemos en España, sino de dejar la
economía en manos de los enemigos de una verdadera democracia popular.
Mirando hacia fuera de Brasil, todo indica que este golpe afectará a la región y a la unidad de las instituciones suramericanas independientes de Washington, como Mercosur, CELAC, Unasur... donde Brasil ejercía de potencia regional y de centro de gravedad económico y político para otros países. Tras la conquista neoliberal de Argentina y Brasil, se incrementará la presión y la injerencia exterior contra Venezuela; después vendrán Ecuador y Bolivia. Se esperan nuevos golpes con el apoyo político, económico y mediático de Occidente.
En términos geopolíticos más amplios, algunos lúcidos analistas, como por ejemplo Pepe Escobar o Paul Craig Roberts
entre otros muchos, han señalado que más allá de las ambiciones de
poder de la derecha golpista brasileña y las oligarquías locales, detrás
del golpe suave
que ha apartado a Dilma Rousseff de la presidencia, están las
intenciones de EE.UU. y sus vasallos europeos de asestar un duro golpe a
los BRICS para tratar de frenar su crecimiento como bloque alternativo a
Occidente en el plano financiero, económico y político a nivel mundial.
Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica (cuyo gobierno también denuncia un golpe
planeado por Washington) están en el punto de mira del "Imperio del
Caos". Estas potencias emergentes, que representan el 42% de la
población del planeta y alrededor del 29% del PIB mundial, suponen
actualmente un peligro real para la hegemonía de EE.UU. en el "tablero de ajedrez"
global. Juntos han creado instituciones financieras alternativas al FMI
y al Banco Mundial controlados por Wall Street, así como acuerdos
claves en el plano militar, comercial, político y económico. Por no
hablar de la creación del "petroyuan", que acabaría con la
"dolarización" de la economía mundial.
"En conclusión, la hostilidad de los dirigentes de Estados Unidos y la Unión Europea contra el Gobierno de Vladímir Putin precipitó el fortalecimiento de la mancuerna energética ruso-china que a su vez, no hizo sino incrementar la preponderancia de Oriente en el mercado mundial de hidrocarburos. La gran apuesta de Moscú y Pekín es el petroyuan, el instrumento de pagos de carácter estratégico que tiene por delante el desafío de acabar con el dominio del dólar en la fijación de los precios del oro negro." [El 'petroyuan' es la gran apuesta de Rusia y China,- del economista Ariel Noyola Rodríguez]
Tras la creación, crecimiento y el fortalecimiento de los BRICS existe
un choque de intereses entre aquellas potencias (y los países aliados de
ambos bloques) que ven el mundo de forma unilateral y pretenden seguir imponiendo su "gobernanza económica global" por la fuerza, y aquellas otras que tienen una visión multipolar del mundo basada en el respeto a la soberanía de los Estados y el principio de no injerencia.
El actual golpe parlamentario en Brasil, el anterior golpe de Estado
llevado a cabo por los neonazis en Ucrania, la injustificable expansión
militar de la OTAN cercando a Rusia y a China, la guerra
terrorista contra Siria, la guerra de los precios del petróleo, las
sanciones económicas, etc. etc. forman parte de la Guerra Híbrida
que EE.UU. y Occidente están librando para intentar mantener a
cualquier precio al mundo bajo sus pies. Los muertos inocentes que se
quedan por el camino son "daños colaterales".