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lunes, 22 de marzo de 2021

Sobre la renuncia a la vicepresidencia del gobierno de España de Pablo Iglesias

 

Sobre la renuncia a la vicepresidencia del gobierno de España de Pablo Iglesias

 

Voy a ser heterodoxo y disconforme con el pensamiento mediático, político y social dominante. Una aclaración previa, que me parece necesaria. No soy militante de Unidas Podemos. Insisto no soy militante de Unidas Podemos. Puede que algún despistado y mal intencionado, que abundan en esta España nuestra todavía lo dude por el contenido de este artículo.

 

 Allá él. Soy militante del PSOE. ¿Está claro? Sé que a no pocos de mi propio partido les va molestar lo que voy a escribir. Pero, tengo que hacer una defensa de Pablo Iglesias. Por cierto, sin él, Pedro Sánchez no sería presidente del gobierno de España. He observado que los ataques a Iglesias por parte de gente del PSOE han sido tan furibundos como los de la derecha. Y a veces incluso los superan, como los de Emiliano García-Page.

 

Quiero hacer una serie de preguntas. ¿En nuestra democracia plena ha habido un partido, como Unidas Podemos, y sobre todo Pablo Iglesias su máximo representante, que hayan sufrido más ataques por la gran mayoría de los medios? ¡Qué contraste con el apoyo mediático a Ciudadanos y a Albert Rivera y hasta hace poco a Inés Arrimadas! 

 

De este apoyo podría hablarnos Josep Oliú. ¿Ha habido algún partido, como Unidas Podemos, que haya sido llevado más veces ante los tribunales y a su vez más veces declarado inocente? ¿La justicia española ha mostrado la misma diligencia con otros partidos políticos y con algunos personajes de la familia real? 

 

¿Por qué tal persecución mediática, política y jurídica a Unidas Podemos y a Pablo Iglesias? ¿Por qué tienen tanto miedo a este partido y especialmente a Pablo Iglesias? Yo tengo muy clara la respuesta. Hay gente detrás que no da la cara y que mueve los hilos. Grave amenaza para una democracia ser gobernado por poderes ocultos.

 

 Lo cual ocurre cuando los que firman no son los que mandan. Los que mandan hace tiempo que han decidido que Unidas Podemos y especialmente Pablo Iglesias desaparezcan de nuestro espacio político. Y hasta que lo consigan, no pararán. Y van por buen camino en sus propósitos.

 

Un profesor universitario de Historia Contemporánea recientemente me decía que ya se estudia en las Facultades de Ciencias de la Información el acoso continuo a nivel mediático a Unidas Podemos y especialmente a Pablo Iglesias.

 

En este contexto citado, ningún medio ha valorado el hecho de que Pablo Iglesias haya renunciado a toda una vicepresidencia del gobierno de España, que está entre los países más importantes de la Unión Europea. No todo el mundo es capaz de hacer una renuncia de tal nivel institucional. 

 

Es más, en esta España nuestra observamos cómo muchos, la gran mayoría, somos capaces de cualquier cosa por llegar a un cargo. Como dijo el conde Romanones: "Se necesitaría un libro para recordar las bajezas que he visto cometer para lograr una vara de alcalde, y no digamos una cartera de ministro". 

 

Y acierta de pleno el conde Romanones, que de política algo sabía. En el caso que citamos no estamos hablando de una vara de alcalde, ni de una cartera de ministro, es mucho más, toda una vicepresidencia del gobierno de España.

 

Insisto esta renuncia ningún medio, ni tampoco la mayoría de la sociedad, por lo que yo he comentado con algunos amigos en las redes, la ha tenido en cuenta ni la ha valorado, porque deber ser un hecho muy” normal”. Todo lo contrario. Su renuncia ha sido interpretada por una gran mayoría como una desestabilización del gobierno de Sánchez especialmente en unos momentos tan críticos. 

 

¡Qué nivel de hipocresía! Los mismos que lo criticaban de desestabilizar al gobierno desde dentro, ahora lo critican de desestabilizarlo porque se va. Leñe, ¿en qué quedamos? Que se quede o que se vaya. Lo que no se puede hacer a la vez es estar en misa y repicando.

 

Tengo la intuición que la capacidad de aguante de una persona, acosada, insultada y vilipendiada todos los días, por tierra, mar y aire, tiene un límite. En sede parlamentaria ha sido acusado de “criminal”, “asesino” “marqués Galapagar”, etc.

 

 En la mayoría de los medios no han ido a la zaga. Los insultos cargados de odio han sido numerosos y brutales. Como prueba los emitidos por parte del que dirige un programa matutino en una cadena muy popular de raíz religiosa y profundamente evangélica, que hace unas fechas tuvo la osadía de llamarlo "basura del moño rojo".

 

 Y les garantizo que este insulto es de los más leves. ¡Vaya siembra de valores evangélicos! ¿Los propietarios de esa cadena no sienten vergüenza de tales epítetos? Y si nos fijamos en las redes sociales, los insultos truculentos y soeces, plenos de odio, sobrepasan cualquier límite de lo razonable. Incluso ese acoso ha llegado a su familia, esposa e hijos.

  

 Se ha llegado a tratar de saber en qué guardería estaban sus hijos. Un redactor de un medio se personó en varias ocasiones en casa de la cuidadora de los niños, provocando una “alteración evidente” de sus vidas.

  

 Realmente son insoportables tales situaciones para cualquier persona normal. Por ello, entiendo que la renuncia a la vicepresidencia del gobierno para presentarse como candidato por Unidas Podemos a las elecciones autonómicas de la Comunidad de Madrid, pueda ser un preámbulo para su retirada de la política activa y dar paso a otras personas. Yo en su lugar haría lo mismo. 

Como profesor titular de universidad; como tertuliano, conferenciante, escritor de libros y artículos, y asesor de gobiernos, no tendrá problema económico alguno para vivir y para pagar su chalet de Galapagar, que parece ha sido el gran problema nacional -mucho más que la Gürtel-, el cual que yo sepa, se lo paga él con su pareja, al haber suscrito una hipoteca, cuya cantidad todos hemos conocido. Para algunos puristas en este país la gente de izquierdas deberíamos vivir en una chabola y no ir a un restaurante a la carta y comer de bocadillo.

Como conclusión. No sé cuál es el propósito de Pablo Iglesias, tras la renuncia a la vicepresidencia del gobierno de España, insisto a la vicepresidencia del gobierno de España. 

Lo ignoro. Yo no tengo la clarividencia de la gran mayoría de los tertulianos que ya nos han descrito con todo tipo de detalles cuáles son sus intenciones. Son muchas y todas perversas.

Por todo lo expuesto, yo lo tendría muy claro, y puede que también lo tenga Pablo Iglesias. "Ahí os quedáis. Yo no me subo a este barco. Toda España para vosotros".      

Me parece muy oportuna para esta situación la frase pronunciada en 1873: «Señores, voy a serles franco: estoy hasta los cojones de todos nosotros», por el primer presidente de la brevísima Primera República, Estanislao Figueras, momentos antes de dimitir, de coger los bártulos y exiliarse en Francia.

 

 Espero que Pablo Iglesias no se exilie, aunque a muchos no les importaría.

 

 

 

domingo, 21 de marzo de 2021

"Siempre he sido firme partidario de la unidad de acción, de concentrar al máximo el voto de este lado del río Pecos —el que si sitúa a la izquierda del PSOE—"

confluencia  

 

Confluencia

  • "Siempre he sido firme partidario de la unidad de acción, de concentrar al máximo el voto de este lado del río Pecos —el que si sitúa a la izquierda del PSOE—"
  • "La avalancha fascista que se avecina —como dicen en mi pueblo— 'es de aúpa' y requerirá del esfuerzo y la audacia de todas"
  • "Hace algún tiempo escribí un cuento titulado 'Manual de acción ciudadana' que ahora me viene al pelo"

 

 Siempre he sido firme partidario de la unidad de acción, de concentrar al máximo el voto de este lado del río Pecos —el que si sitúa a la izquierda del PSOE— y he reprochado abiertamente —en cuantas agitadas y espirituosas sobremesas ha surgido el tema— las actitudes cortoplacistas y marrulleras que han arruinado coaliciones electorales progresistas en procesos anteriores.

 

 Y eso que la experiencia Almunia-Frutos en las generales del 2000, que desembocaron en la primera mayoría absoluta de José María Aznar, parecía indicar que en la cosa de la confluencia no todo el monte es flor de cáñamo. ¿Acaso soy prisionero de un buenismo trasnochado propio de una generación purista y emperifollada que se pasó décadas sin ponerse de acuerdo en nada y que ahora se siente con derecho a exigir a los nuevos actores de la izquierda política que no la jodan?

 

Que no la jodan como la jodimos nosotros, quiero decir. ¿No podría ser eso? ¿Una especie de mala conciencia?

 

 El pasado lunes Pablo Iglesias hacía saltar la banca y anunciaba su renuncia a la vicepresidencia del Gobierno para concurrir como candidato de Unidas Podemos en la Comunidad de Madrid. Dijo que lo hacía para frenar a la extrema derecha y que impulsaría una confluencia electoral con Más Madrid. Yo, que ya no volveré a cumplir los cincuenta y siete, le escuché y le creí. Me pareció bien; y su discurso, coherente.

 

 Veinticuatro horas más tarde, la candidata de Más Madrid a la presidencia regional, Mónica García, defendía el trabajo que han hecho los suyos en la oposición y ponía en valor la circunstancia, nada desdeñable, de que esa gestión haya estado liderada por una mujer. Yo, que ya no volveré a cumplir los cincuenta y siete, la escuché y le creí. Me pareció bien; y su discurso, coherente.

 

Entre los criterios que utiliza el Protocolo del Gobierno Ayuso para condenar a determinados pacientes a permanecer en la residencia y no ser trasladados al hospital figuran algunos relacionados con la discapacidad física o mental del residente. Y en todo momento plantea la cuestión como una orden, no como una recomendación o sugerencia. 

 

Entre otras, se utilizan las siguientes expresiones literales: “NO se derivarán al hospital a los pacientes que cumplan con los siguientes criterios”, "Se procederá a derivar al hospital a los pacientes que NO tengan las siguientes características, serían CRITERIOS DE EXCLUSIÓN" [las mayúsculas son del original]. 

 

También explica cómo medicar en los geriátricos a los pacientes que tienen "criterios de exclusión de derivación". Y la instrucción afectó tanto a enfermos con "infección respiratoria" como a los que tenían "otra patología".

 

Los geriátricos, a efectos de derivación hospitalaria o de atención primaria de los residentes, funcionan igual que un domicilio. Cada residencia tiene asignado un hospital de referencia. En Madrid, los hospitales dependen de la Consejería de Sanidad y los geriátricos de la Consejería de Políticas Sociales. 

 

Diversas personas encargadas de la gestión de residencias, consultadas por este periódico, indicaron que durante la etapa más dura de la pandemia, "entre el 15 de marzo y el 15 de abril", desde los hospitales se les trasladó que no "podían derivar pacientes"

 

 Y en este punto del camino me paro y me pregunto: ¿por qué para aprobar a uno tengo que suspender a la otra? O al revés. ¿Qué tipo de destructivo cromosoma me empuja a regodearme en las estúpidas discrepancias cuando coincido con ambos al 90%? ¿Por qué debería ponerme enfrente de alguien que va a mi lado en las manifestaciones a favor de la sanidad pública, en las protestas antidesahucios, en las concentraciones contra la violencia machista? ¿Por qué siempre acabamos midiéndonos el pito?

 

 ¿Por qué es tan importante saber si mis plaquetas son un poco más rojas, o un poco menos, que las tuyas? ¿Es que no aprenderemos nunca? ¿Es que no vemos como la derecha fascistoide y sus voceros periodisticidas se frotan las manos con cada bala desperdiciada en el fuego amigo? ¿Por qué tenemos que seguir dándonos de hostias cuando —según apuntan los que dicen que saben de esto— tanto Podemos como Más Madrid superarán el umbral del 5% y, en consecuencia, ningún voto se perderá en el camino?

 

La campaña de Más Madrid no puede desperdiciar ni un minuto en arremeter contra Podemos o su candidato —ya sea más alfa, más beta o más épsilon— y la del partido de Pablo Iglesias ni medio gramo de energía en cuestionar ni a la cabeza de lista de Más Madrid ni sus intenciones. Sobre todo, porque la avalancha fascista que se avecina —como dicen en mi pueblo— “es de aúpa” y requerirá del esfuerzo y la audacia de todas.

 

Hace algún tiempo escribí un cuento titulado Manual de acción ciudadana que ahora me viene al pelo.

 

Érase una vez que se era la pera limonera y, además, tres cerditos que estaban cagados de miedo porque había un lobo mentiroso y tramposo que hacía lo que le salía de los huevos en El Pantanal. Al lobo nadie le había investido de autoridad para hacer ninguna de las cosas que hacía, pero era el lobo y todos los lechones del lugar bailaban al son de su déspota y caprichosa melodía. 

 

En medio de un cañaveral, el lobo vio la casita de paja de Fiambre, el cerdito muerto de hambre, que se metió en su choza buscando refugio. Pero el lobo sopló y sopló hasta que su casita derribó. Inmediatamente se dirigió a la cabaña de madera de Enriqueta, la cerdita que un día fue de etiqueta, y sopló y sopló y su casita derribó. 

 

El lobo siguió andando por el pantano hasta que dio con el adosado de Juanillo, que estaba hecho de ladrillo. El maldito lobo sopló y sopló para derribar la casa y, cuando más afanado estaba en su empeño, Juanillo y sus colegas Fiambre y Enriqueta, que habían ido hasta allí para protegerse del facineroso cánido, salieron por la parte de atrás y, con mucho cuidado, se situaron detrás de él y le metieron diecisiete tiros en las piernas [en este tipo de cuentos los lobos no suelen tener ‘patas’, suelen tener ‘piernas’]. 

 

Moraleja, ya lo decía mi vieja, cuando venga el lobo lo cazas y lo despellejas.

 

 

P.D. No te hagas líos: el problema nunca son los otros cerditos.

 

 

 

 


lunes, 22 de febrero de 2021

martes, 2 de febrero de 2021

"Nuestra vacuna española del CSIC desarrolla una respuesta inmunitaria mucho más amplia y duradera"

 Mariano Esteban virólogo investigador del CSIC familia de Villar de los Barrios

 

"Nuestra vacuna española del CSIC desarrolla una respuesta inmunitaria mucho más amplia y duradera"

El virólogo Mariano Esteban, que desciende de una familia leonesa de Villar de los Barrios, desarrolla, sin cobrar junto al investigador Juan García Arriaza, la vacuna CSIC-Biofabri contra la covid-19. Los primeros datos publicados certifican una eficacia del 100% en modelos animales con 'ratones humanizados'. El investigador, que ya debería estar jubilado pero quiso seguir al llegar la pandemia del coronavirus, prevé que los ensayos clínicos en primavera. "Vamos a por la vacuna", asegura.

 

ENTREVISTA CIENTÍFICA

 

A sus 76 años, y sin cobrar por ello, el virólogo Mariano Esteban lidera el equipo que está desarrollando una de las tres vacunas contra el SARS-CoV-2 del CSIC. El 13 de enero de 2020 se difundió la secuencia genética del coronavirus y ese mismo día, Esteban, que ya había decidido reducir su actividad investigadora, pensó: "Vamos a por la vacuna".

 

Mariano Esteban nació en Villalón de Campos (Valladolid), pero parte de su familia es del pueblo ponferradino de Villar de los Barrios donde veraneaba de pequeño con sus abuelos, Cándido y Casildina. Nobleza leonesa y cabezonería berciana hacen que en vez de jubilarse siga en la brecha como investigador ad honorem para conseguir su objetivo: una vacuna bien española del coronavirus. 

 

En vez de "golf y comprando el pan y la leche", cuando llegó la pandemia se propuso seguir adelante con su fármaco prometedor en el que investigaba como explicó en este reportaje de elDiario.es.

 

Esteban habló con su colega Juan García Arriaza y desde entonces ambos están inmersos en la carrera contra la covid-19 en el Centro Nacional de Biotecnología (CNB-CSIC). Su último hito ha sido demostrar en un ensayo con ratones humanizados —modificados genéticamente— que su vacuna tiene una eficacia del 100%.

 

 Los 22 roedores vacunados fueron expuestos a dosis letales del coronavirus y salieron indemnes. El dato es relevante y les abre el camino para realizar esta primavera los ensayos con humanos y confirmar así si su candidato vacunal nos protegerá del SARS-CoV-2 con una respuesta inmune “más amplia y más duradera”.

 

Entretanto, Esteban insiste: hay que reducir los contactos entre personas y vacunar sin descanso. El investigador repite, además, una idea clave: “No habrá una vacuna ganadora”, sino varias que iremos combinando para lograr una protección mayor.

 

Desde hace semanas lidiamos con una nueva ola de la pandemia, hay más contagios y fallecimientos y crece la presión hospitalaria. ¿Cómo valora la situación epidemiológica?

 

Estamos en una situación preocupante. El virus está descontrolado y se extiende por todas las comunidades autónomas. En el resto de Europa sucede lo mismo. En este contexto, la vacunación es el remedio más eficaz. En Israel, donde ya se han vacunado dos millones de personas, el porcentaje de infecciones ha disminuido notablemente, entre un 40 y un 60%.

 

“Necesitamos restricciones en los contactos entre personas y en la movilidad, y suministrar las vacunas lo más rápido posible”
 

Respecto a los confinamientos, tenemos ejemplos como Vietnam, Singapur o Taiwán donde se está controlando bien la pandemia. Es decir, hay países que, en ausencia de vacunas, utilizan procedimientos de control de la expansión del virus. 

 

Es cierto que allí existen otras formas de vida, pero aquí necesitamos restricciones en los contactos entre personas y en la movilidad, y suministrar las vacunas lo más rápido posible. Deberíamos estar vacunando sin descanso.

 

Recientemente, el experto en salud pública Rafael Bengoa defendía un confinamiento severo y subrayaba que, aunque ahora controlamos mejor a nivel clínico a los pacientes de covid-19, tenemos el reto de lidiar con esta nueva ola y a la vez gestionar ágilmente la vacunación.

 

Claro. El problema es que se están acumulando las infecciones, los hospitales y UCI se saturan y en estos días se está produciendo una explosión de casos, con lo cual el acceso a los centros hospitalarios será más complicado. Eso dificultará la atención hacia patologías distintas a la covid-19 y quizá la propia gestión de la vacunación. 

 

Por eso tenemos que utilizar todos los recursos disponibles: centros de salud y profesionales, pero también hospitales privados, el ejército, distintos grupos de personas que puedan administrar la vacuna…

 

A nivel científico ha habido una carrera contrarreloj para desarrollar la vacuna en un tiempo récord, pero la vacunación va más lenta de lo previsto. ¿Eso genera frustración?

 

Es impensable que en el ámbito científico estemos utilizando todos los recursos, tecnologías y esfuerzo personal para conseguir vacunas, algo que no es fácil, y que una vez que las tenemos no se actúe rapidísimamente. Sí, es frustrante. Se ha hecho un esfuerzo tremendo gracias a la implicación a escala global de la comunidad científica, el sector empresarial, los sistemas sanitarios…

 

 Deberíamos estar terminando las dosis recibidas y tener un plan estructurado para automatizar los procesos, con un protocolo claro para todos los hospitales y centros de salud. Hace falta mucha más planificación.

 

Los científicos tenemos protocolos que seguimos escrupulosamente en los experimentos. En la industria sucede igual, hay protocolos de producción con pasos definidos. Eso es importante para suministrar las vacunas. Se está realizando un esfuerzo general, pero faltan protocolos para administrarlas adecuadamente.

 

Pfizer, Moderna, y ahora CSIC-Biofabri

 

De momento se están administrando las vacunas de Pfizer y Moderna, y probablemente la de la Universidad de Oxford-AstraZeneca será la siguiente en llegar. ¿En qué se diferencian?

 

Las de Pfizer y Moderna, que se basan en ARN mensajero, son más semejantes entre sí. Son vacunas muy sencillas, en las que una molécula está encapsulada en una estructura lipídica, como si fuera una gota de grasa en cuyo interior están las moléculas de ARN.

 

 Cuando se administra, esa cubierta facilita que el ARN penetre en el interior de la célula, se una a los ribosomas y produzca la proteína S del coronavirus que activa una respuesta inmune. Ya se ha visto en los ensayos clínicos [con humanos] en fase III que este tipo de vacuna confiere una protección de más del 90%.

 

La de la Universidad de Oxford utiliza un vector distinto, un adenovirus que se aisló del chimpancé.

 

 Este virus, que es de ADN y tiene incorporado en su material genético el gen S del coronavirus, es el vehículo que penetra en la célula y libera la molécula de ARN. 

 

Eso provoca la producción de la proteína S y la activación de la respuesta inmune, con la consiguiente protección (70-90%) frente a la infección por SARS-CoV-2.

 

Hablemos de la vacuna que su grupo de investigación está desarrollando en el CNB-CSIC. ¿En qué se diferencia de las de Pfizer, Moderna y la Universidad de Oxford?

 

Nosotros usamos una estructura más compleja que el ARN de Pfizer y Moderna y el adenovirus de la Universidad de Oxford. Nuestra vacuna se basa en un virus muy atenuado, que tiene una cubierta membranosa alrededor de una estructura proteica y en su interior lleva una molécula de ADN mayor que la del adenovirus. 

 

En esta molécula hemos incrustado también el fragmento que va a producir la proteína S del coronavirus. Como vehículo usamos el virus vaccinia [empleado en la vacunación contra la viruela]. Estos virus han sido diseñados por la naturaleza para penetrar fácilmente en células, a diferencia de una molécula de ARN metida en una partícula de grasa, que no es algo fisiológico.

 

Nuestro diseño de vacuna posibilita que la respuesta inmunitaria en las personas sea mucho más amplia y duradera. Eso se vio cuando se vacunó a la población contra la viruela y se erradicó la enfermedad. Los efectos de respuestas innatas y de memoria producidas por las vacunas con virus atenuados difieren de los asociados a las respuestas inducidas con las vacunas de Pfizer y Moderna.

 

 Estas, aunque sean más selectivas, probablemente serán de menor amplitud y durabilidad. Es la principal diferencia.

 

Si la respuesta inmune es más potente, ¿puede generar mayores reacciones adversas?

 

“Ya se ha vacunado a varios millones de personas y las reacciones son mínimas”
 

Hay mucha experiencia en este sentido. Cualquier vacuna es una agresión al organismo. Pensemos que un simple pinchazo con un cardo ya es una agresión que molesta. Cuando te inyectan una vacuna, lo mismo, el organismo reacciona y produce una pequeña inflamación. Básicamente es eso.

 

 Hay casos excepcionales en los que algunas personas (del orden de 1 entre un millón) pueden tener un efecto adverso más serio, pero de momento vemos que en las vacunas actuales los efectos son muy llevaderos. Es lo habitual en estos medicamentos. Ya se ha vacunado a varios millones de personas y las reacciones son mínimas.

 

En alguna ocasión ha señalado que las vacunas son unos medicamentos en los que la relación entre riesgos y beneficios es incluso más favorable que en otros fármacos.

 

Sí, es algo que está muy demostrado desde que empezó la vacunación en una época en la que se utilizaban vacunas muy crudas. Sabemos que nos curan. El riesgo es siempre mínimo y el beneficio, enorme. Hemos erradicado la viruela y estamos a punto de erradicar la polio. Y en enfermedades como el sarampión o la hepatitis, las vacunas han demostrado su eficacia, al igual que frente a otras enfermedades bacterianas y víricas.

 

Si son medicamentos más seguros y eficaces que otros, ¿por qué existen corrientes de opinión y discursos muy contrarios a las vacunas?

 

Está en la naturaleza humana. Cuando en 1796 Jenner acude a la Royal Society de Londres y comunica que ya tiene un ejemplo de vacunación para inmunizar a una persona contra la viruela, es rechazado. Él publica su experimento e inmediatamente mucha gente, incluida parte de la comunidad científica, se lanza contra él.

 

 Incluso aparecen imágenes caricaturizadas de personas con hocico y otros atributos vacunos, dando a entender que la vacuna, que se basaba en la viruela causada por un virus de la vaca, provocaba deformaciones. Siempre hay grupos anti cualquier cosa, pero claramente las vacunas salvan muchas vidas.

 

El horizonte de la vacuna del CSIC

 

Han publicado en un artículo en la revista Journal of Virology que su candidato vacunal tiene una eficacia del 100% en ratones, lo que abre la vía para empezar con los ensayos clínicos en humanos. Con lo avanzado hasta ahora, ¿cuáles diría que son las ventajas de su vacuna?

 

“Protege frente a la enfermedad, frente a la letalidad y frente a la replicación del virus”
 

Sí, acabamos de terminar una fase con ratones susceptibles a la infección y hemos demostrado que la vacuna protege un 100% frente a la infección del SARS-CoV-2. Eso es muy importante. Protege frente a la enfermedad, frente a la letalidad y frente a la replicación del virus. Además, al ser una vacuna muy estable, puede conservarse y administrarse en cualquier lugar. 

 

También estamos viendo que confiere una inmunidad amplia y creemos que más duradera. Otra ventaja es que se podrá combinar con las vacunas que ya se están administrando a la población. Hemos demostrado en modelos animales que la combinación de vacunas distintas tiene efectos protectores más potentes que una vacunación con dos dosis de la misma vacuna.

 

¿Qué pasos van a dar en las próximas semanas? ¿Ya están planificados los ensayos clínicos?

 

De momento estamos completando los ensayos en animales con macacos y hámsters para presentar un dossier a la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios y a la Agencia Europea del Medicamento y, si cumplimos los requisitos, obtener su aprobación.

 

 A la vez, la empresa española Biofabri está produciendo los lotes para empezar los ensayos clínicos en primavera; comenzaremos con la fase 1 con unos 112 voluntarios, para ver los efectos de dosis; después iremos a la fase 2, con 500, para ver la inmunogenicidad y la seguridad; y si todo fuera bien pasaremos a la fase 3, ya con 20.000 o 30.000 personas sanas, para demostrar la eficacia de la vacuna.

 

“Se podría administrar en España si quedase población por vacunar y también en países de todo el mundo que pudieran necesitarla”
 

Si se completa el proceso sin incidentes ¿qué sucedería después de las fases clínicas 1, 2 y 3?

 

Pasaríamos a la fase de producción y a considerar dónde se podría administrar la vacuna: en España, si quedase población por vacunar, y también en países de todo el mundo que pudieran necesitarla. Además, plantearíamos su uso como dosis recuerdo en personas que ya han sido vacunadas. Por eso debe haber varias vacunas.

 

 No va a haber una vacuna ganadora -la ganadora es la sociedad-, sino una secuencia de varias que se irán incorporando poco a poco como fármacos contra el SARS-CoV-2; ahora se están administrando las primeras disponibles, pero para inmunizar a más de 7.000 millones de personas se necesitarán varias vacunas.  

 

¿Cuándo podrían empezar a suministrarse sus dosis? ¿Tienen un horizonte temporal?

 

El proceso se iniciaría tras demostrar que la vacuna es segura y eficaz en los ensayos clínicos. Necesitaremos bastante financiación para la producción. El CSIC está tratando de movilizar el proceso. Tengamos en cuenta que algunos países han puesto cientos de millones para producir vacunas a gran escala. A partir de la fase clínica, los costes aumentan exponencialmente.

 

En alguna entrevista ha afirmado que, si su vacuna no llega a tiempo para esta primera fase de vacunación, deben en todo caso llegar hasta el final para que toda la infraestructura biotecnológica desarrollada pueda usarse en otras vacunas contra coronavirus futuros.

 

Sí. España no puede depender siempre de los demás. Tenemos el conocimiento científico, el know how, y somos buenos en la parte básica de desarrollo de la vacuna. Hay en marcha tres prototipos en el CSIC. Además, disponemos de un sistema sanitario potente para la parte de ensayos clínicos.

 

¿Qué pasa con la producción? Tenemos buenas empresas para producir vacunas de uso veterinario, pero no para las de uso humano. Necesitamos un tejido empresarial capaz de ello y por eso hemos iniciado colaboraciones, a través del CSIC y el Ministerio de Ciencia e Innovación, con empresas españolas.

 

 Después hay que mantener esa logística para actuar con rapidez cuando sea necesario. Ahí el CSIC juega un papel importante, pues además del conocimiento básico aporta la traslación de la investigación al sector productivo. Como país, debemos disponer de las infraestructuras necesarias para llevar a cabo todas las fases del proceso y estar preparados para actuar frente a epidemias o pandemias.

 

Acaba de señalar que no habrá una vacuna ganadora, sino que secuencialmente se irán incorporando varias y se complementarán unas a otras. Sin embargo, parte de la ciudadanía se pregunta si no es mejor esperar a que llegue la mejor antes de vacunarse.

 

No es así. Claro, las vacunas se pueden mejorar, como todo en la vida. Pero hay que actuar ya; si se ha demostrado que la vacuna de Pfizer protege en un 95%, que es mucho, debemos administrarla inmediatamente. La gente se está muriendo, sería demencial seguir esperando a que llegue otra mejor. Así que es importante que haya varias vacunas y que las españolas estén ahí para contribuir al control de la pandemia.

 

Por eso seguimos en la brecha unos jubilados. Y muy satisfechos ¿eh? Mis colegas Luis Enjuanes y Vicente Larraga, y yo mismo, estamos totalmente volcados en esto. En mi grupo de Poxvirus y Vacunas del CNB-CSIC hemos creado una plataforma de vacunas y ya hemos demostrado en modelos animales con ratones y macacos que otros candidatos vacunales contra ébola, chikungunya y zika protegen entre un 80-100%. 

 

También hemos desarrollado prototipos de vacuna frente a la malaria, leishmania, la hepatitis C y algunos tumores. Es clave preservar esa tecnología y seguir avanzando. Para ello necesitamos también la estabilidad del personal; ahí sí tenemos un problemón.

 

“Vamos a por la vacuna”

 

Es llamativo que los tres investigadores que lideran los tres prototipos de vacunas del CSIC sean jubilados. Antes de que estallara la pandemia, ¿en qué situación profesional estaba?

 

Seguía trabajando en vacunas en el CNB-CSIC, pero poco antes de que empezase la crisis sanitaria había decidido ir reduciendo mi laboratorio. Al irrumpir el SARS-CoV-2, me doy cuenta de que necesitaré personal y vuelvo a reclutar a gente con experiencia que había finalizado sus contratos.

 

Cuando empieza a hablarse de la situación de China y el 13 de enero se conoce la secuencia genética del coronavirus, me digo: “A por ello”. Hablo con mi colega Juan García Arriaza y decimos: “Vamos a por la vacuna”. Desde entonces mi actividad se ha multiplicado.

 

Desde el punto de vista profesional, esta carrera de la ciencia contra la pandemia es un gran desafío, ¿siente también más presión que en otras investigaciones previas?

 

Sin duda, la situación afecta. Estamos viendo que la gente se muere, eso es tremendo. Me ocurrió algo parecido cuando estuve en Nueva York y aparecieron en 1981 los primeros casos de infección por VIH. 

 

A raíz de aquello seguimos trabajando en el desarrollo de vacunas. Llevamos muchos años investigando en VIH, incluso hemos implementado los primeros ensayos clínicos de vacuna frente al VIH que generamos en el CNB-CSIC. Así que el laboratorio ya estaba entrenado. Por eso cuando apareció el coronavirus decidimos entrar en la lucha contra la covid-19.

 

 Ahora estamos muy comprometidos, cada vez que esperamos los resultados de un experimento nos ponemos nerviosos, y cuando tenemos una buena noticia porque todos los animales están protegidos por la vacuna saltamos de alegría.

 

“Cuando tenemos una buena noticia porque todos los animales están protegidos por la vacuna saltamos de alegría”
 

Ese trabajo previo, necesario para dar una respuesta rápida ahora, refleja la importancia de apoyar la ciencia básica. ¿Cree que la pandemia está cambiando la percepción de la sociedad y los poderes públicos respecto a la necesidad de invertir en I+D a largo plazo?

 

Si no cambiamos ahora, si no nos damos cuenta de que el control de esta pandemia lo va a lograr la ciencia, es que estamos ciegos. Estamos entendiendo al virus y la enfermedad que causa porque gran parte de la comunidad científica global se ha puesto a trabajar en ello.

 

 Es la ciencia la que nos sacará del atolladero. El dinero que se destina a investigación no es nada comparado a las pérdidas en vidas humanas, económicas, de puestos de trabajo, etc., provocadas por la pandemia.

 

El problema es que los políticos van cambiando, mientras que nosotros somos más estables, yo llevo 50 años investigando en virus. Pero si la sociedad empuja, porque percibe que la comunidad científica está trabajando intensamente por controlar la pandemia y otras muchas enfermedades, los políticos toman nota. El conjunto del país debe entender que la inversión en ciencia es inversión de futuro.

 

Volvamos a la actualidad de la pandemia. La aparición de la cepa de Reino Unido preocupa y genera dudas sobre si esa variante del virus será más resistente a las vacunas.

 

Aún no hay certezas. Se está haciendo un seguimiento de esta y otras variantes; hay experimentos en marcha para ver en modelos animales (ratón, hámster, hurón, macaco) cuál es su grado de efectividad en relación con la cepa normal, si simplemente facilita la transmisión del virus o si además tiene un efecto sobre la enfermedad que incrementa la patología.

 

 Nosotros queremos ver en qué medida las variantes que circulan en España son sensibles a los anticuerpos que estamos produciendo en modelos animales, y también a las vacunas que se administran a la población.

 

Varios grupos de investigación están secuenciando miles de genomas del virus en personas donde aparecen las distintas variantes. Pero de momento no podemos decir si las nuevas variantes suponen un problema sanitario global o si solo se diseminan con más facilidad. Lo sabremos en un par de meses.

 

Otra incógnita es saber cómo va a evolucionar el virus en esta nueva fase marcada por las vacunaciones. Hasta ahora ha evolucionado de forma natural, pero previsiblemente las mutaciones aumentarán porque el virus buscará la manera de resistir a las vacunas.

 

Exactamente, eso se denomina ‘presión selectiva’. Cuando en el laboratorio trabajas con un cultivo de virus, es decir, infectas células y luego les añades un anticuerpo, generalmente matas el 99% pero queda un 1% o menos de virus que ha escapado y que, aunque le añadas más anticuerpos, se hace resistente. 

 

Es lo que sucede en las personas que están inmunizadas, tienen anticuerpos y un sistema inmune que está controlando los virus actuales. Pero ¿qué pasa si son reinfectadas, el virus muta y escapa a esos anticuerpos? Tenemos que estudiarlo.

 

Los virus son muy inteligentes, tratan de escapar a la presión inmune y por eso mutan. Puede ser importante combinar vacunas para estimular distintos tipos de respuesta humoral y celular que se sumen y generen mayor protección. Es lo que perseguimos con nuestra vacuna y otras que estamos desarrollando a través de un proyecto con la fundación La Caixa.

 

 Lo planteamos en mayo, antes de que aparecieran nuevas cepas del SARS-CoV-2, para desarrollar otras vacunas que sirvan ante mutaciones de este coronavirus u otros que seguramente aparecerán.

 

¿Cuánto nos va a durar la inmunidad con las vacunas? ¿Sabemos algo más al respecto?

 

Hay que esperar. De momento sabemos que hay personas que durante 8 o 9 meses mantienen los anticuerpos. Un aspecto importante de nuestra vacuna es que con ella logramos una respuesta fuerte de anticuerpos y de linfocitos T que, además, genera memoria. 

 

Esta amplitud de respuesta inmune no parece ser la misma en las vacunas de ARN mensajero de Pfizer y Moderna, que producen menor reactivación de los linfocitos T.

 

 Por eso digo que unas vacunas pueden complementar a otras para luchar contra el virus. Creo que las del CSIC van a tener un uso amplio, tanto como vacunas independientes como en combinación con otras.

 

“Creo que las del CSIC van a tener un uso amplio, tanto como vacunas independientes como en combinación con otras”
 
 

A raíz de publicar la entrevista a Margarita del Val, muchas personas plantearon preguntas en las redes sociales. Ella apuntó que quienes ya han pasado la covid-19 también pueden vacunarse porque, aunque estén algo protegidas, las vacuna les va a proteger aún más. Alguien preguntó: si una persona está pasando la covid, ¿debe vacunarse?

 

Como no sabemos el grado de inmunidad conferida, la vacuna da una seguridad mayor. Una persona que haya sido infectada tiene un nivel determinado de respuesta inmune, ¿hay que vacunarla? Si no tiene ningún síntoma de la enfermedad, sí, porque la vacuna puede reforzar su sistema inmune. 

 

Pero a alguien que tenga síntomas, no le haría falta. Habría que esperar a que lo pasara para vacunarlo. Con síntomas graves, la vacuna no hace nada.

 

¿Habrá que vacunar a los niños y niñas?

 

También se están realizando ensayos clínicos. Serán vacunados más adelante, seguramente se vacunará a toda la población. Habrá que ver a partir de qué edad se considera que es conveniente y eso lo dirán los ensayos clínicos.

 

Algunas personas también se preguntan si pueden participar en los ensayos clínicos que se realizan para testear las vacunas.

 

Sí, los ensayos se realizan en hospitales y ellos los publicitan. Quien cumple los requisitos, en principio puede formar parte del ensayo. Hay que dar las gracias a todas las personas que generosamente quieren contribuir a que avancemos en la lucha contra esta pandemia.

 

 

 Mónica Lara del Vigo / Agencia SINC

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Mónica Lara del Vigo es redactora de 'CSIC Cultura Científica'.
 
 

  

viernes, 29 de enero de 2021

¿Cuál es el significado de la vida para los no creyentes?

 A pesar de lo que se pudiese pensar, la religión todavía tiene un papel protagónico en la vida y economía de las personas.  Foto: Bloomberg 

 

¿Cuál es el significado de la vida para los no creyentes?

 

Con el paso de los años, cada vez son más las personas que rechazan rotundamente las creencias tradicionales y se encaminan en su propio camino espiritual. Un estudio se atrevió a indagar sobre los humanistas, libres pensadores y ateos.

 

A pesar de lo que se pudiese pensar, la religión todavía tiene un papel protagónico en la vida y economía de las personas

 

Para nadie es un secreto que la religión, a lo largo de los años, ha estado ligada al hombre y a los organismos de poder, sin embargo, con el pasar de los años, las masas han dejado a un lado este hábito.

 

Existen países que alguna vez fueron dominados por la iglesia, sus creencias y rituales, pero en pleno siglo veintiuno la gente ha encontrado otras fuentes de consuelo, espiritualidad y moralidad.

 

En Estados Unidos, la población que se autodenomina atea, agnóstica o que simplemente no cree en algo en particular, aumentó del 17 % en 2009 al 26 % el año pasado tras una serie de encuestas realizadas. Mientras que en Gran Bretaña más de la mitad de la población declaró no tener una fe en particular en 2018, datos que aumentaron del 43 % al 52 % en apenas una década.

 

 Ateo, agnóstico, humanista, librepensador, escéptico y secular, son solo algunas de las etiquetas utilizadas para referirse a todas aquellas personas que no se identifican con ninguna religión tradicional.

 

 Según Understanding Unbelief, un importante programa de investigación que busca avanzar en la comprensión científica del ateísmo y otras formas de “incredulidad” en el mundo, “la incredulidad en Dios no implica necesariamente la incredulidad en otros fenómenos naturales”.

 

  Este proyecto de investigación académica tiene como sede la Universidad de Canterbury en Kent, Inglaterra.

 

¿Quiénes son los incrédulos y qué principios guían sus vidas?
 

“Creencia es una palabra que usamos todo el tiempo, a menudo sin poder explicar con precisión lo que significa”, dice. “En la práctica, la mayoría de la gente tiene al menos algunas creencias contradictorias sobre el mundo”, afirma Aubrey Wade, un fotógrafo británico que se reunió con más de 30 personas para tratar de resolver sus dudas.

 

 Wade, se describe como un “agnóstico ateo”, asegura haberse sorprendido de la cantidad de formar para darle sentido a las grandes preguntas de la vida con o sin un concepto de Dios. “Para algunas personas, la incredulidad y la religiosidad no van juntas en absoluto, mientras que para otras son cómodas compañeras de cama”, afirma el fotógrafo, pues dio como ejemplo a Japón en donde la distinción en ese país ni siquiera es relevante para la gente”.

 

“La pandemia nos ha dado todas las razones para reflexionar sobre lo que da sentido a nuestras vidas”, agrega. “He aprendido que los individuos ateos y las culturas de incredulidad son tan diversos como los religiosos. Lo que los une es el impulso de buscar significado y propósito en la vida “.

 

“La ciencia es un hecho, pero nuestra fe es la verdad”, dijo Lola Tinubu, una mujer atea y humanista radicada en Londres, sobre las palabras que la motivaron a buscar su camino espiritual.

 

“Me tomó casi tres décadas dejar la iglesia. Cuando me volví no religioso, lo primero que hice fue buscar a otras personas negras que hubieran tenido esa experiencia. La gente te ve como un traidor. Dicen: “El ateísmo no es africano: es una ideología europea”. Mucha gente siente que no puede decírselo a sus amigos. No pueden decírselo a nadie. Por eso formamos nuestra organización.”, afirma la mujer.

 

Desde entonces, la mujer y su grupo, entienden el mundo a través de la investigación y la ciencia, pues según ella, la ciencia puede ayudar a tomar decisiones morales pues ha demostrado que todos los seres humanos pertenecen a la misma especie, por lo que se deben respetar uno a otros.

 

“No creo en lo sobrenatural. Todo está dentro de la naturaleza. El humanismo también incluye una especie de filosofía y orientación moral. Si no hay un significado último de la vida, eso no significa que nuestra existencia deba carecer de significado; podemos determinar por nosotros mismos lo que es significativo”

 

Esta es solo una de muchas de posturas que han surgido a través de los años, gracias a la búsqueda de respuestas de las cuestiones morales y divinas que cuestionan al hombre.

 

 

El significado de la vida para los no creyentes

 

 

 


 

miércoles, 27 de enero de 2021

Vacunarse contra el egoísmo y la desigualdad

 

 Vacunarse contra el egoísmo y la desigualdad

 

La Solidaridad y la Justicia siguen siendo palabras en desuso aun cuando la catástrofe nos compete a todos, como un gran Titanic universal. Un minúsculo y pegajoso virus ha movido los miedos, estremecido sociedades y sistemas de salud, provocado sinnúmero de reflexiones sobre el hoy y el futuro, pero no ha logrado que prosperen la equidad y el amor al prójimo.

 

Esta semana se llegará a los 100 millones de personas contagiados en el mundo con la COVID-19 y ya son más de 2 millones los fallecidos.

 

“Cada día aumenta la brecha entre los que tienen y los que no tienen. La pandemia nos ha recordado que la salud y la economía están relacionadas y que estamos todos en el mismo barco. La pandemia no terminará hasta que no finalice en todas partes”, ha dicho este lunes el Director General de la Organización Mundial de la Salud Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus.

 

Los números dan fe incontrastable de la valoración del experto.

 

La cura privilegiada

 

 

 

Pese a los numerosos llamados de la ONU y diversos líderes mundiales para buscar una respuesta global a la pandemia y facilitar y compartir el acceso a la cura de la enfermedad, predominan las visiones estrechas y los oídos sordos.

 

“La ciencia está teniendo éxito, pero la solidaridad está fallando”, apuntó el pasado 15 de enero el Secretario General de la ONU António Guterres. Varias vacunas están ya disponibles en el mundo para enfrentar al virus SARS-CoV-2, pero el acceso a ellas es profundamente desigual como el mundo que habitamos.

 

Hasta la fecha se han aplicado unas 66.33 millones de dosis, de las que el 93% se suministraron en apenas 15 países: EE.UU., China, Reino Unido, Israel, Emiratos Árabes Unidos, Alemania, India, Italia, Turquía, España, Francia y Rusia, de acuerdo con la plataforma de análisis de datos Our World in Data, basado en cifras de la Universidad de Oxford.

 

 

En toda África Subsahariana apenas se habían podido administrar 25 dosis de vacunas en Guinea. Países populosos como Nigeria, con 200 millones de habitantes, están esperando la primera dosis.

 

La misma rebatiña que se vivió a inicios de la pandemia con los ventiladores pulmonares, las mascarillas y los trajes de protección, se está escenificando ahora con las vacunas: acaparamiento, sobreprecios y especulación. “Una carrera inmoral hacia el abismo”, como la catalogó el principal directivo de la OMS.

 

El fondo COVAX, creado como suerte de empeño global para hacer accesibles las vacunas a las naciones más pobres o de recursos limitados, anunció que en febrero empezará a entregar las primeras dosis (primero se había dicho que en enero), pero reconoce que se ha visto limitado por los lucrativos acuerdos de diversas naciones individuales con las firmas farmacéuticas productoras de las vacunas antiCOVID.

 

Otro hándicap ha sido el alto costo de las vacunas que tienen mayor aprobación internacional hasta ahora. Como señaló a The Guardian el experto noruego John-Arne Rottingen,: "La dificultad es que realmente sólo tenemos una aprobación internacional generalizada para la comercialización de dos vacunas: las dos vacunas de ARNm. 

 

El desafío es que una, la vacuna Moderna es muy cara, y la otra, la vacuna Pfizer / BioNTech, que estuvo disponible primero y ahora se está aplicando en Europa, es moderadamente cara en comparación con otras, y requiere una cadena de super frío. El precio y la cadena de frío hace que no sean las vacunas ideales para una vacuna mundial"

 

 

Mientras naciones como India y Sudáfrica piden a la OMS una campaña para que las farmacéuticas renuncien a los derechos de propiedad intelectual de las vacunas y tratamientos de la COVID-19, que permitiría que otros fabricantes calificados en el Sur puedan expandir la producción de esos antídotos; países como EE.UU, Reino Unido y Canadá se han opuesto a la iniciativa. Esas tres ricas naciones han comprado o reservado suficientes dosis para inocular a sus poblaciones al menos cuatro veces.

 

Los países de altos ingresos representan e 16% de la población mundial, pero poseen más del 60% de las vacunas compradas hasta ahora.

 

Los países ricos acaparan la mayor parte de la producción de vacunas. Gráfico: The Guardian

 

Algunas previsiones cifran en 27% el total de la población de los países de ingresos medios y pobres que podrán ser vacunados este año. El Centro de Innovación en Salud Global de la Universidad de Duke estima que no habrá suficientes vacunas para inmunizar a la población mundial hasta al menos el 2023.

 

"El mundo está al borde de un catastrófico fracaso moral y el precio de este fracaso se pagará con vidas y medios de subsistencia en los países más pobres del mundo", sentenció con pesar el Dr. Tedros.

 

El virus de la desigualdad

 

 

El "nacionalismo de las vacunas" es el reflejo exacto de un mundo desigual e injusto en el que unos pocos siguen siendo los grandes beneficiarios de la riqueza, para lo que miles de millones deben contentarse con las sobras.

 

Es el “virus de la desigualdad” que OXFAM denuncia en su más reciente informe, en el cual evidencia que el fallido sistema económico actual "permite que una élite super rica continúe acumulando riqueza en medio de la mayor crisis económica desde la Gran Depresión, mientras miles de millones de personas se enfrentan a grandes dificultades para salir adelante."

 

Mientras los multimillonarios vieron incrementar sus fortunas entre marzo y diciembre de 2020 en un volumen total de 3,9 millones de millones de dólares –para amasar la inimaginable cifra de 11.95 billones-, los más pobres del planeta necesitarán “más de una década para recuperarse de los impactos económicos de la crisis” acentuados por la pandemia de COVID-19.

 

Las diferencias raciales también se han profundizado. En Estados Unidos, la nación más poderosa del planeta, si las tasas de mortalidad fueran iguales a las de la población blanca, cerca de 22.000 latinos y negros no hubieran fallecido por el brote del coronavirus. En Brasil, las personas afrodescendientes tiene un 40% más de probabilidades de morir a causa de la COVID que las personas blancas.

 

Una de las conclusiones del informe de Oxfam es que  "es probable que la pandemia aumente la desigualdad de una manera nunca antes vista". El Banco Mundial ha alertado que, en el contexto actual, más de 100 millones de personas podrían llegar a la pobreza extrema.

 

Los 10 hombres más ricos del mundo vieron aumentar su patrimonio neto en 540.000 millones de dólares en el período de pandemia 2020. Esa lista la encabezan Jeff Bezos y Elon Musk. También incluye al director ejecutivo del grupo de lujo LVMH, Bernard Arnault; a Bill Gates y al director ejecutivo de Facebook, Mark Zuckerberg. Según Oxfam, el dinero que atesoran estos potentados sería suficiente para evitar que las personas cayeran en la pobreza por los efectos del virus y además garantizaría una vacuna para todas las personas del planeta.

 

Sol del mundo moral

 

 

Entre tanta inequidad e indiferencia, un pequeño archipiélago en el Caribe, llamado Cuba, ha sido capaz de enviar a miles de médicos y enfermeros, en unas 50 brigadas del Contingente Internacionalista “Henry Reeve”, a más de una treintena de países de América Latina y el Caribe, Europa, África y Medio Oriente, para colaborar en el combate a la mortal enfermedad.

 

Miles de vidas salvadas o recuperadas en un escenario de total complejidad son el fruto de su solidaria labor. La calidad humana y profesional de estos hijos del pueblo cubano supera los obstáculos más diversos y deja una huella de afecto, de gratitud y de ejemplo que es reconocida por todos con los que han compartido y a quienes han atendido.

 

Ese mismo país, de escasos recursos económicos pero abundante en talento formado y educado, ha sido capaz de erigir una industria biofarmacéutica de avanzada, que ahora se dispone a producir 100 millones de dosis de una de las 4 vacunas en las que trabajan sus científicos, para inmunizar a toda la población cubana y disponer de más de 70 millones de dosis para otros países del Sur. Ya hay países interesados en adquirirla, como Vietnam, Irán y Venezuela, Pakistán y la India, anunció recientemente el Director General del Instituto Finlay de Vacunas.

 

Investigadores de esa institución trabajan con países como Italia y Canadá para comprobar el impacto de la vacuna Soberana 01 en las personas que ya tuvieron COVID-19 y son convalecientes, pero están en riesgo de una reinfección.

 

“Nosotros no somos una multinacional donde el retorno (financiero) es la razón número uno. Funcionamos al revés, crear más salud y el retorno es una consecuencia, nunca va a ser la prioridad”, explicó a la prensa la pasada semana el Dr. Vicente Vérez, líder del centro principal de investigaciones de vacunas en Cuba.

 

“Nuestro mundo sólo puede ganarle a este virus de una manera: unido”, enfatizó recientemente el Secretario General de la ONU. Lamentablemente, las vacunas de la solidaridad y la justicia no han podido ser aplicadas en el mundo rico que domina.

 

 

 Vacunarse contra el egoísmo y la desigualdad