MADRID
— El lunes 29 de abril, un día después de las elecciones en España,
Europa amanecerá con una arruga más en la frente: en la cuña que los
separa de África habrá un nuevo mandatario que no parece estar a la
altura de las circunstancias. O tal vez sea peor: un conjunto de
partidos políticos dirigido por un trío de jovenzuelos inmaduros
incapaces de demostrar, en dos debates consecutivos, que pueden discutir
sobre el futuro de 47 millones de personas sin embarcarse en una pelea
de patio escolar.
Los
dos debates, realizados el lunes 22 y martes 23 de abril, tienen el
severo inconveniente de que de ahí saldrá el próximo presidente de
España. En ambos se mostró que el socialista Pedro Sánchez, y actual
presidente del Gobierno español, y los candidatos de la derecha Pablo
Casado y Albert Rivera pierden fácilmente los estribos a la menor
provocación y viven más predispuestos a la discusión absurda —ataques de
cizaña menor, agravios, insultos de baja estofa, interrupciones de
maleducados— que a demostrar que son políticos maduros capaces de
hacerse cargo de la nación. Quien sea electo llevará por un tiempo la
marca de ese ridículo grabada.
Esto
representa un problema porque tan pronto se elija al presidente, debe
acabarse el espectáculo y empezar la política. Los líderes de los
principales partidos tienen que demostrar que son más que sus personajes
en los debates. La mesura y una cabeza bien amueblada son capitales
para tiempos inciertos. Especialmente cuando España enfrenta desafíos
tan importantes como la irrupción de la extrema derecha de Vox, una economía que necesita estabilizarse y conflictos nacionalistas.
Por ahora, el show electoral
fagocitó a la política. Sánchez debía hacer un papel presidencial:
evitar el toreo y aprovecharse de que es el único con resultados para
mostrar. En cambio, mordió demasiadas veces las provocaciones de Rivera.
Con Sánchez uno descubre cómo al miedo escénico lo sucede el vacío de
una pose presidencial. A Rivera, el ritmo eléctrico de su verborrea y su
vodevil de chirimbolos —recortes de periódico, pergaminos, libritos— le
arruina cualquier propuesta.
La sonrisa de actor juvenil de Casado no
alcanza a desviar la atención de la loza mortuoria del Partido Popular
(PP) que lleva en la espalda. Solo Pablo Iglesias, el antiguo
bolivariano de Unidas Podemos, salió indemne del barro.
El
espectáculo de los debates fue vergonzoso porque no había mejor
oportunidad para explicar propuestas cuando a tres días de la votación
todavía hay un 30 por ciento de españoles indecisos,
una cantidad suficiente para acabar con cualquier pronóstico razonable.
Los debates eran el momento de exponer planes sobre empleo, salud,
educación, género, seguridad, migración, pensiones; el momento de
presentar el futuro a modelar. Pero ambos encuentros quedarán como un
nuevo caso de estudio de todo lo que no debes hacer para ganar una elección reñida.
A
todo se lo llevó el río de hipérboles y sarcasmo hueco. Cada vez que
alguien introdujo una propuesta, otro se encargaba de echarle encima un
balde con basuras. Las ideas se extraviaban entre interrupciones de
niñatos. La discusión seria fue barranca abajo a poco de iniciar los
intercambios.
Poco
se habló de educación. Rivera, Casado y Sánchez —¡una triada de
señores!— sonaron grotescos hablando de feminismo y todos resbalaron
cuando debieron improvisar su propuesta para la cultura. Cataluña, el
más sensible de los temas, fue un incendio, no un intercambio de
pareceres.
¿Y Europa, que celebra elecciones parlamentarias en un mes?
Ni una palabra. En la España de los tres tenores no existe.
Todo
esto es grave porque las circunstancias de España, además, no son las
mejores. El conflicto independentista ha acabado donde no debía, en un juicio contra el procés
que, si envía a algún líder a prisión, creará mártires útiles al
catalanismo.
La
crisis de los partidos hace aun más ominoso el escenario. Después de
creer por demasiado tiempo que el PP bastaba para contener a la derecha,
los votantes más exasperados han encontrado en Vox la oportunidad de
dar una lección a las viejas fuerzas políticas tirando del nacionalismo
ultra. La nueva derecha es hija de lo más viejo y rancio de España: el
jamás juzgado franquismo.
Vox no participó de los debates pero proyectó una sombra ominosa. Mientras otros candidatos peleaban en vivo, Santiago Abascal llenaba la plaza de toros de Las Rozas
con su discurso simplón y efectista de la España única, unida bajo la
bandera y su rey.
Visto el papelón juvenil de Casado y Rivera en los
debates, Abascal debe estar optimista: Vox propone una identidad en
medio de tanto cambio, tosca y de garrote, pero clara.
La representación
de un proyecto autoritario en el parlamento nacional echará sal a los
conflictos de la democracia española.
En
más de una ocasión me pregunté si, ante el espectáculo decadente que
daban Casado, Rivera y Sánchez, no habría una miríada de votos del PP,
Ciudadanos y el PSOE dispuestos a dar una lección antisistema al apoyar a
Vox y Unidas Podemos como un correctivo para la clase política.
De
hecho, no deja de ser revelador que el único candidato que cumplió el
rol del político maduro fuera el rebelde de coleta que asusta al establishment.
Iglesias fue el adulto en la sala. Es un signo preocupante que el
candidato con menos posibilidades de ocupar la Moncloa sea quien pareció
mejor preparado.
Si
uno se guía por las actuaciones de los candidatos, el futuro de España
con este recambio político proyecta desasosiego: un país insular sin
política exterior, provinciano y fronterizo, sin ideas ni liderazgos
para resolver las crisis que la atraviesan, con la ultraderecha
despierta y Cataluña expectante.
España no se resolverá con el show
patético de acusaciones sino cuando todos sus partidos acepten que la
fragmentación y la diversidad son inherentes a una nación hecha de
múltiples naciones.
Esa fragmentación ya llevó al país a vivir casi un
año sin gobierno en 2015 y no se irá.
A diferencia de lo que ocurrió en
los debates, España solo resolverá a España con la negociación y al
diálogo permanentes.
Although Vox’s chances of attracting around 11% of the vote have
hogged the headlines, another small party – and one with a markedly
different worldview – is also gearing up for a historic day at the
ballot box.
Pacma’s leader, Silvia Barquero, attributes Pacma’s sudden momentum
to years of hard work, demographic changes and a growing awareness of
animal rights and environmentalism in Spain.
“More and more people are putting their trust in us as a political group,” she told the Guardian.
“If we manage to win two seats, we’d be making history in the country where bullfighting happens and where they still abandon and hang greyhounds.
It’s such a damaging image for the country to have.”
Silvia Barquero, president of the animal welfare party Pacma. Photograph: Partido Animalista/PACMA/Flickr
Pacma, which opposes hunting and fishing for sport, also wants to see
an end to circuses, aquatic shows and “the use of animals, whether
alive or dead, in any kind of show, tradition or festival”.
But Barquero believes that more and more Spaniards are coming to
reject bullfighting and “don’t feel able to identify with a country
which sees it as a national celebration”.
She added: “There’s a new generation of people who are worried about
animals and the environment and who have an understanding of social
justice that goes far beyond what you see in Spanish politics at the
moment.”
The party, which is also expected to win its first seats in the European parliament in next month’s elections, has seen its vote increase
from 44,795 in 2004 to 286,702 in the 2016 general election. This time
round, it is hoping to secure around half a million votes.
Barquero says Pacma’s second priority after animal welfare is
protecting the environment and introducing “drastic and immediate
measures” to tackle climate change.
She says that there has never been a strong tradition of environmental parties in Spain, and argues that the Equo party was “totally neutralised” after joining forces with Podemos.
But she insists that environmental issues are too pressing to be ignored or approached with quick-fix political solutions.
“We need global measures that go well beyond the ridiculous local
ones that political parties talk about during election campaigns,” she
said.
“They’re only thinking about the next election – not about the
consequences of their political decisions for the generations that will
follow.”
For too long, she said, Spanish political parties had been seeking to
make political capital out of the Catalan independence crisis and
playing on “tensions and talk of borders and flags”.
“People are sick and tired of the political situation in Spain, which
is going nowhere, and of the lack of authenticity from its
politicians,” said Barquero.
“We’re sadly used to the idea that a politician says one thing and
then does the opposite here. [But] there’s a new generation that’s
completely in step with Pacma’s values. It’s young people between 18 and
35. Most of our voters are women in that age group.”
Pacma supporters at a march against bullfighting in Madrid in September last year. Photograph: Partido Animalista/PACMA/Flickr
She said that Pacma’s commitment to the animal welfare and the
environment was evident in the fact that its leaders and spokespeople
were all vegans.
“We believe that meat production is one of the main threats to the
planet when it comes to climate change – and we’re personally committed
to doing something about it,” she said.
“That’s the best way to show we’re on the side of the environment and of people.”
Barquero says Pacma’s entire philosophy is based on empathy and minimising suffering and inequality.
The party is engaged in an internal debate about abortion and the point at which foetuses begin to feel pain.
“There’s no ethical debate about suffering when someone is just two
cells, but there is when the foetus has the nerve stimuli to be able to
feel and suffer,” she said.
“We’re very interested in knowing, scientifically, at what exact
point that happens. For us, that’s where the limit should be and after
which abortion should not be permitted. It’s ethically unacceptable.”
Barquero describes Pacma and Vox as complete opposites – “we’re as
different as night and day” – but recognises that their existence will
help voters make a very clear choice on Sunday.
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Más de un centenar de personalidades de izquierda del mundo de la
literatura, el teatro, el cine, la música, el arte, la danza y el
periodismo han firmado el manifiesto 28 de abril. Tú decides para animar
la participación de los ciudadanos en las elecciones generales del
próximo domingo.
“Me parece muy importante que haya una movilización
grande.
Primero porque la fiesta de la democracia consiste en cuanta más
gente participe mejor para todos.
Y segundo porque en estas elecciones
ha surgido un elemento que estaba enterrado.
Ese elemento es la
ultraderecha”, explica Benjamín Prado, uno de los firmantes del
manifiesto y presentador del acto que tendrá lugar en el Círculo de
Bellas Artes de Madrid el viernes, último día de la campaña electoral.
Junto a él estarán otros firmantes como Miguel Ríos, Almudena Grandes,
Paco Ibáñez, Marwan, Rosa León, Andrés Suárez, Carlos Bardem, Lucía
Álvarez y Luisgé Martín.
El documento destaca que los valores de la dignidad humana “están
ardiendo en la noche democrática” y que "la libertad, la igualdad, la
justicia y la bondad son valores imprescindibles para un progreso social
que no puede humillarse ante la mentira, el insulto, el racismo, el
machismo y la avaricia". En palabras de Prado: “Hace tiempo José María
Aznar dijo: ‘He unificado a la derecha’.
Esa famosa frase se ha hecho
realidad cuando vemos que todas las derechas se unen ahora. Pero existe
una derecha en esa unión que es ultra, xenófoba, misógina… pero sobre
todo es disparatada. No nos gusta recordar que estaba ahí, pero lo está.
Es el elemento perturbador que nos ha llevado a dar un paso hacia
adelante”. La cantaora Rocío Márquez es otra de las firmantes: "Me
alarma que se estén cuestionando derechos conseguidos tras años de
lucha. Me asusta el riesgo de dejar de avanzar o estancarnos, perdiendo
libertades que costaron mucho conseguir".
El numeroso grupo de intelectuales progresistas reclama que “la España
real se movilice” contra las mentiras reaccionarias. “No es un
manifiesto para pedir el voto a ningún partido en concreto. Es un
manifiesto para recordar a la gente de izquierdas que viene el toro y
que no lo vea desde la barrera. Es el toro de la ultraderecha y quiere
entrar como un elefante en una cacharrería en nuestra democracia
consolidada”, apunta Prado.
El texto, que defiende los principios democráticos, destaca el papel de
la cultura como sinónimo de "educación, imaginación moral,
conocimientos, memoria y compromiso ético con la vida". Una cultura cuya
"mayor enemiga", añade, es "la creación de una realidad virtual
destinada a extender las mentiras para manipular las conciencias y
provocar sentimientos de odio”. “Apelamos a la cultura, pero también a
la educación, al periodismo...
La cultura construye y ayuda a defenderse
de los manipuladores, de la demagogia, del populismo de toda clase… Hay
muchos ataques a la razón hoy en día”, señala Prado. En este sentido,
el texto reclama el valor de “la democracia social” como único
instrumento con el que poder "afrontar las verdaderas causas de la
pérdida de los derechos sociales, la precariedad laboral, la acumulación
de la riqueza en pocas manos y la degradación del planeta”.
Últimamente
aparecéis con perritos en la TV, todo vale en campaña.....
Pero ¿habéis
incluido algo en vuestros programas electorales para mejorar sus
derechos?
Ahora tenéis DOS
debates públicos, por favor, garantizar que vais a endurecer las penas
contra el maltrato y el abandono (cárcel!!) y que vais a ayudar a las
protectoras de animales.
Los animales abandonados son un problema de TODA la sociedad por culpa
de unas leyes demasiado permisivas.
Tomemos ejemplo de otros países de
la UE (Holanda). Somos muchos, pero muchos, los que amamos a los animales.
Han
sido tantos los insultos, los odios, las descalificaciones y las amenazas desplegadas
durante la campaña electoral, que da miedo pensar que no son sino el desahogo
de las procesiones que van por dentro de algunos de los candidatos, no es
necesario ponerles nombres y apellidos.
El
otro campo de la batalla verbal librada camino de las urnas ha sido el de las
mentiras.
A modo de resumen, nos fijaremos en el documentado artículo “Mentiras
y medias verdades del debate de A3Media”, publicado en la madrugada del 24 de
abril por un medio tan “centrado” como El País.
Los resultados se resumen en el
siguiente cuadro, que no le habría costado nada incluir, al final del artículo,
al periódico más leído en castellano.
Solo
he tardado diez minutos en componerlo.
LIDER
FALSEDAD
MEDIA VERDAD
OPINABLE
Casado*
11
5
0
Rivera*
3
0
1
Sánchez
3
1
0
Iglesias
0
2
1
*Además,
Casado repitió en varias ocasiones tres de sus once falsedades. Rivera lo hizo
con dos de las suyas.
Teniendo
en cuenta que los cuatro políticos estuvieron hablando los mismos minutos, las
calificaciones obtenidas por las 27 afirmaciones analizadas por el equipo de profesionales
de “El País” no deja lugar a dudas sobre los líderes del PP, Ciudadanos, PSOE y
Podemos.
Ahora
le toca a usted elegir la papeleta que le aconseje su propia escala de valores,
la de usted.
Por
si las mentiras le parecen un pecado venial, no se olvide de una verdad que se
cumple en un porcentaje de casos que se acerca al 100%.
Seguro
que usted y yo coincidimos en esta afirmación.
Quien roba miente más que
quien no roba, aunque no sea más que para que no le pillen. Hasta tal punto es
verdad, que si juzgan a un ladrón no le castigarán por mentir durante el
juicio.
O,
también con el mismo porcentaje de acierto, seguro que usted y yo estamos de
acuerdo en lo siguiente:
Es mucho más probable
encontrar más ladrones entre las personas que mienten más que entre las que
mienten menos.
Porque,
en confianza, no vamos a ponernos estupendos, usted y yo, a estas alturas.
Porque
alguna vez hemos mentido, pero, ¿tantas como el líder del PP?
¿Y
que se nos haya notado tanto?
Si
algo demuestran las encuestas es que muchos de los votantes habituales del PP
son más inteligentes que Pablo Casado.
Pero
no deberían olvidar que Abascal fue del mismo equipo de Casado durante muchos
años, y que no le abandonó por embustero, sino por “derechita cobarde”.
Aunque
también es probable que haya a quienes les dé vergüenza confesar que votará a
alguien como Casado, tan tonto y atrevido que no sabe lo que dice cuando le
ponen un micrófono delante de la boca.
La
respuesta, el 28 de abril.
Usted
y yo, por si hay mucho voto oculto, por cualquier motivo, deberemos defender
nuestro dinero también en la urna que nos convoque.
Venga,
no se quede usted parado y advierta del peligro a sus seres queridos.
Y tú,
Pablo Casado, miénteme de nuevo. pero no me digas que me quieres.
Solo promete
que dimitirás cuando se descubra que el PP está usando financiación ilegal en
esta campaña electoral.
Ganes o pierdas, cientos de miles de carteles intentando
engañar a toda España con tu mirada vacía demuestran que tendrás que cambiar de
vida.
El debate en España, previo a las elecciones el próximo domingo 28 de abril.
¿Se resolverá el problema de
Cataluña tras las elecciones generales en España?
En dependencia de
quien gane, así de tensas o flexibles pudieran resultar las cosas tras
el cercano 28 de abril.
Si como apuntan las encuestas el triunfo es para el PSOE,
la línea de trabajo, las posibles gestiones ofertadas, pudieran evitar
la tajante división entre los ciudadanos de esa autonomía, o entre ellos
y el resto de los españoles, como viene ocurriendo.
Si, en lugar de lo pronosticado,
logra mayoría cualquiera de las actuales derechas, aplicarían el
artículo 155, -así lo anuncian- para restarle potestades al gobierno
regional y ejercerlos desde Madrid.
Ese escenario desde luego, implica
mantener las confrontaciones y, quizás, profundizar también las
tendencias independentistas.
Pedro Sánchez, presentó el programa
de la socialdemocracia ibérica y particularmente las bases para un
futuro gobierno. No está centrando en el conflictivo tema, pero tampoco
lo elude. Propone reforzar las capacidades de la administración
catalana, aun cuando rechaza otro referéndum o la separación de ese
trozo del territorio.
En ese texto declarativo, el PSOE
adopta el carácter de “protagonistas en la evolución del Estado
autonómico”, y afirman ser el grupo político que impulsa una avenencia
convincente “frente a una derecha que siente nostalgia del pasado
centralista y a los que se han adentrado en aventuras independentistas”.
Hay quienes –incluso admitiendo lo plausible del planteamiento, se
sienten incómodos con el calificativo adosado a una aspiración del 47%
de los catalanes.
El posible partido ganador se define
como “garante de una mayor cohesión social” “ante la crisis actual
del modelo territorial, derivada del crecimiento de las aspiraciones
independentistas en Cataluña, ante la inacción del Gobierno del PP, nos
corresponde liderar la búsqueda de una salida a dicha crisis”, quizás
por medio de un “funcionamiento más integrado del modelo”.
Los críticos piensan que el PSOE no
debió omitir en su proyecto términos como el adoptado por esa formación
en su congreso del 2017, cuando dejó subrayado el carácter plurinacional
de España.
Otros aprecian lo exteriorizado en las páginas de la
reciente plataforma, dedicadas al delicado problema, y aducen que si
bien no se usa el citado vocablo, las actuales mociones se fundamentan
en determinaciones tomadas con anterioridad por ese partido.
En el programa actual y en mítines
o encuentros de distinto tipo, se ha destacado: “Si nuestras propuestas
hubieran sido aplicadas, no nos encontraríamos en la situación actual
pero, en cualquier caso, el modelo territorial del PSOE continúa siendo
el único camino viable para superar la actual crisis.
Ni desde el
derecho de autodeterminación ni desde un estado de excepción territorial
con carácter permanente a través del artículo 155 de la Constitución
española puede construirse el futuro”. .
En el 2013 fue firmada la
Declaración de Granada, un texto del PSOE donde al ahondar sobre la
crisis regional, se concluyó lo necesario de una reforma a partes de la
Constitución, y enfilarse hacia un estado más federal. Las propuestas
electorales del 2015 y 2016 mantuvieron ese principio, con pocas
variantes, adoptado por igual en el 2017, por el mismo Pedro Sánchez y
quienes, con él, buscan flexibilizar rigideces defendidas por los
conservadores.
Se debe recordar en ese sentido que
Mariano Rajoy, siendo titular del PP, judicializó, con éxito, el
conocido como Estatuto de Cataluña, un modelo de gobierno concebido
para, sin salir de España, contar con facultades entonces poco holgadas.
El pasado año, también quien fue jefe del gobierno conservador aplicó
el 155, no para resolver sino para imponer. De igual forma, le dio curso
penal a lo que era un problema político.
Pedro Sánchez propone ahora reforzar
el Estado autonómico, pero solo eso.
Y no es poco, pero depende no de
las posiciones y el ánimo de quienes asumen un empeño soberanista y no
en todos los casos obedeciendo a un nacionalismo sano, sino a una pugna
por intereses y poder, algo existente no solo en Cataluña, debe dejarse
sentado.
Con presos que fueron personalidades
en la jerarquía autonómica sujetos a juicio, o protagonistas, asimismo,
radicados en el extranjero, más la fuerte división entre personas, el
problema no se presenta muy proclive a ser enderezado.
El plan
estabilizador de Pedro Sánchez, aparece como el de mayor viabilidad,
pero si fueren el Partido Popular o Ciudadanos, quienes ganan esos
comicios, y uno solo o juntos se asocian con los ultraderechistas de VOX, la impronta cercana derivaría hacia un registro gravísimo.
Aún no está claro con quién haría
alianzas el PSOE, dado que si bien se presume obtengan una considerable
elevación del número de escaños en el Congreso, siempre tendrá que
asociarse con otras fuerzas y tener la mayoría requerida para
materializar sus anunciados objetivos. Particularmente los de carácter
social.
En teoría, debe conciliar intereses
con Podemos pero no se ha definido expresamente.
Se conjeturan las
adhesiones de los nacionalistas vascos y Esquerra Republicana de
Cataluña, pero también se baraja una extraña opción: un convenio
PSOE-Ciudadanos, este último tan de derechas como el PP.
Esa fórmula fue
explorada por el propio Sánchez, cuando el rey le encargó conformar
gabinete tras fracasar un convenio con Podemos.
Es de esperar no suceda
en esta oportunidad, pero nada impide algo similar a aquella especie de
hecho anti natura como fuera el intento de unir PSOE con el agresivo
Ciudadanos.
Hoy se sabe que en la discordancia
PSOE-Podemos del 2017 influyó una conspiración, suficientemente expuesta
y ahora en sumarios legales, tras la denuncia hecha por Pablo Iglesias,
sobre el espionaje hasta en sus ámbitos de mayor intimidad, y las
acciones de un sector político-policíaco, trabajando en contra del
entendimiento entre las dos agrupaciones de izquierda.
Obvio entonces a cuánto se exponen
los españoles a escasos días de confirmarse en urnas quién logra mayor
aceptación ciudadana y cuál de los posibles enlaces se establece.
De
ello dependerá el encauzamiento no solo del problema catalán, sino mucho
pendiente, incluso la gobernabilidad misma del país.
Los 185 restantes han solicitado la paga | De los que han renunciado hay tres del PP y dos de PSOE, Cs y Podemos
Sólo nueve de los 194 senadores que perdieron su condición
de parlamentario con la disolución de las Cortes han renunciado a cobrar
los 8.822,52 euros de indemnización que ofrece el Senado a sus miembros
por el parón electoral ante el 28A.
Entre los que la cobrarán figuran
políticos de todos los grupos, y también el hasta ahora único
parlamentarios nacional de Vox, Francisco José Alcaraz,
que sólo ha estado unos meses en la Cámara Alta después de tomar
posesión a raíz de las elecciones andaluzas del pasado diciembre.
La inmensa mayoría de los senadores ha solicitado esta paga voluntaria que compensa dos meses sin sueldo
Tras la convocatoria de las elecciones, la Cámara Alta ha
seguido abonando el sueldo habitual a los 72 senadores que forman parte
de la Diputación Permanente, el único órgano que sigue activo en este
periodo entre legislaturas, pero a los demás les ofrece una
indemnización para compensar estos 54 días de suspensión hasta los
comicios del 28 de abril.
Se trata de una paga voluntaria que los
senadores podían solicitar, ya que su sueldo se suspendió el mismo día
en que terminó la legislatura, el 5 de marzo. Aquellos que se presenten a
las elecciones y consigan de nuevo escaño volverán a generar
retribución desde el 28 de abril, aunque su nuevo sueldo no se abonará
hasta después de la constitución de las Cámaras el 21 de mayo.
En el caso de los senadores autonómicos, ni siquiera se
arriesgan a perder el cargo porque fueron elegidos por los parlamentos
regionales y no concurren a las elecciones. Perdieron como los demás la
condición de senador el día que se disolvió el Senado y, por tanto, el
sueldo, pero recuperarán el puesto y volverán a generar una nómina a
partir del 28 de abril.
Los 185 senadores que han pedido la paga
Según los datos facilitados por la Cámara y recogidos por
Europa Press, son 194 los senadores que tienen derecho a solicitar esta
“indemnización de transición”, como se denomina oficialmente, y de ellos
la han pedido 185, tanto senadores electos como autonómicos y de todos
los partidos incluido Vox, cuyo primer y único senador, Francisco José
Alcaraz, llegó en febrero al Senado y ha cobrado esta paga.
El sueldo base de un senador es de 4.901 € al mes, con un extra de entre 729 y 1.516€
Los 8.822 euros son el resultado de multiplicar 163,38 euros
por los 54 días en que el Senado está disuelto, cantidad acordada por
la Mesa del Senado el pasado 26 de febrero.
El salario básico de un
senador es de 4.901,53 euros mensuales (3.897,37 en el caso de los de
Madrid), aunque la gran mayoría recibe un complemento que oscila entre
739,29 y 1.516,76 euros al mes por ser portavoz en alguna materia o
formar parte de las Mesas de las comisiones.
Sólo nueve no han reclamado esta paga en el tiempo que el
Senado les dio para ello, sin tener que explicar el porqué. Varios de
ellos tienen otros ingresos incompatibles con éste, como una actividad
privada o el sueldo de otro organismo público, pero otros puede que no
lo hayan pedido por decisión propia.
Los de Salamanca renuncian al cobro
Los nueve que han renunciado pertenecen al PP, al PSOE, a
Podemos y a Ciudadanos. Están en la lista tres de los cuatro senadores
electos de Salamanca: Esther del Brío (PP), Francisco Javier Iglesias
(PP) y Rosa María López (PSOE). El cuarto, Gonzalo Robles, es miembro de
la Diputación Permanente por lo que sigue siendo senador y no puede
pedir esta indemnización.
En el grupo hay también tres senadores autonómicos,
designados por sus respectivos parlamentos y que por tanto recuperarán
el escaño tras las elecciones. Se trata de los madrileños Tomás Marcos
(Ciudadanos) y Jacinto Morano (Podemos), que además de senadores son
diputados de la Asamblea de Madrid.
El primero eligió mantener el sueldo
del parlamento madrileño, según consta en su declaración de
actividades, así que no puede cobrar esta paga; el segundo llegó al
Senado el pasado 8 de febrero y no se ha publicado todavía por qué
sueldo ha optado, si el madrileño o el del Senado.
Morano sustituyó a
Ramón Espinar, portavoz de Unidos Podemos, quien dimitió por
discrepancias con la dirección del partido.
El tercer senador autonómico que no ha pedido la
indemnización es Francisco Carrillo (Cs), que como los anteriores es
también diputado en un parlamento regional, el andaluz, al que llegó en
diciembre. Hasta entonces era empresario.
Completan la lista el gallego
Luis Manuel García Mañá (PSOE), el alavés Ángel Mesón (Podemos) y la
murciana Nuria Guijarro (PP). Según sus declaraciones de actividades,
Mesón está jubilado así que recuperaría su pensión nada más disolverse
el Senado, y la senadora del PP tiene un despacho de abogados cuya
actividad ha sido declarada compatible por la Cámara.