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miércoles, 10 de agosto de 2022

Nuevo virus de origen animal detectado en China, 35 casos en humanos

 

Nuevo virus de origen animal detectado en China, 35 casos en humanos
Henipavirus es el nuevo virus de origen animal detectado en China Científicos revelaron la detección en dos provincias chinas de 35 contagios en humanos 
Los investigadores confirman que el covid comenzó en el mercado de animales vivos de Wuhan

 Un estudio científico reveló la detección en dos provincias chinas de 35 contagios en humanos de un nuevo virus de origen animal del tipo Henipavirus, informaron este martes medios estatales. 

   Los casos, ninguno de ellos grave, se hallaron en Shandong (este) y Henan (centro), según el diario oficialista 'Global Times', que cita un artículo publicado por científicos chinos y de Singapur en el 'New England Journal of Medicine', una de las publicaciones médicas más prestigiosas del mundo. 

 Sin vacunas ni tratamientos para el virus

 El virus, para el que no existen por ahora vacunas o tratamientos, fue detectado mediante muestras tomadas de la garganta de pacientes que habían tenido contacto reciente con animales y se asocia con síntomas como fiebre, cansancio, tos, pérdida del apetito, dolores de cabeza y musculares y náuseas.  

De acuerdo con el diario, investigaciones posteriores revelaron que 26 de los 35 pacientes portadores de este Henipavirus desarrollaron esos síntomas clínicos, a los que se suman irritabilidad y vómitos. 

  Según el portal de noticias estatal 'The Paper' el Henipavirus es una de las principales causas emergentes del salto de enfermedades animales a humanos (proceso denominado zoonosis) en la región de Asia-Pacífico. 

 Dicho medio indica que uno de los vectores de transmisión del virus son los murciélagos de la fruta, considerados huéspedes naturales de dos de los Henipavirus conocidos: el virus Hendra (HeV) y el Nipah (NiV).

  Desde asintomáticas a infecciones respiratorias agudas y encefalitis graves La Organización Mundial de la Salud señala que el virus Hendra provoca en humanos infecciones que van desde asintomáticas a infecciones respiratorias agudas y encefalitis graves, con una tasa estimada de fatalidad de entre el 40 y el 75% que "puede variar en función de las capacidades locales de investigación epidemiológica y manejo clínico". 

 Por el momento, afirma el 'Global Times', no se ha probado que exista transmisión de persona a persona, aunque informes previos señalan que este tipo de contagio tampoco es descartable.

  "El coronavirus no será la última enfermedad contagiosa que provoque una pandemia, ya que nuevas enfermedades tendrán un impacto cada vez mayor en la vida diaria de la raza humana", declaró el subdirector del departamento de Patologías Infecciosas del hospital Huashan, afiliado a la Universidad de Fudan (Shanghái).  





ÚLTIMA HORA

 

*
ÚLTIMA HORA: Desde hace varios días se ha realizado un asombroso avistamiento en el famoso río que baña Paris…

   Una Beluga en el Sena. 

  Un precioso e interesante cetáceo morador de las frías aguas del ártico y que por alguna extraña causa ha bajado muy al sur de su distribucuín y encima se ha metido en un río de aguas semi salobres. 

  El caso es que esta Beluga tal y como podemos ver en la foto realizada con dron por Sea Shepherd Francia se encuentra extremadamente delgada. 

  Si no se actúa rápido, el final será inevitable. 

  Así que los voluntarios de Sea Shepherd han tomado la determinación de intentar alimentarlo hoy mismo. 

  Todo dependerá de su reacción.  

 Seguiremos informando.   

Vía Cétacés de France (et autres mammifères marins)

   Por los océanos !!!



 


martes, 9 de agosto de 2022

La ONU, a favor del impuesto especial a las energéticas: “Es inmoral que obtengan ganancias récord”.

 

El Secretario General de la ONU, António Guterres 

 La ONU, a favor del impuesto especial a las energéticas: “Es inmoral que obtengan ganancias récord”.

 António Guterres, secretario general de Naciones Unidas, apoya los impuestos a las compañías energéticas que se han comenzado a implementar en algunos países.

 “Es inmoral -ha sentenciado- que las compañías de petróleo y gas obtengan ganancias récord de esta crisis energética a costa de las personas y comunidades más pobres y con un costo enorme para el clima”. 

En una rueda de prensa para presentar el tercer informe del Grupo de Respuesta de la ONU a la Crisis sobre el impacto global de la guerra en Ucrania, Guterres recuerda que las ganancias combinadas de las empresas energéticas más grandes alcanzaron cerca de 100.000 millones de dólares en el primer trimestre de este año y considera que debe haber un impuesto sobre dichas utilidades.

 “Urjo a todos los gobiernos -explica- a gravar estas ganancias excesivas y a utilizar los fondos para apoyar a las personas más vulnerables en estos tiempos difíciles”.  

Guterres insiste en que “esta codicia grotesca está castigando a las personas más pobres y vulnerables, mientras destruye nuestro único hogar común, el planeta”, por lo que llama a la población a enviar un mensaje claro al rubro de los combustibles fósiles y a sus financiadores, disminuyendo la demanda de hidrocarburos para obligarlos a invertir en energías limpias. 

Preguntado por ese tipo de gravamen, Guterres responde: “Nada sería más popular que gravar las ganancias excesivas de las compañías de petróleo y gas y distribuir ese dinero entre las familias más vulnerables. 

No veo ningún problema de popularidad en esto, habría un problema de cabildeo y el cabildeo es muy poderoso cuando se definen las políticas, sabemos que eso pasa y que no es muy digno.

 Pero en cuanto a popularidad, les garantizo que sería extremadamente popular”. 

 “Porque la verdad -precisa- es que hemos visto ganancias excesivas, escandalosas en la industria del petróleo y el gas en un momento en el que todos estamos perdiendo dinero  todos estamos viendo nuestros ingresos mermados y de pronto tenemos a un reducido grupo que ha contribuido enormemente al cambio climático y que se está beneficiando de esta situación.

 Lo que estamos diciendo es que esas ganancias excesivas deben pagar impuestos y que el dinero que se obtenga con ese gravamen se debe poner a disposición de los más vulnerables y golpeados precisamente por los altos precios que benefician a un número muy limitado de compañías en el mundo”. 

 El titular de la ONU plantea la segunda recomendación: que todos los países, en especial los desarrollados, deben gestionar la demanda de energía.

 “La conservación de energía, la promoción del transporte público y las soluciones basadas en la naturaleza son esenciales para esto”.


  PUBLICADO POR SANTIAGO MIRÓ






jueves, 28 de julio de 2022

EL HOMBRE que PLANTABA ARBOLES

 

El método Bouffier

 Nos estamos quedando secos.

 Navarra ha sufrido (y sufre) incendios pavorosos. He sido testigo de varios de ellos, en plenas llamas, entre Los Arcos, Gares y Tafalla, y este mismo sábado he comprobado la destrucción de pinares entre Caparroso y Valtierra, una tierra negra, desnuda, y unos pinos requemados que difícilmente van a prosperar. 

Se trata, y no solamente en Navarra, de un acontecimiento decisivo de cara al futuro.

 Un acontecimiento que nos desafía como país. 

Que desafía a la humanidad entera.


Porque todos sabemos que las altas temperaturas sufridas este verano no son casuales, sino que responden a la evolución del clima planetario debido a la actividad humana que degrada a la naturaleza, especialmente con las emisiones de gases de efecto invernadero, como el CO2, el metano o el ozono, entre otros, 

El calentamiento global ya es un hecho comprobado por los estudios científicos. 

Quienes lo han negado deberían reflexionar un minuto y reconocerlo.  

Incendios siempre hemos sufrido, pero el hecho relevante es que ahora, por la sequedad del terreno y de la vegetación, arden con una rapidez inusitada, que los hace muy peligrosos a la hora de atacarlos para su extinción. 

En unas pocas horas se calcinan hectáreas de bosques sin que los medios de protección sean capaces de atajar el fuego.

 Es necesario reforzarlos con mayores dotaciones de personal y con más medios técnicos, terrestres y aéreos, por supuesto.

 Pero sobre todo hace falta una política de prevención, limpiando los bosques, retirando la biomasa sobrante, manteniendo y ampliando los cortafuegos, o usando el pastoreo como modo de control de la maleza, que en veranos como éste se convierte en yesca. 

 Un amigo que guarda una larga experiencia en las labores de extinción de incendios a bordo de un helicóptero, me apunta que además sería necesario aumentar los puestos de vigilancia. 

La clave, me añade, es detectar el humo incipiente de un fuego y acudir al lugar con los medios necesarios para atajarlo en sus inicios. 

Cuando adquiere volumen y las llamas se elevan al cielo, es ya muy difícil contener el progreso imparable del incendio. 

 Toda esta cuestión de las olas de calor y los incendios asociados me ha hecho recordar un de los mejores textos que se han escrito sobre la recuperación de los espacios naturales.

 Se trata de un pequeño cuento dado a la imprenta en 1953 por el escritor francés Jean Giono: "El hombre que plantaba árboles". 

El autor relata como en un viaje por paisajes solitarios de la Alta Provenza se topó con Elzéard Bouffier, un pastor de ovejas que se había propuesto una labor homérica, devolver a la vida aquellos áridos parajes en los que vivía en casi absoluta soledad.

 Para ello empleaba su esfuerzo, un bastón metálico y bellotas, 

Según iba caminando iba haciendo orificios en el terreno y depositando en ellos las semillas.

 Al final de su vida Elzéard había plantado cientos de miles de robles, hayas y abedules y transformado en bosques lo que antaño eran eriales. 

Además, los arroyos volvieron a bajar agua y varios pueblos abandonados fueron reconstruidos y habitados de nuevo. El milagro se había consumado.

  ¿A dónde quiero llegar? 

A la conclusión más positiva sobre el problema. 

Aún estamos a tiempo, se pueden hacer muchas cosas para evitar el desastre final.

 Pero hace falta que la gente del común, lo bien llamados comunistas, se lo propongan. 

Ni la ONU, ni Joe Biden, ni Vladimir Putin, ni la NATO, ni la Unión Europea, van a hacer nada práctico para combatir la emergencia climática. 

Tendrá que ser la movilización silenciosa y efectiva de miles, de millones de Elzéard Bouffieres quienes se planten, digan basta y se pongan manos a la obra para darle la vuelta al calcetín.

 No podemos seguir dando tumbos como si nada estuviera ocurriendo.

 Tenemos delante de nuestras narices el problema principal del planeta (junto a la desigualdad y la injusticia social) y hasta hora nos hemos limitado a quejarnos y tirarnos de loe pelos mientras vemos los noticiarios de la televisión.  

 Y les propongo un sencillo primer paso leer el librito de Jean Giono

Una delicia que les insuflará ánimos para ver la situación desde una perspectiva práctica y enérgica. 

Una lectura de la que no se arrepentirán




miércoles, 20 de julio de 2022

Mapa de los incendios activos en España durante esta última semana BILBAO

 


España está siendo consumida por las llamas día a día ante las altas temperaturas que también asolan el país. Más de 30 incendios continúan activos en el territorio español a pesar de incesante lucha del cuerpo de bomberos por extinguir el fuego en algunos puntos de la Península Ibérica.

 *  Mapa de los incendios activos en España durante esta última semana



España está siendo consumida por las llamas día a día ante las altas temperaturas que también asolan el país. Más de 30 incendios continúan activos en el territorio español a pesar de incesante lucha del cuerpo de bomberos por extinguir el fuego en algunos puntos de la Península Ibérica. 

 Casi 30.000 hectáreas han sufrido ya las terribles consecuencias de los incendios que las han arrasado durante la última semana, que se han cobrado la vida de dos personas. 

La Unidad Militar de Emergencias (UME) ha desplegado ya a más de 370 efectivos por toda España para intentar acabar con las llamas, que están afectando a provincias como Zamora, Ourense o Cáceres.


 BILBAO


Mapa en tiempo real de los incendios activos hoy en España


Mapa de incendios activos en España: Así avanza el fuego del …





domingo, 17 de julio de 2022

Bizkaia 2050: un 18% menos de superficie de playas “Todas las playas serán algo más estrechas”

 

Fotografía tomada en el año 2014 en la playa de Laida que ya ha tenido que afrontar los impactos de la crisis climática con la desaparición de su sistema de dunas.

Bizkaia 2050: un 18% menos de superficie de playas Lakua ajusta la hoja de ruta para tratar de calmar los efectos de la crisis climática en medio centenar de localidades 

 “Todas las playas serán algo más estrechas”

 Las marismas son otro de los puntos débiles

   Las apuestas siguen abiertas porque el partido no ha terminado. Eso sí, en las quinielas ya se adivina quién tiene todas las de perder. La huella de la todopoderosa crisis climática también se presagia en Bizkaia. Los arenales serán los grandes damnificados. Al menos donde los daños serán más visibles.

 Y hay 28 playas que suman más de 150 kilómetros de costa que, dentro de unas décadas, podrían quedar expuestas a una subida del nivel del mar de unos 26 centímetros -en el escenario más favorable- y a episodios meteorológicos adversos de mayor intensidad y frecuencia.

 Para ese 2050 podría haber una pérdida de superficie de playa cercana al 18% en el conjunto de la costa cantábrica. Las habrá que salgan peor paradas debido a su localización, forma y composición. Bakio por ejemplo, podría “tener problemas” en su espacio de playa seca -donde no llega la marea-. Cada vez habrá menos.

 Hasta un 30% menos. Lekeitio y Ea son otras dos localidades cuyos arenales se enfrentan a un declive paulatino. 

Así queda reflejado en el documento de trabajo del Plan Territorial Sectorial (PTS) para el litoral que, si todo va bien, podría estar aprobado para el verano de 2023.  “Hay datos que nos tienen que preocupar, pero no alarmar”, señalaba durante su presentación Miguel de los Toyos, viceconsejero de Planificación Territorial y Agenda Urbana.

 La reflexión ya está sobre la mesa de las instituciones. 

Y solo en Bizkaia hay 44 localidades incluidas en ese marco normativo que actualizará las medidas de adaptación y mitigación para ajustarse a los impactos de la crisis climática en la línea de costa -principalmente los derivados del incremento del nivel del mar y la fuerza de oleaje- y más al interior -por los riesgos de inundación- que se agravarán a consecuencia de la alteración de los patrones climáticos. 

 Porque Bizkaia tampoco se salva en esa categoría. 

En el documento que espera a recibir aprobación oficial ya se deja constancia de todos esos problemas de desbordamientos que recurrentemente afectan a distintos lugares. 

Y no solo es la famosa curva de Elorrieta en Bilbao.

 Está Zorrotza, por ejemplo, donde se registró hace no mucho un episodio extraordinario. 

Y otras localidades como Getxo, Erandio o Trapagaran también aparecen en ese listado.

 Este último municipio, las pérdidas económicas -y humanas, si ocurriera una catástrofe- son evidentes en los polígonos Elguera, Nestas y Causo cada vez que el río Granada corre poderoso junto a las instalaciones levantadas donde antes descansaban unas marismas desecadas por el ser humano.  

Urdaibai, en el punto de mira

 Y en el futuro, si nada lo remedia, la joya de la corona de la biodiversidad en Bizkaia soportará un proceso de desaparición similar debido precisamente a la crisis climática desencadenada por la acción humana. 

La mitad de Urdaibai, por ejemplo, respira hoy en día bajo la amenaza de la subida del mar.

 La hipótesis más favorable plantea que de sus 240 hectáreas de superficie alrededor de 50 se puedan haber perdido para siempre a mediados de siglo. 

Y no es el único ecosistema húmedo en peligro en suelo vizcaino. Pobeña, Txipios, Gazteluondo, Junkera, Txakurzulu, Loibekua, Marierrota y Arrabeta-Goitiz son algunas de las otras barreras naturales contra el cambio climático que también tendrán que resistir a los mordiscos que año a año, está pegando el mar. 

También los puertos y dársenas se verán afectadas, lo mismo que las dunas. 

  “Los arenales son parte de los sistemas que reducen la energía del mar y que a su vez, siendo sistemas vivos, permiten una mayor resiliencia frente a los diferentes impactos. 

Los puertos tienen su propio sistema de protección mediante bloques y estos puertos a menudo sirven a su vez de protección a la zona urbana que los acompañan. 

Es evidente que a medida que vayamos teniendo mayores impactos vamos a tener que incrementar las medidas de protección para el litoral. 

En la situación actual, considerando que de aquí a 2050 el aumento de impacto va a ser medio, y que a final de siglo tendremos varios escenarios de mayor impacto lo fundamental es no aumentar el riesgo costero creando nuevas infraestructuras que impidan la adaptación de nuestra costa”, aconsejaba Gorka Castillo, técnico del Área de Acción Climática de Ihobe.  





sábado, 11 de junio de 2022

La vida durante la era de la extinción y cómo va a cambiar

 

La vida durante la era de la extinción y cómo va a cambiar

Cómo será la vida a medida que el planeta se vuelva contra nosotros  

En la era en la que estamos entrando, la era de la extinción, ¿cómo será la vida? 

Una manera de considerarlo es lo que he comenzado a llamar la «Guerra Mundial P».

 Parecerá que el planeta está en guerra… contra nosotros. 

 El ser humano dio sus primeros pasos hace unos 300.000 años.

 Y en general, durante ese tiempo, el planeta ha sido “hospitalario” con nosotros. Se nos presenta recompensa tras recompensa, tesoro tras tesoro. Abundan las historias de cuán rica en vida, por ejemplo, era América del Norte cuando llegaron los colonos.
 



 La vida para la especie humana hasta ahora, en este primer capítulo de su viaje, ha sido fácil.  Eso no quiere decir que los seres humanos no hayan tenido sus luchas y conflictos. Ciertamente los han tenido. 

Pero a lo que nos enfrentamos ahora no se parece a nada que haya ocurrido antes en la historia de la humanidad, en todos sus 300.000 años, y ciertamente nada remotamente parecido a lo que han conocido 5.000 años de civilización. 

Un planeta hostil a la existencia humana.  ¿Qué quiero decir con eso? No estoy «prediciendo» nada de lo anterior. Ya se puede ver como ha empezado a suceder.

 Desde niveles sorprendentemente altos de calor en el subcontinente indio hasta la forma en que el clima extremo se ha vuelto normal, pasando por las pandemias. Todos estos son meros comienzos de lo que sucederá durante la próxima década o tres.

 El planeta se va a volver hostil hacia nosotros. Y nunca, jamás, hemos experimentado algo como esto antes.  Las estaciones ya están cambiando. ¿Recuerdas cómo eran no hace tanto tiempo? Cuando era niño, hace apenas unas décadas, la primavera era delicada, el verano refrescante, el otoño vigorizante y el invierno fresco. ¿Pero ahora?

 La idea que teníamos de las estaciones ya ha comenzado a transformarse. Ahora, el verano es la temporada de megaincendios, el otoño y la primavera son la temporada de megainundaciones, y el invierno es la temporada de megatormentas. 

Y si bien eso puede parecer relativamente inocuo ahora, los humanos somos eminentemente malos para imaginar la rapidez con la que se acumula el cambio, no hay vuelta atrás.  Imagína lo intensos que serán todos estos fenómenos y estaciones dentro de una década. La tasa de cambio no es lineal. 

Hace menos de dos décadas, no teniamos megaincendios o megainundaciones. Ahora, son una regularidad creciente. Así que imagina temporadas enteras en las que sean la norma. ¿Qué significa eso?  Significa que el planeta está cambiando. Su biogeografía se está alterando, permanentemente.

 La temporada de megaincendios es la aparición de cinturones de fuego que rodean el planeta. Temporadas de megainundaciones, la de Cinturones de Inundaciones. Las megatormentas, repletas de tornados y demás, vuelven a crear zonas completamente nuevas.

 Todo esto comienza a reducir la masa terrestre habitable para la humanidad. Y, por supuesto, la masa de tierra disponible para nosotros y para nuestros sistemas básicos de civilización: alimentos, aire, energía, medicina, manufactura, etc.  

Los humanos no somos muy buenos para apreciar el cambio si no es inmediato. Nuestro planeta ahora se está transformando, temporada tras temporada, en uno diferente.

 Ese cambio está ocurriendo en un abrir y cerrar de ojos en tiempo geológico, pero nosotros, los humanos, con nuestras vidas efímeras, apenas lo registramos todavía.

 Y sin embargo, al final de este proceso de transformación llega un planeta diferente. Uno que no es tan amable con la vida humana, con la civilización humana. Sino uno hecho de fuego, inundación, tormenta y peste.

 Casi suena bíblico, y así de atrás en la conciencia colectiva de la humanidad tenemos que llegar para registrar realmente la escala casi mitológica de lo que está sobre nosotros. 

 Este planeta, nuestro planeta, lleva décadas transformándose, del que conocemos desde hace 300,000 años, a uno diferente. 

Desde uno que nos ofrece inocentemente una gran cantidad de riquezas y recursos donde elegir, a los que estamos acostumbrados, hasta uno que sentiremos como si estuviera tratando activamente de eliminarnos.  

La humanidad no está realmente preparada para eso. No hay nada en la experiencia humana que pueda prepararnos para eso. Hemos crecido generación tras generación con una cierta manera de sentir el planeta. 

Es nuestro amigo, nuestro proveedor, nuestro padre, incluso si lo damos por sentado y abusamos de él y no nos detenemos mucho a pensar en esa imagen inconsciente que tenemos de él. ¿Pero un planeta que es nuestro enemigo? ¿Ese es nuestro enemigo? Nunca, en 300.000 años, hemos pensado realmente en nuestro hogar de esa manera, porque nunca ha sido así. 

 Piensa por un momento en la idea que realmente tenemos sobre el planeta, y en la que hemos tenido hasta ahora. Los antiguos oraban y hacían sus ofrendas a los dioses de los mares o del cielo, con la esperanza de evitar una catástrofe. Hoy en día, todavía empleamos ese marco. “Catástrofe” significa algo anormal, algo fuera de lo común, un evento extremo.

 Y, sin embargo, exactamente tales eventos se están volviendo normales. ¿Qué haces cuando aplacar a los dioses no funciona? ¿Cuándo la catástrofe se convierte en una experiencia cotidiana?  Todavía no estamos captando la escala de este cambio en absoluto.  

Se sentirá como si el planeta estuviera tratando de acabar con nosotros. Como si nos estuviera arrojando todo lo que tiene, desde relámpagos hasta truenos, tsunamis, incendios, pandemias y más. No solo atacarán temporada tras temporada, ya lo están haciendo, se intensificarán, hasta que sean más o menos todo lo que hay. 

El mundo tal como lo conocemos se invertirá. Para la mayoría de nosotros, la mayoría de nuestra progenie, un “buen día” será un evento profundamente inusual, y uno mortal será la norma.  

¿Qué se siente al vivir en un planeta que es hostil a tu existencia?  

Los humanos tampoco somos buenos en eso. En tratar la hostilidad con sabiduría, a través de la cooperación, la inversión y la comprensión. En cambio, tendemos a reaccionar.

 Con rabia, miedo y violencia. Nuestro cerebro de primate se hace cargo. Busca seguridad en la jerarquía y exige todo, desde sacrificio hasta represalias y recrudecimiento.  Se sentirá como una guerra.

 Un nuevo tipo de guerra. Una guerra entre nosotros y un planeta hostil.  Dudo en decir esto, porque en este momento, la forma en que pensamos sobre todo esto sigue siendo inocente, idealista y un poco, quizás, ingenua.

 Hablamos de “cambio climático” y “planes” y “mitigación” y demás. Pero al sentir como si el planeta estuviera tratando de matarnos, los seres humanos reaccionarán de la manera en que tienden a hacerlo cuando se sienten amenazados: con ira, miedo y violencia.  

Todo el lenguaje y el pensamiento actuales quedarán obsoletos, rápidamente. En breve, lo que está en juego será muy, muy diferente. 

La idea ya no será que estamos tratando de lidiar con una presencia benigna cuyo «clima» está «cambiando».

 En cambio, es probable que las sociedades humanas reaccionen con una explosión de ira, hostilidad y brutalidad. Surgirá el sentimiento de guerra contra el planeta, y eso también es algo nuevo. 

 Otra forma de considerarlo, porque es un concepto bastante abstracto, es hacerlo un poco más real. Considéralo de esta manera. ¿Quién va a evitar que una ciudad como, digamos, Manhattan o Londres, queden sumergidas bajo el agua? 

En el Bajo Manhattan, prácticamente ya puedes sentir el agua chapoteando a través del asfalto. En este momento, no hay respuesta a esa pregunta, porque nadie tiene un plan. Y esa es exactamente la cuestión. La forma en que estamos considerando todo esto hasta ahora es que realmente no estamos considerándolo en absoluto.  

Cuando llegue el momento de comenzar a salvar la civilización humana, lo que quede de ella, de un planeta hostil, que ahora parece que está tratando de acabar con nosotros, también tendremos que recurrir a la ingeniería a gran escala. 

Como construir diques alrededor de nuestras grandes ciudades, en un último intento desesperado por evitar que se ahoguen. O como regar nuestros últimos campos fértiles con el agua que queda. O racionar cuidadosamente esa misma agua y los alimentos que se cultiven con ella. O desarrollar rápidamente una vacuna contra la última pandemia.  ¿Quién es capaz de todo eso? ¿Bajo los auspicios de quién cae? 

Las corporaciones no pueden hacer esa tarea, lo siento.

 El único actor en la sociedad que es realmente capaz de hacer algo así es el ejército. La tarea de pelear una guerra por la civilización humana contra un planeta que intenta aniquilarla recaerá naturalmente en los militares, que son la única parte en la sociedad remotamente capaz de movilizar a un millón de personas en un abrir y cerrar de ojos para construir malecones o represas o apagar megaincendios, hacer ingeniería a megaescala lo más rápido posible, o reparar las grietas en nuestros sistemas rotos y destrozados.

  Los militares tendrán que hacerse cargo de la tarea de tratar desesperadamente de salvar lo que quedase de la civilización, porque, bueno, ya lo hemos postergado demasiado, ¿y parece que estamos haciendo algo para detener lo que es inminente? Por supuesto que no. Cada año, la temperatura sube. Nadie cree el absurdo de las nobles promesas climáticas y demás que todo esto se detendrá en 2 grados o que llegaremos a cero neto o lo que sea.

 No va a suceder, todos lo sabemos. En el último ensayo, planteé lo que tendría que pasar para que eso sucediera, que es que nuestra tasa de inversión repentinamente se duplicase o triplicase como civilización, billones invertidos en la mayor ola de inversión en la historia humana.  No hay señales de eso, y no las habrá. 

Hasta que sea demasiado tarde.  Lo que probablemente sucederá en este punto es que la humanidad, al menos una parte de ella, intentará, en una lucha desesperada, salvar todo lo que pueda de un planeta que ahora está tratando de eliminarla.  Eso significa algo así. Las naciones ricas movilizarán todos los recursos que tengan para defender sus ciudades más ricas y luego, si queda algo, tal vez traten de mantener a la gente. 

Eso significa cosas como diques alrededor de Manhattan, San Francisco, Washington DC o Londres. En Estados Unidos, probablemente signifique que gran parte del país simplemente se quede sin recursos, desde agua hasta medicamentos y energía, después de una lucha prolongada sobre quién obtiene qué, después de la cual la respuesta es: nadie.

  Las naciones pobres harán lo que puedan, que probablemente no sea mucho. ¿Qué pueden hacer realmente India o Pakistán cuando la temperatura alcance los 60 grados, los ríos se hayan secado y los campos que alimentan a dos mil millones estén quemados y secos? Ahora no tienen suficiente electricidad, comida o agua. ¿Después?

 Uno se estremece al pensarlo. Las naciones pobres simplemente quedarán atrapadas en las fauces de la trampa de un planeta moribundo.  Sin embargo, tanto en las naciones pobres como en las ricas, las consecuencias de vivir en un planeta moribundo son, sociopolíticamente, una y la misma.

 El control militar se hace cargo. ¿Quién más puede coordinar cosas como el racionamiento y la aplicación de límites estrictos en el uso de recursos? ¿Quién más puede hacer un último intento desesperado de mantener vivos los sistemas destrozados durante una década más, enviando cien mil personas para arreglar las cosas aquí, apagar un incendio ahí o llevar el  último deposito de agua allá? En realidad, solo pueden hacerlo los militares. 

Y para las próximas generaciones, creo, su experiencia definitoria será la de un nuevo tipo de guerra. Una guerra por lo que queda de una civilización contra un planeta moribundo.  No es una guerra en el sentido habitual. No se trata de una matanza, per se, sino de supervivencia. Sobre mantener vivos los sistemas vitales de alimentos, agua, aire limpio, medicinas, suministros básicos. Durante cinco años más. Luego dos más. Luego uno más. Luego seis meses más. Luego tres meses. 

Y así. Imagina el esfuerzo hercúleo que se necesita. Se necesitan millones de personas para hacer todas esas cosas, para realmente tratar de luchar contra un planeta moribundo y rescatar lo que quede de una civilización.  Por supuesto, esa guerra en sí misma se verá empañada por otras más pequeñas: conflictos por los recursos. 

Como la guerra sangrienta y brutal de Rusia contra Ucrania, que consiste en controlar los suministros de alimentos y energía del mundo. Esta guerra tendrá varios frentes. Humanos contra el planeta, humano contra humano, humano contra virus. El Covid también nos da una pequeña muestra de cómo será la era que viene. 

Todos somos parte de la lucha, nos guste o no, y lamentablemente, el Covid también nos enseña que muchos preferirán simplemente darse por vencidos o incluso actuar en contra del bien común. Los seres humanos tenemos un talón de Aquiles: la cooperación. No somos muy capaces de hacerlo en el mejor de los casos, y aquí viene el peor de los tiempos.  

No me gusta el marco o la palabra «guerra».

 El curso de acción sabio, obviamente, sería que comencemos la mayor ola de inversión en la historia de la humanidad y actuemos para prevenir las partes del Evento que podamos ahora. La extinción. En cambio, nuestros sistemas rotos aseguran que el dinero y los recursos que se podrían usar para hacerlo terminen en manos de idiotas tóxicos con cerebros de basura y vacíos de conciencia.  La mejor manera de abordarlo sería cooperar con el planeta, ahora, cada bosque, río, océano, especie, para que todos podamos tener la oportunidad de sobrevivir. 

Pero nosotros, los humanos, ni siquiera podemos manejar nuestras propias pequeñas diferencias a nivel tribal, entonces, ¿qué esperanza tenemos realmente de unirnos para salvar un poco de algo más grande?  Por lo tanto, se librará una guerra desesperada. Un último intento desesperado, por parte de una civilización repentinamente golpeada por lo que nunca antes había sucedido en la historia humana: la extinción. Nuestra civilización luchará para salvarse a sí misma, pero esa lucha llegará demasiado tarde.  

La Guerra Mundial P, nuestra próxima guerra contra el planeta, por nuestra supervivencia, es imposible de ganar. El planeta prevalecerá. 

Los seres humanos nos hemos vuelto un poco arrogantes. La arrogancia está en muchos de nosotros. Imaginamos que somos más poderosos que la tierra o que el trueno. Nada de eso es cierto. Para el planeta, somos apenas motas de barro.

 Nuestra civilización no tiene ninguna posibilidad de soportar un planeta de cinturones de fuego, cinturones de inundación y cinturones de peste, donde elementos básicos como la comida, el agua y el aire se han convertido en lujos, uno que es profunda e infinitamente hostil a la vida humana de manera implacable y omnipresente.  

Ninguna oportunidad. En un planeta así, nuestros sistemas no funcionarán. Piensa en lo derrochadores que ya son. Piensa en cómo recompensan la astucia, la violencia y la brutalidad, no la generosidad, la reciprocidad y la justicia.

 Considera cómo las jerarquías que aún organizan hasta el último aspecto de nuestras vidas siguen siendo básicamente las de los primates, y elevan a los más brutales, insaciables y estúpidos entre nosotros, ante quienes el resto de nosotros debemos encogernos y obedecer. O imagina cómo nuestros sistemas entregan la mayor riqueza y poder a los más explotadores entre todos nosotros.

  Tales sistemas no funcionarán en un planeta hostil a la vida humana por la sencilla razón de que tales sistemas son hostiles a la vida humana. Vamos a necesitar sistemas, en cambio, que nutran, cuiden y protejan la vida, no solo la humana, sino de todo tipo, para empezar, porque, por supuesto, nuestras vidas solo existen en una red delicada y frágil de otros.  

Nuestra civilización no tiene ninguna posibilidad de seguir existiendo en un planeta hostil a la vida humana. Por supuesto, hay partes de ella, de las que debemos aprender. Ciencia, arte, literatura, música. Todas las formas de la verdad que cruzan los océanos del tiempo profundo. Todas las expresiones que trasciendan la brutalidad y la violencia y la estupidez que parece impregnarnos todavía. 

 Dije que este era el primer capítulo de la historia de la humanidad. Lo dije en serio. En la forma que he tratado de describirlo arriba. 

Durante 300.000 años, los seres humanos han sobrevivido debido a una sola cosa, llegaron a dominar el planeta a través de un valor y un acto por encima de todo, la violencia  Pero el capítulo de la historia humana que trata sobre el triunfo de la violencia ha llegado a su fin. 

Porque no importa cuánta violencia podamos ejercer o seamos capaces de ejercer, nunca podrá derrotar, restaurar, sanar o salvar un planeta moribundo.  Ahora estamos en un punto de inflexión en la historia humana. O trascendemos a la violencia, o nos sumamos también al acontecimiento, al acontecimiento que nosotros mismos hemos creado, la extinción  La extinción está aquí. 

La pregunta es si, por fin, entendemos el precio de la violencia, sus límites absolutos, después de tanto tiempo. La violencia podría llevarnos hasta un  punto: simios dominando un planeta, matando a sus primos más cercanos, explotando a todos los demás. 

Pero no puede llevarnos más lejos, ahora ni nunca. Aprendemos a crecer, a madurar, en la honra, el coraje, la sabiduría, la compasión, la empatía, la verdad, la bondad ahora, o la extinción, riéndose de nuestra arrogancia, también viene por nosotros. 

 Esa elección, y si podemos hacerla o si todo lo que somos son primates egoístas y chillones, es lo que dará forma a la historia humana para siempre. 






domingo, 5 de junio de 2022

LA CELEBRACIÓN DEL DÍA MUNDIAL DEL MEDIO AMBIENTE Haz las paces con la Tierra

 

Existe la necesidad de adoptar cambios sustanciales que guíen estilos de vida limpios y ecológicos

 Haz las paces con la Tierra 

LA CELEBRACIÓN DEL DÍA MUNDIAL DEL MEDIO AMBIENTE, QUE ESTE AÑO CUMPLE 50 AÑOS, HACE UN LLAMAMIENTO A VIVIR DE MANERA SOSTENIBLE Y EN ARMONÍA CON LA NATURALEZA


Bajo el lema de Una sola Tierra hoy, 5 de junio, se celebra el Día Mundial del Medio Ambiente, una edición que conmemora el 50 aniversario de la primera Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Humano de Estocolmo, en la cual se acordó la designación de tal día.  

La situación de la Tierra es más que preocupante, al enfrentarse a una triple emergencia planetaria: el clima se calienta a un ritmo demasiado rápido para que las personas y la naturaleza se adapten; la pérdida de hábitat y otras presiones sobre la naturaleza han conllevado a que aproximadamente 1 millón de especies estén en peligro de extinción; y la contaminación continúa envenenando el aire, tierra y agua.    

Cambiar esta situación no resulta nada fácil e implica transformar las economías y sociedades para hacerlas más inclusivas, justas y respetuosas con la naturaleza. Hay que cambiar el modo de actuar y pasar de dañar el planeta a curarlo. 

Bajo esta consigna, la jornada que se celebra hoy quiere destacar la necesidad de vivir de forma sostenible y en armonía con la naturaleza, a través de cambios sustanciales impulsados por políticas y elecciones cotidianas que guíen hacia estilos de vida más limpios y ecológicos.

 Si bien el panorama global no es muy halagüeño, la buena noticia es que hay soluciones para poder llevarlo a cabo y la tecnología que existe es cada vez más asequibles.

  En la misma línea, el #UnaSolaTierra pretende concienciar sobre las tres crisis mencionadas, a la vez que anima y fomenta la celebración, protección y restauración del planeta a través de diversas actividades.  

50 años después 

Este año además, el eslogan elegido para la celebración tiene un gran simbolismo, ya que fue el empleado en la primera Conferencia de Estocolmo de 1972, un evento que puso el medio ambiente en la agenda global y condujo al establecimiento del Día Mundial del Medio Ambiente.  ¡Ve más allá! 

Si apuestas por un aprendizaje individualizado, es para ti Patrocinado por UEM   50 años después, el mismo eslogan sigue vigente.

 "El planeta es nuestro único hogar y es responsabilidad de la humanidad salvaguardar sus recursos finitos", apuntan desde Naciones Unidas. 

Se trata del día más emblemático de las Naciones Unidas para promover la conciencia y la acción mundial por el medio ambiente y a lo largo de los años, se ha convertido en la principal plataforma global para la divulgación pública ambiental y es celebrado por millones de personas en todo el mundo.  

Cada año lo auspicia un país diferente, y en este 2022 el anfitrión y organizador es Suecia.
 
Debido a ello, los días 2 y 3 de junio, líderes mundiales y representantes de gobiernos, empresas, organizaciones internacionales, sociedad civil y jóvenes se han reunido durante la conferencia Estocolmo+50, un encuentro internacional para impulsar la acción hacia un planeta sano para la prosperidad de todos.

 Estocolmo+50 ha brindado una oportunidad para que la comunidad internacional fortalezca la cooperación y muestre liderazgo en la transformación hacia una sociedad más sostenible.






lunes, 23 de mayo de 2022

Capítulo 2 - La central nuclear


Capítulo 2 - La central nuclear 

* *

 Despúes de pasar toda la noche en vela esperando el momento adecuado, conseguimos entrar sin ser vistos en la central nuclear abandonada de Lemóniz  

Esta central nuclear, empezó a construirse en 1972, y fue una de las 4 que se habían planeado hacer en toda la zona del norte de España, con la que se lograría una independencia energética en toda la region del país vasco.  

 Pero hubo mucha gente que no estuvo de acuerdo con el proyecto, ya que en esos tiempos la energia nuclear era una novedad, y había temor al respecto. 

 Después de innumerables protestas y la aparición del grupo terrorista ETA que atentó contra su construccion, varias años más tarde finalmente se paralizaron las obras y la central se quedó abandonada.  

A día de hoy hay varias propuestas para su nuevo uso. 

Una de ellas es la de ser una piscifactoria de gambas. 

Ya que requiere un precio elevado para su reforma, de momento sigue estando como cuando se abandonó años atrás.  

 La central dispone de cámaras y vigilantes de seguridad.

 Su entrada está prohibida.