sábado, 20 de agosto de 2022

MARAVILLAS LAMBERTO la niña de apenas 14 años violada repetidamente

 


MARAVILLAS LAMBERTO 

La niña de apenas 14 años violada repetidamente por una manada de fascistas, varias de las violaciones fueron delante de su padre, cuando se cansaron la fusilaron y arrojaron su mancillado cuerpo desnudo a los perros. 

Ocurrió en Navarra el 15 de agosto de 1936.

 Hija de Vicente Lamberto Martínez, campesino militante de la Unión General de Trabajadores (UGT), y Paulina Yoldi. 

El general Emilio Mola era el gobernador militar de Pamplona y estaba al mando de la 12ª Brigada de Infantería y, por la parte civil, la presencia de la Comunión Tradicionalista y del Requeté carlista era mayoritaria. 

Navarra quedó desde el primer momento bajo el dominio del fascismo golpista y en su territorio no se realizó ninguna acción ni hecho bélico. 

Solo una brutal represión sobre población civil e inocente.

 A las 3 de la madrugada del 15 de agosto de 1936 una pareja de la Guardia Civil, el falangista Julio Redín Sanz y el requeté conocido como el hijo del churrero de Larraga se presentaron en el domicilio de la familia Lamberto Yoldi para llevarlo a la Casa Consistorial.

 En ese momento toda la familia se encontraba en casa, Maravillas estaba con su hermana Pilar de 10 años en su habitación. 

En otra estancia su hermana pequeña Josefina de 7 años de edad y la esposa de Vicente, Paulina Yoldi. 

Durante la detención del padre, la Guardia Civil dijo que se lo llevaban para interrogarlo, Maravillas pidió acompañarlo y estos accedieron. 

En el ayuntamiento el padre fue encerrado en el calabozo y la niña fue subida a las dependencias superiores donde fue violada repetidas veces, algunas de ellas en presencia de su padre, por la comitiva que le detuvo, entre ellos estaba el entonces secretario municipal del ayuntamiento de Larraga.

 Posteriormente, sobre las cinco de la mañana, los sacaron en un vehículo y los llevaron a un bosque que se encuentra en Ibiricu Deierri, donde volvieron a violar a la niña. 

Luego padre e hija fueron fusilados. 

 Tras su muerte, arrojaron el cuerpo desnudo de la niña a los perros, unos vecinos encontraron los restos una semana después de los hechos y los quemaron.

  Los asesinos hicieron gala pública de sus actos sin que les sucediera absolutamente nada.

 Poco después, por si no hubieran tenido bastante martirio, la Guardia Civil volvió a registrar la casa y a detener a la madre, Paulina Yoldi.

  La casa y demás bienes de la familia fueron repartidos entre algunos vecinos del pueblo, la yegua que tenían se la quedó el panadero de Larraga alegando que Vicente le debía dinero.

 La mujer de Vicente y las dos pequeñas, de 10 y 7 añitos, quedaron en la absoluta indigencia teniendo que trasladarse con lo puesto a Pamplona para poder buscar medios de vida. 

 Estos hechos las marcaron y destrozaron para siempre.  

                    NI OLVIDO NI PERDÓN



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