1950. Cooperativa de consumo de Deusto.
La Primera Guerra mundial (1914-1918), aunque España no fue un país beligerante, se mantuvo neutral, fue un momento de esplendor para la burguesía industrial y para la economía agrícola.
Bilbao fue una plaza beneficiada: se multiplicaron las exportaciones, se constituyeron muy importantes empresas de seguros, y el dinero entró a raudales en la Villa..
Se exportó mucho en efecto y los mercados interiores quedaron desabastecidos.
Las fortunas se incrementaron y la burguesía bilbaína mostró sus “joyas” en la prolongación de la Gran Vía y en el municipio de Getxo.
La conclusión fue que el capital se centuplicó y las carencias de las clases trabajadoras fueron abismales
En Bizkaia se empezó a pasar hambre.
Proliferan en estos años sobre todo por iniciativas de grupos de trabajadores y gentes de clases medias, las cooperativas de consumo.
Así, por ejemplo: la Cooperativa Cívico-militar de Bilbao, la Cooperativas Socialista “Vizcaína de “Aurrera” de Sestao, la Baracaldesa, la Cooperativa de Olabeaga, etc.
Deusto, un pueblo eminentemente industrial no iba a ser menos.
En los ambientes populares se iba creando “un entusiasmo por el ideal cooperativo, haciendo que el templo de sus ideas se consolide por una actuación constante, llena de alteza de miras, en contraposición a un comercio privado desorbitado, que se vale de todos los recursos para sugestionar al cliente y aumentar sus ventas y, por tanto, sus ganancias.
La cooperación pone en práctica procedimientos propios: suprime las ganancias del comercio privado y con ello pone término al lucro, haciendo del trabajo servicio solidario y no fuente de explotación, pues sirve las necesidades de los asociados sin sacar de ellas provecho.
La cooperación se propone reunir el dinero de los millones y millones de hombres que trabajan y son, a la vez, consumidores en mayor escala, a fin de crear un sistema de propiedad colectiva, de bien común inspirada en el principio de todos para uno y uno para todos”.
En este texto de la Memoria de la Cooperativa de Deusto (1928), ya cercanos los días de la II República, los socialistas de la Agrupación de Deusto influyen con mucho tino, y muestran los ideales de la “Cope” y sus convicciones.
Son dos personas, las que en 1916 inician los primeros pasos para animar a sus convecinos.
Son Francisco Quintana y Vicente Rodríguez.
En una asamblea celebrada en el Patronato, el 17 de diciembre, se aprobó el Reglamento y se eligió la Junta Directiva, presidida por Manuel Fernández Sanz.
La primera sede de la “Cope” se instaló en la Calle Luzarra, hoy Ramón y Cajal, en la casa donde tuvo su almacén de paja Tomás Atorrasagasti.
Era un local de comestibles que su dueño, Claudio Abrisqueta, traspasó a la “Cope” por 1.600 pesetas.
La tienda se abrió el 20 de febrero de 1917.
Pronto, 1918, las instalaciones se centraron en la casa contigua, la que siempre hemos llamado la de la Coperativa.
Esta casa se compró en 1920. Allí se construyó la panadería, almacenes y demás.
La “Cope” tuvo, para la época, unas instalaciones extraordinarias.
Pero la calle Luzarra quedaba muy lejos del resto del pueblo.
En el mismo año de 1918 se abre una sucursal en La Ribera.
Pronto se instala en Elorrieta y más tarde en Luchana.
La Cooperativa crea un Montepío de Asociados con su servicio médico y utiliza los dos pisos de la primera planta como clínica.
Esta pronto se hizo pequeña para la gran demanda de los socios y, ya cercana la Guerra, se entró en negociaciones con la Caja de Ahorros Municipal de Bilbao, dueña del cuadrante noroeste de la finca de Bidarte, donde estaba situado el palacio, a cuyo lado habían construido un hospital.
Este hospital fue el deseo de unos grandes hombres de Deusto, pero las negociaciones fueron interrumpidas por la Guerra.
Después de ésta se instaló alguna sucursal más, la de Torre Madariaga.
Pero ya nada fue lo mismo.
La “Cope”, por fuerza de los tiempos fue languideciendo hasta que desapareció en la década de los setenta.
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