Lo verdaderamente increíble es que este mundo no salte hecho pedazos en cualquier momento.
Mientras la gente compra regalos, mientras la gente compra el marisco y el cordero y envía felicitaciones (cada vez menos en formato christma tradicional y más en formato digital apresurado y saturado), mientras cena o come y se emborracha y vive ajena a la miseria y a la sangre.
Un botón, rojo o negro, no importa para la daltónica o ciega sinrazón, una pistola moderna de esas indetectables para los detectores, "un frio y carnívoro cuchillo", un mercenario solo o en grupo, un virus solo o en colonia desatada...
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