Octavio Alberola
Aunque
la historia oficial fija el inicio de la Revolución Cubana con la
entrada triunfal de los Barbudos en La Habana el 1 de enero de 1959, no
es hasta el 16 de abril de 1961 que Fidel Castro declara el carácter
socialista de esa Revolución. Pero la realidad de la vida cotidiana de
los trabajadores cubanos ha desmentido desde entonces el pretendido
objetivo emancipador de esa revolución. No solo por ser el socialismo
castrista una simple expresión caribeña del socialismo soviético -en
realidad capitalismo de Estado- sino también por ser una excusa
dialéctica de Fidel Castro y la burocracia castrista para apoderarse y
mantenerse en el Poder.
Más allá de los discursos y proclamas, la
realidad es que esa Revolución no ha intentado cumplir en ningún
momento la promesa de erradicar la explotación capitalista ni suprimir
las diferencias de clase. Por eso en Cuba los turistas y los cubanos con
dólares han podido disfrutar de todo, mientras la mayoría ha vivido en
la escasez y algunos hasta en la miseria desde los primeros tiempos de
la Revolución hasta ahora, como lo han podido comprobar todos los que
han viajado a Cuba (1) a lo largo de estos 62 años de Revolución.
Una
realidad agravada durante el "Periodo Especial" -provocado por el
derrumbe de la Unión Soviética- en el que los cubanos no podían entrar, y
aún menos comprar, en las Diplotiendas. Esa práctica de apartheid, que
llegó a abarcar mercados, hoteles, hospitales y centros de recreación,
además del apartheid político. Una práctica autoritaria constante de la
Revolución que ha impedido todos los cambios propiciados -desde el
interior como del exterior de ella- para democratizarla y hacer posible
un socialismo verdaderamente emancipador. De ahí que los únicos cambios
producidos hayan sido solo los necesarios para que todo siga siendo lo
mismo y sin alterar la tradicional relación entre la élite y la
sociedad.
Límites y dirección de los cambios
No es
pues de sorprender que los cambios -que comienzan a producirse en la
década de los noventa por la caída del campo socialista y más desde que
Fidel deja en 2006 la dirección del Estado a su hermano Raúl- se hayan
concentrado en la esfera económica para abrir mayores espacios al
mercado en la asignación de recursos. Pero solo para eliminar las
excesivas prohibiciones que saturan la vida cotidiana y la
administración en la Cuba "socialista", obligando a la mayor parte de la
población a refugiarse en un sinnúmero de practicas sociales de
supervivencia y simulación. Sobre todo durante los años del Periodo
Especial; aunque el triunfo de Chávez en Venezuela incita a las
autoridades cubanas a volver a privilegiar el modelo centralizado y
estatizado.
Una vuelta al centralismo y a la letanía del
socialismo estatista que entra de nuevo en crisis en julio de 2006 con
la virtual desaparición de escena de Fidel -por graves problemas de
salud- y su reemplazo provisional por su hermano Raúl, consciente de la
critica situación económica y de apatía social reinantes en Cuba pese a
los alegres subsidios venezolanos. Una situación, difícil de mantener,
que le obliga a apelar al cambio y convocar en 2007 un "debate popular"
de para fijar los Lineamientos de la Política Económica y Social de
Cuba. Un debate intrascendente, pero necesario, para justificar el
alcance y ritmo de los nuevos cambios que Raúl anuncia en su discurso de
investidura: "En diciembre hablé del exceso de prohibiciones y
regulaciones, y en las próximas semanas comenzaremos a eliminar las más
sencillas".
Efectivamente, en marzo se eliminan las prohibiciones
más "sencillas" y absurdas para que los cubanos puedan alojarse en
cualquier hotel de su país, alquilar un vehículo o una moto de turismo y
pasar sus vacaciones en un establecimiento turístico de la isla,
incluido Varadero (en función de sus recursos), así como vender una
propiedad sin autorización previa. Pero no es hasta 2011 que las
autoridades deciden dar un nuevo impulso a la actividad por cuenta
propia aprobando 181 actividades, y dos años después 201 oficios más,
además de autorizar a los cubanos a salir legalmente del país por dos
años sin perder el derecho de residencia. Un reformismo gradual que
alcanza un nuevo hito con las nuevas medidas migratorias, de 2016 y
2018, facilitando las visitas temporales de los cubanos que salieron
ilegalmente del país antes de 2013.
Hitos reformistas y
aperturistas a los que hay que agregar el nuevo plan de medidas
económicas anunciado por el actual Presidente de la República, Miguel
Mario Díaz-Canel Bermúdez, avalado por Raúl en tanto que presidente del
PCC desde que le cedió la Presidencia del Estado el 10 de octubre de
2019.
Un Plan que, además de la "unificación monetaria y
cambiaria", y de eliminar la lista de actividades permitidas en el
sector privado, dejándolas vedadas a solo 124 ocupaciones, se aplicará
"sobre la base de garantizar a todos los cubanos mayor igualdad de
oportunidades, derechos y justicia social, la cual no será posible
mediante el igualitarismo, sino promoviendo el interés y la motivación
por el trabajo".
La deriva de la Revolución hacia el capitalismo privado
Ante
un tal balance, de los límites y la dirección en que han ido los
cambios en Cuba, ¿cómo no concluir que la Revolución socialista cubana
es cada vez menos socialista (capitalismo de Estado) y de más en más
capitalismo privado?
Una deriva decidida por esa dirigencia
frente a las propuestas y tentativas -del interior como del exterior del
movimiento revolucionario- para democratizar y orientar el proclamado
socialismo de esa Revolución hacia objetivos realmente emancipadores.
Propuestas y tentativas rechazadas y reprimidas con igual o mayor celo
que el puesto en rechazar y reprimir las de la derecha exiliada en Miami
para volver a instalar en Cuba la democracia burguesa.
Una
deriva que el nuevo Plan de Diaz-Canel pretende justificar con la
invocación de la "eficiencia económica" y la "eliminación de subsidios
excesivos y gratuidades indebidas" para poder justificar cínicamente la
"transformación de los ingresos" y celebrar en "familia" el nuevo año y
el 62 aniversario de la Revolución en función de las potencialidades de
cada bolsillo: unos en palacetes y otros en chozas, como en cualquier
país capitalista.
Las perspectivas
A pesar de los
frecuentes retrocesos en la historia y de que nada permite asegurar si
ella tiene un sentido, el devenir de ella parece ir hacia horizontes
cada vez más democráticos y emancipadores; pero, en Cuba, nada indica
que las perspectivas inmediatas sean ésas.
Sea por el efecto de
los cambios producidos durante los 62 años de la Revolución o por la
represión (en algunos casos extrema) de la disidencia y el éxodo masivo
provocado por la imperiosa necesidad para la mayor parte del pueblo
cubano de buscar cómo sobrevivir en un país en donde todo depende del
Estado, en Cuba no se ha podido articular una oposición capaz de ser una
alternativa real al régimen. Y aún más en estos momentos con un
espectro político tan fragmentado y polarizado.
Por ello, aunque
en un tal contexto se produzcan explosiones sociales y haya mucha
frustración y descontento, el cada uno a lo suyo impide a las
oposiciones que se manifiestan ser perspectivas realmente emancipadoras
para la sociedad cubana. Tal es el caso del Movimiento de San Isidro y
las movilizaciones para exigir diálogo a las autoridades, como también
el de la última protagonizada por 300 cubanos -de diferentes estratos
profesionales e ideológicos residentes en Cuba o en el extranjero-
enviando una "Carta abierta al Presidente Joseph R. Bilden, Jr." para
pedirle poner fin al bloqueo de Cuba. Una Carta, publicada por La Joven
Cuba, en la que, a pesar de reconocer que "EE UU no es el único
responsable de los problemas que enfrenta el país" y que aún se está
lejos de "una Cuba totalmente democrática", no se dice claramente
(aunque algunos de los firmantes lo reconozcan en lo privado) que es el
bloqueo interno el que impide solucionar esos problemas y conseguir ese
objetivo. Además de que ninguna de estas iniciativas cuestiona la deriva
del capitalismo de Estado imperante en Cuba hacia el capitalismo
privado. Deriva que, además de ser promovida por el sector empresarial
de la Revolución, es el principal reclamo de la Oposición derechista de
Miami.
De ahí que, por mucho ruido mediático que se haga en torno
de tales iniciativas, no sea a partir de ellas que se abrirán
perspectivas emancipadoras o siquiera democratizadoras para el pueblo
cubano. No solo por no serlo la deriva hacia el capitalismo privado sino
también por ser esta deriva compatible con el mantenimiento de la
dictadura. Pues, aunque se dice frecuentemente que capitalismo rima con
democracia, la verdad es que hay muchos ejemplos de que rima muy bien
con dictaduras de todo tipo.
Ante tal evidencia, la única
perspectiva es la del statu quo revolucionario autoritario, del gobierno
de Partido único, con extensión de la economía empresarial a todos los
sectores de la actividad económica (salvo los 124 prohibidos), en un
proceso gradual controlado por la élite que no ha cesado de controlar el
gobierno y el partido durante los 62 años de la pretendida "Revolución
cubana".
Claro que ser consciente de ello no impide seguir
deseando una "sociedad donde todos los asuntos públicos sean resueltos
mediante la auto-organización de quienes convivimos, trabajamos, creamos
y amamos, en Cuba y el planeta", como lo desean los libertarios cubanos
(2). Una sociedad "donde no exista el trabajo asalariado, la imposición
de la autoridad, el culto de la personalidad, las diversas violencias
directas, estructurales ni simbólicas, la hiper-competitividad, el
burocratismo, las decisiones en manos de una élite, la concentración de
la riqueza y la apropiación desigual del conocimiento", como la que
deseamos y por la que luchamos todos los libertarios del planeta. Pues, a
pesar de que "el actual deterioro organizativo de la clase trabajadora y
los segmentos más precarizados de la sociedad cubana" y del mundo
vuelven irrealista un tal deseo en un futuro inmediato, la historia de
los pueblos no ha cesado de demostrar que nada está escrito
definitivamente para siempre y que, por consiguiente, no es utópico
desearlo. Además de ser cada vez más necesario avanzar hacia ella -por
razones de justicia social y de supervivencia de la humanidad frente a
las actuales amenazas sanitarias y medioambientales- en todos los países
del planeta ante el catastrófico fiasco del capitalismo privado y de
Estado.
Notas:
(1)https://www.fifthestate.org/archive/383-summer-2010/cuba-state-private-capitalism/
(2) https://www.portaloaca.com/opinion/15348-sobre-el-comunicado-del-taller-libertario-alfredo-lopez-de-la-habana.html
[Tomado de http://rojoynegro.info/articulo/ideas/cuba-la-econom%C3%ADa-cambia-el-estado-autoritario-sigue.]
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