sábado, 20 de febrero de 2021

Resistiremos Vicálvaro, la lucha de Olga y sus vecinas contra un fondo buitre

 

 

La historia de Olga es la misma que están sufriendo miles de familas afectadas por los fondos Buitre. Olga es vecina de Vicálvaro, barrio madrileño donde vive junto a sus 3 hijos menores. Firmó una hipoteca en 2009 con CaixaNova, que tras la crisis financiera ha acabado en manos del fondo buitre Prosil, con sede en Luxemburgo. Ahora está luchando con sus hermanas y con el colectivo

 

Resistiremos Vicálvaro, la lucha de Olga y sus vecinas contra un fondo buitre

 

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Las secuelas de la crisis financiera de 2008 siguen muy presentes en muchos barrios de nuestro país, que se han convertido en una pista de aterrizaje perfecta para los fondos buitre. La burbuja inmobiliaria y la consecuente precarización de la vida ha arrastrado a familias enteras a las garras de estas entidades, como es el caso de Olga, vecina del madrileño distrito de Vicálvaro, donde vive junto a sus tres hijos menores. 
 
 
En 2009, Olga compró una vivienda en el barrio donde se había criado, junto al que por entonces era su marido, que actualmente se encuentra en espera de juicio por violencia machista contra ella. Firmaron la hipoteca con Caixanova, poniendo como aval la vivienda de sus padres. Un año después de la firma de la hipoteca, con la crisis ya desatada en nuestro país, Caixanova cierra su fusión con Caixa Galicia, conformando la nueva entidad NovaCaixaGalicia. La maniobra financiera se saldó con la pérdida de miles de empleos, indemnizaciones millonarias para sus directivos y el posterior rescate de 9.000 millones del erario público. De ahí, con la reconversión del sector financiero español, acabó convertida en Abanca
 
 
Las vibraciones de los movimientos de hilos en las altas cumbres del sector financiero se convirtieron en auténticas ondas sísmicas cuando llegaron a los barrios populares, golpeando a miles de familias hipotecadas. El desmadre financiero de los años previos a la caída de Lehman Brothers derivó en un desastre para las clases trabajadoras, sin embargo, se convirtió en el caldo de cultivo perfecto para los fondos buitre.  
 

En el caso de Olga, ella había asumido el pago de las cuotas hasta que la crisis arrasó con su puesto de trabajo. Pudo seguir llevando dinero a casa cobrando primero las prestaciones del paro y encadenando luego empleos precarios limpiando casas. La hipoteca quedó en manos de su marido, que sin embargó ocultó a Olga el impago de las cuotas, atravesado todo por la situación de violencia que vivía.

 

La tormenta se desata cuando los padres de Olga, vecinos también de Vicálvaro, deciden separarse y el padre pide su parte de la vivienda familiar, un piso que llevaba años pagado y en propiedad del matrimonio. Al arreglar los papeles para comprar su parte, Olga y sus hermanas descubren que la propiedad de la vivienda había pasado a manos del fondo buitre Prosil Acquisition S.A., con sede en Luxemburgo. Abanca había ocultado el traspaso de la deuda a Prosil, pero no solo eso. Cuando firmaron la hipoteca, por entonces con Caixanova, la entidad rehipotecó la vivienda de los padres de Olga, con el total desconocimiento por su parte, según denuncia la familia, ya que pensaban que actuaban como avalistas. 

 

Esta situación abre la caja de Pandora para la familia, que descubrió no sólo lo sucedido con Caixanova-Abanca, sino también el impago de las cuotas de la hipoteca de Olga por parte de su exmarido, la situación de violencia que estaba viviendo y la posibilidad de que el fondo acabase desahuciando las dos viviendas.
 
 
Solidaridad y apoyo mutuo contra los buitres
 
 
El calvario de negociaciones para salvarse del desalojo es paralelo al entresijo societario con el suelen actuar los fondos. Pese a que la deuda hipotecaria de Olga se vendió a Prosil, este actúa en España a través de intermediarios, gestores de activos, como es el caso de HipoGes Iberia, casualmente fundado en 2008 por exdirectivos de Lemhan Brothers. Olga, separada ya de su marido, está en pleno proceso de negociación con HipoGes, junto a sus hermanas, Mónica y Keka, y apoyadas por Resistiremos Vicálvaro, un colectivo del barrio fundamentado en procesos de solidaridad y apoyo mutuo que está dando la pelea contra los buitres en el distrito.
 
 
Gracias a este apoyo y al trabajo de su abogado, Aitor Portillo, las hermanas han conseguido salvar la casa de su madre abonando 96.000 euros al fondo, pese a que como denuncian, es una vivienda ya pagada por los padres de Olga hace años. No contentos con esa cantidad, el fondo continua exigiendo el pago de la deuda hipotecaria del piso de Olga, sin tener en cuenta que una parte ya fue abonada los años que sí se pagaron las cuotas, tal y como explica la afectada. Y en esa negociación está ahora la familia.
 
 
Hemos estado con la familia y la gente de Resistiremos Vicálvaro, que nos cuentan en este vídeorreportaje su lucha por una vivienda digna para Olga y sus hijos.

 

 

 

 

 

 


 

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