Fallece en el Vázquez Díaz una trabajadora marroquí contratada «en origen» y despedida tras ser diagnosticada de una enfermedad terminal
Días antes de saber que su muerte era inminente, Fatima Z. B. grabó un vídeo en el que expresó su voluntad en lo que se refiere al futuro y educación de sus hijos; tres menores, uno de ellos de menos de un año. Quiere que la tutela quede bajo responsabilidad de la abuela, su madre, quien, como siempre, ha cuidado de ellos desde que volvió a España, un año más, en uno de los contingentes de mujeres marroquíes contratadas “en origen” por las patronales onubenses de frutos rojos.
También dedica palabras de agradecimiento a las pocas personas y organizaciones que han cuidado de ella, y le han acogido y acompañado desde que supo su fatal diagnóstico hasta su fallecimiento, este domingo, en el hospital Vázquez Díaz de Huelva. Entre ellas no figuran la empresa Frutas García Molina SL, las administraciones públicas, los grandes sindicatos, las organizaciones agrarias, o el lobby patronal Interfresa. Fatima no tenía nada que agradecerles. Descansa en Paz.
Fatima comenzó su relación laboral con la empresa Frutas García Molina SL en abril de 2018. Este, por tercer año consecutivo, se incorporó a la empresa con los primeros contingentes de marroquinas llegadas entre enero y febrero. El 20 de ese mes se sintió mal. Comenzó a sangrar y fue necesario ingresarla de urgencia en el hospital Juan Ramón Jiménez.
Allí le fue diagnosticado un cáncer de cérvix en estado muy avanzado.
Con el diagnóstico también le llegó la carta de despido.
Perdió el trabajo y el
alojamiento que le ofrecía la empresa. Gracias a otras mujeres
marroquíes afincadas en Moguer, y la colaboración permanente de los
colectivos Asisti Cuenca Minera y Jornaleras de Huelva en Lucha, ha
compartido vivienda con otras personas solidarias que la han acogido en
su enfermedad.
Un abogado laboralista del Sindicato Andaluz de Trabajadores le ha venido representando ante los tribunales de Justicia, donde no se ha llegado a celebrar el juicio por su despido antes de su fallecimiento.
Desde que cayó enferma, Fatima no ha recibido ningún salario, subsidio o prestación para hacer frente a su tratamiento.
Tampoco ha recibido ninguna ayuda de las organizaciones financiadas o contratadas expresamente por la Junta de Andalucía para la asistencia socio sanitaria de las mujeres marroquíes de los contingentes en origen: el lobby patronal Interfresa (cuyo subvencionado plan PRELSI es de adscripción voluntaria para el empresariado) y la ONG Mujeres en Zona de Conflicto.
Según cuentan personas muy allegadas a la trabajadora fallecida, las únicas veces que se pusieron en contacto con ella fue para ofrecerle un billete de regreso a su país, algo que no satisfacía sus necesidades socio sanitarias reales.
Hoy, miércoles 9 de diciembre, 72 horas después de su muerte, su cadáver continúa en el hospital Vázquez Díaz. Repatriar los restos de Fatima a Marruecos cuesta 2.800 euros. Ningún seguro o acuerdo cubre ese gasto. Las personas que han estado con ella en sus últimas semanas de vida están desoladas, sin saber qué hacer. A primera hora de la noche de ayer iniciaron una colecta.
Están preocupadas. Temen no poder sufragar el traslado. No quieren que su cuerpo sea incinerado. El último deseo de Fatima fue ser enterrada en su tierra, según las costumbres de su pueblo. Despedida por los suyos. Su madre, sus hijos…
Hoy es un día triste para nosotras. Con apenas un mes de diferencia, el cáncer se ha vuelto a llevar a otra de nuestras compañeras jornaleras.
Fatima llegó a nuestra provincia en uno de los contingentes con contrato de origen desde Marruecos para trabajar recogiendo fresas, considerada como un simple producto necesario para generar riqueza, una mano de obra barata a la que explotar fácilmente. Sin que nada más importe, sin ni siquiera tenerla en cuenta como persona.
Es por esto mismo que una vez detectada su enfermedad, y una vez empezado su proceso de tratamiento y de sufrimiento, la empresa para la que trabajaba se desentiende totalmente de ella, como ocurre con tantas otras compañeras, dejándola totalmente abandonada a su suerte, sin recursos, en un país donde no conoce el idioma ni tiene acceso a los derechos más básicos más allá de la atención médica, en la que también se encuentra con numerosas dificultades.
A pesar de tener un contrato de trabajo, de estar “asegurada” y haber estado cotizando a la Seguridad Social, la tiraron a la calle como un perro sin ni siquiera gestionarle el derecho que le pertenecía a cobrar su baja por enfermedad.
Es por esto que a duras penas ha podido sobrevivir, ha podido comer y ha podido obtener sus medicamentos durante varios meses, gracias al apoyo que le hemos podido ofrecer desde el Colectivo de Jornaleras de Huelva en Lucha, y desde la Asociación ASISTI Cuenca Minera, quién ha estado acompañándola desde el primer momento.
También, y lo más importante, gracias a la solidaridad y al sentido de comunidad de sus paisanas, que en esto de cuidar cuando más se necesita y del apoyo mutuo, debido a la necesidad y a las situaciones que enfrentan constantemente, tienen hecho un máster.
Fatima tenía 37 años, y ha dejado tres hijos y una familia en Marruecos de la que no se ha podido despedir. Pero sobre todo, la muerte de Fatima en estas condiciones tan inhumanas e indignas para una persona, ha vuelto a dejar en evidencia este miserable y ruin sistema de contrataciones en origen que lo único que pretende es aprovecharse de una mano de obra vulnerable que busca en los lugares donde más necesidades existen.
Señores de la patronal del fruto rojo de Huelva: presumís de ese plan ético sociolaboral llamado PRELSI, en el que se encuentran colaborando organizaciones feministas tan importantes como MZC, y que supuestamente ha sido creado para proteger la integridad de estas mujeres. Pero, sin embargo, esta es la realidad que nos encontramos una y otra vez, y no, no son casos aislados. ¿Por cuánto tiempo más pensáis seguir negando esta evidencia, y maquillándola con ese plan inútil que habéis creado para tapar vuestras vergüenzas?
Hoy, desde el Colectivo JHL volvemos a denunciar las atrocidades que se cometen con nuestras compañeras marroquís. A la espera quedamos de que las personas que ocupan los distintos cargos responsables ante este tipo de situaciones decidan posicionarse de una vez, y ayudar a que dejen de ocurrir estas barbaridades, o por el contrario sigan siendo partícipes y cómplices de los atentados contra los Derechos Humanos que llevan décadas cometiéndose con nuestras compañeras.
Querida Fatima, no pudimos cumplir el deseo de acompañarte a tu tierra cuando te recuperases para tomar té y bailar a ritmo de música árabe, pero prometemos no cesar en esta lucha incansable hasta conseguir que ninguna compañera vuelva a morir en estas condiciones.
Que la tierra te sea leve amiga, siempre estarás en nuestros corazones.
Huelva, 7 de diciembre de 2020
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