lunes, 31 de agosto de 2020

«Los veterinarios llevamos trabajando con los coronavirus 90 años y estas vacunas no suelen funcionar bien»



Nacho de Blas: «Los veterinarios llevamos trabajando con los coronavirus 90 años y estas vacunas no suelen funcionar bien»

 

Epidemiólogo veterinario de la Universidad de Zaragoza

  

Lleva media vida estudiando coronavirus y epidemias. En la facultad les decían que nunca les faltaría trabajo, porque cada cinco años surge una nueva enfermedad en cada especie animal; y cuando erradicas una, solo dejas sitio a otra.

 Con la globalización, eso «ocurrirá en humanos», dice


DONOSTIA – ¿Está más tranquilo o más preocupado que cuando empezó esta pandemia?


–Más tranquilo porque sabemos más cosas, pero esas cosas que sabemos tampoco hacen que te quedes mucho más tranquilo, porque nos hace ver que esto va a ser algo para largo. No es una enfermedad de estas apocalípticas, con mortalidad muy alta, excepto en colectivos muy concretos, que son las personas mayores. Para ellos sí que es una enfermedad muy grave. 


 Pero sabemos que la inmunidad dura muy poquito, que hay muchas personas asintomáticas que se han infectado y luego presentan algún tipo de secuelas de tipo respiratorio o nervioso. Y estamos hablando de gente joven.


 Todo lo que sea a largo plazo todavía es una incógnita.


¿No hemos sido conscientes de que esto era una carrera de fondo?


–Y creo que las autoridades tienen un poquito de culpa. Tengo la sensación de que estamos tratando a la sociedad como si fueran niños pequeños; hay una infantilización de la sociedad, de darnos todo mascadito. Se ha minimizado mucho el problema.


¿No es peor causar alarma?


–En Salud Pública hay que ser pesimista por naturaleza. Y presentar un plan de contingencia. ¿Que luego no hace falta aplicarlo? Mejor. Claro, luego hay dos extremos. Por un lado están los optimistas patológicos, que son peligrosísimos: la vacuna va a estar en dos meses, no va a haber reinfectados… 


Y en el otro extremo están los apocalípticos: que todo va a ser un desastre. Ni una cosa ni la otra. Un pesimista pragmático hay que ser en salud pública.


Explíqueme qué está pasando.


–Muchas de estas cosas las sabemos los veterinarios desde hace 90 años, porque tenemos coronavirus en animales. El principal problema de las gallinas y los pollos es un coronavirus, la bronquitis infecciosa aviar, desde 1930. Llevamos décadas trabajando con coronavirus.


 Sabemos perfectamente cuáles son las vías de transmisión, los comportamientos estacionales, que los anticuerpos duran de seis a doce meses en el mejor de los casos, sabemos perfectamente que las vacunas son una porquería y son complejísimas.


¿Está diciendo que las vacunas no son eficientes?


–Los coronavirus en animales es igual que en los humanos. Sabemos que estas enfermedades, cuando aparecen por primera vez en una población producen un pico epidémico super fuerte, independientemente de la estación del año; y luego ya se llega a un equilibrio, a la inmunidad de rebaño, y se dan picos por la pérdida de inmunidad.


 Sabemos incluso que las vacunas en algunos casos han sido contraproducentes. En perros, las que había registradas de coronavirus se han retirado del mercado todas.


¿Por qué?


–Porque no protegen. Estamos hablando de vacunas que están superprobadas y no funcionan. 


Y las vacunas mejores que hay para coronavirus son las que inducen una buena respuesta frente a muchos antígenos distintos, tanto con anticuerpos como con respuesta celular. Y eso, de momento, solo lo consiguen vacunas que sean atenuadas, que tardan años en desarrollarse; y no vacunas que sean inactivas, como muchas de las que se están desarrollando. La inmunología es supercompleja.


¿Dentro de las vacunas que se están planteando, no hay ninguna de las que usted llama «buenas»?


–Las inactivadas son mas fáciles, se coge al virus y se le inactiva, pero apenas activan la respuesta celular, con lo cual solo estamos activando la mitad del sistema inmunológico. Es como tener las armas contra un antígeno, pero no a los policías. Las vacunas por excelencia, son las atenuadas, coger ese virus y hacerle olvidar que se comporte de forma agresiva.


 Esa vacuna tiene todas las armas, y además activa la respuesta celular, pero actualmente no hay ninguna en desarrollo. Y para cuando haya una vacuna atenuada en el mercado, esta enfermedad ya no será de interés.


¿No sería más fácil, entonces, centrarse en los tratamientos eficaces en vez de la vacuna?


–Estás metiendo el dedo en la llaga. Los laboratorios farmacéuticos quieren algo que impacte y que se venda rápido. Las inactivadas son rápidas, pero sabemos que van a funcionar poco y mal. Claro, en muy poco tiempo tienes un modelo de vacuna: es el modelo de Oxford, el de los rusos, italianos y varias chinas.


 Luego están las recombinadas y hay otras más modernas, las de tipo genético, que son la vacuna de Moderna en EEUU o la de BioNTech, que la va a comercializar Pfizer en Alemania. Queda muy bien sobre el papel, pero todavía no hay ninguna vacuna registrada con esa tecnología ni en animales ni en humanos.


¿O sea que nuestra esperanza está depositada en un experimento?


–En un coronavirus, con las complejidades que sabemos que tiene, esperar que te va a salir bien a la primera, pues no sé si es un muy realista. Y estamos hablando de que la Unión Europea iba a comprar a Moderna 80 millones de dosis. Multiplícalo por 35 euros que vale cada una… Estamos hablando de 2.500 millones de euros. 


Una empresa de seis años y que no tiene ningún producto en el mercado; y solo en Europa vende 2.500 millones de un producto que no existe. Es increíble, para que luego Anthony Fauci (inmunólogo de EEUU) diga que a lo mejor se queda solo en el 50% o 60% de efectividad, que ni siquiera llegas a la inmunidad de rebaño.


 En veterinaria nos exigen el 75% para comercializar algo.


¿Entonces?


–Volviendo a tu pregunta, no interesa un tratamiento que pueda desmontar tal negocio.


 Quiero decir que hay muchas moléculas que pueden ser candidatas a ser un tratamiento efectivo, pero que no interesa financiar porque no tienen tanta rentabilidad como una vacuna o como el Redemsivir famoso, que son 3.000 euros el tratamiento y la mejora que tiene es la que es: solo sirve para pacientes graves intubados, donde se consigue bajar la letalidad del 18% al 12%.


¿Estaba cantado que pasaría algo así algún día?


–Sí. Bill Gates ya dijo hace unos años que la amenaza para la humanidad son los virus que van a saltar de poblaciones silvestres a los humanos. El 75% de las enfermedades víricas y bacterianas que tenemos lo humanos proceden de los animales, son de origen zoonótico y aún así, los conocimientos de los veterinarios no se están considerando para nada.


¿Qué planes tienes para las vacaciones del año que viene?, ¿volveremos a la normalidad?


–(Resopla). Para dentro de dos años, estoy convencido de que casi seguro que sí. Para el año que viene…, depende de muchos factores. Asumiendo que no va a haber ninguna mutación relevante, que eso también es importante, porque si se vuelve más agresivo, todo lo que estamos dibujando se nos iría a la mierda. De hecho, lo que le pasó al SARS es que tuvo una mutación, pero en este caso se erradicó por sí solo.


¿Podría autoeliminarse el virus?


–Podría ocurrir. Lo que pasa es que SARS y MERS, dos coronavirus malos, solamente eran contagiosos los enfermos, no había portadores asintomáticos, y este tiene algunas cosas malas como SARS y MERS, pero el comportamiento que tiene es como un virus respiratorio, como los cuatro coronavirus estacionales que tenemos continuamente en invierno.





¿Usted también cree que el virus nos va a volver loco en la vuelta al cole?


–Cuando los niños tengan mocos en el colegio, va a ser el caos. El problema es el optimismo patológico. Estábamos convencidos de que esto en verano se iba a pasar, y como somos super responsables, vamos a empezar el curso y, además, en octubre va a estar la vacuna. Estábamos haciendo el cuento de la lechera.


¿Es usted partidario de medidas drásticas frente al coronavirus?


–Mientras no tengamos una vacuna efectiva, sí. Y como pronto, comenzaremos a vacunar a algunos colectivos de riesgo en enero o febrero, con suerte, porque la de Moderna está atascada por falta de candidatos en la fase tres y la de Oxford dice que el 3 de noviembre saca las primeras unidades al mercado, pero hasta que la pongan, funcione y veamos que no hay efectos adversos… 


Es que luego hay una fase cuatro que nadie comenta, donde hay que ver si tiene reacciones adversas y hacer seguimiento de personas y ver si se infectan… Espera a que empiece a aparecer gente vacunada que dé síntomas y positiva en los hospitales y vas a ver el tortazo que se pegan los optimistas patológicos.


¿Y la economía?


–El problema es que aquí se ha priorizado abrir los bares a abrir los colegios. Los veterinarios nos enfrentamos a enfermedades con letalidades de hasta el 90% y hemos tenido que aprender a ser muy drásticos. 


Y también tenemos en cuenta el tema económico. Hay situaciones en que tienes que sacrificar la granja entera de cerdos y las que hay en diez kilómetros a la redonda. A lo mejor 100.000 animales. En humanos no se puede, claro, el equivalente es el confinamiento. 


En la primera fase, un confinamiento nacional lo entiendo, porque había muchas incógnitas, pero si hay que hacerlo, hay hacerlo bien. Si sabes que los mayores de 70 son el colectivo de riesgo, pon toda la carne en el asador y en ese punto. Yo obligaría al confinamiento absoluto a personas mayores de 70 años.


¿Cree que nos volverán a confinar?


–Creo que no. A lo mejor en alguna localidad concreta, que tenga los casos disparados, habría que plantearlo. Sería insostenible desde el punto de vista económico e injustificado, teniendo en cuenta los conocimientos que tenemos.


¿Se imagina un virus que se transmita como este y mate con el ébola?


–Te pongo un ejemplo que está pasando ahora. La peste porcina de África, que hay un montón de brotes activos en Polonia. Alemania está construyendo un muro en toda la frontera, de dos metros de altura, porque el problema lo van a tener con los jabalís infectados, que son bastante resistentes, y eso pasa porque no hay vacuna.


 Esta enfermedad la conocemos desde los años 50 y se carga al 99% de los cerdos en cuestión de 72 horas. No hay vacuna. Se transmite por todas las vías que te puedas imaginar, aire, insectos, contacto directo, ingestión…si tuviéramos una peste porcina africana en versión humana, apaga y vámonos. A una cosa así, sí que tengo miedo.


¿Entiende que haya padres que se nieguen a llevar a los niños al cole?


–¡Ojo!, y hay jueces que apoyan la medida y eso es lo malo. Y que están desautorizando al gobierno. Desautorizando medidas de tipo sanitario. Esto desde el punto de vista científico no se comprende.


¿Qué nota le da a la gestión de la crisis a nivel mundial y local?


–Ha habido mucha descoordinación, porque la OMS no ha sido el líder que se buscaba para dar soluciones globales. Ha habido países que les ha ido bien, como Alemania, y hay otros, como Reino Unido y EEUU, que se han encabezonado en hacerlo todo mal.


 Y a nivel nacional, ha habido también bastante descoordinación. Hay comunidades que lo han hecho mejor, como La Rioja, que abordó muy bien el primer brote.


 El País Vasco hacía unos informes cojonudos hasta que el que los hacía se le hincharon las narices y el diagnóstico es espectacular, con triple turno, que es para quitarse el sombrero; Castilla y León tiene un servidor de datos abiertos espectacular; y Aragón, que está liderado por un veterinario, se ha enfrentado a situaciones inesperadas, como el tema de los temporeros, y ha reaccionado bien. 


Pero en general, suspendidos, tanto la OMS como a nivel nacional, por falta de liderazgo.



 
 
 
 
 
 

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