Se ha comportado como el típico niño abusón del patio: todo para mí, nada más que para mí y sólo para mí. Donald Trump ha ordenado la compra todo el stock del Remdesivir de aquí a octubre.
Se ha hecho con el 100% de las ventas de julio, y el 90% de las de
agosto y septiembre. ¿El resto? El resto que se las apañe como pueda ha
debido de pensar. Y visto lo visto, viendo el acopio que ha hecho el
presidente de Estados Unidos, el resto lo va a tener difícil por no
decir imposible.
El Remdesivir es ahora mismo el fármaco más seguro y eficaz para
salvar la vida de los enfermos más graves de covid-19. Se ha demostrado
que, con su tratamiento, se logra salvar a casi el 70% de los pacientes que tienen problemas respiratorios.
La mayoría experimenta una mejoría significativa en pocos días y
consigue superar la enfermedad. El problema está en su precio: el
tratamiento ronda los dos mil euros por paciente, y son 5 dosis, es
decir, sale a 400 euros cada dosis.
Un tratamiento caro, avalado ya por
la Agencia Europea del Medicamento y que costará aún más en Estados
Unidos. Y lo peor, no estará al alcance de todos. Ya saben: allí, si no
tienes seguro médico, te arruinas o te mueres.
Lo del Remdesivir sienta un mal precedente. Gilead es el único
laboratorio que lo fabrica ahora mismo. Su producción está en suelo
norteamericano y, aunque el estudio se ha hecho con pacientes europeos,
Estados Unidos entiende que ha invertido mucho dinero como para dejar el
antiviral en manos de otros.
Además, recordemos, Trump está en campaña y necesita vender alguna noticia positiva que contrarreste los pésimos datos
que está teniendo el país respecto a esta pandemia. Allí han vuelto a
superar el pico de contagios y muertes, la curva se ha vuelto a disparar
y lo peor es que los expertos auguran que fácilmente podrán llegar en
unas semanas a los 100 mil contagios diarios.
Una gestión que a Trump le
puede costar la reelección. Así que necesita vender algo en uno de sus
grandes discursos, lo que sea, y decir que él es el único capaz de
salvar a los estadounidenses es un buen eslógan de campaña. Si es a
costa de dejar a los demás sin nada, pues que así sea.
Y el titular, lo
tiene. Otra cosa es que se traduzca en votos y en aprobación para un
Trump que atraviesa sus horas más bajas.
Pero lo preocupante para muchos no es lo que ha pasado con este
antiviral.
El problema, gordo, puede llegar cuando salga la vacuna
contra el covid-19. Que la producción se concentre en pocas manos
conlleva el riesgo de, primero, a qué precio se vende, y, segundo, que
pase como con los EPIS y mascarillas al principio de la pandemia.
Que
aquello se convierte en un gran bazar en el que el mejor postor se lo lleva todo.
Un absurdo enorme porque proteger a los tuyos y dejar a los demás
desprovistos ante el virus no va a servir para nada.
Que los del portal A
estén vacunados y los del portal B no, es parcelar el mundo en pequeños guetos y correr el riesgo de que el virus pueda hacerse más fuerte,
quizás mutando y quizás invalidando esa futura primera vacuna.
Sabemos
tan poco de cómo se está comportando que unir esfuerzos es la única
forma de vencerlo. Y eso también sirve para los avances médicos. Si hay
vacuna, los países deberían pactar el acceso universal a la misma.
La
vacunación masiva de las poblaciones de riesgo, de todas, de las de aquí
y de las más vulnerables, será la única forma de controlar la pandemia.
Con el covid-19 no sirve el “sálvese quien pueda”. O nos salvamos todos
o no terminaremos de una vez con esto.
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