Otro puto 8 de marzo
Iros a cagar (¿se puede decir iros a
estas horas?) con vuestros eslóganes y vuestras camisetas que huelen a
naftalina. Iros a la mierda con vuestras declaraciones porque es otro
puto 8 de marzo y toca.
Pero vosotras también, con vuestras críticas al
patriarcado que todo lo envuelve, como si fuera el celofán de un regalo
de Navidad. Os podéis ir juntos al puto carajo.
Que se vayan a la mierda los jueces. Y
que cojan de la mano a los mediadores judiciales y también, ay, señor, a
las mediadoras, esas personas capaces de obligarte a reunirte “para
intentar acercar posturas” con el capullo ese que te cogió del cuello,
te aplastó contra la pared y te dijo que eras una puta. Esa tipa que
dice que te haces la víctima.
Que dice que te quedes a solas en una
habitación con ese cabrón que amenaza con quitarte a tus hijos y aun con
cosas peores que no, no quieres ni pensar. Porque si las piensas mucho
tiempo serías capaz de coger una escopeta o un cuchillo jamonero e irte a
buscar a ese depravado en cuanto cayera la noche.
Esa hija de puta que
dice que todo es por tu puta culpa. Por tu pelo rubio. Por tus ojos
verdes. Por tus labios rojos.
Iros a la mierda los que escucháis
palabras que se clavan como navajas, “vas a saber lo que es sufrir”, y
hacen oídos sordos. Porque se las están diciendo a una mujer. Una de
esas que lleva minifalda y el escote hasta el ombligo. ¿Qué se puede
esperar de alguien así? Que la insulten. Que le peguen. Que la violen.
Que la maten. Porque es una puta que enseña las bragas. Porque es una
mujer.
Que se vayan a cagar los que piensan que
las mujeres tenemos la obligación de ser dulces y que tenemos mucha
sensibilidad, como si fuera un defecto que nos empequeñece y nos hace
débiles. A la mierda los que creen que no podemos estar solas, sin un
hombre que cuide de nosotras.
Y que les acompañen los que nos critican
porque no nos da la puta gana de cuidar a nadie más que a nosotras
mismas.
A cagar los que aún creen que las
mujeres que trabajan lo hacen para “ayudar en casa” como si esa casa
fuera exclusiva de ellos, como todas las putas cosas de los hombres.
A la mierda los que cierran los ojos
ante las grandes y pequeñas agresiones diarias, las palabras
condescendientes; a la mierda los cobardes y los socializados, a cagar
los que tienen tan interiorizados los estereotipos que no son capaces
de reconocer un comportamiento machista ni aunque se represente delante
de sus narices.
Y de paso, que se vayan a cagar los que creen que ser
feminista es decir “matriarcado” y “nosotros y nosotras”.
Os podéis ir todos a la mierda porque
nada salvará ya a las ¿14? mujeres muertas, ni a sus huérfanos.
Porque
los asesinos no solo las matan a ellas. Acuchillan también el futuro de
sus hijos, asfixian sus recuerdos queridos, aniquilan sus esperanzas.
Con la muerte de ellas, ellos siegan, arruinan, destruyen, demuelen,
devastan y destrozan a otras personas.
Y a veces también asesinan otras
vidas. Y todo por la puta circunstancia de ser mujer, joder.
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