viernes, 27 de marzo de 2020

Covid-19: La pandemia se propaga por África y se alerta de un desastre humanitario




  • África alberga el 16% de la población mundial, pero solo concentra el 1% del gasto sanitario.
  • Capitalismo extractivista, sequías, conflictos internos y la pesada herencia colonial, someten a condiciones de explotación brutal a la clase trabajadora.

El virus Covid-19 se esparce por el territorio africano. Según el último reporte al momento de escribir este artículo, se reportan más de 1.000 casos en la región, lo cual representaría un grave problema debido al estado general de precarización de los sistemas de salud en la región. Los casos se reportan en países como: Egipto, Sudáfrica, Argelia, Marruecos; siendo en total 40 países afectados y 31 fallecimientos[1], e incluso, ya se detectaron dos casos en Gaza.


Según los datos “África alberga el 16% de la población mundial, pero solo concentra el 1% del gasto sanitario, y, como señala Bloomberg, mientras que países desbordados como Italia tienen 41 médicos por cada 10.000 habitantes, África dispone de dos por cada 10.000 personas.” África cuenta con una población de 1200 millones de habitantes, equivalente al 16% de la población mundial, y concentra otras epidemias tales como el Ébola, Cólera y el Sarampión.


Este continente, además, es asolado por una diversidad de conflictos internos, disputas por tierras para acceder a minerales: “Bajo el suelo de África se esconden, por ejemplo, más del 40% de las existencias del oro, el 55% de los diamantes, el 66% del cobalto y más del 80% del platino[2], un total de un tercio de las reservas minerales del mundo.


 Esta diversidad de minerales indispensable para la producción capitalista explica la imposición de una economía extractivista, la cual se manifiesta en las numerosas minerías y las condiciones de hiperprecarización de sus trabajadores y trabajadoras, además del surgimiento de organizaciones terroristas que se disputan los territorios y un fuerte impacto ambiental que, de conjunto, potencian los desplazamientos.


Según cifras de la ACNUR para finales del 2018 existían 6.335.400 millones de personas refugiadas, siendo las regiones Este y Central las más afectadas. Acá se encuentran “cuatro de las seis situaciones más graves e infrafinanciadas del mundo –Sudan del Sur, Somalia, República Centroafricana y Burundi-”[3]


En Uganda se encuentra uno de los mayores campos de refugiados del mundo, Bidibidi, el cuál para el 2017 albergaba a casi 285.000 personas; en Kenia se encuentra otros dos grandes campos para personas refugiadas: Dadaab con 239.500 y Kakuma con 185.000.


En cuanto al cambio climático esta zona se ve en vulnerabilidad por las sequías frecuentes y la desertificación: “Uno de los ejemplos más gráficos es el del lago Chad, fuente de agua para las más de 70 millones de personas que habitan en los países que lo rodean (…) desde los años 70 ha perdido el 90% de su superficie con el correspondiente desplazamiento de su población en busca de seguridad alimentaria y agua[4] y es que, en la región subsahariana, menos de la mitad de la población tiene acceso a agua potable, según la ACNUR la escasez se debe a “una gran disparidad en la localización de los grandes embalses. Más de la mitad de las grandes presas de África subsahariana se encuentran en Sudáfrica (…) [Además] el desarrollo de la agricultura (…) ha generado nuevos problemas de abastecimiento de agua, particularmente cuando se ha apostado por una agricultura agraria intensiva[5], a esto se le suma los problemas de infraestructura y capacidad del personal médico para abarcar a la población y la presencia de otras epidemias como el Cólera.


Por otra parte, al norte del continente también se viven graves crisis humanitarias, países como Palestina (parte de Asia) y Yemen que son cercados e impedidos de cualquier ayuda por parte de Israel y Arabia Saudí, respectivamente.


Otros como Siria que son asolados por conflictos militares o Jordania por la crisis de migrantes serán duramente afectados con la llegada del virus a sus territorios.



La posible crisis humanitaria que pueda provocar el covid-19 en África sería, en última instancia, provocada por el capitalismo y los procesos de colonización europeos, los cuales dan como resultado la explotación del continente.



Brigada médica cubana llegará a Angola para combatir nuevo coronavirus


 

Unos 256 especialistas y profesionales de la salud de Cuba, integrantes de la brigada Henry Reeve, llegarán a suelo angolano para combatir la propagación del nuevo coronavirus SARS CoV-2, declarado pandemia el pasado 11 de marzo por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Según publica la embajada cubana en esa nación africana en su cuenta oficial en Twitter, los galenos de la mayor de las Antillas se unirán a los esfuerzos que ya realiza el gobierno de Luanda para enfrentar el virus, causante de la COVID-19.

“La Televisión Pública de #Angola (TPA) informa que aproximadamente 256 profesionales de la salud de #Cuba se unirán a los esfuerzos de este país africano para enfrentar el COVID-19. #CubaSalvaVidas”, tuiteó la sede diplomática.

Con anterioridad, el pasado día 23, Sílvia Lutucuta, ministra de Salud de la República de Angola, expresó públicamente la decisión de su gobierno de solicitar ayuda médica a Cuba, debido a la amplia experiencia de los profesionales de la isla en el combate a diversas enfermedades.


En días recientes la nación antillana ha puesto a disposición de países necesitados varias brigadas médicas, las cuales ya laboran en Venezuela, Nicaragua, Belice, Surinam y en la norteña región italiana de Lombardía.


Cuba y Angola establecieron relaciones diplomáticas el 11 de noviembre de 1975, y desde entonces mantienen vínculos históricos forjados en la lucha por la independencia y defensa de la soberanía de la nación africana.


Ambas naciones han desarrollado relaciones de cooperación en sectores como salud, construcción, educación, ciencia y tecnología, agricultura, defensa, energía y recursos hidráulicos.


En Angola prestan servicio más de 800 cooperantes cubanos de la salud y más de mil de la educación, mientras que en la nación caribeña estudian más de dos mil jóvenes angoleños y se han graduado unos siete mil profesionales.







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