En España la ultraderecha no tiene las mismas connotaciones que en
los países europeos.
Vox es el PP destilado. Pero no sé cómo puede
extrañarnos.
Porque como yo, tiene que haber miles en la política. Sin
embargo no parece que se hayan percatado, o no se han atrevido o han
seguido confiados.
Desde luego quienes, en nuestra plena madurez,
asistimos al nacimiento del nuevo Estado en 1978, venimos esperando la
eclosión desde el principio…
Pues a ojos vista era franquismo puro lo que preparaba el terreno
la Ley para la Reforma Política en 1977.
Franquismo puro lo que
elaboraba la Constitución con monarquía.
Franquismo puro lo que daba el
espaldarazo al emérito con el simulacro de Tejero.
Y luego, con simples
amagos socializantes que no han pasado en la práctica de amagos salvo la
exhumación, franquismo puro es lo que ha ido abonando el terreno ya
preparado, hasta ayer.
Lo que quiero decir cuando hablo de eclosión es que, quienes permanecíamos despiertos entonces, no fuimos presa del desconcierto o de la confusión pero tampoco de la ilusión, venimos esperando prácticamente desde el principio el absceso.
En cuanto desaparece el dictador, los administradores del futuro forman una pústula protectora de la ideología franquista que iría aumentando de tamaño. La supuración estaba servida. Sólo era cuestión de tiempo.
Tarde o temprano, con el paso de los lustros o las décadas, surgiría la oportunidad para la salida del pus sin apenas esfuerzo que es VOX.
Porque, como digo en otros escritos, no hemos estado estos 43 años
en manos de conservadores.
Hemos estado controlados por franquistas mal
disfrazados, pero disfrazados. No importa que figurasen otros en la
gobernación.
Los centros neurálgicos del poder real: banca, finanzas, prensa, empresas potentes, Senado, Diputaciones… seguían en sus manos. La comedia política sólo servía para mostrar a Europa y al mundo la cáscara, la pulpa estaba a buen recaudo.
Lo que no sé es si ingenuamente, aunque me cuesta creerlo, porque no han calculado la catadura franquista del enemigo que tenían enfrente, o si, calculándola, se lo han jugado heróicamente todo a una carta.
Pero es que tampoco me queda claro si quienes han estado jugando a la política en los ribetes de las izquierdas lo han previsto o no. Porque si no lo han previsto por falta de visión, (fácil -tantas señales había-), no estaban ni están capacitados para gobernar un país manejado toda su historia por energúmenos y por tramposos.
Pero si lo hubiesen previsto, aunque por dentro, en España, hubieran seguido la corriente de la política tal cual, hubiesen debido anticiparse al menos denunciando por ahí, en los medios extranjeros, las fundadas sospechas.
Pues si nos hubiesen alertado con astucia, la izquierda verdadera se hubiese preparado, hubiese ido tomando posiciones en esa guerra fría sin trincheras, y se hubiese ido haciendo fuerte del mismo modo que el independentismo catalán se ha ido robusteciendo en la medida que su enemigo, el Estado franquista transmutado en falsa democracia, ha ido mostrando su verdadera cara.
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