sábado, 2 de noviembre de 2019

El feminismo y la libertad de prensa atacados por la ultraderecha

Foto: Archivo AmecoPress tomada del twitter de Pikara Magazine
Foto: Archivo AmecoPress tomada del twitter de Pikara Magazine


«Queríamos denunciar el hecho de que se esté dando voz en los medios de comunicación a las ideas de los partidos de ultraderecha, o que de repente aparezca un líder de un partido de ultraderecha dando nombres de personas que cobran ayudas… Todo eso es un caldo de cultivo de extrema derecha que propicia que luego, a pequeña escala, pasen las cosas que han sucedido este fin de semana en Bilbao» 


«Es la tercera pintada que recibo. He vivido la publicación de mis datos personales, incluido mi teléfono, en twitter y la cuenta que lo ha hecho, por mucho que lo he denunciado en varias ocasiones sigue abierta»…«He puesto como seis denuncias a twitter, una denuncia a la Ertzaintza y una querella criminal. 


Y sigue estando abierta»… «La información de mi teléfono se borró dos semanas después de su publicación…


 Desde entonces me envían fotos de penes innumerables, llamadas y mensajes de propuestas sexuales que, obviamente no he pedido y además no me apetecen, eso sí todas de hombres heterosexuales, claro.


 También hay tíos a los que les parece muy divertido meterme en grupos de whatsaap con títulos amenazantes tipo “La Manada”, que incluso tienen cosas de pornografía infantil.


Se están superando todos los límites y lo que me pregunto es cuando van a hacer algo, porque ya están sucediendo cosas muy graves, que constituyen delitos múltiples».


Esta es una de las muchas situaciones de acoso que Irantzu Varela lleva teniendo que soportar desde hace años, un acoso que por no haberse frenado en ningún momento por parte de las autoridades ahora ha llegado hasta la sede de un medio de comunicación.


El pasado domingo el medio de comunicación Pikara Magazine fue víctima de un ataque fascista en su propia sede, la cual apareció ilustrada con una pintada que decía «Putas de Soros».


 Agresión que aparece firmada por las siglas DNJ. Y es que no solo se creen con el derecho de realizar un atentado contra la libertad de prensa, sino que además se atreven a fírmalo.



Denuncia al acoso machista y fascista


La revista feminista Pikara, junto con Irantzu Varela del espacio de formación feminista Faktoria Lila, convocaron en el día de ayer una rueda de prensa para «denunciar el acoso machista y fascista que llevan viviendo desde hace tiempo, y que en las últimas semanas ha pasado de las redes sociales a agresiones más directas, que se han traducido en pintadas insultantes firmadas por grupos fascistas, las últimas la noche del pasado domingo».


«Queríamos denunciar el hecho de que se esté dando voz en los medios de comunicación a las ideas de los partidos de ultraderecha, o que de repente aparezca un líder de un partido de ultraderecha dando nombres de personas que cobran ayudas…


Todo eso es un caldo de cultivo de extrema derecha que propicia que luego, a pequeña escala, pasen las cosas que han sucedido este fin de semana en Bilbao. 


Entre ellas en la redacción de Pikara, pero es verdad que no hemos sido el único espacio atacado. Atacar la sede de un medio de comunicación no es que sea un ataque más grave que cualquier otro, pero es una ataque específico a la libertad de prensa y a la libertad de expresión», explicaba Andrea Momoitio, coordinadora de Pikara Magazine.


Las autoridades no han hecho nada


Y es que este altercado no ha sido un hecho aislado. Otra pintada apareció en la sede de la plataforma de apoyo a las personas refugiadas, llegaron a destrozar un mural antifascista que había en la plaza de Bilbao La Vieja, el espacio Sake, que es un local dedicado a la creación cultural del barrio, también fue pintarrajeado.


 Y todos estos actos vandálicos contaban de nuevo con la firma DNJ, siglas que representan a las juventudes del partido político de extrema derecha Democracia Nacional. «Fue muy curioso porque la policía nos decía que no se podía saber quién había sido…


Y entiendo que es posible que lo hayan pintado otras personas y hayan firmado así, eso no se puede comprobar, pero al menos se les podía pedir que explicaran algo al partido, simplemente que dijeran si habían sido o no…pero al menos que tengan dar una explicación. Y eso es una línea que no han visto ni posible», lamenta Andrea.


El ataque denunciado del pasado domingo es solo la gota que colma el vaso para muchas activistas feministas. Sino preguntarle a Irantzu Varela, creadora del espacio de aprendizaje, creación y acción feminista Faktoria Lila, que lleva más de cinco años recibiendo todo tipo de vejaciones por su trabajo. «Sufro un acoso que empezó en las redes hace cinco años, cuando comencé a hacer vídeos.


Es continuado y siempre he dicho que iba a ir a más y a peor, pero no vemos que haya ninguna respuesta de las autoridades. Nosotras vamos a la policía, ponemos la correspondiente denuncia pero aquí no pasa nada». Una mujer cuyo único delito ha sido ser activista feminista y ayudar a las personas que quieren crear sus propios modelos de serlo, en libertad y sin imposiciones.



 Ha tenido que escuchar y leer, tanto en pintadas como en las redes sociales, insultos machistas e intolerables de todo tipo.


«Violencia machista de manual»

 
«Todo empezó con una pintada al lado de mi antiguo local en el que se decía: “Irantzu Varela sóplame la vela" con una polla dibujada al lado, que ya deja claro la naturaleza de los ataques... 


Directos, personalizados y además van contra la libertad sexual, ósea violencia machista de manual. Luego siguió con una pintada en la puerta de mi antiguo local, que estaba firmada por las juventudes de Democracia Nacional, con una bandera española y aludiendo a la unidad de España.


 Luego unas amigas la borraron y pusieron encima “Eraso bakar bat erantzunik gabe”, (“Ninguna agresión sin respuesta” en Euskera) y, encima de ella, fue donde pintaron alusiones directas a mis datos poniendo Irantzu Varela haciendo referencia a información mía personal que se acaba publicando en twitter» …


 «Mi nombre, mi teléfono, mi matrícula del coche y mi DNI en las redes y, por si no fuera poco, también se dice que soy fascista, que cobro millonadas de lo público…». Así es como Varela tiene que vivir cada día, sin que ningún estamento oficial haga nada para protegerla.


La inactividad de las autoridades y la desprotección a la que se ven expuestas estas mujeres avalan, una y otra vez, la violencia y las barbaridades con las que conviven desde hace ya demasiado tiempo.


«En los diez años de proyecto de Pikara hemos tenido muchos ataques de muchos tipos pero, de esta manera, en la sede de la redacción de medio, es la primera vez que nos pasa. No hemos tenido ningún apoyo institucional, pero sí de los medios de comunicación que nos han arropado mucho.


 Irantzu tiene que ver como nadie hace nada por borrar sus datos de la web, pero para otro tipo de acciones como por ejemplo la página web del Tsunami Democrático rápidamente han borrado la web y han hecho lo que han considerado, pero eso es que no hay voluntad política de hacerlo», lamenta Momoitio.


Información personal publicada en twitter con total impunidad


Y es que desde hace unos años están surgiendo radicalismos exacerbados, provocados y legitimados por ciertos partidos políticos, que quieren hacer suyo este país. Personas que se creen en poder de la verdad única y verdadera. Personas que no toleran a todas y todos aquellos que son diferentes a ellos.


La tolerancia, la diversidad, lo plural pero, sobre todo, la igualdad de las mujeres parece que con ellos no va. Como las valientes Andrea e Irantzu han expresado, una vez más, hay que enfrentarse a estos grupos que día tras días demuestran lo peligrosos que pueden llegar a ser, para la igualdad y el respeto, su intolerancia y violencia.


 Comenzaron con pintadas, publicaron información privada y personal de una persona en las redes sociales y ahora atentan contra la libertad de prensa y de expresión atacando a un medio de comunicación intentando coartar la libertad de sus redactoras.


¿Qué será lo siguiente?


Artículo publicado en AmecoPress Por Carolina Domínguez González-Besada





 
 
 

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