Mientras los veraneantes que quedan
en la coqueta Biarritz hacen cola para comprar un par de bolas de helado
junto a la gran playa de la localidad vascofrancesa y los surferos
cazan olas, una tanqueta negra de los RAID de la Policía Nacional de
Francia patrulla el centro de esta ciudad de 25.000 habitantes. Al
doblar la esquina aparecen motoristas de la Gendarmería y un poco más
allá se ven furgonetas antidisturbios por doquier.
Gran despliegue de unidades policiales en la localidad costera
Al pasear hay que
tener cuidado para no golpear con la mochila el cañón de la metralleta
del agente apostado en la esquina. Los militares hacen estiramientos en
sus garitas. También se ven perros y artificieros. La llegada de los
principales líderes mundiales para el G7 de este fin de semana ha
parecido traer la antesala del fin del mundo a esta ciudad balneario.
Señal indicando la entrada en la "zona roja" y alertando de la necesidad de portar una 'badgé'
En los alrededores de Bellevue y del Hotel du Palais se
ha instalado una "zona roja" en la que no se permiten los coches –salvo
llamativos Ferraris y Cadillacs-, todas las calles están valladas e
incluso tapadas con lonas negras de gran altura y hay preparados
controles como los de un aeropuerto que serán activados en cualquier
momento.
Algunos carteles alertan de que sólo se permitirá el paso con
una autorización expresa o 'badge' (credencial). Un repaso a los
aparcamientos muestra que la mayoría están cerrados y se ha prohibido el
uso de billetes en muchos lugares y cajeros. Ni el cine del centro
pondrá películas en los próximos días.
Figura de Trump en la entrada de un establecimiento
El carísimo Hotel du Palais será el alojamiento de Donald
Trump, Angela Merkel y los demás. Allí hay platos de 60 euros en la
carta. A su alrededor sólo hay policías, militares y furgonetas negras
con los cristales tintados de matrículas de todos los países. Hay una
excepción. Una pareja de agentes armados se acerca a un Range Rover gris
con placas locales. Su maletero y las puertas abiertas les delatan.
El señor Gueudin, con su hijo, preparándose para huir de Biarritz
Su dueño es el señor Gueudin. Explica a los agentes que
enseguida dejará libre el hueco para la Vito que ya maniobra por detrás.
Lleva en brazos a un bebé y muestra un maletero lleno hasta las
cartolas.
Su mujer está metiendo también cosas en el interior y el
abuelo parece inquieto. "Nos vamos de la ciudad", explica amablemente
mientras ultima el viaje. Su casa, justo al lado del punto neurálgico
del G7, es una zona más que roja. El resto de vecinos parecen haber
huido ya a tenor de las persianas bajadas y de la ausencia de vida.
La "zona roja", vallada y , con un panel indicando que la mayor parte de los aparcamientos están cerrados
Unos metros más allá, detrás de unas lonas negras, un
joven atiende su comercio de ropa.
El dependiente vive en la "zona
azul", con seguridad algo más relajada y posibilidad de aparcamiento,
pero trabaja en la "zona roja". Nadie le ha informado de que la entrada
de su comercio iba a estar vallada y tapada. "Ha sido una sorpresa verlo
esta mañana", confiesa.
Más que enfadado, se le ve resignado por las
circunstancias. "No ha venido nadie en todo el día", explica a los
periodistas. Si este viernes se repite la situación, bajará la persiana y
probablemente abandone también Biarritz.
Para el empleado, la situación
generada en la ciudad parece la de París tras los atentados de 2015.
Muchos colegas que viven fuera han tenido enormes dificultades para
llegar a trabajar, comenta.
"No sé si esto va a servir de mucho pero sí sé que ha
costado mucho dinero. Ese dinero se podía haber destinado a otras
cosas", lamenta. Como él, los tenderos de su calle navegan por Internet
para matar el tiempo.
Otros han escrito en sus pizarras que desafían al
apocalipisis y abrirán durante el G7 para sus clientes. Uno de ellos
incluso se ha atrevido con un Trump de cartón piedra ondeando una
bandera de las barras y las estrellas. Se espera en las próximas horas
el aterrizaje del Air Force One.
https://www.eldiario.es/norte/euskadi/Biarritz-blindada-espera-G7-
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