Has caído muy bajo
Con tu sonrisa ingenua e infantil contestas a todas las preguntas que
te hacen en diferentes programas para promocionar esas entrevistas tan
disparatadas y parciales que realizas. Es tan infame tu trabajo que un
día, alguna persona cercana te lo recordará.
Te posicionan en el altar
del periodismo y no eres más que un títere al que no le importa llenar
sus bolsillos con el dolor que distribuye e incentiva tu trabajo.
Tienes todo a tu favor. Todos los medios, un equipo de trabajo amplio, la posibilidad de poder utilizar todas las herramientas que quieras y, por tanto, en tus manos, toda la información que quieras. Pero tienes dos cosas en tu contra; tus jefes, y tu poca vergüenza.
En la entrevista con Maduro, has sido incapaz de hacer una sola pregunta o comentario alguno sobre la injerencia de EEUU sobre el pueblo venezolano, y sobre la presión económica ejercida hasta ahogar su desarrollo. Pero, por otro lado, haces ataques continuos sin ningún fundamento, dejándote llevar por un “mandato concreto y directo”: intentar convencer a toda la audiencia de que el presidente de Venezuela es un impresentable y que hay que echarle.
. Hasta el presidente te lo cuenta, pero tú pareces no querer saber nada de las verdaderas causas de la pobreza. Parece mentira que no sepas cómo se producen ahora los golpes, cómo crean a través de la teoría del caos un clima de insolvencia y hasta de terror en los países elegidos.
Pensé dejarte datos aquí para que los leyeras, pero no lo voy a hacer. Lo hago casi siempre en mis escritos, es decir, respaldarme con documentos, información contrastada y muchos informes. No lo voy a hacer porque lo sabes. Sabes lo que está ocurriendo pero prefieres cobrar, aunque ello conlleve una posible invasión, y respaldas al opresor y encima vas de periodista solvente.
No hacer ningún comentario de quién es Juan Guaidó, dónde ha
estudiado y cómo ha llegado…, donde ha llegado, dice mucho de ti y de tu
trabajo. Y sigo diciéndote que lo sabes, pero prefieres cobrar.
Yo tengo toneladas de información con la cual cualquier periodista con ánimo de informar y presentar una realidad más objetiva, plantearía, sin duda alguna, otros interrogantes. Pero tu trabajo en favor del asedio y del capitalismo más ruin ha tocado techo.
Has tocado el cielo con tus manos. Pero no ese cielo limpio y azul, sino aquél donde llegan los que van a rezar todos los domingos y luego disparan con sus palabras.
Has vuelto a protagonizar un capítulo importante en favor del
desprestigio de los medios.
Tu ataque de ayer solo lo puede realizar alguien al que no le importa enriquecerse (sea como fuere) por realizar “un trabajo bien hecho”.
Y, créeme, hiciste un gran trabajo. Para el poder.
Para el más deleznable de los imperios y para que la guerra continúe.
NO A LA OTAN, BASES FUERA
Joséluis Vázquez Doménech
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