Palacio da Pena, en Sintra (Portugal)
Buen clima, mejores playas y un coste de vida
comparativamente bajo.
La República Portuguesa mantiene un régimen fiscal muy favorable para
los extranjeros que se establecen en el país, a cambio de atraer su
capacidad de consumo. La medida data de los tiempos de la crisis y se
mantiene a pesar de las críticas internas y externas. La nieta de Franco
ha cambiado su residencia a Portugal seducida por los beneficios del
país.
Tres anzuelos a los que Portugal pone un cebo de
categoría selecta: el régimen fiscal aplicable a los Residentes No
Habituales (RNH). Explicado sin tecnicismos, uno de los regímenes impositivos más benévolos de Europa
para las personas extranjeras que se establecen en el interior de sus
fronteras.
La ganancia es doble: la República vecina atrae el consumo
exterior, mientras los nuevos residentes se ahorran impuestos tanto en
su país de origen como en el de destino.
Casi una década
después, cuando Portugal ha dado la vuelta a su situación y presenta el mayor crecimiento del siglo (un 2,7 por ciento), aquella solución se mantiene vigente.
Más de 10.000 foráneos de 95 nacionalidades diferentes han mudado su residencia a Portugal en los últimos años, según las informaciones que publican a cuentagotas los medios lusos, habida cuenta de que no existen datos oficiales actualizados de una medida cuyo alcance exacto se mantiene en la penumbra.
Quienes se desvían por este camino fiscal están exentos
de pagar, durante los primeros diez años de residencia en Portugal, el
llamado IRS (Impuesto sobre la Renta de las personas Singulares, el
equivalente al IRPF español) de aquellos ingresos que provienen de
fuera.
Además, para determinadas profesiones existe una tasa fija del 20
por ciento para los beneficios logrados en el país luso. En suma, se
produce una doble no imposición, una especie de paraíso fiscal (temporal
y condicionado) en materia impositiva.
Quienes logran el estatuto RNH
quedan automáticamente exentos de pagar impuestos por su pensión tanto en sus países de origen como en Portugal,
dado que este tratado fiscal bloquea la legislación al respecto del
Estado de origen del dinero y la República portuguesa, mientras hace
caja con su poder adquisitivo, tampoco les cobra.
Las estadísticas más recientes de la administración
tributaria lusa, referidas a 2016, recogen que el régimen de residentes
no habituales supuso ese año para las arcas públicas un coste de 350
millones de euros (la cantidad que dejó de ingresar de IRS), una cifra
que en 2015 se quedó en los 155 millones de euros y que no hace más que
crecer.
Pero la opacidad sobre los guarismos es manifiesta: precisamente
en 2015 la Inspección General de Haciendo realizó una auditoria sobre el RNH que no se ha hecho pública.
Jubilados, famosos y grandes fortunas
La tercera edad del Norte de Europa es quien mejor se
ha aprendido el atajo hacia la ‘Florida de Europa’, como llama a
Portugal la agencia de noticias económicas Bloomberg.
Animadores para
dar el salto no faltan, según se deduce de un video que Deloitte dirige a su clientela
y en el que esta consultora subraya que el régimen fiscal aplicable a
los RNH “permite a cualquier ciudadano, independientemente de su
nacionalidad, disfrutar del clima portugués mientras se benefician de un
régimen fiscal atractivo”.
Y las jubiladas y jubilados no son los únicos
seducidos por el país vecino, que paulatinamente suma famosos a su lista
de residentes. El último rostro de portada que ha trasladado su
residencia al otro lado de la frontera es Carmen Martínez Bordiú.
La nieta del dictador Francisco Franco aduce un cambio de aires que le
permita alejarse de las múltiples polémicas surgidas desde la muerte a
finales de 2017 de su madre, Carmen Franco, la única hija del caudillo: la exhumación de los restos del caudillo del Valle de los Caídos, la retirada del ducado de Franco y la expropiación del Pazo de Meirás.
“Quiere vivir en un entorno natural, alejada de las grandes ciudades”,
ha explicado la periodista Beatriz Cortázar, autora de la exclusiva.
Aparentemente, ni rastro del cebo fiscal.
“Existe la idea romántica de que los extranjeros
vienen a Portugal porque el país está de moda y es muy bonito. En
general, la motivación principal siguen siendo los beneficios fiscales”,
ha afirmado en el digital Dinheiro Vivo
Vincenzo Scorcella, agente inmobiliario.
El Servicio de Extranjeros y
Fronteras del Gobierno portugués indica que la principal razón por la
que las nacionalidades francesa e italiana estén en la lista de las más
habituales en Portugal reside en la percepción de ser un país seguro y también en las ventajas fiscales.
Que la llegada de rostros conocidos no es para nada
casual lo confirmó el que fuera secretario de Estado de Asuntos Fiscales
cuando se aprobó la medida, Carlos Baptista Lobo: “Recuerdo que, en las
discusiones preparatorias, y de forma jocosa, se determinó como meta
atraer a la persona que más celebridad había adquirido en el mundo:
Madonna”, escribió años después en Jornal Económico.
La cantante estadounidense tiene residencia en Lisboa desde octubre de
2017, cuando consiguió un permiso especial tras reunirse con la ya
exministra de Administración Interna, Constança Urbano de Sousa.
Y de la tercera edad y los famosos, a las personas con gran poder adquisitivo. Así publicita la consultora Price Waterhouse Coopers en una de sus publicaciones, en las que habla de “turismo premium” y del interés por atraer “a ricos y a sus familias”.
El régimen fiscal aplicable a los RNH “tiene como objetivo atraer a no residentes que ejerzan actividades de alto valor añadido u obtengan ingresos de la propiedad intelectual,
industrial o know-how, así como beneficiarios de pensiones obtenidas en
el extranjero, siendo aplicable por un período de diez años
consecutivos”, resume la Autoridad Tributaria y Aduanera, organismo que
en un principio criticó la medida.
Para poder acogerse a las deducciones, motivación que no suelen reconocer quienes se mudan a Portugal, hay que vivir por ley al menos 183 días en Portugal o bien a poseer una vivienda, en propiedad o alquilada, con intención de convertirla en habitual.
Una medida en entredicho
El Gobierno socialista de José Sócrates, el
presidente que estuvo nueve meses en prisión y está acusado de varios
delitos de corrupción, fue quien aprobó esta figura tributaria, que sin
embargo no se puso en marcha de manera efectiva hasta 2012, ya con el
Gobierno de colación entre el PSD y el CDS dirigido por Pedro Passos
Coelho.
La intervención de la troika la dejó indemne y, al menos de
momento, también la mantiene el Ejecutivo socialista de Antonio Costa, que gobierna en minoría apoyado por un crisol de tonalidades ideológicas que incluye a los comunistas, la izquierda alternativa, los verdes y los animalistas.
Con el popurrí de siglas y de intereses que gobierna
el país desde hace casi tres años, un hecho inédito en la historia
reciente portuguesa, y las próximas elecciones legislativas cada vez más
cerca (octubre de 2019), han comenzado a tomar fuerza las posturas críticas que pretenden terminar con el régimen fiscal aplicable a los Residentes No Habituales.
Ya el año pasado, el ministro de Finanzas, Mario
Centeno, propuso una modificación para un crear un mínimo tipo
impositivo para los jubilados extranjeros. El presidente Costa la
bloqueó, pero el debate sigue sobre la mesa.
Así lo confirmó Centeno,
también actual presidente del Eurogrupo, al ser preguntado el pasado mes
de abril por las numerosas críticas recibidas por parte de sus socios
europeos por mantener susodicho trato fiscal: “Seguimos estudiando una
solución”, afirmó en una entrevista concedida al Jornal de Negócios.
El Bloco de Esquerda, uno de los apoyos principales de ese Gobierno en minoría, ya ha anunciado que quiere que el RNH desaparezca de los presupuestos generales del
próximo año por dos principales razones: por ser una competencia fiscal
agresiva frente a otras jurisdicciones y por entrar en colisión con los
principios de justicia fiscal.
Desde esta formación de izquierdas se
relaciona el atajo fiscal con “la especulación en el mercado inmobiliario".
Las críticas que recibe Portugal por su beneplácito
con las personas extranjeras que se establecen en sus fronteras también
llegan del exterior. Según los datos que manejan las autoridades de
Finlandia, el año pasado hubo 500 pensionistas finlandeses viviendo en
Portugal, mientras que en 2014 no llegaban a la mitad (247).
Tanto
Finlandia como otros Estados, caso de Suecia, han hecho públicas sus
críticas a la legislación portuguesa. De hecho, Finlandia ya ha firmado
un nuevo acuerdo con el Estado portugués (que aún no está en vigor) para
que las autoridades fiscales finlandesas puedan gravar los ingresos de
los pensionistas independientemente de que residan en Portugal.
Suecia
amenaza con ir en el mismo camino.
La cuestión es que el Derecho fiscal internacional no se adaptó a un modelo de movilidad de los pensionistas. Portugal prevé este movimiento y no puede por lo tanto ser castigado por ello”, defiende Carlos Baptista Lobo la legislación, a la que define por su “confianza y estabilidad”.
https://www.publico.es/economia/famosos-ricos-jubilados-huyen-portugal-pagar-impuestos.html
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