Un
discurso a favor de un plebiscito contra la inmigración de los
musulmanes y personas de habla no inglesa del “tercer mundo” con
referencias al nazismo generó hoy una ola de condenas en Australia.
El
nuevo senador Fraser Anning, del partido Katter’s Australia, causó el
escándalo anoche al proponer el plebiscito como “solución final” a la
inmigración, expresión que remite al plan de exterminio de judíos del
Tercer Reich.
“La
solución final al problema de la inmigración es por supuesto el voto
popular”, dijo Anning, representante de una zona rural del noreste
australiano.
El
senador, que debutaba en la Cámara Alta, invocó también el retorno de
la política de la Australia Blanca, que se implementó entre 1901 hasta
finales de la década de 1960.
“Como
nación tenemos derecho a insistir que quienes vienen aquí reflejen
predominantemente la histórica composición europea-cristiana de la
sociedad australiana”, señaló.
El
senador también aseguró en su intervención que existe un alta tasa de
criminalidad, terrorismo y dependencia de las ayudas sociales por parte
de los musulmanes.
Sus
palabras motivaron hoy una serie de condenas en el Parlamento,
incluidas las del primer ministro, Malcolm Turnbull, y del líder de la
oposición, Bill Shorten, que se unieron para defender la
multiculturalidad del país.
“Aquellos
que tratan de demonizar a los musulmanes debido a los crímenes de una
pequeña minoría solo ayudan a los terroristas”, dijo Turnbull que
defendió la necesidad de “condenar al racismo” pese a que ello pueda dar
“oxígeno a la estupidez”.
“La
plaga de la discriminación y el racismo no es nueva”, añadió Shorten,
que criticó el uso del término “solución final” porque alude “a la
deshumanización y asesinato de millones y son palabras que evocan miedo,
dolor y trauma en la diáspora de familias en todo el mundo”.
En
la sesión en la Cámara Baja la laborista Anne Aly, nacida en Egipto,
derramó lágrimas al decir que está “cansada de luchar contra el odio” y
el ministro de Inmigración, Peter Dutton, defendió “la bondad” de la
vasta mayoría de personas de todo el mundo que se afincan en Australia.
Ante
las críticas, Bob Katter, líder de Katter’s Australia y cuyo abuelo
paterno era libanés, salió en defensa de su partido al asegurar que “no
somos racistas, somos australianos”, y elogió a su compañero.
“Su discurso fue absolutamente magnífico y es todo lo que este país debería estar haciendo”, dijo Katter a la prensa.
A
la vez, Anning negó hoy que quisiera hacer ninguna referencia al
régimen nazi con la expresión “solución final” y aseguró que ni se
arrepiente ni piensa disculparse por lo dicho.
El
debate sobre la inmigración está presente de forma habitual en la vida
política de Australia, donde en los últimos años ha habido una escalada
de ataques a la comunidad musulmana provocada por varios atentados
cometidos por extremistas islámicos.
Australia
tiene 25 millones de habitantes, de los cuales un 49 % nació en el
extranjero o uno o ambos padres son foráneos, y un 2,6 % se identifica
como musulmana, según el censo de 2016.
Datos
oficiales de 2017 muestran que India y China aportan la mayoría de
inmigrantes en las dos últimas décadas en Australia, donde existe una
cuota anual de aceptación de inmigrantes de 190.000 personas pero que el
año pasado rondó los 165.000.
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